Cerramos con esta última entrega los trabajos, reflexiones y ahora versos de Manuel Vergara, esta vez para la sección de Poesía del blog Ancile, y bajo el título de: Última postal: La tempestad calmada, que sirve de poético colofón a la totalidad de Como te iba diciendo (Cartas a cielo abierto).
ULTIMA POSTAL: LA TEMPESTAD CALMADA,
DE MANUEL VERGARA
“De pronto se alborotó tanto el mar, que las olas cubrían la barca, pero él dormía” (Mt. 8.24)
Llegados al final, vemos a Cristo
Jesús sobre las olas,
-postal de Delacroix-, le van diciendo:
Repósate
Señor ¿será por alma?
Mientras, yo le cantaba
lo que dictó Péguy de las virtudes,
llamadas teologales: La primera,
la Fe -lo dijo Dios-, la siempre firme,
por siglos de los siglos; la segunda,
la Santa Caridad, la más hermosa
Señora.
¿Serán grandes
las
dos? Pero mi ojito
derecho
-te
lo digo,
Yo; el Dios de la Virtudes-: ¡mi
pequeña
esperanza!
una niñita
de
nada, pero duerme
realmente
tranquila; se levanta
y
te da los buenos días.
(Con
qué poco,
con qué poquito Dios te apañas, Cristo
bendito; y, qué resuelto
es el aire!).
…………………………….
Pero, hombre;
la mar bajo tus pies (también la tuya),
se agita:
Últimamente,
no es tiempo de certezas, ya Babel
se
frustró y, como te iba
diciendo, yo desisto
que, al fin -menos es nada-,
me alimento del sueño.
Fue
dormirme;
se me coló en el alma: aquí y ahora,
-suelto mi corazón-, ya canto en sueños.
EPÍLOGO DELIRANTE
…y dentro el pecho atesora
(Tirso de Molina)
Muy en dentro mi
pecho, las montañas,
mi
amado, las montañas… Dentro el casco
mi moto: los que fuerdes,
pastores, los que fuerdes…, como un eco
divino.
¿Y, quién en dentro
mi lecho? -ya
delira
mi alma-, si este
brazo
si es mío o no
este hombro si tu pierna
(a saber la
periferia, no doy una
a derechas).
Besa el tiempo
-Roma con Santiago-;
besa el tiempo
mi corazón el
alba. Vuelo endentro
del águila imperial:
qué dulce plano
de ala; totalmente
que sí: santo es
el aire
-mi amado las montañas-; totalmente;
y, el agua.
Miro endentro
mi buen samaritano
que da gusto
lo bien ¡qué
limpiamente! aquella oveja
perdida.
Pero el colmo
los colmos,
aquel padre -en su delirio
de herencias-; aquel
padre,
que vio venir al hijo (qué descanso
de lógica cerril):
¡A pan y agua
de Dios! que,
endentro el pecho,
Pascua Florida el
alma. Qué descanso:
Pascua florida el
alma.
Antequera, Abril de 2022
Manuel
Vergara Carvajal
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