De la nada a la energía, el caos y la información, es el título de la nueva entrada para la sección, ciencia, del blog Ancile.
Unos pocos de cierta categoría, y
ninguno de renombre, en referencia a los que intentaron indagar en esta temática, hay quien de esta manera expresaba la falta de profundidad
y elocuencia debida para tratar algo de tan rara consideración y extravagante
fundamento como es el concepto, idea, noción de la nada. De hecho podría
decirse que ninguna cosa de tal viso había en el paisaje intelectual y menos
fenoménico con semejante nombre que pudiese encajar de facto en fundamentos metodológicos, ora científicos, ora
filosóficos, sin levantar grande polvareda de controversias con las que lidiar
algo tan extraño como lo que no es, si es que la ausencia de lo que es fuese
nada. No obstante de estas contiendas dialécticas cabe abrirse un mundo de
interrogantes que ha ofrecido un orbe de fascinantes respuestas, siempre, o
casi siempre, a tenor de las últimas
(aunque sean tan antiguas como el hombre) observaciones al respecto. Acaso la
lógica tendría mucho que ver con este continuo enfrentamiento cuando no fracaso
para afrontar temática tan poco ortodoxa (al margen de los existencialismos) en
occidente. La lógica clásica de Grecia no concebía la idea matemática del cero,
siendo la cultura india de donde hemos de encontrar intelectos que se sintieran
naturalmente adaptados conque la nada fuese algo y que esta tuviese realidad,
aunque en principio fuese abstracta.
No
es extraño que las divagaciones sobre la nada, el cero, el vacío, desemboque en
interminables circunloquios cuando en verdad, la nada se presta muy poco a adornos fantasiosos[1].
En cualquier caso retomaremos las reflexiones anteriores[2]
para incidir en el parentesco de la muerte, como aniquilación, con la nada, aun
sabiendo que, al igual que el problema del cero, estuviese en contacto
inevitable con la paradoja y los más diversos equívocos. En física también era
útil el vacío (Galileo, Boyle… en la extracción de aire en envases para mostrar
la presión y peso del aire), aunque en realidad mostraban gran desconfianza en
su realidad plena, hasta la teoría de la relatividad de Einstein, donde los
universos vacíos adquirían carta de naturaleza teórica. Habría de ser la
mecánica cuántica la que diera una imagen totalmente distinta de la nada como
vacío, en tanto
que ese vacío era no más que lo que quedaba de un determinado
espacio, y que el estado de aquel espacio no podía considerarse en modo alguno
vacío, era el estado de más baja energía disponible en dicho espacio.
Es
el momento de enlazar los conceptos de espacio y gravedad tratados
anteriormente[3] para
ponerlos en conexión con la inevitabilidad de la energía en un vacío cuántico.
Diríase que el cosmos podría contener una
forma misteriosa de energía de vacío[4].
Los
organismos vivos (¿también la materia inerte?) coexisten en virtud de un caos
(organizado) cuyas leyes hacen de la aparente aleatoriedad de su naturaleza una
necesidad inequívoca. Los elementos causales (entrópicos)[5]
que aniquilan la información y destruyen el [6]se
mezclan con los acausales que portan la información gracias a la explotación de
la incertidumbre para conformar nuevas estructuras cargadas de nuevos
significados. La gramática de la vida no es sino gramática, como lo es la del
lenguaje. Dicho esto, y si la información es conocimiento hemos de ver dicha
información como una entidad activa, dinámica que a través de sus mensajes
construye el mundo, por lo que parece evidente que el mundo no puede
considerarse sólo como materia y energía, también como información y deberíamos
reconocer la universalidad de esta. La interrogante ¿Por qué existe algo en lugar de nada? Planteada por Claude Shannon[7]
en 1948, demuestra que el algo de la
información emitido a través del mensaje puede persistir en medio de la nada de
los procesos caóticos.
En cualquier
caso, conceptualmente, la nada parece que se empeña en doblar el cuello de la
razón al yugo de lo inaprensible, y diríase que ostenta su marca no pocos
intentos de clarificarla. Si recurrimos a la lógica matemática que ya desde el
problema de la ausencia de entrada y el cero babilónico[8]
(y maya) que bien pudiera considerarse como la primera expresión representativa
del cero, aunque no debiera identificarse con el nuestro[9]
y tampoco con nociones filosófico-metafísicas de la nada. Será el cero indio el número que ostenta el
estatus de numeral, al que habría que añadir además el riquísimo carácter
simbólico conceptual del mismo y que le inviste de una naturaleza singular que
la emparenta con unos significados más complejos par la nada y el vacío. Desde
un punto de vista científico –no filosófico o metafísico- ¿de qué manera la
información asiste la realidad del mundo y deja de existir cuando parte del
mundo informado se aniquila? ¿En el vacío no queda nada, ni siquiera información? En próximas entradas daremos cuenta
en la medida de nuestros humildes conocimientos a interrogantes que no debieran
pasar desapercibidas a la espera de alguna respuesta.
Francisco Acuyo
[1]
Adams, R.M.: Nil: Episodes
in the literary conquest of void during the nineteenth century, Osford
University Press, Nueva York, 1966, pp. 3 y 34.
[2]De la
muerte o la paradoja de la información, https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/09/de-la-muerte-o-la-paradoja-de-la.html
; La muerte de la información y los límites del lenguaje; https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/09/la-muerte-de-la-informacion-y-los.html
; Retórica de los límites expresivos y
conceptuales de la ciencia (¿yla filosofía?) https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/09/retorica-de-los-limites-expresivos-y.html
[3] ibidem
[4] Barrow,
J.D.: El libro de la nada, Crítica,
Barcelona. 2000, pág. 25.
[5] La relativo
a la entropía que en termodinámica es la magnitud que muestra el equilibrio o
desorden o incertidumbre–caos- en la relación y selección de mensajes que se verá reducido finalmente a uno
[6]
Campbell, J.: El hombre gramatical,
Fondos de Cultura Económica, México, 1989, p. 10.
[7] Claude Shannon,
matemático e ingeniero, padre de la teoría de la información (Teoría de las matemáticas
de la información).
[8] Serían
los babilonios los que introdujeran por primera vez separadores de espacios
vacíos en la expresión de números.
[9] Barrow,
J.D.: ob.cit. pág. 44.