Bajo el título: Retórica: análisis y síntesis del artefacto lingüístico poético, incluimos una nueva entrada para la sección, Pensamiento, del blog Ancile.
RETÓRICA: ANÁLISIS Y SÍNTESIS
DEL ARTEFACTO LINGÜÍSTICO POÉTICO
Más allá de
los arquetipos junguianos[1],
la retórica poética nos enseña que hay vida más allá del análisis, es más, la
vida propia está en la síntesis de la que participa todo el artefacto retórico
poético, en tanto que es una manifestación de vida orgánica y viva extraordinariamente
singular en sí misma. En ella se ponen de manifiesto la capacidad creativa como
vía de curación y entendimiento e integración con el mundo, así como de
receptación del sufrimiento a través del gozo de la belleza[2].
Estas conexiones de sufrimiento, creación y belleza son en verdad
trascendentes, en el sentido profundo que estas requieren. Si en matemáticas,
la divina proporción, sujeta al número áureo o de razón extrema o media es un
número irracional algebraico que pone en evidencia la proporción a la que se
ven sujetos los objetos geométricos, y cuya proporción contiene un valor
estético en el que se constata que la parte menor se debe a la mayor como esta
al todo, las razones y proporciones poéticas deducibles de sus estructuras
retóricas (métricas, fonológicas, gramaticales especiales…) se deben a un
principio también común que empieza en la comunicación, sigue en la expresión
expresiva artística y concluye en la puesta en cuestión de todo lenguaje para un
entendimiento que vaya más
allá de los propios límites de las palabras sobre
las que se construye, así intuir el mundo que nos trasciende y que, percibido
por las nociones de belleza (y del mismo sufrimiento que conlleva su percepción
y sometimiento), intuimos como una realidad acaso no percatable mediante la
razón, la lógica y el sentido común que, de consuno y de manera convencional,
fundamenta nuestra capacidad de comprensión de ese sufrimiento y esa misma
belleza, siendo esta última acaso una categoría similar a la trascendental
kantiana[3].
La terapia deducible del factor
retórico poético proviene, descansa y se fundamenta en ese lenguaje salvaje[4]
que es la poesía, así como del pre-saber
que contiene, y todo en pos de alcanzar aquel suprasentido que trasciende el
común entendimiento viciado de la convención racional (lingüística estándar) y
que se manifiesta en el metalenguaje que no puede racionalizarse,
intelectualizarse, y que es, en fin, la poesía.
La verdadera poesía se caracteriza
porque no es posible su manipulación última, en tanto que si nos afecta no lo
hace en virtud de un querer o no querer, su poder curativo o terapéutico se
manifiesta cuando, de manera intencional, subjetiva obtenemos el contenido y el
objeto adecuados para nuestra dolencia. De hecho, en contra de lo que tantos
quieren hacernos creer, la poesía verdadera no es o no puede tener un carácter
universal, abierta a todos, gustar a todos, apercibir a todos, muy al
contrario, es, como acaso pasa con la religión verdaderamente espiritual,
profundamente personal, pues mediante su entendimiento propio (lenguaje propio)
accede para dirigirse y apercibirse de aquel suprasentido que acaso tanto inhibimos de consuno, y aún más en
nuestros días.
Francisco Acuyo
[1] Jung, C. G.: Ob. cit.
[2] Acuyo, F.: Ob. cit.
nota 27.
[3] Kant. E.: De lo bello y lo
sublime, Espasa Calpe, Madrid, 1979.
[4] Acuyo, F.: Ob. cit.
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