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martes, 10 de enero de 2023

LA CURIOSIDAD COMO PARADOJA

 Abundando sobre curiosidades y paradojas varias, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez bajo le título: La curiosidad como paradoja.



LA CURIOSIDAD COMO PARADOJA





 

Si la paradoja puede ser una curiosidad, también la curiosidad pudiera resultar paradójica. Sea de por sí este inicio un clamoreo de lo que la curiosidad y la paradoja conciertan y aun exigen al entendimiento. Bajo el atento escrutinio de una mente despierta pueden derivarse observaciones de curiosidad verdaderamente paradójicas. Así, aquello que tras la observación pudiere parecer absurdo e increíble por heterodoxo, pudiere participar de verdad que al principio se nos muestra oculta. De la paradoxum latina mucho tiene que decir el ámbito que imbuye el extraño mundo de la mecánica cuántica e incluso el de la teoría de la relatividad y, cómo no, el dominio del territorio del caos de la física. Pero no entraremos sobre este mundo de las paradojas sino para hacer un nuevo inciso en la implicación (si es que tiene alguna, para nosotros evidente) en el mundo de los significados y del sentido (no precisamente común).

                La angustia de Pascal, ante la inmensidad del cosmos y su falta de sentido, permanece férreamente adherida al espíritu aún en nuestros días. La búsqueda de significado sobre lo que es y cómo y por qué es en el universo, se hace ahora quizá más que nunca apremiante. Empujado ese anhelo por la falta de respuestas a lo que significan aquellas visiones de la nueva ciencia y sus paradójicas curiosidades que pueblan dicho universo, quizá fueron expuestas por mi espíritu para superar la deriva materialista sin sentido y sin propósito de un cosmos sin sentido ni propósito.

                La idea de la materia inducida como una mecánica trasposición de elementos y fuerzas, donde toda verificación responde a causas externas y sin objetivo, quizá esté agotando su impulso teórico, y también empírico. Las curiosas y extrañas paradojas que ofrece la nueva ciencia exponen la necesidad de superación (o al menos una nueva interpretación) de los viejos dualismos platónico aristotélicos, a pesar del interesante hilemorfismo de este último, y su más dura consecución con Descartes y Newton,

que llevan al extremo el mecanicismo como expresión de intercambio de fuerzas físicas en las ciencias de la naturaleza, y cuya culminación se observa a través del darwinismo evolucionista más estricto, y que acabarán a la postre en un determinismo causalista incuestionable, al menos en aquellos momentos.

                Todo aquello habría de acabar, puede decirse que abruptamente, con la irrupción de las paradojas y curiosidades de la nueva ciencia (de las teorías de la relatividad, de la cuántica y de la complejidad). Será precisamente la curiosidad sobre la interpretación de estos dominios de la nueva ciencia, donde puede ver acrecentado mi interés por sus significados: el espacio tiempo no solo no eran absolutos, sino que estaban íntimamente imbricados, donde la gravedad exponía el aspecto geométrico de dicho espacio-tiempo, señalando la constante insuperable de la velocidad de la luz (relatividad).

Pero será la mecánica cuántica la que exponga con más extravagante virulencia toda una suerte de paradojas expuestas en principios (como la indeterminación, la complementariedad, la participación y deslocalización) que, ponen patas arriba los conceptos elementales de la causalidad hasta llegar al punto de poner de relieve más que las cosas en sí (como objetos), a la sucesión de los procesos que suceden como la auténtica entidad, y donde el observador es esencial par la constitución de lo que sea la realidad (dejando expuesta a la duda el principio determinista de la ciencia clásica).

 Finalmente, la teoría del caos nos dice que hay leyes en el mismo fundamento de lo caótico, y donde todo está entrelazado en un todo complejo y dinámico, de cuyo aparente caso podemos extraer orden, un orden creativo que nos habla de que formamos parte de un sistema complejo, orgánico, no lineal, dinámico y vivo.

                Me causó en su momento una gran sorpresa que todos estos paradójicos principios, ya residían en el ámbito inconsciente de los seres humanos, pues en cierto modo todavía subyace la intuición de la vieja magia simpatética, en la que todo estaba vivo y en contacto íntimo con el que la entidad observaba, y donde la dualidad de la mente y la materia no tiene en el fondo ningún sentido; al fin y al cabo todo esto nos lleva a la gran paradoja que se traduce en la siguiente interrogante, que nos es por cierto, cosa baladí, a saber, según la ciencia material positivista: ¿cómo es posible que, de una base sustancial material pueda surgir el milagro de la conciencia, si es que esta, como parece, es algo inmaterial e inaprensible para los sentidos y para la razón práctico-determinista, que solo acepta la materia como origen y sustrato  de todo?

                Trataremos de dar respuesta a esta interrogante en las próximas entradas del blog Ancile.

 

 

 

Francisco Acuyo

               


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