miércoles, 30 de octubre de 2024

BREVÍSIMA APROXIMACIÓN A LA NOCHE Y DÍA DE DIFUNTOS

Para la sección de Pensamiento del blog Ancile, traemos un post que viene muy apropósito en las fechas que nos encontramos, se trata de unas reflexiones sobre la noche y día difuntos, y todo ello bajo el título de: Brevísima aproximación a la noche y día de difuntos.


BREVÍSIMA APROXIMACIÓN 

A LA NOCHE Y DÍA DE DIFUNTOS



Brevísima aproximación a la noche y día de difuntos. Francisco Acuyo



Magia, religión, filosofía, ciencia: se impregnan todas de manera singular en la fascinación de aquello que causa inquietud por innombrable y que, no obstante, tratamos de aprehender: ora a través de conceptos, ora de símbolos, con el fin de entender esa intuición innata en el ser humano que subyace como una suerte de sympátheia cósmica y que une a los vivos y a los muertos.

            Los ritos ancestrales de culto a los muertos que devienen de manera inmemorial hasta nosotros, enlazan misteriosamente la vida después de la muerte en una dynamis, cuya fuerza se manifiesta como potencia sobrenatural que nos conecta incluso con los que ya no están con nosotros, vigor, energía, sin embargo, que no acabamos de entender. Esta dinámica enigmática encuentra oscura e incomprendida residencia en los nombres invocados de los muertos, que participan indubitablemente en el discurrir existencial de los vivos. Homero ya nos habla en la Odisea (libro XI) de un rito capaz de traer  a este mundo al difunto Tiresias para acceder a sus poderes proféticos.

            Pero, estas invocaciones ¿son religiosas, mágicas, producto de una oscura filosofía… o estamos ante la curiositas precientífica que, todavía exenta del prejuicio positivo cientificista, indagaba donde lo que no se puede medir se ofrece innombrable a nuestro espíritu?

Brevísima aproximación a la noche y día de difuntos. Francisco Acuyo
            Las imprecaciones y plegarias funerarias de la antigüedad prevalecen en liturgias actuales (desvirtuadas algunas veces por la vorágine consumista) con un raro vigor que se conecta con los misterios más profundos de nuestro inconsciente. El magus antiguo era natural receptor y amigo de aquellos que hablaban con los muertos y que hoy, huérfanos de aquella oscura autoridad de lo sobrenatural, recurrimos al charlatán o al médium de medio pelo, y si insistimos demasiado, no sería raro acabar paciente estigmatizado en la consulta de un psiquiatra.

            La cuestión es que esta impronta extraña, donde prevalece el arcana mundi, ha arraigado con fuerza en el arte y en la literatura, como si esa magia proviniese de la divinidad misma e inspirara su impulso creativo. La intuición egipcia de que los muertos tienen poder se manifiesta en la permanencia de los vetustos ritos, capaces incluso de mediar con la divinidad misma. Mas, ¿qué permanece en realidad hoy día de aquellas ciencias ocultas en estas liturgias modernas? Sería esta una investigación antropológica, religiosa (teológica) tan compleja como prolija, pero no por ello menos fascinante.

            ¿Hasta qué punto los adminículos expuestos en nuestros ritos y fiestas funerarias no reproducen amuletos, talismanes e instrumentos mágicos, y el iniciado o sacerdote no es en cierto modo un telésmata emparentado con los ritos de la antigüedad? ¿Hasta dónde estas ceremonias y liturgias arcanas no prevalecen aún en la actualidad, en la era de la información y la inteligencia artificial? ¿Hasta qué distancia arcana no llega hasta nuestros días los phylatéria (objetos mágicos) camuflados hoy en tantos instrumentos tecnológicos de la más diversa índole?

            No puedo dejar de emparentar por momentos algunas de nuestras celebraciones y conmemoraciones a nuestros difuntos con el Fascinum romano, manifiesto entonces en la Tacita o la Silente, cuyo tiempo denominado Feralia, estaba consagrado a los muertos familiares y que no ha perdido su carácter apotropaico y no son deudoras de alguna religión mistérica.

