Siguiendo anteriores reflexiones sobre lo más hondo que habita en nuestros corazones, y cómo se manipula exteriormente, traemos un nuevos post para la sección, Pensamiento, del blog Ancile; esta vez bajo el título: Ideólogos y falsos dioses de la intención última.
IDEÓLOGOS Y FALSOS
DIOSES DE LA INTENCIÓN
ÚLTIMA DEL CORAZÓN DE
LOS HOMBRES
Cuando digo que tratan de robar
aquella fuente más profunda de vida en el corazón de los hombres, me refiero a
que los intereses generados por los más perversos ideólogos, de manera
consciente o inconsciente, hurtan la capacidad, predilección y tendencia a la
búsqueda interior de la verdad perenne a la que aspiran los espíritus
inquietos. Quieren impedir, como falsos dioses de los cielos, que se levanten
las voces de aquellos que habían penetrado más allá de la conciencia misma de
los dioses en pos de entender el vacío que es fuente de toda vida y de toda
conciencia verdadera.
Se
pone un especial énfasis, ya digo, consciente o inconsciente, en impedir el
regreso de los que, habiendo reconocido el poso de verdad que habita muy dentro
de nosotros mismos como vía de comprensión de la vida para renovar el mundo,
con el fin de dominar a través de la ignorancia de lo más valioso que en cada
cual habita. La enajenación ideológica encarece el yo, haciéndonos creer que
somos en virtud de las ideas que alimentan (o mejor envenenan) nuestro
espíritu, ser partícipes en algo más grande que nosotros mismos, lo cual nos
hará prevalecer sobre el que no sea sustentado por sus, en realidad, falsedades.
Las
ideas políticas (qué lejanas de aquella aspiración justa aristotélica, de
servicio a los demás) se centran en la consecución del poder (paternal) del
Estado. Acaso sea esta ilusa huida de la profunda verdad que subyace en lo más
hondo de nosotros, provocada por el humo y artificio de lo ideológico-político,
una incompetente evasión de la llamada más honda del corazón y espíritu humanos.
Se
diría que, sin haber navegado en la inmensidad de nuestros ser, pretendiesen
los embotados por la idea política hacernos creer que ellos son la verdad que
nos asistirá en las necesidades y catástrofes, como si en verdad pudiesen venir
y rescatarlo de cualquiera de sus tribulaciones, haciéndolos en realidad en sus
prisioneros.
El
mítico o trascendente intento de unir lo divino y lo humano expuestos en el
mito y en el símbolo, tratan de ofuscarlos manteniendo una frontera
insuperable, cuando en realidad son la misma cosas. El ideólogo es el
oportunista que pretende mantener siempre abiertas las distancias para beneficio
propio, invistiéndose como el principio necesario para el progreso y para el
cambio, cuando en realidad es la negación de la virtud y la muestra más patente
de la degeneración humana: el político.
El
don que deviene de las profundidades de cada cual se pervierte y se racionaliza
para su anulación y tratar de vender la necesidad del héroe (político) que será
quien renueve el mundo. Mas aquellos que denuncian tal tropelía y engaño, serán
relegados al ostracismo, cuando no al intento decidido de exterminio. Por eso,
hemos de saber, quiénes estamos convencidos de la fatua invención, que estamos
sometidos tanto al encuentro como a la separación: encuentro decidido con
nosotros mismos, separación de los que quieren hacer imposible dicho encuentro.
Seguiremos
indagando sobre esta y otras cuestiones análogos en posteriores entradas del
blog Ancile.
Francisco Acuyo
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