Para la sección Pensamiento del blog Ancile Traemos un nuevo post que lleva por título: Poesía: Mito y mística del número, y que es un fragmento de una obra que está en gestación cuyo título genérico es: Del ser en la belleza (matemáticas y poesía).
POESÍA: MITO Y MÍSTICA DEL NÚMERO
AHORA sabemos, como en otro
tiempo lo hicieron la matemática y la lógica, que la poesía ha hecho, en virtud
del extraordinario dinamismo de su configuración y de sus complejas y profundas
estructuras, indistinguibles las fronteras entre el mito, la mística y el
número (cuantitativo y, sobre todo, cualitativo que lo conforman); así, las
ideas, las imágenes, los símbolos, las formas acaban todos por conformar el eïdolon (la apariencia viva, la imagen
palpitante) mediante el que establecer la ley que gobierna su disposición
formal (acaso como en la matemática), ley en la que se reitera el motivo formal
que nos avocará al ritmo, a la simbología, a la proporción y la simetría, que
hacen del discurso poético verdadero, en su ejercicio creativo, algo en verdad
único y genuino.
En
virtud de la afinidad de los ritmos propios del espíritu es posible la
sincronía que es aneja a los que propios del universo, haciéndolos a través del
número y en integración singular, indistinguibles; ritmos que nos hace soñar
con el número del Alma del mundo
(Platón).[1]
El principio de Analogía hermana, sin duda, a la matemática y la poesía, si en
verdad, todo está ordenado por el número, y donde el alma es con la naturaleza
en todo a sí misma parecida.
Si
toda la matemática está constituida por
las proporciones entre cantidades, y que su fuente y sus elementos se resumen
en la esencia de la proporción,[2]
parece obvio que, a dicha proporción, no es ajena la poesía, incluso en la
diversidad con la que tantas veces nos desconcierta:[3]
así, con la acentuación más expresiva o con la metáfora más audaz hacen
presencia las proporciones más excelsas y las más certeras y concertantes
euritmias.
La
palabra y el número han jugado y contado, según la cultura, con virtudes
extraordinarias. La poesía ha conjugado a la perfección el poder y el fascinum de ambas para el conocimiento y
reconocimiento del alma en el mundo, y donde, incluso, lo material se trasluce
en conocimiento o, mejor, en singular e integrador entendimiento. Cuando
decimos que la realidad (física) exterior, descrita por la matemática del cuantum, no tiene una existencia permanente, como tampoco forma, sustancia ni
posición[4], y que no
puede concebirse sino es a través de la imagen o el símbolo abstracto, y cuya
entidad real no es sino probabilidad -potencia creativa-, todo ello nos acaba
por recordar en particular remembranza el impulso creativo integrador del que
el lenguaje poético es claramente susceptible. La energía potencial del número
poético emparenta con la del número matemático probabilístico que trata de
establecer leyes en el mundo del caos en el que se sustenta la manifestación
más evidente de creación: la vida.
Francisco Acuyo
[1] Platón:
Obras Completas, Timeo, Aguilar, Madrid, 1987.
[2] Théon,
en Ghyca, M. C.: Opus. Cit. Pág. 56.
[3] Acuyo,
F.: De la proporción en lo diverso, opus. Cit.
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