LUIS DE GÓNGORA
SONETO
A don Fray Diego de Mardone, Obispo de Córdoba,
dedicándole el maestro Risco un Libro de música
Un culto Risco en venas hoy suaves
concentuosamente se desata,
cuyo néctar, no ya líquida plata,
hace canoras aun las piedras graves.
Tú, pues, que el pastoral cayado sabes
con mano administrar al cielo grata,
de vestir, digno, manto de escarlata,
y de heredar a Pedro en las dos llaves,
éste, si numeroso, dulce escucha
torrente, que besar desea la playa
de tus ondas, oh mar, siempre serenas.
Si armonioso leño silva mucha
atraer pudo, vocal Risco atraya
un mar, dones hoy todo a sus arenas.
Esquema métrico:
Un culto Risco en venas hoy suaves
––––––2ª——4ª———6ª—8ª–—10ª
concentuosamente se desata,
————(3ª)—6ª———10ª
cuyo néctar, // no ya líquida plata,
1ª——3ª——–––6ª–(7ª)—10ª
hace canoras // aun las piedras graves.
(1)ª——4ª——(6ª)——8ª——10ª
Tú, // pues, // que el pastoral cayado sabes
(1ª)—————————6ª—–8ª——10ª
con mano administrar al cielo grata,
———2ª————6ª——8ª—10ª
de vestir, // digno, // manto de escarlata,
——(3)ª–––4ª———6ª————10ª
y de heredar a Pedro en las dos llaves,
————4ª—6ª————(9ª)—10ª
éste, // si numeroso, // dulce escucha
(1ª)—————6ª———8ª——10ª
torrente, // que besar desea la playa
—2ª—————–6º——8ª——10ª
de tus ondas, // oh mar, // siempre serenas.
———3ª————6ª—(7ª)———10ª
Si armonioso leño silva mucha
———––4ª—6ª—–8ª———10ª
atraer pudo, // vocal Risco atraya
—2ª—(3ª)———6ª (7ª)——10ª
un mar, // dones hoy todo a sus arenas.
——2ª——(3ª)-(5ª) -6ª————10ª
LOS VERSOS ENDECASÍLABOS que se ofrecen conforman la relación siguiente en el poema: establece una estructura versal (soneto) que vierte la distribución de verso y rima que sigue: catorce versos —arte mayor— endecasílabos con rima consonante que obedece a la distribución de dos cuartetos con rimas ABBA ABBA, y dos tercetos con rimas en la distribución siguiente: CDE CDE.
Verso primero: acompasado y rítmico verso (característico ritmo bimembre, en cláusulas yámbicas), endecasílabo yámbico con acentos en 2ª, 4ª, 6ª, 8ª y 10ª: Un culto Risco en venas hoy suaves; que ofrece en su equilibrio de manera admirable, el singular contraste con el 2º verso a través de un rápido y precipitado deslizamiento.
Verso segundo: la atonía inicial del poema se vierte, diríase, para hacer deslizarse el contenido de las venas del Risco que describe, mas, tan dinámicamente, que la acentuación en 6ª y 10ª dan claro testimonio: concentuosamente se desata, se diría, además, consagrarse para continuar al verso siguiente, cosa que, por otra parte en modo alguno sucede (no hay encabalgamiento), ya que establece una pausa acentuada no sólo por el final (pausa obligada) de verso, también por la coma. La diéresis aporta el elemento definitivo de aceleración y movimiento: concentüosamente que, se detendrá en el final del verso (acento latente en 3ª sílaba) dando una plasticidad inaudita al verso que, tan expresivamente, parece dar cauce y forma al líquido que corre y avanza en contraste extraordinario.
Verso tercero: el endecasílabo que ofrece este tercer verso es de una dureza extraña, se vierte con acentos en 3ª, 6ª, 7ª y 10ª sílabas: cuyo néctar, no ya líquida plata, cuya acentuación ¿irregular? se hace manifiesta. Los acentos tensionan o desequilibran expresivamente el discurso y movimiento del verso, así el contraste de acentuación en 3ª y 7ª, recayendo precisamente en la palabra líquida, nos parece que alcanza un colosal sentido de lo intenso y vivo manifiesto precisamente en la no linealidad métrica del verso; así, moviendo y aquietando (entre comas) el verso y el contenido del mismo. Cesura en la 3ª sílaba. Latencia acentual en 1ª sílaba.
