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Los versos del poeta granadino Francisco Acuyo en la sección de poesía de La noche en blanco de Granada.
FRANCISCO ACUYO Y SUS VERSOS
EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA
Francisco Acuyo Donaire (Granada 1960) Cursó estudios de Derecho y de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada –en esta última disciplina es doctor- (compaginándolos con cursos y actividades de Astronomía y Astrofísica, disciplinas de las que era y es gran aficionado) en la Universidad de Granada. Realiza numerosas actividades de edición manifiestas en publicaciones diversas: fue codirector de la revista literaria Extramuros, (hoy es su actual director) junto a su fundador, ya desaparecido, José Espada, así como director de la colección literaria del mismo nombre durante esta época. Asesor de la revista Papeles Mojados de Río Seco, de Sevilla. Director de la revista Jizo de Humanidades y de las colecciones Jizo de Literatura para niños, de Literatura y Artes Plásticas y de Literatura Contemporánea, también del sello editorial Jizo. Director de la revista Artecittá Synesthesia Journal con la profesora Dina Riccò, de la Universidad Politécnica de Milán. Ha sido colaborador del Grupo de Investigación Interlingüística de la Facultad de Traducción e Interpretación de la Universidad de Granada. Es miembro investigador de la Fundación Internacional Artecitta, miembro de la Asociación Andaluza de Semiótica y del Grupo de Estudios Semióticos de la Universidad de Granada.
Entre los libros de poemas publicados se encuentran La Transfiguración de la Lira (1984), No la flor para la guerra (1987), Ancile (1991), Cuadernos del ángelus (1992), Vegetal contra mosaico (1994), Los Principios del Tigre (1997), Mal de lujo (1998), Pan y leche para niños (2000), El Hemisferio Infinito (2003), Centinelas del sueño (2008) o Haikus de la Alhambra (2013). Entre los cuadernos de poesía y pintura: Diez Décimas Decimales (2000), Ángel contrario al imposible (2001) o En Campos de Zafiro (2001) entre otros. En cuanto a ensayos científicos y literarios: Los fundamentos de la proporción en lo diverso: sobre la simetría y la asimetría endecasilábica (2007 y 2011, en edición nueva y revisada), Fisiología de un espejismo (2010) y Elogio de la decepción (y otras aproximaciones a los fenómenos del dolor y la belleza) (2013). Ha sido traducido al inglés, francés, polaco y portugués. Se preparan traducciones de sus versos al ruso.
FINALE
DEL ángel soy naufragio de la ciencia
que a luz de mi reflejo suspendido
–aunque poeta, referidlo os pido–
tendrá matiz espejo toda esencia.
¡Cuánta los dulces términos ausencia
demuestra tanto coro trascendido!
desmayo abajo viendo que han subido
la luz y el alma, el aire y la conciencia.
A la luz donde duermo no escondida,
un ramo me recuerda destilado
en el vaso profundo de la vida.
Concentro en él mi ardor, y en él me
[inspiro:
y de la esencia púrpura turbado
se elevan los aromas, y suspiro.
De La transfiguración de la lira (1984)
EL TIEMPO EN LOS ALERCES
QUÉ designio, cuál pregunta;
por qué guarda su secreto
la vida ? ¿ Dónde el vivir ?
Vivir, morir con el sueño
que despierta a nueva vida.
El sentido pone cerco
al sentido sin sentido,
urge el deber de tenerlo.
El deber que no radica
en voluntad ni en efímero
conato o firme liturgia
que oficie tránsito eterno.
Tanta angustia contenida
en esta fuente de tiempo,
si la corriente infinita
quieta quedó, en movimiento.
Acaso cada mañana
en este jardín de invierno
con las guirnaldas despierta
la primavera del sueño.
La vida tiene el deber
sentido tras del espejo:
Cual mendigo nos acecha
casi imagen con su espectro,
como miserable ungido
que detesta el somnoliento
perfume donde el nihilista,
embalsamador de viejos
afanes, y de banales
codicias, y de harapientos
mantos de almas consumidas,
realidad hace el deseo.
Manos de la cotidiana
inmundicia y del incierto
sentido, de la penumbra
entre tanto harapo viejo,
entre túnicas raídas
y entre carcomidos lienzos.
Deber sentido. Existencia,
existencia, sí, y silencio.
Y entre tantas flores tiernas
la abeja liba el concepto.
Corre el agua de la fuente
hasta llegar a su centro.
No se encuentra el manantial
en la oquedad del silencio,
y alienta el agua la fuente
hasta ganar el desierto.
De Los principios del tigre 1997, (1ª edición, 2012, 2ª edición)
CONSENSO
«Ya que con más regalo el campo mira»
Luis de Góngora:
«Soneto sesenta y cuatro»
DESPACIO flor, deseo, amor, despacio.
Despacio sobre el cáliz de tu pecho;
despacio, noche, aliento, seda, lecho,
pétalo, tiempo, cisne, amor, espacio.
Sereno, sosegada luz, palacio
de fragancias, de juego, de despecho;
despacio, si dolor, si paso estrecho,
si amplio deliquio, si cristal, despacio.
Comba el silencio trémulo en la roca
la luz sonora, y en el campo he visto
doblarse las espigas en la boca
del viento, y en tu vientre adormecida,
morir por el azar de lo previsto
la amapola que sueña con la vida.
De Mal de Lujo (1998)
PÚBERES CRIATURAS
Para Magda, Brenda y Mara
Unos versos a la luz y las sombras de estas púberes criaturas
-Moi, j’ai la lèvre humide, et je sais la science
De perdre au fond d’un lit l’antique consciencie.
Yo, tengo húmedo el labio, y sé la ciencia
De perder en el fondo de un lecho la antigua conciencia
Les metamorphoses du vampire
La metamorfosis del vampiro
Charles Baudelaire
SI prímulas o alhelíes,
si jazmines o jacintos,
en el jardín de su origen
oscuro, un fanal el símbolo
de sus púberes perfiles
proyecta el secreto idilio
de las luces no invisible,
de las sombras fugitivo.
Si cariz de tersos marfiles,
no sin insolencia, quiso
de la eternidad el límite
traer para el infinito;
así, traviesas, se fingen
entre rosas cristalinos
pétalos de cuya estirpe
se ofrecen eterna efímeros.
Delicados colibríes
han por los labios subido
a besar en cada linde
de la boca al libertino
solitario ya partícipe
del límite y el infinito,
aquel que en sombras luz finge
y del silencio el sonido;
aquel natural artífice
que se consagra lascivo
para la vida invisible
que a vuestro carnal recibo
ofrece inmortal estirpe.
Púberes criaturas, digo,
que prímulas o alhelíes,
que jazmines o jacintos,
al destino sin origen
de vuestro sagrado círculo
muestran, certeza imposible,
donde miraron los siglos
tejer la belleza su urdimbre
efímera en sacrificio
de ese nardo que pervive
a vuestros rostros sumiso.
Del libro inédito Poemas herméticos