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martes, 15 de enero de 2013

ALEJANDRO DUQUE AMUSCO: POETA INVITADO DEL BLOG ANCILE

Nos complace muy gratamente ofrecer en nuestra sección Poetas invitados de nuestro (siempre vuestro) blog Ancile al poeta, profesor y amigo Alejandro Duque Amusco. Su dilatada y rica trayectoria docente y sobre todo artística queda en nuestras páginas breve pero significativamente reseñada para los amigos y habituales de este ámbito concebido para la difusión y entendimiento de los dominios literarios, intelectuales, científicos y artísticos de la actualidad que, con Alejandro Duque Amusco, se enriquece señaladamente para mejor gozo de quienes se acerquen y animen a la lectura de este post y para mayor prestigio y referencia de nuestro espacio divulgativo.



Alejandro Duque Amusco: Poeta invitado, Ancile



ALEJANDRO DUQUE AMUSCO: 
POETA INVITADO DEL BLOG ANCILE



Alejandro Duque Amusco: Poeta invitado, Ancile




[Para Francisco Acuyo]


NOTA BIOBIBLIOGRÁFICA



Alejandro Duque Amusco (1949) pasó en Sevilla su infancia y juventud, y todo el paisaje sureño (en especial, el de Zufre [Huelva]) está muy presente en su poesía más lírica. Siguió en Barcelona estudios de Filología Hispánica, y ha sido durante años profesor de Literatura en el Instituto Lluís Vives, de la Ciudad Condal. Entre sus libros de poemas destacaremos: Esencias de los días (1976), Del agua, del fuego y otras purificaciones (1983), Sueño en el fuego (1989, 2ª ed. ampliada en 2009) y Donde rompe la noche (1994). Tras unas “plaquettes” aparecidas en 2004, En el olvido del mundo y Briznas (cuaderno de haikus), ve la luz A la ilusión final, en 2008, su última obra hasta la fecha.





A MODO DE POÉTICA
(POR ALGUIEN QUE NO CREE EN LAS POÉTICAS)


Crear: dar vida a las palabras, despertarlas, para que no digan más su engañoso significado de siempre. La palabra poética es una caída en la verdad primaria.
El sufrimiento es la gran coartada de los poetas; aún no saben que la poesía exige, al menos, una tarde de felicidad.
El poeta hace de las palabras sus ojos.
La verdadera poesía a lo que más se asemeja es a una palabra tachada, debajo de cuya tachadura no estamos muy seguros de lo que leemos.

A. D. A.



Alejandro Duque Amusco: Poeta invitado, Ancile





UN ÚNICO CORAZÓN:

POEMAS DE ALEJANDRO DUQUE AMUSCO




PRIMERA MUERTE

Vivir en soledad de amor: primera muerte.

Elena Martín Vivaldi

No me des sólo tu recuerdo.
Toda tú, alma de carne mía,
necesitas vivir
y completarte
aquí conmigo,
en la noche solar
de nuestro amor.

Somos la realidad que respiramos.

Hoy me duelen
los ojos
de no verte.

Dame tu día
de sutiles trabajos,
tu risa
que se enreda
entre las finas hebras de la luz,
y hasta tus lágrimas
calladas,
de asombro
y de temor,
que no consigo apenas retener,
por si todo
de pronto terminara.

Pero no tu recuerdo,
ese reverso
frío. No me des
tu recuerdo:
esa forma
de adiós, primera
muerte.





LEYENDO EN LA BIBLIOTECA


A esta líquida luz de las vidrieras
la sala de lectura, evanescente, va ensanchando el vacío,
crujen los anaqueles con los grandes tomos
donde otros, antes que tú, dieron a la penumbra
el oro quebradizo de sus sueños.
Gira el vacío y corre un viento ácido
por entre los pupitres -ataúdes dormidos- y los rostros borrosos
de quienes leen, olvidados de todo, en el borde del mundo.
La vida se repliega. En la tarde oferente del conocimiento
con su terco porqué cunde la nada.
La sabia catedral desaparece.

Un susurro de hojas en el libro del Tiempo.



