Tengo el placer de ofrecer a mis asiduos y generosos lectores una nueva entrada para la sección, Editoriales amigas, del blog Ancile; en esta ocasión para mostrar la primicia de nuestro admirado y muy querido poeta y amigo Javier Lostalé, intitulado: La morada infinita, quien lee vive más, 2, primorosamente editado por la madrileña editorial Polibea, que regenta con tanta nobleza como sabiduría Juan José Martín Ramos, para su colección extremada, La espada en el ágata, en su número 48. Ofrecemos para abrir boca un par de textos para deleite de los amigos de nuestro, vuestro blog Ancile. Preciosa publicación que enseña que hay otra vida no menos gozosa e interesante en la lectura de los libros. Recomendamos vivamente la detenida inmersión en sus páginas porque será como indagar en la misma alma, profundamente benévola y sensible, de su autor Javier Lostalé.
El libro se presentará el día 2 de mayo a las 20.00 horas, en el Centro Artístico, Literario y Científico, sito en la calle Almona del Campillo 2, 18009 de Granada. Presentará el poeta José Gutiérrez e intervendrá el propio autor leyendo algunos de los textos.
LA MORADA INFINITA, QUIEN LEE VIVE MÁS, 2,
DE JAVIER LOSTALÉ
EL MANANTIAL DE LA ALEGRÍA
CORRO hacia aquel instante / y alcanzo el manantial de la alegría, así rezan dos versos de Clara Janés. Su lectura nos inclina más sobre el libro que nos tiene separados del mundo, o mejor, dentro del otro que existe en este. Deprisa, pero muy quietos, vamos también nosotros en pos del manantial de la alegría. Ya se escucha su sonido, claro pero oculto, y cada página que pasamos todo nuestro ser empieza a cantar, muy en silencio, la cadencia de un agua tan clara como oscura en su misterio.
Cada pausa que hacemos se torna un espejo en el que se refleja un rostro que, enseguida, se borra, pero que hondo nos responde. Libro y nosotros nos cogemos entonces de la mano y caminamos juntos hacia un espacio desconocido pero donde ya estuvimos, porque en brazos ya estamos de la alegría, y el texto sin llama arde, y no hace sino responder a cuanto su corazón, que es el nuestro, le pregunta. Y un momento llega en que las palabras se nublan y amanecen otras nuevas dentro de nosotros. Y ya no sabemos de quién somos, a qué abrazos o sueños pertenecemos. Solo deseamos alcanzar el manantial de la alegría para, leyendo, hasta la misma luz beber. Y así, radiantes, vivir más.
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Javier Lostalé |
LECTURA CUERPO
«EL cuerpo se abre como un libro, tiene índice, capítulos, colofón», escribe Adolfo García Ortega. Y el libro es un cuerpo, añadimos, que nos espera en las librerías, en las bibliotecas o en cualquier lugar, dispuesto a que lo poseamos y comenzar así a respirar. Y como la pasión se va poco a poco encendiendo dentro del lector, va tendiéndose ante sus ojos para que este contemple la belleza que esconde, o visite las ciudades, mares y cielos que encierra.
Los buenos libros, como los cuerpos, admiten muchas lecturas y siempre viven en su amanecer. Como los cuerpos avivan la imaginación, y promueven una aventura cuyo destino constantemente se aplaza para que nunca falte algo por descubrir.
Tienen los libros piel, son táctiles, y al mismo tiempo son fuente del espíritu, poseen alma. En sus páginas tiembla su horizonte el amor y sentimos lo que interrumpe el dolor.
Los libros se despiden lo mismo que un cuerpo. Notamos su falta una vez terminados, aunque una luz queda dentro de nosotros que, como la de un cuerpo, pervive. Nunca los buenos libros, como un cuerpo, se acaban de cerrar. Volver a ellos es situarse en el más maravilloso umbral.
Javier Lostalé