Para la sección Editoriales amigas del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título Loción de lengua, los microrrelatos lingüístico-literarios de Juan Ramón Torregrosa, reseña de Patricia López para el libro intitulado Loción de Lengua, del mismo escritor, poeta y buen amigo Juan Ramón Torregrosa, editado en Ediciones de Aquí, y que recomendamos desde nuestro espacio para su adquisición y lectura.
LOCIÓN DE LENGUA, LOS MICRORRELATOS
LINGUÍSTICO-LITERARIOS
DE JUAN RAMÓN TORREGROSA,
POR PATRICIA LÓPEZ
El libro Loción de lengua, escrito por Juan Ramón
Torregrosa, se nos presenta como un conjunto de microrrelatos que se
desarrollan a partir de conceptos literarios, recursos retóricos y elementos
gramaticales. En clave de humor, Juan Ramón Torregrosa crea un microrrelato
corto (y muy útil) con cada concepto. Explica conceptos literarios y figuras
retóricas de manera que el concepto pueda entenderse y recordarse a través de
una historia, lo que facilita que la adquisición de estas nociones se produzca de
manera divertida y desenfadada.
Juan Ramón Torregrosa divide en varias
secciones estos microrrelatos: “Juego de espejos”, que son microrrelatos en los
que resuenan algunas de las obras imprescindibles de la literatura universal (como
Hamlet de Shakespeare, El Aleph de Borges, Madame Bovary de Gustave Flaubert, y El viejo y el mar de Ernest Hemingway, entre muchos otros); “Ejercicios
de retórica”, donde recoge algunos figura literarias (como la anfibología, la
prosopopeya, la écfrasis, o el soneto, la
lira y el estrambote); “Gramaticuentos”, cuentos cuyos personajes son conceptos
gramaticales (incluye los eufemismos, el sujeto, los fonemas, las familias
léxicas, etc.); y “Etopeyas, homonimias y otros artefactos verbales”, donde
crea pequeños relatos a partir de estos mismos conceptos.
Esta serie de micorrelatos funcionan a
la vez como juego y como lección, de manera que, por ejemplo, con los relatos que
se narran en la sección “Juego de espejos”, leyendo cada pequeño relato uno
puede adivinar qué obra suena de fondo. Es como un juego de adivinanzas: el
autor cuenta un relato y añade un detalle clave de la historia y uno adivina a
qué historia se refiere, o a qué personaje o personajes de esa historia, en
caso de que la conozca, claro está. Si se desconoce, siempre puede buscarse los
nombres que aparecen, o alguna frase clave para conocer la obra original sobre
la que se relata, algo que anima al lector (o a mí personalmente me ha animado)
a interesarse por algunas historias de las que uno no sabe demasiado, y a
apuntarlas para leerlas más tarde, si se da el caso.
Con los relatos contenidos en “Ejercicios
de retórica” y los “Gramaticuentos”, se fijan algunos conceptos de retórica
mediante ejemplos frescos y divertidos. Aludiendo al humor, como lo hace el
autor, siempre se asientan más fácilmente los conocimientos, y son más fáciles
de recordar gracias a la asociación del microrrelato con el recurso que se
explica indirectamente.
A veces es necesario (y recomendable)
leer dos veces (o más) cada relato, pero merece la pena y es enriquecedor, ya
que mediante este juego y modo de narrar, la lectura y el aprendizaje se hacen
entretenidos, y el autor hace que el lector participe en el juego de lectura, siendo
un lector activo, lo que motiva a seguir leyendo.
Además, la independencia de los relatos
y la brevedad de los mismos, posibilitan comenzar y dejar de leer cuando cada
cual quiera, de manera que es perfecto para leerlo en cualquier situación,
tanto si tienes dos minutos como si quieres entretenerte una hora (aunque no lo
recomiendo para irse a dormir, porque te activa el cerebro). El libro en su
conjunto invita a la reflexión.
En conclusión, es un libro muy
ingenioso, útil y entretenido, que no deja a un lado los toques humorísticos para
explicar lecciones de retórica, literatura y gramática. Puede leerlo cualquier
persona interesada en estas cuestiones, pero también quien no sepa mucho sobre
ellas, ya que es capaz de despertar la curiosidad de cualquiera.
Por último, como conjunto de relatos
independientes entre sí, resulta interesante leerlo varias veces, asomarse de
vez en cuando a algunas páginas al azar y volver a pasar por cada relato.
Patricia López