Alejandro Duque Amusco: Poeta invitado, Ancile



EXITUS LETALIS


Todo lo que el corazón calla nos conduce a la muerte.
Todo lo que la vida calla, con sus lumbres despiertas,
es asombro y silencio
para la muerte. ¿Pues qué es la muerte
sino la gran perplejidad, la insólita
extrañeza, al filo mismo de lo real?
No el sonoro joyel, no la espirituosa pulpa: el hueso,
sólo el hueso con su seco silencio
al que ninguna pregunta sucede o inquieta.
Perplejidad y silencio.
Vacío
de un vacío fluyente por debajo del tiempo,
granada abierta, hermosa fuga, lebrel de ardor¾
eso es la muerte. Lo que rodea a la vida como una llama pavorosa,
y la acalla por siempre.
Lo que esperamos siempre.

Óseo silencio de perplejidad.




TRAMPAS


Aquello que posees
se revuelve contra ti,
uña venenosa que su abundancia
clava en propia carne,
aquello que tienes
excava dentro de ti un pozo de penuria
y te desata de lo que más amaste.

Lo que tienes
te hace ser prisionero de tu posesión,
engendra
cieno y ruptura,
te divide y aparta,
porque la gran riqueza es el anhelo.

Lo que anhelas con fe
es tuyo, y nadie te lo arrebatará.
Sólo lo que anhelas con fe es tuyo
y será tuyo siempre,
mientras tengas la fuerza
de apartarlo si llega.



Alejandro Duque Amusco: Poeta invitado, Ancile



PALABRA


Celada hermosa,
detrás de cuya estela
se me fueron
los ojos deslumbrados;
viví para ahuyentar
la muerte y su cara empolvada
con tu gracia
de frágil danzarina.

Para esperarte
bajo la luna negra del deseo,
como sumiso amante,
por si acaso venías.
Pero tal vez
no eres más que eso: una espera
en la noche,
la espera que se cumple
en otra espera,
la promesa
por siempre demorada.
La cita de una ausencia.
¿Cómo tenerte, hechizo delicado,
si sé que las palabras
más amadas son esas
que nadie oye,
las más ansiadas son
las que nos cuestan
al final
la vida?




CRIATURAS DE LA LUZ

Brot und Wein
 F. Hölderlin

Mientras fue seguro el sol
por lo más alto, en mis días de niño,
lo fuisteis todo para mí, serenas potestades,
resplandor y creencia, los mensajeros
de la divinidad invadiendo mis juegos.
Después, tras la alborada viva
de la espera,
desperté
y ya no estabais,
fluyó la luz
y solamente vi, en la tiniebla roja,
vuestras sagradas alas alejándose.



OFELIA


Desconsuelo es
mi nombre.

No me llaméis,
dejadme.

(Barre el vacío
un lecho
de hojarasca.)

Siento
alejarse los jardines
colgantes
del amor.




DESNUDEZ


Danzar es olvidarse
de uno mismo.

Moverse como el agua,
y ser el río;

mecerse con el viento,
y ser la espiga.

Extravío perfecto
en el delirio.

Sublime, el frenesí
de los sentidos;

más sublime después
la quietud y la noche.





JARDÍN SECO



Lo que esperé
y apenas recibí como regalo efímero,

los deseos que pensé impostergables
y se volvieron humo,

los recuerdos que creí dormidos
y son los grandes ojos de mi noche,

los padecimientos del amor, que tomé por fugaces y permanecen
con un sonido de copa de cristal que se rompe,

todo lo que el tiempo me dio y me quitó después
conforme a la oscura costumbre del azar,

ha venido a esta hora, a este espacio desnudo,
a este jardín enfermo

donde las flores abren con pétalos ajados
y los brotes, apenas apuntan, se marchitan y mueren.

Quema la tierra árida y sedienta.

Aquí estoy, en el desnudo centro
del que escapar no puedo,

en este espacio de reclusión de aire que construí yo mismo sin saberlo,
y donde todo se ahonda y permanece.

La llama lacerante de este sol hace daño,
hace daño la memoria del agua.

A solas.
A solas con mi vida.

Jardín seco.



(Inédito)

Alejandro Duque Amusco

Alejandro Duque Amusco: Poeta invitado, Ancile

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