Tenemos el placer de traer para las secciones de Pensamiento y Extractos críticos, del blog Ancile, unos fragmentos de la publicación que lleva por título: Miguel Hernández y lo abstracto, una hipótesis, del artista y amigo Martín Noguerol, editado exquisitamente por la Diputación de Jaén y la Fundación Legado Miguel Hernández, para la ocasión. Reflexión sobre las relaciones entre el arte y la poesía con un marcado carácter personal no exento de grande interés.
MIGUEL HERNÁNDEZ
Y LO ABSTRACTO, UNA HIPÓTESIS
MARTÍN NOGUEROL
A partir de la muerte de Miguel se abrieron diversos interrogantes que con el tiempo alcanzaron cuestiones de índole histórica; la mayoría están resueltos a estas alturas, algunos quedan aún por resolver y otros son ya irresolubles. En su vida y obra existen, sobre todo en los últimos años, excesivos “lugares comunes” influenciados tanto por su corta e intensa existencia, de trágica conclusión, como por su posicionamiento social y político durante la II República y la Guerra Civil Española, con un mayor protagonismo en el segundo caso. […] En la poesía se condensa todo lo que el ser humano puede llegar a ser, en realidad todo lo que es.
Casi toda poesía puede llegar a parecer descriptiva de una realidad externa, concreta: tanto la que refleja la naturaleza que nos rodea como la que emana de aquellos elementos insondables como el alma o el espíritu, también de la gnosis, sobre la vida, el amor, la muerte, lo social, etcétera, aunque trasladables a interpretaciones y expresiones poéticas. Sería como traducir lo inefable en expresable. […] Locke –un filósofo empirista– denomina abstracción al proceso de separación de ideas descubriendo lo que de común tienen todas ellas , lo que resulta revelador en cuanto se expresa como: “El resultado es una idea «abstracta» que contiene tan sólo las características comunes a todas las instancias, esto es, las propiedades definitorias de la humanidad, cuya idea es abstracta, por cuanto, al ser incompleta, no se corresponde con objeto particular alguno” . […] En el caso de Miguel, en esa poesía de conciencia social, de posicionamiento ideológico, se produce lo que podría denominarse una “paradoja”, el intento de hacer de la acción estética una consecuencia de alineamiento con su propio sufrimiento y el del otro, una concreción que pone al servicio de un todo. […] Expresaba Hofmannsthal: “La fuerza plástica tiene sus raíces en la justicia” . Una justicia que el poeta persiguió en toda su existencia como eje vertebrador de su vida y obra. […] Hay unas bellas palabras de Margueritte Bonnet, en las que, refiriéndose a André Breton dice: “Lo que busca Breton es cómo hacer de la poesía el eje ordenador de la existencia, cómo articular con la preocupación poética la voluntad de revolución social” . Sin duda nuestro poeta, de haber vivido en ese momento, no solo hubiera suscrito las palabras de Breton, sino que habría sido en su biografía un camino a seguir. […] Expresaba Eliot al final del último movimiento del poema East Coker, de sus Cuatro Cuartetos: “In my end is my beginning.” . Es así como el poeta regresa a la tierra y desde ella “renace” humildemente para la eternidad con su poesía y ejemplo de comportamiento ético. Del mismo modo Mahler en el texto del coro final de su Segunda Sinfonía “Resurrección” nos señala en una estrofa: “Con alas que he conquistado, / en ardiente afán de amor, / ¡levantaré el vuelo / hacia la luz que no ha alcanzado ningún ojo! / ¡Moriré para vivir!”. Es de esta forma como el poeta adquiere trascendencia e inmortalidad más allá de las cuestiones ideológicas, que nunca serán, por mucho empeño que algunos pongan, las que definan la trascendencia de la poesía de Miguel Hernández.
Poesía y abstracción
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Martín Noguerol, fotografiado para el Diario Las provincias, por Jesús S. Signes |
La figura y obra de Miguel han sido estudiadas desde diversas perspectivas, la mayoría de ellas bajo aspectos lingüísticos, biográficos, tesis sobre su vida y obra: el poeta barroco, neorromántico, neopopulista, social, etcétera; posiblemente la abstracción ha sido la menos analizada, tal vez porque los expertos en su obra no la han considerado relevante en el contexto general de la misma, sino un elemento secundario o incluso inexistente. […] La obra poética, como toda obra artística abstracta, es susceptible de contener diversas interpretaciones, diversas lecturas, y posiblemente contenga ciertas variables que las conecten de una forma enigmática. […] En el mundo poético ocurre algo parecido: lo que nos llega cuando leemos un poema no es tanto lo que el poeta escribe, su literalidad, sino lo que nosotros sentimos e interpretamos; y esa interpretación pasa a ser una conexión con aquello que leemos: ¿es lo que el poeta quería expresar, o simplemente lo adecuamos a nuestra necesidad en ese preciso momento? […]
¿Existen en la obra de Miguel Hernández poemas de raíz abstracta? ¿Es ésta una pregunta pertinente? Mi opinión es que, efectivamente, de esa naturaleza son algunos de sus versos, que incluso podrían también denominarse heterópicos. Aunque el concepto foucaultiano sea posterior, Miguel ya nos hablaba de “esos otros lugares”. Es una cuestión que considero de cierta trascendencia en la obra del poeta: “el topos” “el lugar”; su poesía contiene una poderosa presencia de lo que podría denominarse “lugar”, no algo tan especifico como el concepto pueda expresar, como una cuestión toponímica, por ejemplo. […] no así la génesis de su poesía, ni siquiera aquella poesía más comprometida socialmente alcanza esa dimensión ideológica en lo político, sino que se vierte hacia concepciones de mayor amplitud: bajo mi análisis no existe un ser político, sino un ser humano que tiene un concepto social de mayor hondura que el que le pueda permitir