Prosiguiendo con las aproximaciones de entradas anteriores sobre la realidad de lo sensible y sus interacciones con la no menos real manifestación de la conciencia, traemos un nuevo post para la sección Pensamiento del blog Ancile, bajo el título: Del principio de verificación a la postulación de una realidad trascendente.
DEL PRINCIPIO DE VERIFICACIÓN A LA
POSTULACIÓN DE UNA REALIDAD
TRASCENDENTE
Advertíamos de la deprimente (y muy limitada)
visión del positivismo lógico en relación a lo único que merece la pena atender
es a aquello que pueda verificarse mediante la experiencia sensible o la
confirmación empírica (principio de verificación). A partir de esta perspectiva
será solo la ciencia (la lógica o las matemáticas afines a este principio de
verificación) la(s) única(s) aproximación de sentido.
Es
el caso que, sin embargo, se manifiestan tozudamente hechos que no hacen sino
poner en evidencia la necesidad de una
aproximación mucho más amplia ante realidades como la racionalidad inserta en la estructura del universo, el de la vida
entendida como operatividad autónoma, o el origen de la vida y el de la
conciencia, el pensamiento conceptual y el yo.[1]
Si
atendemos a las ¿nuevas? corrientes de pensamiento (ateísta) que confrontan con
estos temas, por cierto, pasando sobre ellos de puntillas, podremos constatar que nos encontramos ante
una ya más rancia óptica positivo lógica que se niega a aceptar sus evidentes
limitaciones. No en vano los resultados a los que se acogen estas corrientes
trasnochadas positivistas a los resultados experimentales de determinados
aspectos de la propia naturaleza (por ejemplo biológicos) que, por otra parte
no nos van a decir nada en absoluto de las leyes que gobierna el universo.[2]
La
cuestión sobre lo trascendente no es sólo una controversia desatada entre
ateísmo y teísmo, porque es un problema que subyace siempre en la dimensión de
lo que más profundamente entendemos por sabiduría. En cualquier caso es
bastante corriente establecer como uno de los argumentos más habituales del
ateísmo el de la problemática del mal en el mundo,[3]
que ya hube debatido en otras ocasiones y sobre la que no voy a entrar en
esta señalada coyuntura. Es más,
quisiera céntrame más en el problema de la necesidad de una aproximación
(¿filosófica nueva?) que atienda en las condiciones adelantadas en párrafos
anteriores, al lenguaje como vía de vecindad y acercamiento a aquellas
cuestiones que atienden a la necesidad de significado o sentido para un mejor
entendimiento del mundo.
En
realidad el problema del lenguaje para acceder a la realidad de las cosas es
también bastante viejo, que viene a su vez basado en otra no menos antigua
controversia: ¿es posible tener un conocimiento directo de lo exterior a
nosotros mismos? Lo que es incontestable es que hoy día hay un rechazo abierto
al escepticismo cartesiano que entra en franca colisión con la realidad del
lenguaje como vía de conocimiento del mundo físico y de las otras personas que
conviven con nosotros,[4]
siendo además el lenguaje creativo literario y sobre todo poético[5]
acaso una de las muestras más manifiestas.
Indagaremos
con más detalle en este punto de tanto interés sobre el lenguaje y las postulaciones
sobre la realidad sensible y trascendente.
Francisco Acuyo
[1] Varguese,
R. A.: Prefacio en Dios Existe, Antony Flew, op. cit. pág.29.
[2] Barrow,
J.: en A Scientist’s Scientist, Julia Vitullo-Martín,
http://www.templeton.org/milestones/milestones_2006,-04. asp).
[3] Acuyo,
F.: El mal, el aroma de la nada. El problema del mal en el mundo, de próxima
aparición.
[4] Flew,
A.: op.cit. pág.57
[5] Acuyo,
F.: véanse las entradas en relación con El lenguaje poético en Ancile:
https://franciscoacuyo.blogspot.com/
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