viernes, 22 de septiembre de 2023

OBSERVADORES Y PARTICIPANTES: UNA PARADÓJICA GENEALOGÍA DEL UNIVERSO

Observadores y participante: una paradójica genealogía del universo, es el título del nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile.


 OBSERVADORES Y PARTICIPANTES:

UNA PARADÓJICA GENEALOGÍA DEL UNIVERSO


Observadores y participante: una paradójica genealogía del universo,  Francisco Acuyo


Cuando John Archibald Wheeler dejaba caer su explosiva teoría del principio antrópico participativo (no sólo observamos el cosmos, sino que participamos en su creación), y Vicent Jacques y su grupo idearon un experimento en el que se confirmaban las afirmaciones de Wheeler, la reacción en contra de una parte importante de los científicos coetáneos no se hizo esperar. 

                El experimento de la elección retardada en el ámbito cuántico (que mostraba cómo las observaciones determinaban acontecimientos del pasado) bien podría suceder a escala cósmica. El efecto de lente gravitatoria (mediante el que la luz se curva por la gravedad) constatable en un agujero negro, podía ser un referente ideal para la aplicación del efecto retardado a nivel cósmico.

                Es así que, el conocimiento del experimentador sólo podría producirse un tiempo funcionando en sentido opuesto, por lo que la historia pasada del universo no tiene más validez que las mediciones que hacemos… ahora.[1] La no localidad de la naturaleza cuántica implican efectos no locales que, en principio, pueden cruzar todo el universo y remontarse en el tiempo.[2]

                Todo esto pone de relieve la necesidad de la conciencia para explicar el mundo material porque aquella, la conciencia, es fundamento para la propia existencia de la vida y, aún más, para la propia existencia del universo, convicción que enlaza irremediablemente con la percepción hermética: lo que arriba esta abajo hesita, en el sentido de que lo haga en el futuro el observador ¡determinará lo que ocurra en el pasado![3]

Observadores y participante: una paradójica genealogía del universo,  Francisco Acuyo
                No estamos ante contradicciones in terminis insalvables, sino ante las paradojas de la propia génesis de la naturaleza con las que, por cierto, el alquimista convivía con total naturalidad. La mente y la materia están tan estrechamente interconectadas que solo ponen en evidencia la realidad de un único y mismo proceso que conforma la realidad, donde el tiempo, como ya avisara el lógico matemático Kurt Gödel (quien afirmaba que si bien  son posibles los viajes en el tiempo, lo serán porque (el tiempo lineal) no existe.

                La idea del universo como conciencia es una de las conclusiones a las que lleva la nueva física y que coincide con la búsqueda hermética de la comprensión de la mente de Dios. Queda perfectamente descrita esta genealogía en el tratado XI[4]:  Dios crea la eternidad; la eternidad crea el Cosmos; el Cosmos crea el tiempo; el tiempo crea lo que llega a ser.

                A la luz de los pasos de la nuevas ciencias no podemos sino afirmar que estas caminan hacia una dirección que no podemos dejar de ver vinculada hacia los principios herméticos que precisan de la metáfora, de la analogía de un universo consciente y vivo, donde subyace una unidad que trasciende las convenciones del espacio y del tiempo, porque el símbolo poético de aquellos textos oscuros y los significados extraíbles de la nueva ciencia, conforman el mensaje de aquella unidad a través de un lenguaje holístico capaz de penetrar todos los niveles posibles de conocimiento a la vez, siguiendo la estela de nubes gloriosas. (Wordsworth).

                Serán muchos más los argumentos que nos lleven a encontrar paralelismos entre la vieja y la nueva ciencia, pero los dejaremos para próximos post del blog Ancile.

 

Francisco Acuyo



[1] Wheeler, J. A.: Genesis and Observership, en Butts y Hintikkka Eds. Pág. 203.

[2] Davis, P. y Gribbin, J.: The matter Myth: Towards 21 st Century Science, Londres, Viking, 1991, pág. 208.

[3] Wheeler, J. A.: ibidem.

[4] Copenhaver, B.: Hermética: The Greek Corpus Hermeticum and the Latin Asclepius in a New English Translation, Cambridge University Press, 1992, Pág. 41.


Observadores y participante: una paradójica genealogía del universo,  Francisco Acuyo




martes, 19 de septiembre de 2023

DE LA INICIACIÓN A LA PALINGINESIA HERMÉTICA Y CIENTÍFICA

Para la sección de Ciencia del blog Ancile, y bajo el título de: De la iniciación a la palinginesia hermética y científica, ofrecemos una nueva entrada.



