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sábado, 27 de febrero de 2021

EL CUERPO DEL VENENO, DE INMACULADA LERGO

Traemos hoy, para la sección Editoriales amigas, del blog Ancile, un nuevo post que recoge  una semblanza de la autora y de la obra y, finalmente una selección de poemas de muestra del libro El cuerpo del veneno, de Inmaculada Lergo, publicado por la editorial  Point de Lunettes, en la colección Esquenocomo, serie azul en su número 68; editorial, decimos, de referencia nacional tanto por la calidad de sus obras como por la cuidadísima edición de las mismas.  En este caso proponemos la adquisición y lectura de este libro de poemas exquisito con el que estamos seguros disfrutarán enormemente.


El cuerpo del veneno, de Inmaculada Lergo



EL CUERPO DEL VENENO, 


DE INMACULADA LERGO



El cuerpo del veneno, de Inmaculada Lergo




LA AUTORA



Inmaculada Lergo (Sevilla, 1957), licenciada en Geografía e Historia y Filología por la Universidad de Sevilla, es doctora en Filología hispánica y, desde 2013, miembro correspondiente de de la Academia Peruana de la Lengua. Está especializada en el ámbito de la literatura peruana e hispanoamericana, con especial incidencia en poesía así como en el concepto de antologías y canon literario, con diversas publicaciones en este ámbito y ediciones de los escritores peruanos César Vallejo, Carlos Germán Belli y Rosa Arciniega; así como de la argentina Olga Orozco, entre otros. Igualmente cuenta con poesías y textos de creación en antologías y revistas. 

Colabora en cabeceras como Los Lunes del diario digital <elimparcial.es>, Mercurio, Clarín y otras. Es directora de la revista Entorno Literario y codirectora de Mediodía. Revista hispánica de rescate, de la editorial Renacimiento, además de jurado en diversos premios literarios, entre los que se cuenta el Cervantes de Literatura (2014) o algunos premios de la editorial Hiperión, como el Antonio Machado, Ciudad de Valencia o Jaén de poesía. Ha sido profesora de Instituto y de la Universidad de Sevilla, y actualmente dicta cursos en la Universidad de Piura (Perú).



INMACULADA LERGO DEBUTA EN LA POESÍA

CON EL CUERPO DEL VENENO

LA OBRA



Tras una dilatada trayectoria de editora y crítica literaria, Inmaculada Lergo saca a la luz el volumen titulado El cuerpo del veneno, su primer libro de poemas editado por el sello Point de Lunettes (Sevilla, 2021). Sus páginas demuestran la capacidad que tiene el lenguaje para poetizar reflexiones cotidianas, combinando en este caso la precisión, la pasión y una particular elegancia expresiva.

El cuerpo del veneno responde a la perplejidad que produce la vida, sus bofetadas y sus caricias, el entusiasmo y el absurdo y, sobre todo, el dolor humano inevitable. Tanto desde la contemplación de la realidad como desde la introspección, la autora se asoma a los contrastes del mundo y de la propia existencia: el dolor y la alegría, la maldad o el amor; abordando también la necesidad del acto mismo de escribir. 

El volumen reúne impresiones y sentimientos personales que son intemporales y universales, con dos focos dominantes: la búsqueda de la serenidad y el equilibrio ante la devastación que provocan el paso del tiempo y la desesperanza; y una añoranza tranquila y resignada de intensidad vital, de goce de la aventura. Sin faltar, por otro lado, el amor y el placer de la carne.

El poeta Antonio Carvajal, Premio Nacional de Poesía, ha escrito del libro: “te desases de toda supuesta trascendencia impuesta y te quedas, moralmente limpia de mentiras, en tu libre y sola condición humana. Por ello mi voluntad se te rinde, pues no te engañas, sufres y gozas, cantas y esperas, y no te asustan los nombres exactos de las cosas, hongos, tripas, fango, casa, verdad, felicidad… la vida. Qué excelente ejercicio para activar las potencias del alma”.

A nivel formal, El cuerpo del veneno, estructurado en cuatro capítulos equilibrados más un “Estrambote” que lo cierra, muestra una gran variedad, moviéndose desde el endecasílabo y el heptasílabo con rima asonante al soneto, el romance o el poema en prosa; así como dentro de una pluralidad de tonos y registros, provenientes de una gran amplitud de lecturas.

