Hablar de Rosaura Álvarez, es decir de una amistad que dura ya tantos años y que afecta a persona tan exquisita en el tratamiento de su arte (poética y pictórica) como en lo entrañable y fraternal de su trato personal, que cabría decir sin duda innumerables cosas, las cuales, sinceramente, no creo que pudieran colmar ni por asomo tantos y estrechos argumentos que pudieran justificar ya tan larga amistad. Tantas veces en tantos eventos literarios y poéticos compartidos dan fe de gustos y de amistades comunes (Elena Martín Vivaldi, José Espada, Antonio Carvajal, Manuel García....) que nos identifican y nos unen con vínculos aún más estrechos si cabe. Sea esta una ocasión más para dar fe de lo que la buena poesía y la verdadera amistad procura.
BIO-BIBLIOGRAFÍA
Nace en Granada, lugar donde reside. Es licenciada en Historia y en Ciencias de la Educación. Realiza estudios de Música, Pintura y Grabado. Exposiciones hasta 1982. En 1984 comienza su actividad literaria. Ha ejercido como profesora de Hª del Arte. Su obra poética está traducida al francés, inglés chino y polaco, ha sido estudiada por especialistas en poesía de mujer como Biruté Ciplijauskaité y Sharon Keefe Ugalde, entre otros. Es premio Internacional de Poesía “Antonio Machado en Baeza”. Es miembro de número de la Academia de Buenas Letras de Granada. Colabora con la Cátedra García Lorca de la Universidad de Granada, el Centro Andaluz de las Letras, el Ministerio de Cultura y el de Educación y Ciencia. Ha publicado varios ensayos y los siguientes poemarios: Hablo y anochece (Granada, 1986), De aquellos fuegos sagrados (Granada, 1988, 2ª edición 2008), Diálogo de Afrodita (en tres tiempos) (Madrid, 1994), El vino de las horas (Valladolid, 1998), Intimidades (Córdoba, 2001), Cármenes, Charms, Charmes, (Antología trilingüe) (Granada, 2005), Alrededor de la palabra (Salobreña, 2005), El áspid, la manzana ( Madrid, 2006), Alter ego (Sevilla, 2008).
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Con el poeta Antonio Carvajal |
POÉTICA
En el quehacer poético, la vivencia del propio existir se transfiere a la “conciencia” del objeto artístico en un total olvido de sí misma.
Mas para explicar la epifanía poética nada nos vale. Por más que se intente desocultar la palabra o la elocuencia del silencio. Una y mil veces repito: “no me sé”; “reina la pura sombra”. Nos acercamos al ámbito de la poiesis, ámbito entre lo humano y lo divino donde los límites son ilimitados. En este ámbito, la palabra al mismo tiempo que desvela encubre ¿Acaso no es la retórica velo para encubrir lo evidente y transparentar lo innominable? [...] Primordial en el creador es escuchar su peso metafísico, el ritmo del corazón, y purificar cada día en inocencia el eje perdido: esencial instinto de contemplación, de pasmo hacia su propio ser y hacia el fluir de la belleza cósmica. [...] La creación poética no es un acto individual –con serlo-. Existe un diálogo colectivo –tesoro inmemorial- que aporta imágenes desconocidas a veces para el propio autor; es la sabiduría de siglos a disposición del artista, es la universalidad de la poesía, a la que cada poeta sólo aporta un vagido en el inmenso sagrado espacio de la Palabra.
(
Reina la pura sombra, revista Salina, num. 19, noviembre, 2005, universidad de Tarragona)
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Con el novelista Francisco Silvera |
POEMAS
TAPIZ DE GOBELINOS
Así como en el tapiz
de Gobelinos se sueña,
dispone, traza, con sumo
artificio, alta delicia
de la mente, los sentidos:
escena, composición,
coloraturas, y, luego,
del bello cartón pintado,
en alto lizo la urdimbre,
con punto el más elegante,
material más suntuoso:
lino, seda, plata, oro,
granates, verdes, turquíes;
allí la venus, aquí
racimos, allá los grifos...,
y a la postre, concluido,
manos, ojos, corazón
embalsaman como campo
de alhucemas. Así mi alma
con su verbo urde, arde,
por tejer con cada gesto
mayestático tapiz
de mi contumaz delirio.
( El vino de las horas)
ORACIÓN
Juan de Yepes, otórgame la voz,
el nombre puro.
El nombre que me engendre
y a luz me dé en cada instante;
y sea yo, sin tiempo,
verbo recién nacido.
Aquel
que, balbuciente, sólo muestra
albada cinta de luz
-cordón umbilical -
para enlazarme con el cosmos.
( El áspid, la manzana)
PINTURA
Contad, vosotros, el tremor ardido,
fluir secreto de pincel o yema
que textura viviente os otorga.
Este palpar de ciego por la sangre
color y dedo exacto, el desvaído
matiz de la dulzura.
Contad, vosotros, la expresión oculta
-desdibujada efigie mía,
en el duelo esencial de no saberme-.
Cómo luego, tras mutua entrega
-en la noche del símbolo perfecto-,
es belleza emergida del abrazo
vuestra vida sin fin,
la claridad insólita de vuestro ser,
desasido a la postre
de mi mano,
mi alma.
(Alter ego)
CARTA
Besando estoy de ti aquel volar,
pluma que hacía en signos matizados
de ternura, que dagas de primor
iba clavando en lino de mi seno.
Dibujo era de tu luna
en huerto, de tu azarbe claro,
de tu irisada seda,
si alevillas de insomnio levitaban
del pecho los sentires,
y en dádivas cedías
-con levísimo roce-
calmo color, calor
de cielo tatuado,
sobre el papel que,
luego,
como magnolia me ofrendabas.
(Diálogo de Afrodita)
TIEMPO RECOBRADO
Adentrarme por Rilke o Garcilaso
en liturgia solemne para el arte.
Y quedar prosternada, sin saber;
mas consagrado el tiempo detenido
en que mi lastre con su verbo muere.
(El áspid, la manzana)
PASEO
Entré por los Adarves:
el alma temblorosa,
moroso el paso en el recuerdo.
Y desanduve frondas
de fruición compartida.
Atardecían ámbar los cipreses
y cantó el agua: “era mentira”;
mas qué verdad
mi corazón ardido.
(Inédito)