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viernes, 29 de abril de 2022

ULTIMA POSTAL: LA TEMPESTAD CALMADA, DE MANUEL VERGARA

 Cerramos con esta última entrega los trabajos, reflexiones y ahora versos de Manuel Vergara, esta vez para la sección de Poesía del blog Ancile, y bajo el título de: Última postal: La tempestad calmada, que sirve de poético colofón a la totalidad de Como te iba diciendo (Cartas a cielo abierto).


ULTIMA POSTAL: LA TEMPESTAD CALMADA,

DE MANUEL VERGARA


 

Última postal: La tempestad calmada, Manuel Vergara

 

    De pronto se alborotó tanto el mar, que las olas cubrían la barca, pero él dormía” (Mt. 8.24)

 

Llegados al final, vemos a Cristo

Jesús sobre las olas,

-postal de Delacroix-, le van diciendo:

Repósate Señor ¿será por alma?

 

Mientras, yo le cantaba

lo que dictó Péguy de las virtudes,

llamadas teologales: La primera,

la Fe -lo dijo Dios-, la siempre firme,

por siglos de los siglos; la segunda,

la Santa Caridad, la más hermosa

Señora.

              ¿Serán grandes

las dos? Pero mi ojito

derecho -te lo digo,

Yo; el Dios de la Virtudes-: ¡mi pequeña

esperanza! una niñita

de nada, pero duerme

realmente tranquila; se levanta

y te da los buenos días.

                                         (Con qué poco,

con qué poquito Dios te apañas, Cristo

bendito; y, qué resuelto

es el aire!).

…………………………….

 

                    Pero, hombre;

la mar bajo tus pies (también la tuya),

se agita:

                  Últimamente,

no es tiempo de certezas, ya Babel

se  frustró y, como te iba

diciendo, yo desisto

que, al fin -menos es nada-,

me alimento del sueño.

                                        Fue dormirme;

se me coló en el alma: aquí y ahora,

                -suelto mi corazón-, ya canto en sueños.

 

 

 

 

 

      EPÍLOGO DELIRANTE

                                           …y dentro el pecho atesora

                                                                                                             (Tirso de Molina)

 

Muy en dentro mi pecho, las montañas,

mi amado, las montañas… Dentro el casco

mi moto: los que fuerdes,

pastores, los que fuerdes…, como un eco

divino.

             ¿Y, quién en dentro

mi lecho? -ya delira

mi alma-, si este brazo

si es mío o no este hombro si tu pierna

(a saber la periferia, no doy una

a derechas).

                       Besa el tiempo

-Roma con Santiago-; besa el tiempo

mi corazón el alba. Vuelo endentro

del águila imperial: qué dulce plano

de ala; totalmente

que sí: santo es el aire

-mi amado las montañas-; totalmente;

y, el agua.

                    Miro endentro

mi buen samaritano que da gusto

lo bien ¡qué limpiamente! aquella oveja

perdida.

                Pero el colmo

los colmos, aquel  padre -en su delirio

de herencias-; aquel padre,

que  vio venir al hijo (qué descanso

de lógica cerril):

                             ¡A pan y agua

de Dios! que, endentro el pecho,

Pascua Florida el alma. Qué descanso:

Pascua florida el alma.

 

                                                                          Antequera,  Abril de 2022 

                                                                             Manuel Vergara Carvajal

 

                                                                     

 

Última postal: La tempestad calmada, Manuel Vergara

 

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