            Decía en otra ocasión que: Cuando el filósofo (Nieztsche) excusaba la búsqueda del genuino potencial humano en la pesquisa e indagación de la verdad, alejada de cualquier prejuicio o manida convención, se entregaba a la máxima que se ha tenido como uno de sus dilectos corifeos: mal, sé tú mi bien, y que acaso ya marcara uno de los presupuestos capitales de pensamiento para aprehender, en su estética dimensión, lo oscuro, lo dionisíaco o lo siniestro, y  que anunciaran prontamente Las diabólicas de Barbey d’Aurevilly, o, a la prometeica figura que ideara Mary Shelly en su celebrado Frankestein, o en los oscuros reductos en los que tan a su sabor hiciese vida y obra (y muerte) el gran Alan Poe, o el nunca suficientemente ponderado y misterioso Baudelaire, o el excelso y al tiempo tenebroso malditismo de Rimbaud, o, por qué no, el más tétrico e inquietante Bécquer de algunos poemas y narraciones.

Brevísima aproximación a la noche y día de difuntos. Francisco Acuyo

            Es el caso que, en estas fechas reconvienen todas estas manifestaciones sagradas, enigmáticas y oscuras que inciden en mucho más que en un recuerdo a los difuntos, porque penetran la fibra más íntima de la psique humana para hacerse ritual de vida plenamente manifiesto. Insistíamos entonces: Parece incuestionable que esta capacidad de percepción de lo oscuro es dominio de singulares espíritus sensibles, sensoriales, sensitivos, diríase que mantienen vivo, intacto el vínculo con el tantas veces inexplicable impulso –atávico- del que se invisten los miedos y angustias más profundos y arraigados;  la turbación y el terror que nos hace (acaso de forma inconsciente, pero del todo necesaria) mantener contacto cierto con lo oculto, no obstante, parece que este dominio duerme en el seno de nuestros demonios familiares pero, digo, dormita, en modo alguno está definitivamente muerto. 

        Esta latencia inquietante adquiere potencia psicológica extrema en tanto que, aquello que causa el desasosiego, no tanto es lo desconocido, decíamos, porque: ¿cómo hemos de manifestar miedo ante aquello nunca visto y conocido y, por tanto, extraño a nuestra experiencia vital? No obstante, la incertidumbre intelectual, racional, consciente, lógica, no implica desconocimiento fundamental de lo culto, que no desconocido. Se nutre esta inquietud, sin embargo, insistimos en ello, de aquello perfectamente conocido y reconocible en el desván ¿decrépito? redivivo y oscuro de lo más recóndito de nuestro espíritu. Lo insólito del caso radica precisamente en ese traer a la conciencia aquello terrorífico sabido –intuido- y temido durante el enigmático y tenebroso decurso de la noche de los tiempos.



Francisco Acuyo



Brevísima aproximación a la noche y día de difuntos. Francisco Acuyo


miércoles, 23 de octubre de 2024

ENTRE EL SER Y LA NADA CREATIVOS: POR UNA TERAPIA DEL ARTE PARA UNA CONCIENCIA PLENA

 Bajo el título de, Entre el ser y la nada creativos: por una terapia del arte para una conciencia plena. traemos una nueva entrada para la sección de Ciencia del blog Ancile


ENTRE EL SER Y LA NADA CREATIVOS:

POR UNA TERAPIA DEL ARTE 

PARA UNA CONCIENCIA PLENA

 

Entre el ser y la nada creativos: por una terapia del arte para una conciencia plena. Francisco Acuyo

Es claro que el verdadero artista, el genuino poeta, pretende (como el filósofo), pero más allá de los límites de lo razonable convencional, indagar las profundidades del origen y destino en lo  primero último de todas las cosas. Es esta una ambición totalmente natural para la conciencia creativa. Insistimos que la falta de respuesta o inhibición de es ¿pulsión?, puede llevarnos al sufrimiento y la enfermedad. Mas, esta acción creativa se mueve entre la paradoja del vacío inicial creativo y la materialidad de su producto.  Nos parece claro, que este ejercicio demiúrgico es altamente saludable, pues, nos pone en contacto con lo que no alcanza el discurso de lo razonable.

                Además, el arte nos pone en comunicación con la acción o la dinámica que afecta a libertad de hacer, de pensar y de sentir, e incluso de imaginar con mayor o menor grado de certeza y de manera extrañamente paradójica más allá de la propia experiencia, y esto, aunque el artista se maneje en el ámbito de la razón, del concepto y de la misma lógica. La libertad (de creación) es el atributo y cualidad donde se dinamiza y se hace real el impulso creativo. Nada más terapéutico que moverse libremente en los territorios de la mente construyendo el mundo.

