Prosiguiendo con la cuestión fascinante de los significados en el lenguaje y fuera del mismo, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez bajo el parco título de Significado y conciencia.
SIGNIFICADO Y CONCIENCIA
Decía el filósofo De Quincey, que
el significado es el encaje experimentado entre el yo y su ambiente.[1]
Esta definición de significado es de interés en tanto que, quizá pueda, si no adaptarse,
acaso extrapolarse a la dinámica del dominio subatómico y a la descripción
físico matemática del mismo y las sugerencias de sentido y significado que
puedan proponer. Constatamos que el observador es de capital importancia en el
resultado del experimento cuántico y de lo que esto, científica, filosófica y, por qué no, metafísicamente pudiese significar. Sin
embargo, en el sustrato fundamental de la metodología de la ciencia encuentra
una seria resistencia. Radica esta, como es de todos sabido, en que la realidad
objetiva se supone que existe independientemente del sujeto que la observa. ¿O
no?
La búsqueda de un significado a este acontecer extraño del mundo subatómico, exige
para que tenga algún significado, que el observador se abra a un ámbito que le
trasciende y se expande a lo que anteriormente no le concernía. Se colige que
de este significado debe participar así mismo ese mundo de lo infinitamente
pequeño.
Este
reconocimiento de significado es algo verdaderamente gordo, si atendemos
a presupuestos estrictamente científicos. Conlleva, entre otras increíbles
consecuencias, que lo que entendemos como conciencia (personal), acaso no sea
en modo alguno válido, o que la conciencia no sea solo personal.
El
problema semántico (lingüístico) se acrecienta, en tanto que la incógnita del
significado, en ocasiones, como sucede en la expresión poética o ante el
entendimiento de raros fenómenos físicos como de los que hablamos, nos plantea
una vez más, la cuestión candente siempre de cuál es la palabra apropiada cuando
utilizamos términos diversos en la búsqueda de esos significados profundos.
Será
esta semántica profunda la que impere a la hora de hacer pronósticos de significado
en territorios tan extremos como el de la poesía o el mundo cuántico. Una suerte
de magia simpatética sera la que establezca el código que rige y pugna contra la laxitud del
lenguaje común, normativo, alfabetizado, que desconecta con los sonidos y los ritmos de la prístina comunicación natural.
Parece
claro que la manera de situar significados coherentes en estos ámbitos tan
singulares, pero tan cercanos a la inmanencia que en realidad anima nuestros
cuerpos y espíritus, es la forma de atender con cierta coherencia cualquier
significado al respecto de nuestra propia naturaleza. Si Jung ya anticipaba la
neurosis como una separación e inhibición de los aspectos espirituales o sagrados
de nuestras conciencias, podemos hablar con bastante sentido del aspecto
patológico de nuestra comunicación, quizá exacerbada por las nuevas tecnologías. Estas conexiones nos llevan aún más lejos en su comunicación íntima, analógica y no
digital, como forma natural activa de comunicarnos y de interactuar con el mundo.
Insistiremos
sobre estos aspectos del significado y sus vinculaciones en próximas entradas
del blog Ancile.
Francisco Acuyo
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