ese ser político, para Miguel eso no es suficiente, ni conveniente. ¿Es su poesía pura expresión estética? Sin duda es algo que preocupaba y ocupaba al poeta, pero insisto, no me cabe duda que su poesía nos conduce al pensamiento como paso previo hacia el conocimiento. […] Aunque no se trata solo de lo que el poeta expone y la forma de hacerlo: tan importante como lo anterior es la idea que subyace en esa expresión y que impregna de una atmósfera vital su lectura y la llamada a la conciencia como conocimiento y como ente abstracto primario. Miguel es un poeta “arcaico”, con un poder que le traslada a la esencia de un pensamiento conocimiento primigenio, directo, poderoso. Pero también es un poeta de su tiempo, moderno en el más amplio sentido del término. […] Para Miguel, el viaje a Moscú de 1937 con la delegación española como dramaturgo, no como poeta, y las paradas correspondientes en distintas ciudades europeas no encendió la llama de un verso distinto, aunque escribiese algunos como “La fábrica-ciudad”, donde la metáfora y los elementos abstractos son evidentes:
Una visión de hierro, de fortaleza innata,
un clamor de metales probados, perseguidos,
mientras de nave en nave se encabrita y desata
con dólmenes de espuma, chispazos y rugidos” . […]. En mi opinión, la obra de Miguel contiene más ecos de este modernismo que de los movimientos de vanguardia literaria que ya estaban instalados en el resto de Europa, llámense dadaístas, surrealistas, futuristas, etcétera. Es por tanto poco probable que, como apunta Esquerra i Nonell, no deje de ser meramente anecdótico un Miguel Hernández surrealista. […] Miguel Hernández agita lo que de atávicos poseemos, pero no es hasta El rayo que no cesa cuando alcanza niveles notables de esos conceptos de raíz abstracta que se materializan sin perder la esencia hernandiana, transformándose en palabras de un poder agitador extraordinario, bajo un contenido más nietzscheano que revolucionario en el sentido clásico; aunque estemos hablando de conceptos complejos podemos establecer alguna diferencia de significado en su obra. Posiblemente sin pretenderlo, es uno de los autores de su generación que más se puede aproximar a alguno de los poetas malditos, –pienso en Rimbaud– […] Una de las cuestiones más precarias en Miguel es la inmediatez, la angustia por alcanzar unas metas que le eran necesarias; para él el fracaso como poeta era una muerte en vida ya que había construido en el ámbito de la poesía una forma de existir y ser en el mundo. Su triunfo fue el resultado de diversas cuestiones en las que él, desgraciadamente, en algunas de ellas no pudo intervenir. Miguel, entre otras muchas cuestiones personales, es el poeta de la premisa, de la premura y la premonición. […] ¿Es Miguel Hernández un poeta encorsetado por la historia? Esta es una pregunta que me ha rondado durante años. Los que admiramos su obra y defendemos sus posicionamientos éticos alejados de posiciones binarias, nos hemos visto ante un Miguel “oficial”, en ocasiones bajo usos maniqueos, alineado con posicionamientos políticos definidos que devienen de la Guerra Civil Española y posteriormente de su figura como “símbolo” de la resistencia y del antifranquismo. Todas ellas cuestiones que en alguna ocasión han soslayado lo realmente trascendente, el Poeta.
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Serie Opus nº 1 para un poeta muerto |
Poesía y arte abstracto
Cierto arte adquirió una trascendencia, denominémosle universal, amparada en la etiqueta de abstracto […] Hacía referencia con anterioridad a la Escuela de Vallecas. Como en otras cuestiones donde Miguel tuvo algún tipo de presencia, su nombre es asociado en este caso por cuestiones de amistad con algunos de sus componentes, no siendo indicativo de su pertenencia al grupo ni de compartir cuestiones de índole artística. Miguel era un ser curioso por naturaleza, ávido de experiencias que le pudieran ayudar a construir su mundo existencial, y en ese sentido la influencia que pudieron ejercer tanto Benjamín Palencia como Alberto Sánchez iba encaminada a mostrarle otras miradas, otra forma de observar y ver lo que le circundaba […] Gustav Mahler, señala en una epístola a Max Marschalk: “Sé que en tanto yo pueda dar forma a una experiencia interior mediante palabras, no la escribiría ciertamente de una forma musical. La necesidad de expresarme musicalmente, sinfónicamente, no comienza sino con las emociones nebulosas que se abren al “otro mundo” al mundo en el que las cosas ya no están separadas por el tiempo y el lugar…” . Ese es el caso de Miguel, su necesidad de expresión está en la palabra, en el verso.
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Serie Opus nº 1 para un poeta muerto |
Conclusión
Resultaría discutible adscribir la obra de Miguel Hernández –el corpus general– a la cuestión abstracta, pero sin duda algunos de sus versos, de sus poemas, tienen, sin artificios, una nítida raíz de esa naturaleza y posiblemente fuesen construidos bajo ese concepto. Como exponía al principio la cuestión es compleja, quedando circunscrita a una hipótesis, más cuando el propio poeta no puede dar su versión y solamente tenemos opiniones y estudios más o menos amplios sobre su obra. Que algunos poemas puedan tener esa raíz abstracta ni añade valía a su obra ni se la resta. En cuanto a la conexión con el arte abstracto no deja de ser una opinión personal que no pretende, en modo alguno, crear un concepto inalterable. Quienes consideramos una parte del arte abstracto como un constructo hacia el conocimiento, entendemos que la poesía, así como otros espacios de índole creativa, pueden estar asociados y ser usados como principios de desarrollos plásticos abstractos, no como figuras representativas sino bajo una génesis más inductiva.
Martín Noguerol
Artista plástico y ensayista