Entre el ser y la nada creativos: por una terapia del arte para una conciencia plena. Francisco Acuyo
                En el arte,  se pone en evidencia que no es necesaria la explanación del libre albedrío, si pudiésemos explicarlo no habría libertad de creación. Esa libertad es el vacío, lo informe, la acción o, mejor, la potencia que está a la espera de realizarse. Podemos afirmar por tanto, que el ejercicio creativo, en cuanto que trasciende la estructura de la conciencia egóica, con sus deficiencias y trastornos, es la manera, en fin, terapéutica por excelencia para superarlas, o como decía Karstruc, mediante la que podemos superar o trascender la plaga de neurosis egoicas.[1]

                El arte es la manera que tiene el ego para superar la estructura viciada de la psique para poner en marcha esa libertad que implica crear y que  cambiará aquella consistencia viciada de la mente. Que esto es así, se deduce de la neuroplasticidad que puede producir la actividad artística. De hecho el arte es la manera, o mejor, la expresión más completa para dar sentido a lo que ocurre en el ámbito de lo que supuestamente conocemos. Esta potencia creativa para dar sentido es la vía terapéutica por excelencia a nuestras tribulaciones y neurosis, y mediante esta, hallar el modo de autolocalización que nos complete en la conciencia.

                La indagación creativa y su producto de creación es la muestra patente de que la personalidad, la identidad del que los lleva a cabo es un proceso y que nos son sino una fase de una totalidad aún incompleta. Es la puesta en evidencia de que todo lo que percibimos es una visión o una imagen parcial de la totalidad a la que aspira el impulso creativo, es decir, la plena conciencia.

                En realidad, a lo que pretendo llegar a través de la indagación sobre el carácter terapéutico del arte y del impulso y posterior procedimiento creativo, es que todos estos elementos en su conjunto actúan para alterar las propias estructuras psíquicas en pos de llegar a una apreciación menos parcial y más genuina de lo que la realidad sea. Este impulso creativo, inhibido por la realidad convencional,  dará cauce a emergencias espirituales que se manifiestan en forma de trastornos, dolencias, neurosis y afecciones varias.

                Personalmente, aprendí a través de la poesía, que gracias al impulso creativo de aquella,  la conciencia puede reflejarse como el íntimo tejido de toda existencia.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Kastruc, ob. Cit. Pág. 212.


Entre el ser y la nada creativos: por una terapia del arte para una conciencia plena. Francisco Acuyo


viernes, 18 de octubre de 2024

EL SALUDO, DE PASTOR AGUIAR

 Para la sección de Narrativa del blog Ancile, traemos un nuevo post con un texto de nuestro querido y admirado amigo Pastor Aguiar, en este caso con un relato titulado:  El saludo.



EL SALUDO,

DE PASTOR AGUIAR


 

El saludo. Pastor Aguiar

Lo voy a saludar, a Rótulo el sonso voy a saludar de manos, saludo de hombre como en los buenos tiempos. Es mejor que decir hola, qué tal, porque un apretón de manos es más decidor que cualquier palabra. No mano blandita, ni sudada hipocresía; mano de hierro que hiere por sincera y callada, carajo.

    Allá voy, sé que no escucha mis pasos ni mi sofoquina, a causa del trote por esos caminos interminables. Él se entretiene en sus canteros de flores a ambos lados de la puerta, como cada tarde. Ahora remueve el suelo, después les echará agua dulce. Le disuelve dos cucharaditas de azúcar a cada balde de agua, pues según él, así los perfumes enamoran a las vírgenes. Y todo el que huele termina siendo poeta. Le dicen el sonso los ignorantes, creen que su lentitud silenciosa es sinónima de estupidez, y Rótulo lo sabe y se alegra; no le gusta socializar, perder el tiempo con mentecatos. En eso nos parecemos.

El saludo. Pastor Aguiar
    En realidad, mi propósito inicial esta mañana no era saludar al sonso. Nadie se levanta diciendo hoy voy a saludar a zutano y mengano, esas cosas surgen según los acontecimientos. Yo me levanté con la presión alta y me dije que lo mejor era bajarla corriendo, sudarla hasta el desmayo. Han sido diez kilómetros a paso doble por esos trillos como culebras entre cañaverales y potreros, finca tras finca hasta que vi a Rótulo y me dije, no doy más, me duele la cabeza y apenas puedo ver al hombre, voy a saludarle para que me contagie con su paz; también con su salud de buey.

