Bajo el título: Ciencia y alquimia, o ciencia natural y filosofía natural en Newton y en la física moderna, incluimos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, siguiendo el orden argumental de anteriores entradas.
CIENCIA Y ALQUIMIA, O CIENCIA NATURAL
Y FILOSOFÍA NATURAL EN NEWTON
Y EN LA FÍSICA MODERNA
El atomismo newtoniano estaba
revestido de un cierto vitalismo extraño para muchos, en el que los átomos constituyentes
de la materia dirianse participabar de los principios alquímicos en los que una fuerza
vital los hacía interaccionar y actuar a distancia (¿acaso desvarío, pero no puedo de dejar de entrever rasgos de semejanza
con la que sería la mecánica cuántica. Indagaremos sobre ello más adelante). Cuando se interrogaba Newton sobre aquellas
atracciones de la siguiente manera: Lo que yo llamo atracción
puede ser producido por impulso o por algún otro medio desconocido para mí,
expresaba una inquietud no menos inquietante para el científico positivo
materialista, ya que nuestro genio inglés deducía en su trabajo la Vegetación
de los metales, que había una relación directa entre la alquimia y la
ciencia o filosofía mecánica.
Infería que, además de las fuerzas,
electromagnéticas y la gravedad, debería existir alguna más que en
principio, el propio Newton, no podía explicar, y que convocaba como principios activos que
debieran estar detrás de la dinámica atómica. Todo parece indicar que Newton,
como otros ilustres científicos (Robert Boyle, amigo suyo y quien se dice, lo
inició en el estudio de la alquimia) quisieron, como el mismísimo Johannes
Kelpler, robar las naves doradas y arcanas de los egipcios en su
hermética sabiduría.
La superación del escolasticismo[1]
en pos del pujante empirismo fue un claro impulso que hubo de caracterizar el
método de investigación científico de los sabios de la época. Newton supo
colocarse en un camino intermedio. Y buena fe da de ello su inclinación por la
Alquimia y el Hermetismo y la Cábala.
La entrega al estudio de los textos
alquímicos, estimamos, que supuso para el gran matemático el intento más
ambicioso para la resolución de la coincidentia
oppositurum manifiesta en la realidad mercurial del mundo, realidad que es consciente
en el que la busca, y también lo es en la conciencia del mundo. No podemos
dejar de ver analogías con las paradojas expresas en el mundo cuántico, donde
el objeto (virtual) cuántico parece estar en todas partes y en ninguna.
Por otro lado, tendiendo a la simbología, ambigüedades
y analogías del espejo, la imagen que refleja nos es otra que la psique, o lo
que es lo mismo, la conciencia, conciencia que se resiste a ser aprehendida de
manera literal, material, positiva, lógica, pues, cuando tratamos de retenerla,
contenerla, acaba por diluirse entre los dedos de nuestro entendimiento racional
materialista.
¿Cuándo como ahora la propia ciencia
se ha encontrado en la encrucijada antigua de la alquimia, al constatar que
aquello que consideramos real en lo más íntimo de la materia se acaba diluyendo
en paradojas y extrañas ambigüedades, como las que nos ofrece la mecánica
cuántica en la actualidad?
Trataremos de acercar alguna
respuesta a esta interrogante crucial para entender la propia estructura de la
realidad y que las disciplinas herméticas y alquímicas ya intentaron dilucidar; será en próximas entregas del blog Ancile.
Francisco Acuyo
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