 



POEMAS





Dichoso el árbol


 
Dichoso el árbol,
porque saca su fuerza de la tierra
ciega, de aquella roca virgen libre
de ese germen de culpas y de exilios
de un Génesis marcado por el golpe
de la quijada de asno ensangrentada.
 
Dichoso el árbol, porque
nace sin la ambición de ser luz
en la selva o sombra en el desierto,
crece sin violentar la vida y muere
sin glosar el sentido de destino
que la maraña de sus ramas tiene.
 
Dichoso el árbol, que ignora el vuelo
del águila soberbia y solitaria
y el desdén laborioso
de la hormiga, pero escucha
el silencio que guarda
la piedra que sostiene su opulencia.
 
Regálame el saber de tu equilibrio
lejano a la altivez de la palabra
que es dios del bien y el mal;
libérame del hilo de la araña,
y del escepticismo que florece
al borde del camino
cuando los años pasan.
 
 
 

 
 
Respuesta a Manuel García
 



Por dibujar el filo de mi sombra
y no sentirme raramente extraña,
y la palabra no se quede sola,
y no ser sola yo con mi garganta,
porque me hace feliz, porque me duele
y lloro sin querer, porque empapada
quiero tener la piel de otras verdades,
y seca la razón, y agria mi almohada
de vallejos, daríos, federicos,
macondos, utopías y comalas,
reyertas de quijotes y de sanchos,
arroyos y silencios, mar y fraguas…
Porque no falte sangre en el veneno,
porque me quiero ahogar en esas aguas…
 
Mientras mira su copa de aguardiente,
¿por qué escribes?, mi amigo me pregunta,
se cala su sombrero, y luego calla.
 
 
 
 
 
Impostura
 

  

Qué harto estoy de luchar!...
Manuel Machado
 
Qué harta estoy de pensar
si hago bien o si hago mal,
si tiene sentido todo,
si este mundo es mi lugar.
 
Qué harta estoy de reír
para creerme capaz
de esquivar todas las sombras
que nunca quiero abrazar.
 
Qué cansada manteniendo
la impostura de una insana
felicidad.
 
Qué harta estoy de soñar…
 
 
 
 
 
 
Mudanza


 
Es mi nueva casa (me gusta pensar),
pero en realidad
recoge los restos –aunque bien dispuestos–
de aquellos naufragios que escriben ahora
mi nueva verdad.
 




 
 
 
En el nombre de la vida




Gira, asciende, enloquece, pensamiento.
José Hierro
 



 
Ven conmigo a romper de las ventanas
ese cristal que ejerce con sigilo
su papel de protector y guarda
del vendaval del mundo y su peligro.
 
Ven conmigo a saltar aquellos muros
que vigilan insomnes por si el vuelo
del águila nos llama. Nunca supo
cantar entre barrotes el jilguero
 
ni la espuma del mar hacerse nieve.
Ven amor, a que duela de la lluvia
el roce, a tensar los hilos del deseo,  
 
 a que las ramas nos golpeen la frente.
 Ven, corre, danza, grita, en torno salta
 de la hoguera que pronto será hielo.
 
 
 
 
 
 
La fruta verdadera



 
                                   A Santiago Castelo


 
Toda roja y repleta de belleza
en su octubre se abre la granada,
y ofrece su lujuria reservada
a quien sabe gustar de su tibieza.
 
Mientras la tierra con sopor bosteza
las horas del estío, ella, cargada
con la pulpa que espera la llamada       
del placer, desconoce la tristeza
 
del otoño y es miel en su experiencia.
Lejos quedó la flor de primavera
que, si hermosa, no fue más que apariencia
 
de un instante fugaz, que no existiera
sin la sola razón de darle esencia
y esplendor a la fruta verdadera.






Inmaculada Lergo,
De El cuerpo del veneno







El cuerpo del veneno, de Inmaculada Lergo


 

viernes, 26 de febrero de 2021

LOS COMPONENTES FANTÁSTICOS Y MÍTICOS DE LAS CREENCIAS PARA UNA FUNDAMENTACIÓN RACIONAL DE LAS MISMAS


Abundando sobre la cuestión de la razón y la trascendencia traemos un nuevo post para la sección Pensamiento, del blog Ancile, esta vez bajo el título: Los componentes fantásticos y míticos de las creencias para una fundamentación racional de las mismas.