    Y heme aquí en los preámbulos del saludo. Estoy a diez pasos de él.

    Me he parado en seco como por arte de magia; mejor dijera la punzada en el cráneo. Me doy cuenta de que no estoy firme, soy una torre tambaleándose, mierda, se me quitará en cuanto apriete la diestra de Rótulo, sin palabra por medio. No soy amigo suyo, creo que no los tiene por lo cabal que es. Nos hemos visto raramente en la tienda del moro, y ni un sí ni un no. Ahora mismo se romperá el hielo con este pacto.

    Llevo más de cinco minutos tratando de levantar el brazo derecho, ya lo tengo casi horizontal, coño, que la mano me pesa tres arrobas de plomo. Dicen que lo mismo es una arroba de algodón que de plomo; no lo creo.

    Ya estoy listo para avanzar, aunque desconozco si lograré mantener el brazo recto hasta que llegue a su lado. Me está costando una fortuna el primer paso, la rodilla se me resiste como diciéndome que si se dobla nos iremos a tierra. Déjame intentar el desplazamiento sin flexiones, con las patas rectas, así, según me lo imagino. Pareceré una momia, qué ataque de risa me amenaza. No quiero que él me oiga, la sorpresa es lo principal.

    He logrado empujar un pie par de pulgadas, a esta velocidad llegará la noche antes del encuentro. Para colmo estoy a punto de caerme, la vertical me juega a los escondidos. Tengo un sueño que ni te digo, como una laguna de manteca, me voy a pique, y diría que gozo con ello.

    Si Rótulo me siente caer, entonces vendrá, y cuando se incline, lo saludaré a boca de jarro, sin palabra por medio, como había planificado, menos mal, porque me he quedado sin voz, intento gritar rumbo a esas piedras delante de mí, y no puedo.

 

 

Pastor Aguiar



El saludo. Pastor Aguiar


 

martes, 15 de octubre de 2024

ANTOLOGÍA (1991-2023), DE PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ

 Para la sección de Editoriales amigas, del blog Ancile, traemos un nuevo post que porta tres poemas de muestra de la Antología (1991-2023) de la poeta madrileña Paloma Fernández Gomá, recién editado por la editorial Canente de Málaga, en edición muy cuidada y encuadernada en pasta dura. Introduce la edición un prólogo revelador y muy interesante del también poeta y crítico Albert Torés, para aquellos que conocen (o no) la brillante trayectoria de su autora, situándola en el punto justo para la mejor apreciación de su ya extenso recorrido poético. Desde este espacio nuestro recomendamos esta antología porque en ella encontrarán no sólo lo claves de su singular itinerario como poeta, también una muestra relevante de unos versos sobre los que no debemos perder la atención, ya que harán las delicias de aquellos que en verdad gusten de la buena poesía.

Ofrecemos tres de los poemas incluidos en el libro, Antología (1991-20023), de Paloma Fernández Gomá, seleccionados por la propia autora para la ocasión.




Antología (1991-2023) Paloma Fernández Gomá





ANTOLOGÍA (1991-2023),

DE PALOMA FERNÁNDEZ GOMÁ



 

Antología (1991-2023) Paloma Fernández Gomá




DESPEDIDA

 


Se ha abierto el centro de la noche

con el tenaz ladrillo de los perros 

penetrando así la vena abierta 

que custodia el tiempo 

para lamer nuestros momentos 

con la letanía atávica 

de sus más antiguos orígenes

donde se dilatan los segmentos 

de la media noche 

o el estandarte de los solsticios 

se adhiere a la carne de los frutos.

Somos efímera raíz

de un pasado,

que se consume 

interpretando el vértice de las estrellas.

Y se inician los vuelos de las tórtolas 

detrás de cada mirada, balaustrada ingente

que acoge la espera de las horas 

cuando parte el tren

y se difuminan los los cercos

detrás de los cristales, vaciando el recuerdo 

que se pierde en la mirada 

 

                Del libro Iris (2017)

 

 

 

EFECTO MARIPOSA



 

El efecto mariposa flota en el aire

deseando que la escarcha alcance la linde de las olas

con su vuelo fugaz; esperando en landas de luz 

el regreso de las golondrinas

al desvanecerse la realidad en pos del sueño

de los niños desde la primera cuna.

Una bandada de hojas cruza las incógnitas 

esperando el último acorde del deseo.

