Para la sección de Pensamiento del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: Lenguaje y abstracción: son sustanciales las palabras?
LENGUAJE Y ABSTRACCIÓN:
¿SON SUSTANCIALES LAS PALABRAS?
Las corrientes posmodernas,
cegadas por su rechazo a los modelos, métodos y genealogías de la abstracción,
tratan de manera casi furibunda de obviar el pensamiento sustentado por aquella como sustrato esencial (racional) para cualquier apreciación de lo que sea en realidad el
mundo. El lenguaje metafórico y su función asociativa, dicen, acaba por
convertirse en lenguaje cuando el olvido de su naturaleza analógica se hace
presente. Mas, ¿yo me pregunto qué es lo que inicia, procede y procesa hasta el
término de lo que reconocemos como analógico cognitivo? ¿Es la percepción de
las cosas las que nos lleva a la comparación y distinción de unas y otras? ¿O es en realidad un proceso netamente abstracto mediante el cual
una palabra señala un objeto para distinguirlo del resto?
A través de los estudios sobre el fenómeno sinestésico he aprendido dos cosas fundamentales: una, que la sinestesia no tiene que ser necesariamente una metáfora; dos, y acaso la más importante, que las denominadas sinestesias impropias o abstractas que algunos rétores y especialistas rechazan como tales, son también sinestesias con unas cualidades muy singulares, cuestión que señalaba en ocasiones diversas de mis investigaciones.[1] De hecho, la supuesta metáfora sinestésica abstracta, es un ámbito intermedio donde la percepción fundida u sustituida por sentidos varios, casa sensitivamente con determinados procesos abstractos. Los juicios sintéticos a priori kantianos, adquieren una propiedad nueva y relevante, y es que el conocimiento, pongamos matemático que describe a priori el funcionamiento material o físico de determinados fenómenos, como el de la velocidad y trayectoria de la luz y su curvatura, para que, posteriormente, mediante experimentación, se compruebe la certidumbre de sus abstracciones matemáticas, ofrecen una misteriosa relación entre la percepción y la abstracción, que resueltamente, los pensadores posmodernos rechazan (dixit, en las matemáticas no hay metáforas).
De,
hecho lo que hace que algunas metáforas no se fosilicen en convenciones
manidas, son los procesos de abstracción, pues hacen de la palabra
metafórica un proceso vivo. La hipérbole borgiana mediante la que el matemático
(referido a Demócrito) se arranca los ojos para pensar, no deja de ser más que
eso, una exageración muy conveniente para sus propósitos narrativos, ya que es
extremadamente difícil, tal vez imposible, distinguir el proceso perceptivo
experimental del propio experimento. Esto es así, porque existe una realidad
entrelazada entre la conciencia y la realidad que consideramos material.
Por
esto, la abominación de los procesos abstractos, matemáticos o no, no sólo no
son justificables, sino que no se atienen a la propia realidad cognitiva y sus
relaciones dinámicas altamente complejas entre la conciencia y la supuesta
materialidad del entorno.
De
todo lo anteriormente expuesto, quiero romper una lanza en favor (no del
cientificismo galopante que nos machaca cada día), pero sí por los existencialismos que en modo alguno fueron pasivos ante el hecho de que la realidad muchas veces es cruda,
descarnada, cruel, por lo que no tiene nada de extraño que parezca hostil. EL ego (y
el egocentrismo) existencialista que tratan de imponer en su visión la
posmodernidad , olvida que muchos de estos grandes
pensadores de la existencia, exponían su angustia por mor de la contemplación
del sufrimiento injustificado e injustificable no, solo personal, sino del
dolor de todos aquellos que también sufrían, y, ¿no es esta una manera
solidaria de acometer la realidad, tantas veces violenta y cruel que nos ofrece
el mundo?
Por
establecer unos parámetros legítimos para la explicación de la dinámica del
mundo consistente en la participación de la conciencia en el mismo, siendo este
último también conciencia, no disculpa ni excusa esos injustos ataques sobre
aquellas personas que no hacían sino manifestar su inconformidad con las injusticias
sociales y naturales con las que tenemos que convivir los seres humanos a
diario, por lo que es bueno su recurso siempre, para caer en el peligro de un optimismo metafísico del muy bien puede
aprovecharse las ideologías atentas a la manipulación constante.
Haremos
algunas otras aproximaciones a esta temática y a la insistencia de algunas
corrientes posmodernas en su rechazo (a mi juicio) irracional de la abstracción
y los posicionamientos del flujo y curso de las existencias, que perdura a su
pesar, en el pensamiento contemporáneo.
Francisco Acuyo
[1] Acuyo,
Fisiología de un espejismo: sinestesia pincel del pensamiento, Entorno Gráfico
Ediciones, Colección Exagium, Granada, 2023.
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