Nos complace llevar a nuestra sección de Noticias del blog Ancile, este nuevo post anunciando el pliego número 15 de La ciudad Ilustrada, de Entorno Gráfico Ediciones, dedicado en esta ocasión a nuestro muy querido amigo y eximio poeta Virgilio Cara Valero; extraemos un par de poemas de dicha publicación que llevan por títulos: Despedida y El progreso de la industria. Recordamos que la presentación del pliego tendrá lugar el día 18 de este mes de marzo, en la librería Picasso de la calle Obispo Hurtado 5 de Granada. Nos encantará saludaros por allí.
VIRGILIO CARA VALERO,
EN EL Nº 15 LA CIUDAD ILUSTRADA
DESPEDIDA
Ya amanece, muchacha;
regresa del periplo de tus sueños
que otro viaje más arduo y venturoso
te propone la luz que se abre paso.
Levántate y reposa
los pies sobre la tierra, tibia aún
por el calor nocturno de las ascuas
y aún por la memoria de tus antepasados.
Acércate al hogar
donde crepita el roble todavía
y mezcla con el agua la ceniza
que purificará tus manos y tu rostro.
Y vístete despacio,
parsimoniosamente complacida
en cada pliegue leve de la túnica
sobre tu piel desnuda de doncella.
Recoge los vestidos y las telas
que anoche preparaste junto al fuego;
sujétalas con cintas fuertemente
y guarda dentro de ellas
la bolsa que protege tu amuleto
de hueso y de marfil.
No dejes de llevarte
tampoco las arquetas con el ámbar
ni las breves vasijas que contienen
el ungüento de salvia y el aceite aromático.
Ya se escuchan los perros y a lo lejos
hay ruido de carretas.
Apresúrate, niña, en despedirte
de todo cuanto dejas; de los surcos
baldíos, de las lomas polvorientas,
del aljibe reseco.
Cuando el camino inicies,
no te vuelvas. Despójate del áspero
sonido de las leyes y entona otras canciones
de siembra o de cosecha.
Observa las costumbres donde vayas,
si atraviesas el mar hasta el oriente,
por las olas que entonces ya surcaron
el barro y el metal.
Conoce nuevas lenguas, nuevos signos
grabados en el plomo o en la piedra
y aprende a descifrar en las palabras
las cosas que te importen.
Pero guárdate mucho
del frío y de los hombres que codicien
en ti la edad temprana,
de aquellos que te ofrezcan con sonrisas
o damascos o púrpuras.
No creas en promesas ni temas amenazas,
y siempre desconfía de los dioses
allí donde te encuentres.
(De Región del desengaño)
EL PROGRESO DE LA INDUSTRIA
A finales del siglo XIX,
el pintor Claude Monet dejó las inocentes
riberas de Argentuille, en el valle del Oise,
para instalarse en un pequeño estudio,
a muy poca distancia de la entonces
transitada estación de Saint Lazare.
Precisamente allí, en los andenes
donde encontrara, al fin, materia y perspectiva,
entre el tumulto denso de las máquinas
y el trasiego constante de anónimos viajeros,
Monet fijó en, al menos, doce lienzos
su confianza y su fe en el progreso humano.
Más de un siglo después, un cuadro de esa serie,
tal vez el más pequeño, se exhibe en el museo,
hoy símbolo del “Arte establecido”,
de la estación d'Orsay.
Y es así que, por tanto, nada queda
de aquel grito rebelde e insumiso
que fueron para muchos los paisajes
urbanos de Monet;
o acaso solamente permanezca
la silueta de quien, como nosotros,
también transita, oscura, por sus salas,
en el vapor del tiempo,
disuelta para siempre en la memoria.
(De La mitad de la fama)
Virgilio Cara Valero
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