Los componentes fantásticos y míticos de las creencias para una fundamentación racional de las mismas. Francisco Acuyo


 
LOS COMPONENTES FANTÁSTICOS Y MÍTICOS
 
DE LAS CREENCIAS PARA UNA FUNDAMENTACIÓN
 
RACIONAL DE LAS MISMAS
 
 
 
Si partimos de argumentaciones sobre la creencia en muchos de nuestros relatos al respecto de la fe cristiana, es sin duda porque es la que mejor conocemos, es innegable que estamos influidos por la cultura del cristianismo, con sus luces y sombras, y que por lo tanto nos son especialmente útiles para nuestros intentos expositivos.

            En cualquier caso las fuentes evangélicas son de mucho interés para el caso que nos ocupa, al margen de saber también que no es posible distinguir cuales son los elementos históricos fiables de los que acaso no sean sino mera fantasía. No es asunto baladí que los Evangelios ortodoxos o sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas y Juan) fuesen transcritos por personajes que no conocieron a Jesús vivo, sin contar los innumerables materiales perdidos, y el posterior reconocimiento de fuentes que acaso tuvieron el mismo peso que los Evangelios hasta hoy reconocidos; todo lo cual hace pensar con razón en lo criterios de selección que hubieron de seguir estos autores. Pero en modo alguno rechazamos nosotros la especialidad de estos textos sagrados, aunque no resulten biográficamente unos escritos que puedan tenerse de manera estricta como tales. El intento de universalizar  su mensaje tal vez sea uno de los rasgos más importantes y definitorios de los mismos.
Los componentes fantásticos y míticos de las creencias para una fundamentación racional de las mismas. Francisco Acuyo


 
            Si atendemos a diversos factores (uno de los cuales parece indicar la singularidad del Evangelio de Marcos) como que alguno de estos escritos fueran llevados a cabo por una comunidad cristiana de Roma en base a los recuerdos dispersos de Pedro[1], y de todas las particularidades deducibles de ello[2], que conllevan finalmente a una versión secreta[3] del evangelio de Marcos y que ponía en evidencia que Clemente de Alejandría[4] expone como son la realidad de los tres niveles de enseñanzas de Jesús, a saber: una enseñanza abiertamente pública (la del Marcos canónico), una variante más espiritual para iniciados, y un tercer grado excelso que trasciende el entendimiento humano y por lo tanto del todo inefable[5].

 
            A nosotros nos interesa esto particularmente (nos referimos a esa variante de lo canónico) que integra sin duda aspectos herejes en el relato teológico que acabarán enlazándolo con aspectos fantásticos y míticos, sobre todo para observar como inciden en el aspecto o mejor idea de la fe.
 
            Esta referencia de capital importancia pone en contacto al cristianismo con referentes religiosos (paganos) que también tenían sus ritos ocultos, como también el judaísmo. Mas ¿cómo inciden estos elementos de fe, digamos, foráneos en la idea de fe cristiana? O lo que es lo mismo, ¿qué diferencia a una fe de otra? Esta interrogante se refiere no tanto al objeto de su fe, obviamente diferente, como al origen de la misma: ¿Qué nos motiva a creer en una u otra doctrina religiosa (también ideológica)?
 
            La palabra encarnada o el Logos Divino como creencia o motivo de fe en el cristianismo es algo fascinante y que acaso la diferencia ante otros tipos de improntas de fe (tal vez supersticiosas), en tanto que el factor racional es de una importancia suprema.
 
            Sin duda incidiremos sobres estas y otras cuestiones que afectan a la idea y realidad del concepto de fe, esto será en próximas entradas del blog Ancile.
 