Verso cuarto: el endecasílabo a minori (sáfico) con acentuación en 4ª, 8ª y 10ª sílabas: hace canoras aun las piedras graves, ofrece latencia acentual en 6ª, la cual mantiene el ritmo binario con la tendencia yámbica que se ve interrumpida al inicio del endecasílabo con una acentuación de incitación en la 1ª sílaba, que sirve nuevamente de contraste para poner énfasis al movimiento del verso y del cuarteto.
Verso quinto: nuevo hallazgo métrico de particular contraste en este verso, que vierte acentos rítmicos en 1ª, 6ª, 8ª y 10ª: Tú, pues, que el pastoral cayado sabes; el acento en 1ª sílaba, de incitación mantiene el movimiento expresivo del inicio del segundo cuarteto, en íntima relación rítmica con el primero. Enlaza con el verso siguiente en otro rápido encabalgamiento que no hace sino dar fe del dinamismo y naturaleza del verso.
Verso sexto: endecasílabo a maiori (6ª y 10ª, heroico), con acentos rítmicos en 2ª y 8ª sílabas, que indican una inclinación bimembre: con mano administrar al cielo grata; la distensión oracional (hipérbaton violentísimo) incrementa la violencia y contraste de movimientos rítmicos del verso.
Verso séptimo: nuevamente hipérbaton violento que, en el verso (endecasílabo a maiori, 6ª y 10ª, con acento de equilibrio –rítmico– en 3ª ofrece un tipo heroico): de vestir, digno, manto de escarlata, mantiene un discurso extremadamente impetuoso acentuado con la tonicidad extrarrítmica o de incitación de dicho movimiento en la sílaba 3ª. Doble cesura en 3ª y 5ª sílabas.
Verso octavo: el cierre de los cuartetos en este verso lleva el movimiento al verdadero paroxismo en un endecasílabo de acentuación rítmica o de equilibrio en 4ª, 6ª y 10ª, mas con la conjunción del acento 10ª de la pausa versal en tensión con el de 9ª: y de heredar a Pedro en las dos llaves, cuya violencia extrema el dinamismo, complejidad y movimiento no lineal de su ritmo.
Verso noveno: no satisfecho con el violento y contrastado discurrir versal y rítmico de los cuartetos, inicia los tercetos con disposición no menos controvertida y dinámica. La atonía de la primera parte del soneto intenta apoyarse con los acentos rítmicos en 6ª, 8ª y 10ª: éste, si numeroso, dulce escucha; mas el «acento de incitación dinámica» (extrarrítmico) exacerba el movimiento para acabar precipitándose con total violencia en su deslizamiento abrupto al siguiente verso, mas apoyado por otro hipérbaton extremado en la intrincación de su sintaxis. Acento de incitación, como decíamos, en la sílaba 1ª.
Verso décimo: extraordinario modelo de aquietamiento de la violenta exacerbación de los versos anteriores; viene a morir el torrente tras el deslizamiento (encabalgamiento) del verso anterior en este otro que calma, tras la coma, en un acompasado ritmo binario (de cláusulas yámbicas) en una apacible acentuación de 2ª, 6ª, 8ª y 10ª sílabas (endecasílabo a maiori): torrente, que besar desea la playa; la concentración en una sola sílaba (sinéresis) en un sólo acento (8º) de las vocales e-a: des(ea) enfatiza la sensación de aquietamiento para, posteriormente, volver a correr el líquido rítmico y poético en el encabalgamiento del verso hacia el siguiente: desde la playa / de tus ondas. Cesura en la 2ª sílaba acentuada.
Verso undécimo: he aquí que se diría culminar el trasegado discurrir rítmico de buena parte de los versos anteriores en un endecasílabo de equilibrada o rítmica acentuación en 3ª, 6ª y 10ª (a maiori, heroico), y el ritmo binario de la primera parte del verso: de tus ondas, oh mar, siempre serenas.; perfectamente acompasado por las pausas que marcan los acentos y el punto y final del terceto. Nuevamente doble cesura en 4ª y 6ª sílabas. Acento de tensión en la 7ª sílaba.