 DE LA INICIACIÓN A LA 

PALINGINESIA HERMÉTICA Y CIENTÍFICA


De la iniciación a la palinginesia hermética y científica,  Francisco Acuyo


 

No debe resultar extraño que el científico deba pasar por un momento de iniciación y palingenesia similar al del rito hermético iniciático. El científico inicia su transformación al conocimiento de la ciencia mediante la iniciación a la metodología que le es propia para alcanzar el saber que puede discernir la verdad que estructura y dinamiza la naturaleza. El renacimiento y regeneración a través de la ciencia es algo emblemático para el iniciado en su conocimiento, para ello deben morir a otras formas de entendimiento (religiosas, mágicas, rituales…) que se suponen eran como poco protocientíficas o directamente supersticiosas. Los iniciados y adeptos se deshacen de todas las ataduras que impiden el supuesto camino hacia la verdad de conocimiento que ilumina la ciencia.

                Dicho esto, ¿hasta qué punto la ciencia ha conseguido en realidad deshacerse del simbolismo de las raras y enigmáticas alusiones al espíritu del saber verdadero al que aludían alquimista de la tradición hermética? ¿Podremos encontrar las cesuras, las fronteras, los límites exactos en donde la ciencia natural y profana delimita  el ámbito de lo hermético iniciático?

                Para muchos estas fronteras están claras y se encuentran en la propia metodología racional y experimental que caracteriza a la ciencia. Así, toda potencia, facultad, fuerza, energía psíquica está positiva y mecánicamente condicionada por los factores empíricos que conllevan a la necesaria renuncia a cualquier fenomenología del espíritu.

De la iniciación a la palinginesia hermética y científica,  Francisco Acuyo
                En cualquier caso, hoy que comienzan a ponerse en duda aquellos aspectos positivo mecánicos de la misma ciencia, en virtud de los limites a los que ha llevado algunas de sus disciplinas (la física, la lógica, las matemáticas, por ejemplo), es también evidente la violenta reacción de estas mismas facciones de científicos que se atan dogmáticamente a sus principios, en claro declive teórico y sobre todo práctico (véase la física cuántica, como ejemplo paradigmático).

                Pero también es evidente el necesario renacimiento factual por parte de otros miembros ilustres y destacados de la ciencia, donde este renacimiento o palingenesia ya no es una mera alegoría, sino una realidad tan necesaria como cualquier hecho físico o material, pues de este renacer depende el fututo mismo de la ciencia,[1] porque los límites y misterios que exponen son primordiales para la aceptación de una incapacidad indiscutible para resolver todos los problemas.

                El convertir y cambiar la naturaleza para encontrar lo que se busca, es un principio hermético que hoy día se hace más preciso que nunca en su reconocimiento, si es que la realidad de la conciencia, del espíritu, se impone necesariamente desde los límites de la misma ciencia.

                El fenómeno de la retrocausalidad[2] (donde los efectos preceden a las causas en la escala cuántica es un ejemplo palmario del este fenómeno), y entre otras consecuencias, pone énfasis en que la conciencia tiene un efecto incuestionable obre la materia, y donde los experimentos de la elección retardada llegan determinar ¡los acontecimientos del pasado!, todo lo cual nos lleva a pensar no solo sobre la extraña naturaleza del tiempo, sino su misma realidad y existencia.

                De este renacimiento seguiremos hablando en próximas entradas del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

               



[1] Evola, J.: ob. cit. pág.

[2] Partículas que saltan de un estado energético a otro sin que y extraigan energía de ninguna parte,  o la conexión entre ellas da igual el nivel o dimensión en que estén separadas y sin vínculo aparente y de forma instantánea poniendo en duda hasta la misma contante de la velocidad de la luz y traspasan las fronteras de las convenciones de la direccionalidad del tiempo donde, por cierto, las partículas subatómicas pueden ver el futuro, aunque los humanos, teóricamente no podamos hacerlo.

domingo, 17 de septiembre de 2023

VENUS Y CUPIDO, POR ANTONIO CARVAJAL

 Para la sección de Poesía del blog Ancile, traemos este poema de nuestro verdadero amigo y no menos genuino poeta, Antonio Carvajal que, con tono no poco burlón y no menos descreído, nos ofrece esta deleitosa (¿y concupiscente?) versión de Venus y Cupido.



NOTA SOBRE LA INFANCIA DE CUPIDO

 

Venus y Cupido. Antonio Carvajal

Detalle de Venus y Cupido de Rubens



Querido Francisco Acuyo, mi ánimo retozón me está llevando a ser un viejo guasón y descreído. Desde que me jubilé, a veces pienso que los mitos, como las buenas catedrales, requieren siglos y rara vez alcanzan su conclusión. Sabemos que la vía Láctea se debe a la fuerza con que Heracles mamaba de Hera, pero no nos consta el relato de la crianza de Cupido por la madre Venus, por lo que tengo todo el derecho del mundo a inventármela, como los monárquicos ortodoxos llaman rey al que no pasó de conde de Barcelona y ahí lo tienen hasta con numero romano y honrado en el Escorial. No me gusta que el niño Cupido, dejado de su mano por los dioses, fuera abandonado por su madre en un bosque y que mamara de lobas, cabras u ovejas, ni que lo acunaran ninfas, ni que se picardeara con sátiros, martinicos y otros seres de incompletud manifiesta. No acepto la mala fama de Enrique IV de Castilla y me admira la santidad de Francisco de Borja, descendiente de bastardos ilustres por ambas vertientes, ni me trago que Boscán merendara con Navagero en el Generalife, ni que España sea una unidad de desatino en el caos universal.