 
 
 
Francisco Acuyo




[1] Picknett, L. y Prince, C.: op. cit. pág. 52.
[2] Como la falta de referencia a uno de los momentos más importantes de la historia de Jesús, como son las apariciones después de su resurrección.
[3] Evangelio largo, o LGM en inglés: Marcos versión extendida, y que muchos piensan que fue la verdadera versión y que la posterior o canónica fue adaptada por razones teológicas sobre las que nosotros no entraremos porque no es este el cometido de ese relato.
[4] Tito Flavio Clemente (150 –215)
[5] Picknett, L. y Prince, C.: op.cit. 60.


Los componentes fantásticos y míticos de las creencias para una fundamentación racional de las mismas. Francisco Acuyo

martes, 23 de febrero de 2021

EL INTELECTO DE LA FE: ¿ES LA FE NECESARIAMENTE TRASCENDENTE?

 Para la sección Pensamiento del blog Ancile, ofrecemos una entrada nueva que lleva por título: El intelecto de la fe: ¿Es la fe necesariamente trascendente?


El intelecto de la fe: ¿Es la fe necesariamente trascendente? Francisco Acuyo


EL INTELECTO DE LA FE:

 

¿ES LA FE NECESARIAMENTE TRASCENDENTE?

 

 

Que la cuestión de la fe está llena de controversias, problemáticas y contradicciones no es algo que, traído al cabo, en cualquiera discusión sobre la realidad de lo trascendente, resulte en modo alguno novedoso. Pero nosotros insistiremos en ello porque no deja de resultar fascinante su incidencia en personajes de relieve intelectual de más que reconocida importancia en la historia de la humanidad. No haremos aquí un relato ni una contabilidad de los mismos, por resultar tarea harto tediosa y que de ninguna manera aportaría carga argumental a nuestros propósitos expositivos.

            Podemos poner como preclaro ejemplo el cristianismo en su diversas vertientes, doctrinas y corrientes teológicas e históricas, en las que nos encontramos inevitablemente con la realidad histórica de Cristo y el de la fe. Pablo, como baluarte y fundamento del cristianismo, expone su razón trascendente en base a una fe estricta, aunque nunca conoció personalmente a Jesús. Su convicción proviene pues, no tanto de las referencias de lo que otros dijeran del mismo, sino de sus visiones y voces que experimentó después de la muerte de Jesús[1]. No se nos pasa por alto que Pablo tenía por equivocadas la opinión sobre la misma doctrina de Cristo (pasando por la familia y el propio Pedro), derivando todo esto en las lógicas y pertinentes divisiones en el seno del mismo cristianismo primitivo.

El intelecto de la fe: ¿Es la fe necesariamente trascendente? Francisco Acuyo
      De todas formas, la figura de Pablo no deja de resultar fascinante desde una óptica paradigmática de la fe en aquello que, sin haber sido visto, era creído y, lo que es más importante, era tenido como fundamento ejemplar de lo trascendente encarnado en la figura misma de Cristo. Debemos hacer una reflexión anexa a este apunte que creo que será también de capital importancia, en tanto que es muy probable que el mismo Pablo, al hora de establecer los fundamentos doctrinales del cristianismo actual (pagano, entendido como más cercano a la corriente helénica en sus presupuestos básicos de creencias, lo veremos más adelante), acaso nunca fue pensado para durar nada menos que más de dos mil años, de hecho, el tenía el convencimiento de que el final de los tiempos era muy próximo, y en esta convicción hizo fuerte su fe para la conversión de sus contemporáneos. Visión radicalmente distinta de la fe judía sobre la figura de Jesús asentada en aquellos que sí le conocieron (familia, amigos y discípulos directos encabezados por Pedro). El cristianismo paulino es audaz hasta extremos que llevan sino al delirio, si a un convencimiento de su propia fe que le lleva a establecer marchamos y etiquetas de falsedad a los que, aún conociendo a Cristo, eran expuestos como falsos hermanos[2].

            Sí las cosas, ¿qué fe es la verdadera? Las comunidades paulinas de cristianos eran consideradas como una secta dentro del propio judaísmo. El Mesías creído por la corriente del judaísmo acaso no era la misma que predicaba Pablo, si este pensaba que el fin era próximo, establece una fe que gira entorno a la idea de Jesús redentor. Si añadimos la universalidad de su pretensión evangelizadora que lo distingue de la elitista del judío, nos lleva a establecer unos parámetros lógicos de diferencia entre una fe y otra, que tiene su origen en la misma figura del Jesús cristiano, aunque, como iremos viendo en diferentes exposiciones al respecto la idea de fe, que a nosotros nos preocupa, no es la referente a este o aquel credo singular, sino la idea general de fe entorno a las diferentes explicaciones de rango intelectual que puedan justificarla.

