Seguimos el post anterior, relacionado con el paradójico mundo de la realidad cuántica, y todo para la sección de Ciencia, del blog Ancile, y esta vez bajo el título: La causalidad cuántica y la realidad material del mundo.
LA CAUSALIDAD CUÁNTICA
Y LA REALIDAD MATERIAL DEL MUNDO
Comentábamos en la anterior
entrada que el sentido común es uno de los instrumentos más socorridos para
establecer y orientar la causalidad de los más variados fenómenos que conforman la
realidad que percibimos. También es preciso recordar la admonición a que el
sentido común nos engaña como también lo hacen los sentidos a la determinante
hora de corroborar la realidad de buena parte de fenómenos físicos a los que accedemos, así
como a la determinación de la estructura material (o física) de lo que decimos
que consiste en el mundo.
La
no localidad[1]
de la estructura (partículas) más íntima de la materia del universo –cuántico-
ejerce como un elemento altamente perturbador y extraño no solo para el sentido
común, también para la teoría y la praxis de la misma física clásica, y todo esto, si es que realmente
ese efecto de entrelazamiento –cuántico- pone o parece poner en duda la constante de la velocidad de la luz[2],
y si es que dicha enigmática correlación altera gravemente nuestra concepción de lo
que acontece en el mundo, puesto que el tiempo y el espacio adquieren raras
connotaciones físicas que incluso pondría en duda su existencia, al menos tal y
como la concebimos según las directrices de la física clásica. Pero ¿ es por
esto que la violación del principio de la constante de la velocidad de la luz
implica necesariamente una ruptura de la causalidad? Hay opiniones que tratan
de aclarar que estas velocidades heterodoxas no son en modo alguno físicas,[3]
en el sentido de que lo que se está
propagando –en realidad- no es nada físico. ¿De qué estamos hablando
entonces cuando aquello que determinamos como no físico, tiene sin embargo
consecuencias prácticas, tecnológicas en el ámbito de lo evidentemente físico?
Es una realidad que la mecánica cuántica tiene unas implicaciones en este
ámbito que son fundamentales. ¿No estamos ante una flagrante contradictio in terminis? ¿No es una discordancia lógica,
filosófica y desde luego física?
Nada
físico viaja a velocidades superiores a las de la luz, nos insisten. Pero ¿qué
nos dice, o de qué nos advierte el comportamiento ampliamente reconocido de la
no localidad de la realidad cuántica, que parece cuestionar aquella constante y
límite de la velocidad de la luz? La física clásica y la relatividad especial
nos advierten de que si una parte (una partícula, por ejemplo), no tiene contacto
con otra que se encuentre distante, no puede obtener información de manera
instantánea. Sin embargo, en la medición cuántica esto no sucede así, de hecho,
a todas luces las partículas medidas
se comportan e interaccionan de manera instantánea –no local-.
Es
claro que el concepto de localidad necesita una revisión detenida para aclarar
la naturaleza de la realidad de lo más íntimo de la materia (y sus
implicaciones, si las hubiera, en la realidad con lo que interaccionamos
cotidianamente). Las desigualdades de
Bell[4]
tratan de dar luz sobre esta inquietante cuestión que, desdice el sentido
común, y diríase que también los fundamentos de la ciencia física clásica y
relativista, a saber: 1- Los valores de las propiedades físicas están predeterminados
antes de hacer una medida. 2- Los valores de las propiedades físicas en una
parte no contienen información sobre las otras partes.[5]
Esta aproximación nos dice que hay teorías que cumplen o no el realismo local,
pero que en modo alguno habrá de afectar a la consistencia física de causalidad
que rigen en los fundamentos de la naturaleza que observamos y que parece
respetarse siempre.
El
hecho de proclamar una no localidad que nadie ha visto (aunque matemáticamente
sea correcta) pone en cuestionamiento la física tradicional aunque no expone
una base empírica (físico tradicional) que la constate. Mas, ¿cuál es, o, cómo
es, entonces, la realidad a la que tenemos acceso, si como todo parece indicar,
hasta que no observamos un sistema cuántico este no tiene por qué poseer
propiedades bien definidas?[6]
Abundaremos
sobre esta cuestión tan extravagante como llena de interés científico
(inevitablemente, también filosófico) en próximas entradas de este blog Ancile.
Francisco Acuyo
[1]
Traemos nuevamente la anterior nota sobre
la realidad cuántica de la no localidad: Recordamos
que dos objetos situados a distancia, en física, no pueden bajo ningún concepto
influirse de manera instantánea, necesitaría de un intervalo temporal para que
esto fuese posible, de donde deducimos la necesidad de un espacio tiempo para
que esto suceda, por lo que es preciso que dicha influencia se propague a
velocidades inferiores a las de la luz. Pues bien, este principio se demuestra
inaceptable en el mundo de la realidad subatómica. El entrelazamiento cuántico
será el término que pone en evidencia esta realidad extraña (sobre
todo al sentido común) de la materia en sus estructuras más íntimas. Para el
matemático esta realidad resulta fascinante, porque pone en evidencia la
importancia de sus acercamientos abstractos a la realidad física del mundo.
[2]
Constante inviolable según Albert Einstein que nos dice que, ya estemos quietos
o en movimiento, la luz o cualquier radiación electromagnética no puede sobre
pasar esta constante en cualquier marco de referencia, por lo que se estima
como una constante universal.
[3] Sabín,
C.: Diccionario de física cuántica, Física y Química, Investigación y Ciencia,
14 de septiembre 2020.
[4] O
Teorema de Bell, es un metateorema utilizado para cuantificar matemáticamente
las predicciones en matemática cuántica, de la que se deduce que en modo alguno
puede las variables ocultas locales de una teoría física puede reproducir las
predicciones de la mecánica cuántica
[5] Ibidem.
[6] Merali,
Z.: Más allá del gato de Schrödinger, Física Cuántica, Actualidad,
Investigación y Ciencia, 22 de septiembre de 2020.
No hay comentarios:
Publicar un comentario