Sigamos su eco dormido emulando a las mariposas 

para elegir la fuente donde beber o el pan ácimo 

de nuestra pascua:

porque detrás del sueño nacerá el anhelo,

hecho realidad.

Vaga ilusión de una mariposa

que se posó en tu espalda.

 

 

         Del libro Weblog del tiempo (2021)

 

 

 

 

DINA EN "LA TIENDA ROJA"



Allí madres e hijas se cuentan 

sus historias,

el credo olvidado de los días,

mensajes entrecortados en el azar

de sus pensamientos.

A la lumbre de sus ojos ardió el caldero,

alumbrando horas de espera.

Ellas son el núcleo del pueblo,

sus manos tejieron y cortaron

el cordón umbilical de los hijos

en días de lluvia o fuego 

ante el reto perpetuo de la supervivencia 

anidado en sus conciencias.

Vivir es tender las alas sobre el horizonte 

en nombre del amor.

 

 

   Del libro Las tierras de Silo (2023)





Paloma Fernández Gomá

 

 

 

 

Antología (1991-2023) Paloma Fernández Gomá

 

 

 

sábado, 12 de octubre de 2024

EL ARTE COMO AUTORREFLEXIÓN TERAPÉUTICA Y COMO CRÍTICA DE LA REALIDAD CONVENCIONAL O ADQUIRIDA

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos un nuevo post que insiste sobre el arte como terapia, bajo el título: El arte como autorreflelxión terapéutica y como crítica de la realidad convencional o adquirida.


EL ARTE COMO AUTORREFLEXIÓN TERAPÉUTICA

 Y COMO CRÍTICA DE LA REALIDAD

 CONVENCIONAL O ADQUIRIDA

 

El arte como autorreflelxión terapéutica y como crítica de la realidad convencional o adquirida. Francisco Acuyo

En el ejercicio de creación  artístico, pongamos como ejemplo, el poético, siempre me pareció un tránsito creativo en el que se dinamiza no solo la conciencia autorreflexiva (la conciencia al uso en la que reconocemos nuestro yo), sino una suerte de conciencia mucho más amplia en la que deberíamos de incluir lo que denominamos inconsciente, y que trae a colación elementos de una realidad  mucho más profunda, diría, que integradora, uniabarcadora, que ciñe de manera similar a como lo hacen los mitos, un mundo plenamente consciente. Esta capacidad de reconocimiento interior conectado con la realidad de lo que es o puede ser consciente, tiene un efecto terapéutico realmente extraordinario, pues a través de este se participa de todos los procesos dinámicos de los que la mente es potencialmente capaz.

                En cierto modo, eso que denominamos inspiración artística, poética en este caso, no es más que caer en la cuenta que no hay ningún mundo fuera de la conciencia. La teoría materialista de la verdad se pone en seria cuestión, ya que la visión subjetiva es la prevalente, pero por ser subjetiva no es menos real. O lo que viene a ser igual, solo la experiencia subjetiva es real, y toda experiencia subjetiva por lo tanto lo es.[1]

                El arte nos enseña que la realidad es ambivalente en tanto que es personal y colectiva, y que una y otra tienen nexos comunes que son validadas por la conciencia. Es así que los instrumentos del poeta (la metáfora, por ejemplo) sirven para acceder a aquella realidad que trasciende lo consciente para indagar lo inconsciente y conciliar a ambas. En la percepción atenta de este fenómeno conciliatorio podemos contemplar. para una evaluación crítica nuestros propios pensamientos, siendo esta acción terapéutica en grado extremo para reconciliarnos con nosotros mismos a través del autoconocimiento.

El arte como autorreflelxión terapéutica y como crítica de la realidad convencional o adquirida. Francisco Acuyo
                El arte, la poesía, en lo que a mí concierne, es una plataforma única para contemplar la gran ilusión de la humanidad que cree que comparte el mismo mundo. Ayuda a ser más pacientes con nosotros mismos al entender que las convenciones aceptadas son las que han hecho surgir el dogma de un mundo objetivo y netamente cuantificable. Las grandes logomaquias son, desde la óptica crítica del artista, puestas en cuestión, y ofrecen la tranquilidad al que pensaba que su neurosis era algo extraordinario e incapacitante, porque aquellas convenciones son nacidas de experiencias igualmente personales. La cuestión de la extrañeza de los comportamientos y de la idiosincrasia de cada cual es una cuestión de sintonía, y si hay sufrimiento, de empatía.

