Para la sección, Pensamiento, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Naturaleza creativa del discurso poético metafórico.
NATURALEZA CREATIVA DEL DISCURSO
POÉTICO METAFÓRICO
Antes de entrar en la cuestión netamente terapéutica
del discurso poético metafórico, queremos incidir en la importancia de la
naturaleza genuinamente creativa de dicho discurso. Antes tendremos que hacer
incidencia sobre la cuestión de la epífora (desplazamiento desde, hacia…) del
nombre en la metáfora, en tanto que esta afecta al nombre, primero, después en
la frase u oración. En cualquiera de los dos casos es necesario confrontar el
significado del nombre y la epifora o desplazamiento del mismo, llevando a una
inevitable ambigüedad que, a nuestro juicio, no es algo peyorativo para su
función expresiva, y sobre todo creativa. En este momento solo señalaremos, sin
entrar en detalles en la cuestión de la literatura y la poesía como objetos
necesitados de una diferenciación clara para entender la poesía desde una
óptica más amplia, por eso decía en otra ocasión que: Si la referencia (la
denotación) se vuelve del todo ambigua en poesía, no creemos que el principio
de equivalencia, aun siendo fundamental para la explicación
lingüístico-literaria de la poesía, no creemos, decimos, que agote totalmente
ni la dinámica ni el ser de la poesía.[1]
Esta ambigüedad[2]
es primordial para afrontar con garantías de entendimiento el hecho fundamental
de la creatividad en el discurso poético. Habría que añadir que hablar de la
metáfora en el discurrir del ejercicio creativo poético conlleva necesariamente
requiere de la misma metáfora, paradoja que no hace sino manifestar la
imprudencia, si es que no la imposibilidad de describir, controlar y saber, en
definitiva de la metáfora por la vía de la taxonomía retórica; y es que la
retórica, y en particular la metáfora, está estrecha (y vivamente) enlazada al
ser poético en donde se produce (existe una ontología y una epistemología
poética[3])
y se garantiza su genuino producto creativo.
El allotrios[4]
aristotélico, cuando hace referencia al uso desviado de la norma del lenguaje,
al de préstamo y al de sustitución, es una manifestación de la lógica –poética-
propia de su proceso creativo, donde la ley de semejanzas propia de la
metáfora, se muestra más cerca de la psicología (asociación de ideas)[5] que de
la semántica (el mundo de los conceptos), que desde luego es muy digna
de atención, ya que estos procesos asociativos son los que proporcionan la
materia prima de la innovación[6]
y por tanto de los fenómenos creativos de la conciencia. El poder creador del
lenguaje se reconoce en virtud de las relaciones (saussurianas) entre código y
mensaje, siendo la metáfora una idónea muestra de esta importante
correspondencia apoyada en la polisemia cuando es innovación, todo lo cual,
pone inevitablemente en cuestión la proverbial dicotomía saussuriana, sobre
todo, si la encuadramos creativamente como hecho diacrónico que hace que la
metáfora se encuadre entre las palabras y las frases.[7]
Francisco Acuyo
[1] Acuyo, F.: Más allá de
la función poética, Blog Ancile: http://franciscoacuyo.blogspot.com.es/2014/03/mas-alla-de-la-funcion-poetica.html
[2] En algún momento he
hablado de esta ambigüedad como esencial en el verdadero discurso poético.
[3] Hablaba una ciencia –y aun una filosofía- de la paradoja, Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo, Artecitta,
Granada, 2010.
[4] Extraño, en referencia
al nombre que designa otra cosa, y con el que la metáfora hace su trasposición
característica.
[5] Estrechamente
relacionada con diversos procesos cognitivos.
[6] Ricoeur, P. : ob. cit. nota
1, p. 165.
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