Para la sección de Ciencia del blog Ancile traemos un nuevo post que lleva el título: La subjetividad de lo objetivo: la conciencia como singularísima sustancia, siguiendo la estela de los argumentos de la anterior entrada.
LA SUBJETIVIDAD DE LO OBJETIVO:
LA CONCIENCIA COMO SINGULARÍSIMA SUSTANCIA
A estas alturas de
nuestra exposición sobre las ciencias de la información (la IA y sus derivados)
en relación con los procesos cognitivos y la propia conciencia, me lleva a
plantear una vieja cuestión (de la que también participan en la actualidad no
pocos interesados en esta fascinante temática, me refiero a neurocientíficos, físicos,
filósofos, lingüistas, etc…), a saber: ¿cómo es posible que, según las ciencias
positivas pueda surgir de lo objetivo la subjetividad? ¿Podrían las ciencias de
la información, con la IA a la cabeza, aportar alguna hipótesis para establecer
respuestas coherentes a aquella interrogante?
La
verdad es que nos parecería cuando menos extraño que, si todo comenzó en virtud
de una fenomenología energético material objetiva, la experiencia en
primera persona sea algo posible; ¿cómo podría haber surgido esa experiencia subjetiva de un universo objetivo y por tanto inexperimentado y desconocido?[1]
Las
ciencias de la información han propuesto que en realidad la primera sustancia
no es la materia y la energía, sino la información. Los neurocientíficos, por otro
lado, que es producto extremado del cerebro, y éste el organizador y creador del
mundo, al menos del que podemos conocer. Pero el hecho de que lo subjetivo impera y que, paradójicamente, por
ser subjetivo no puede medirse, nos confiere otra realidad indiscutible: que su
inferencia es incomprobable.
Esta
última realidad nos habla no sólo de los límites de conocimiento, también de que la
subjetividad de la conciencia es indiscutible, incluso en aquellos niveles primordiales y
básicos que constituyen la realidad y que deben situarse más allá del naturalismo. También, se sospecha, que la conciencia quizá no sea algo exclusivo de los
organismos con cerebro y sistema nervioso. Nosotros damos un paso más allá, y
exponemos que nuestras intuiciones ofrecen a la conciencia no sólo como una
propiedad de la materia, de la energía, de la información, sino que ella es
sustancial en sí misma, y que cualquier rasgo de intencionalidad y de sentido
surge de ella. Trataremos en próximos post del blog Ancile de argumentarlo
Francisco Acuyo
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