                La poesía, el arte, nos enseña algo esencial para no enfermar ante las potenciales confusiones y contrastes que se nos ofrece aquella realidad colectiva convencionalmente aceptada, que no hay ni puede haber nada fuera de la realidad de la mente, de la conciencia misma. Lo que llamamos objetos de referencia objetiva, están implicados íntimamente con la conciencia. Saber esto es contemplar la herramienta, el útil imprescindible del impulso creativo que mueve cualquier tipo de arte para hacernos entender que no somos iguales, pero tampoco tan distintos, nos ayudará a reconciliarnos con el mundo de lo real colectivo con el nuestro propio.

                Lo que entendemos como movimientos de la mente que nos conectan con el mundo y acaban conformando nuestra subjetividad, nuestra experiencia, a través del impulso creativo del arte, se sitúa en el lugar de lo nunca visto, de lo nuevo, que no es sino el vacío, la nada desde la cual ha de crearse el singular producto artístico que, paradójicamente (ya lo advertía en relación a la poesía como ciencia de la paradoja), trasciende cualquier conocimiento o experiencia.

                Indagaremos sobre estas y otras cuestiones que pueden considerarse como fundamentos para cualquier arteterapia que pretenda afrontar trastornos a través de la creación artística, esto será en próximas entradas del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

 

 



[1] Kastrup, B.: ¿Por qué el materialismo es un embuste? Atalanta ediciones, Gerona, 2021, pág. 167.



El arte como autorreflelxión terapéutica y como crítica de la realidad convencional o adquirida.


jueves, 10 de octubre de 2024

LA SINCRONIDAD TERAPÉUTICA DEL ARTE

 Finalizamos las aproximaciones sobre el arte como terapia con este nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, bajo el título: Sincronicidad terapéutica del arte.




LA SINCRONIDAD TERAPÉUTICA DEL  ARTE

 



Sincronicidad terapéutica del arte. Francisco Acuyo




Uno de los efectos terapéuticos más asombrosos del proceso creativo artístico reside en la capacidad de acceder y compartir imágenes del inconsciente. Acción que comparte cualquier ser humano. La  expresión de estas imágenes hace posible la comunión entre el artista y el mundo, e incluye al otro que contempla perplejo dicha obra de arte sin saber muy bien qué es lo que le fascina y comparte con el creador, actuando como una suerte de psicología transpersonal que hace de su conciencia, conciencia del mundo.

                El artista genuino sabe que su espíritu contiene sobradas potencias para no tener que depender de fuerzas o energías foráneas, potencia que le hace adquirir una seguridad en sí mismo que de otra manera resultaría imposible. Los valores positivos que necesita el artista, a través de su arte, los descubre y orienta para afrontar sus miedos más íntimos e inconscientes. Es por eso que la capacidad de introversión del artista puede entenderse como una ayuda ayuda manifiesta para liberarse de posibles anquilosantes procesos inconscientes. 

                Para el que sufre algún trastorno mental, el hecho de poder hacer conscientes fragmentos desconocidos (y fuera de la consciencia y) de su propia personalidad a través del arte, supone una nueva visión de la realidad óptima para el desarrollo y la evolución interior. Aquel factor subjetivo del arte no solo percibe el objeto, sino que lo hace suyo.

                El arte y su capacidad  creativa es capaz de  trasformar objetos materiales en las imágenes psíquicas que hacen de su arte algo genuino, nuevo y estimulante. Este ejercicio de introspección le lleva a niveles de autoconocimiento realmente propicios para enfrentar terapéuticamente diferentes trastornos.

Sincronicidad terapéutica del arte. Francisco Acuyo
                La actividad artística creativa pone en equilibrio la vida consciente y el sustrato inconsciente de nuestra psique, aunque esto suponga el reconocimiento de que el intelecto que incide en la visión objetiva (científica). Es así que los elementos constituyentes de la obra de arte (plásticos, lingüísticos, literarios, rítmicos, poéticos…) cobran vida en virtud de la imaginación activa que los conforman y que ponen en evidencia que hay cosas existen más allá (en el inconsciente) de lo que conscientemente seamos capaces de aprehender, aunque no sea posible ser consciente de todas ellas.

                A través del arte comprendemos, o al menos intuimos, que la mente personal (la que puede padecer un trastorno) no es tan discontinua y personal como cultural y ordinariamente se nos hace creer, el factor terapéutico radica precisamente en este caer en la cuenta de que tu mente no está aislada de la mente de cualquier otro. Tu espíritu, alma o mente necesita reconocer esa integridad, la cual hará tener una visión mucho más amplia, que afecta a un potencial trastorno.