Verso duodécimo: mantiene la solicitud rítmica (métrica) y de equilibrio con un endecasílabo en 4ª, 6ª, 8ª y 10ª sílabas: Si armonioso leño silva mucha; cuya melodía parece que quiere diluirse en los versos siguientes mediante el deslizamiento al verso decimotercero.
Verso decimotercero: mas, de manera inesperada, entre acentos en 3ª, 4ª, 6ª, 7ª y 10ª: atraer pudo, vocal Risco atraya, convulsiona de nuevo el poema. Los acentos en 7ª, de tensión o de ruptura de equilibrio y el 3º, de incitación vienen a corroborar este hecho. Añádase la conjunción de vocales (sinéresis) sobre el acento en 3ª fuera de ritmo (sílaba impar) a-e, atr(ae)r para apuntalar con más firmeza aún el desequilibrio de dicho acento. Mas, no queda ahí toda la extraordinaria fuerza expresiva del verso que se ve acentuada por la dialefa Risco__atraya y el encabalgamiento al último verso donde, esta vez sí, viene a morir definitivamente el poema. Cesura en 4ª sílaba.
Verso decimocuarto: la sorpresa no ha de quedar todavía del todo expuesta ya que el poeta culmina el poema con un tan extraño como extraordinario último verso que manifiesta, en su atonía final la resolución del sentido y la forma, mas inseparablemente unidos. Con acento rítmicos en 2ª y 10ª y un acento de incitación (extrarrítmico) en sílaba impar (3ª) que todavía mantiene el signo de sus contrastes anteriores: un mar, dones hoy todo a sus arenas; producen el desmayo final donde el torrente rítmico del soneto viene a descansar, finalmente, hacia las playas de un mar, en cuyas arenas generosas, duerme la sabia y dinámica ciencia de la poesía.
La conclusión en este primer soneto de D. Luis de Góngora que nos ocupa no puede ser sino de auténtico entusiasmo en tanto que la complejidad y dinamicidad métrica diríase llevar hasta el paroxismo. La no linealidad de su conformación estructural es patente, ya que responde a patrones verdaderamente privativos.
Decíamos que en métrica (no sólo en el ámbito de la matemática pura o aplicada) será muy conveniente considerar el orden y el caos como dos manifestaciones distintas de un determinado subyacente, y es que tendremos ocasión de comprobar que ambas muy bien no subsisten por separado. Muestra evidente de lo que decimos serían estos poemas del insigne poeta cordobés.
Del ritmo yámbico del primer verso perfectamente acompasado por acentos en sílabas pares, pasamos, rápida y abruptamente al verso 2ª cuya insólita atonía contrasta tan expresivamente con el anterior (acentos en la 6ª y 10ª sílabas, cabría considerar acento latente la 3ª sílaba), dotándolo de un movimiento extraordinario que acabará, con versos posteriores, por caracterizar esta manera de concebir el verso y la poesía.
El verso 3º muestra en este caso la tensión entre las sílabas 6ª y 7ª, que vuelve nuevamente a contrastar con los versos anteriores y posteriores con ritmo acompasado en las sílabas pares; acaso de nuevo agitados por los acentos de incitación (extrarrítmicos) en los versos 4º y 5º, en la sílaba 1ª, o el del verso 7º, en su 3ª sílaba.
O en los versos 9º y 11º respectivamente, cuyos acentos de tensión darán nuevas y clarividentes muestras de su complejidad, así manifiestos en 9ª y 10ª, y 6ª y 7ª sílabas, cuya colisión no hace sino alimentar nuestros propósitos expositivos y teóricos anteriormente expuestos. Se encontrará también la incidencia de acentos de incitación en los versos 7º y 9º, en las sílabas 3ª y 1ª respectivamente.
Cerrará el soneto, al fin, con nuevas muestras de celeridad, retardo y, en definitiva, de movimiento no poco violento y, sobre todo harto expresivo, así el verso 13º y 14º, que manifiestan colisiones con los acentos de 6ª y 7ª sílabas y 5ª y 6ª sílabas, y que vienen a cerrar el poema con iguales pero muy extraordinarias directrices.
Francisco Acuyo
Francisco Acuyo