Para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos un nuevo post que prosigue indagando por los significados del signo, esta vez bajo el título: Sentido y significado en los dominios del signo matemático.
SENTIDO Y SIGNIFICADO
EN LOS DOMINIOS DEL SIGNO MATEMÁTICO
El aspecto práctico de cualquier
semiosis es esencialmente reconocible, así, el signo matemático está radicado
desde los griegos como un saber por qué,
para deducir posteriormente un para qué
de dichas aproximaciones a la relación de sus signos con los objetos a
representar. En la semiótica general se
advierte la importancia de las relaciones entre diferentes lenguajes, función
que nosotros tratamos de compartir buscando analogías y diferencias entre el
signo matemático y el lingüístico, sobre todo para incidir en la cuestión de
los significados que, en matemáticas parecen descuidarse por mor de su
aplicabilidad y sus aportes a la tecnología, instrumentalismo que no deja de llamarnos
la atención, porque las derivaciones del significado que puedan extraerse de
muchas de las semiosis en este territorio de las matemáticas pueden ser de gran
interés en otros dominios del saber humano, pero que, como acaso no
interesan directamente el ámbito metodológico
de lo estrictamente científico, tienden a obviarse con demasiada alegría.
Es interesante observar que esta tendencia instrumentalista también ha sido absorbida por la propia semiótica, obsesionada por establecer los potenciales contactos entre los signos y el mundo que quieren representar, teniendo como principal consecuencia (elevando el rigor retórico en la teoría de la significación)[1] el olvido sobre el sentido o el provecho, conveniencia y oportunidad de los signos. No obstante, como interesados en los objetos semióticos, sobreviene una interrogante nada baladí sobre la naturaleza de los objetos semióticos matemáticos, naturaleza que en el ámbito de la lingüística son fácilmente reconocibles, si los evidenciamos en el mismo lenguaje o en el relato o en la imagen. En matemáticas, el objeto primordial serían los números (y ciertos tipos de imágenes geométricas, topológicas…) deducibles de aquellos, sin embargo, no está del todo identificada su jurisdicción, al margen de las matemáticas aplicadas, cuya representaciones sobre la realidad del mundo son incuestionables. No sucede lo mismo en el dominio de las denominadas matemáticas puras (si es que esta denominación puede ser absolutamente correcta).
De
hecho, las matemáticas aplicadas a la física, en muchos casos, son difíciles de
extraer los potenciales objetos semióticos (véase sobre todo en la física de
partículas, cuya complejidad y abstracción ponen en duda la misma realidad
física convencional), no obstante, de ser aquellos objetos numéricos matemáticos
que puedan considerarse propios para una correcta semiosis general, sí
encuentran parentesco con la semiosis, pongamos por caso lingüística, ya que
sobre todo son susceptibles para una descripción y una explicación de lo que
pretende representar, y en modo alguno quieren generar precepto determinista,
como acaso sí sucede en el ámbito de la aplicación numérica de las ciencias
físicas clásicas. Por todas estas circunstancias será que la complejidad de
entendimiento y descripción del signo matemático se hace especialmente
singular.
Lo cierto es, en fin, que en este ámbito matemático y científico será donde, de manera muy particular, no se plantea una capital interrogante, que tiene que ver en cómo es que tiene lugar el sentido que dará significado a esos signos, amén de tampoco dárselo en el dominio de aquellas cosas que trata de explicar representándolas mediante el despliegue sígnico riquísimo que tiene en sus instrumentos matemáticos, plateándose en rara ocasión preguntas como: ¿Qué significa utilizar este o aquel signo matemático? ¿De dónde viene el sentido lógico y epistemológico de sus signos? ¿es la realidad la que determina las leyes y normas de su lenguaje, o es precisamente al contrario?.
Todas
estas y otras muchas interrogantes son las que nos animan a investigar esas
relaciones entre los signos y la realidad del mundo. Seguiremos indagando y
ofreciendo reflexiones varias sobre este y otros asuntos análogos en el blog
Ancile.
Francisco Acuyo
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