                Aprendes, en fin, a través del ejercicio artístico que aquello que supuestamente produce el trastorno forma parte de un mundo que era, y que nunca puedes ver realmente, sino que es por que devino cuando lo miraste, es decir, cuando fuiste consciente de ello. El aspecto terapéutico radica en que a través de la creación puedes constatar que la realidad es el resultado de tu mente en acción. El arte nos reconcilia con aquellas partes del corpus mental que no reconocemos como nuestras, y que provocan tantos trastornos en su extrañamiento. Esto nos enseña a entender cómo las convenciones, la educación y la cultura desvinculan la realidad de la mente misma. Así mismo nos ayuda a entender que la realidad está en nuestra mente, la cual localiza y selecciona, limitando los contenidos del mundo, que de otro modo no podrían libremente seleccionarse. El arte, en fin, es una asistencia esencial para salir de la autorreflexión egoica trastornada a través de su alerta creativa.

 

 

Francisco Acuyo

 


Sincronicidad terapéutica del arte. Francisco Acuyo


lunes, 7 de octubre de 2024

LA QUINTA EN VERDE, DE JOSÉ ANTONIO RUIZ REINA

 Para la sección de Editoriales amigas del blog Ancile, traemos el siguiente post, dedicado al poeta y querido amigo José Antonio Ruiz Reina, y su libro titulado La quinta en verde, primorosamente publicado por la Editorial Nazaríes, en su colección Daraxa. Porta un prologo riguroso y muy interesante para aproximación de los versos del libro, el profesor y crítico literario y musical, José Manuel Ruíz Martínez. El interior, como decía hermosamente editado, lleva unas preciosas ilustraciones de la artista Belén Esturla, que se acomodan como un guante a la edición. Tienen en esta entrada el prólogo, tres poemas escogidos y que reproducimos para nuestros lectores y alguna de las ilustraciones del libro. Recomendamos vivamente la lectura de, La quinta en verde, de José Antonio Ruiz Reina porque a través de la lectura de sus versos verán los fundamentos de un excelente quehacer poético que reafirma la poesía como un ejercicio de rigor y expresividad altamente creativos.

    El libro se presentará en el Centro Artístico, Científico y Literario de Granada, en Calle Almona del Campillo, 2, 2º, de Granada, el día 18 de octubre del presente año a las 20.00 horas.




La quinta en verde, José Antonio Ruiz Reina




LA QUINTA EN VERDE, 

DE JOSÉ ANTONIO RUIZ REINA




La quinta en verde, José Antonio Ruiz Reina


 PRÓLOGO

(Fragmento)

 

Arte poética,

lección primera:

cuerda y tijera.

 

***

 

Nada más bello, pues, que hacer un buen poema.

Los poemas se hacen, ¿verdad? […]

La palabra es un bien que se trabaja, gema

[…] que me exige precisa orfebrería.

 

***

 

Tal vez cordial o vano, tal vez il miglior fabbro;

pero pocos entienden que en mis palabras labro

esa fosa con flores que llamamos poesía.

 

Antonio Carvajal

 

 

Conocí a José Antonio rodeado de jóvenes que no llegaban a los treinta, cuando él pasaba de los sesenta. Yo era el profesor de aquella clase (y en edad ando entremedias). Y, sin embargo, en su mirada y en su sonrisa, también en sus intervenciones, a tiempo o a destiempo, había algo indudablemente juvenil (de lo que a veces algunos de los que lo eran carecían): el entusiasmo. Después de aquel curso, aún a día de hoy seguimos enredados en cuestiones académicas, pero ahora, además, somos amigos. Por ambos motivos, hemos hablado mucho de poesía, y de poética; y de métrica, que es una parte de la poética, qué duda cabe, pero también —y, a mi juicio, sobre todo—, de la retórica. José Antonio es una de las personas que más sabe de métrica en España, cosa que él, cuando la lea, negará con vehemencia (y se sofocará un poco), pero es verdad —otra cuestión es que a veces necesite de alguien que embride sus entusiasmos métricos, como la propia métrica embrida la efusión poética, lo que no deja de resultar irónico; o poético—. Con estos mimbres, no es de extrañar que sea, quizá sobre todo, poeta.