            Para todo ello, expondremos argumentos varios en los próximos post del blog Ancile para su reflexión y entendimiento.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Picnnett, L. y Prince, C.: Las máscaras de Cristo, Ediciones Luciérnaga, Barcelona, 2017, pág. 28.
[2] Corintios 11:26.



El intelecto de la fe: ¿Es la fe necesariamente trascendente? Francisco Acuyo


sábado, 20 de febrero de 2021

SONETOS PARA EL FIN DEL MUNDO CONOCIDO, DE JAVIER GILABERT Y DIEGO MEDINA

Para la sección Editoriales amigas del blog Ancile, traemos un nuevo post con los poemas de nuestro querido amigo y no menos estimado poeta Javier Gilabert que, junto a Diego Medina, para la  editorial amiga Esdrújula, ofrecen la primicia que lleva por título, Sonetos para el fin del mundo conocido; acompañando los textos las preciosas ilustraciones de María Gómez, de las que reproducimos  aquí una muestra singular. Edición cuidada que recomendamos desde esta plataforma seguros de que hará las delicias de los amantes de la buena poesía y de las ediciones exquisitamente tratadas.


Sonetos para el fin del mundo conocido. Javier Gilabert y Diego Medina



SONETOS PARA EL FIN DEL MUNDO CONOCIDO,

DE JAVIER GILABERT Y DIEGO MEDINA 



Sonetos para el fin del mundo conocido. Javier Gilabert y Diego Medina
 Foto de Javier Martín Ruiz 


 

Soneto del poeta confinado

 

Por más que la impotencia te desgarre

en letras de papel y en pensamiento,

por más que tu palabra sea intento

de versos que se quedan sin amarre,

 

por más que la pared duela y se agarre

y ahogue en tu garganta su lamento,

por más que en vez de pluma haya cemento,

habrás desde el amor de ser quien barre

 

el miedo que atenaza nuestro canto,

la sombra con la luz de tu acuarela,

la pena que en tu verbo se liquida.

 

Afuera no hay ni un alma; mientras tanto,

tu sangre de palabras, centinela,

recrea una ciudad llena de vida.


 



 




Soneto del nuevo amanecer

 

 

El vuelo excede el ala

Jenaro Talens

 

 

En todo amanecer hay un empeño
por ser la vida. En eso nos iguala
el corazón y el vuelo excede el ala
si el ojo sabe ver y se hace dueño
 
de todo cuanto abarca en cada sueño,
en cada quiero hacer, en cada escala
prevista en el futuro. Mas resbala
la luz mostrando el día en un diseño
 
distinto a lo anterior, y lo vivido
no sirve en esta nueva realidad:
el mundo conocido ya no existe.
 
Procede, pues, eliminar el ruido,
dejar de lado estorbos, la maldad,
cualquier cosa que sobre en lo que fuiste.







Sonetos para el fin del mundo conocido. Javier Gilabert y Diego Medina
De María Gómez


 


 

Soneto de Miguel y el miedo

 

Cuántos amargos tragos es la vida

Miguel Hernández

 

Tasados los momentos, da la cuenta

dolor en el haber, y en qué medida:

«¡Cuántos amargos tragos es la vida!»,

la voz del gran poeta lo fermenta,

 

fermenta el pan de un miedo que acrecienta

el propio, oscuro miedo, y da guarida

a fieras que carroñan las heridas,

al monstruo que del miedo se alimenta.

 

Sin esperanza no hay temor ninguno.

Decidme: ¿Qué animal espera un luego?

¿Qué alimaña recuenta su pasado?

 

Yo te leo, Miguel, y qué oportuno,

tu verso cobra presa en mi sosiego.

Comprendo al fin que el miedo es mi aliado.






Javier Gilabert y Diego Medina

 

 

 




 

Sonetos para el fin del mundo conocido. Javier Gilabert y Diego Medina
Miniatura de Durero