            Por eso, tampoco es de extrañar que acaso la principal característica de La quinta en verde sea la plena conciencia poética de su autor. Sin duda, no se trata de un poemario ingenuo o inmediato, tan en boga ahora. Y, sin embargo, no pierde la virtud de cierta ingenuidad (o entusiasmo, en su acepción poética más precisa, la platónica) sin la cual los poemas corren el riesgo de volverse meros artefactos retóricos. Por lo mismo, no se trata tampoco de un poemario confesional, y, no obstante, al terminarlo, podemos atisbar a través del espejo oblicuo de lo artístico algunas de las preocupaciones vitales e intelectuales de su autor. Por tanto, en realidad, La quinta en verde no consigue nada que no haga la buena poesía; es decir: nada menos que no haga la buena poesía.



         José Manuel Ruiz Martínez




La quinta en verde, José Antonio Ruiz Reina
De Belén Esturla



LA SOLEDAD DEL YERMO (1)

               

(Fragmento)



...Y Góngora en el cielo

 

En vano rasga su corsé la noche

y el alba trata de incendiar el sueño,

triste rescoldo de una lumbre extinta,

más recuerdo del fuego del infierno

que esplendor azulado de cristales

en la entraña del cielo.

 

Feroces aves en su pico llevan

los negros trozos de la carne muerta:

yace el que fuera peregrino andante

ya en riberas o en campos o entre selvas,

sin que quede memoria de su paso,

desahuciado en la arena.

 

Demonios verdes su postrer aliento

escrutan antes que el olvido llegue

y entran al íntimo recinto intacto,

viendo el núcleo secreto de su germen,

y descifran el rumbo del viajero

encallado en la muerte.

 

De nada sirve registrar su alforja,

tampoco lleva faltriquera al cinto:

solo las huellas de su luz y sombras

marcan signos tan leves e imprecisos

que el cronista se trueca sin remedio

en artero adivino.




La quinta en verde, José Antonio Ruiz Reina
De Belén Esturla



EXOSFERA



     V

                    

 

Se mueve el silencio hacia arriba

y borda en lo oscuro su esencia sin peso,

que sombra es de pluma reseca

y apenas si roza la piel de un ensueño

lejano y agreste

girando hacia el cielo en pos de la lluvia.

 

Retumba la ardiente sequía

que cae del sol

y anega los surcos con gotas de sed

y baña la tarde en sudor

al tiempo que filtra la luz con la rubia

calima de un lento desierto.

 

Qué lejos las horas del verde cantar

del sapo escondido,

qué hermosa la bruma del huerto mojado,

qué viva la lóbrega estrofa

de aliento cautivo

en tu alma terrosa de diosa mortal:

Humuvia...*

delirio incompleto del tiempo de ayer,

de pájaros puros con trinos en flor...

 

Ahora revivo las nieblas perdidas,

el lúgubre acento de un mundo feliz

de gozo y de llanto,

de oro y carmín,

que frota mi cuerpo cuando abro los brazos

y fuera diluvia.




La quinta en verde, José Antonio Ruiz Reina
De Belén Esturla




ALLÁ

    

                   

 

Supón que no estás muerta en este instante

y que tienes tu silla reservada

en el centro del círculo imantado

que gira a la llamada de las horas.

 

Imagina que llueve como antaño

sobre la cara oculta de la Luna

y que germinan girasoles rojos

en todos los rincones del desierto.

 

Envía hasta mi suelo vacilante

los macizos silencios de la nada

que detienen el ritmo atormentado

del áspero delirio donde lloras.

 

Buscaremos a tientas un peldaño

en la escalera rota y, con fortuna,

desconcharemos nuestros ciegos ojos

que imploran a la vida un paso abierto.



José Antonio Ruiz Reina





[1]   Versión abreviada del poema. No aparecen las silvas en tridecasílabos, heptasílabos y hexasílabos, que hay entre los sextetos. En los sextetos usamos el siguiente patrón: 2 endecasílabos sáficos (acentos en 2ª, 4ª, 8ª y 10ª), un endecasílabo sáfico pleno (acentuado en 1ª, 4ª, 8ª y 10ª), un endecasílabo melódico corto (1ª, 3ª, 6ª y 10ª), un endecasílabo melódico puro (3ª, 6ª y 10ª) y un heptasílabo anapéstico (3ª y 6ª).

* Término creado por el poeta Antonio Carvajal en torno al cual se ha compuesto el poema.



La quinta en verde, José Antonio Ruiz Reina
De Belén Esturla