Pero de la amistad aún no descreo. Por eso estoy tan unido a mis Pacos, Silvera y tú entre ellos.



           Sebald Beham, Venus y Cupido, Buril, H. 1518-1530




 

VENUS Y CUPIDO


 

Ayuda Venus misma a los audaces,

Marte sea sangriento, sea travieso

Cupido (no el incesto se castiga

por quien las leyes dicta a los deseos).

 

Madre nutricia y generosa amante,

si con sangre de Adonis rosas tiñe,

¿no ha de volverlas blancas con su leche

que sin tasa o pudor chupa Cupido?

 

Cupido entre los senos de su madre,

Cupido con las manos en los muslos

de su madre, qué audaz y qué inocente

gusta la vida.

 

 

Antonio Carvajal

 

Va por “usté”, Paco Silvera esta oda pecaminosa


Venus y Cupido. Francisco Acuyo






viernes, 15 de septiembre de 2023

CONCIENCIA E IMAGINACIÓN COMO FUNDAMENTO DEL MUNDO

 Yendo y trayendo conceptos, ideas, símbolos, analogías, fuimos construyendo y deconstruyendo los fundamentos de la metodología de la ciencia clásica; proseguimos para la sección de Ciencia del blog Ancile con este nuevo post que lleva por título: Conciencia e imaginación como fundamento del mundo.

CONCIENCIA E IMAGINACIÓN

COMO FUNDAMENTO DEL MUNDO



 

Conciencia e imaginación como fundamento del mundo. Francisco Acuyo




La imaginación empírica ha campado por sus respetos en los ámbitos del saber humano en las últimas generaciones de los hombres de ciencia. La asociación mecánica de ideas era el motor de la misma. De poco hubo de servir la distinción kantiana entre la imaginación reproductora y la trascendental o productora.

                De la intermediación de la imaginación entre la mente intelectual y lo sensorio nos hablaba poética y elocuentemente el fenómeno sinestésico.[1] Pero esta interacción no será posible sin la participación de algo que complete el vacío (neoplatónico) entre las abstracciones ideales de aquello que podemos percibir para hacerlo inteligible, y los propios componentes del mundo material percibido.

                De manera recurrente vuelve una y otra vez ese Élain vital (por emplear el término bersogniano), o esa conciencia totalizadora que alienta y dinamiza el mundo y que hace de la propia conciencia humana necesariamente participativa. De nuevo el hermetismo nos recuerda estas apreciaciones que actualizamos mediante la ciencia y la filosofía actuales.

Conciencia e imaginación como fundamento del mundo. Francisco Acuyo
                El espíritu del romanticismo (Ficthe, Shelleing, Emerson, Coleridge…) hacía referencia a esa conciencia (espíritu) de un cosmos infinito y trascendente, del que la conciencia individual era solo una expresión espacio temporal que, en su concreción y limitación, a través de la imaginación, emprendía el vuelo para alcanzar aquella universalidad. La naturaleza, en fin, como en la tradición alquimista, estaba vinculada profundamente con la conciencia imaginativa.

                Mas, también, respira esta apreciación del cosmos y la conciencia la idea de que la sustancia (Schelling, Goethe) tenía dos maneras de manifestación: mental y material, que nos hace nuevamente recordar las derivaciones paradójicas de la nueva ciencia física y sus connotaciones inevitables con la tradición antigua de Hermes, pues pone énfasis en el aspecto dinámico y creador de la conciencia.

                Lo universal y lo particular dejan de estar desconectados, pues será la función creativa de la imaginación la que los pone en conexión constante e inseparable. Serán las analogías, metáforas, símbolos, sinestesias y demás recursos trópicos de la imaginación poética los que nos llevan de lo mensurable a lo infinito.

                La figura de Jacob Boehme, influido por Paracelso, la Cábala, la alquimia y el neoplatonismo, surge al fondo de toda esta manifestación de relaciones y analogías que acaban por influir a su vez en el pensamiento romántico, donde la imaginación (distinguida de la fantasía como emanación de la ilusión egotista), será la fuerza creativa que, emana de la conciencia universal creadora y, a su vez, anima a vivir en una existencia holística al universo todo.

                No nos resultará difícil nuevamente trabar vínculos entre estas apreciaciones y las extrañas paradojas que nos ofrece la nueva ciencia. Los paradigmas relativistas, cuánticos o de la nueva ciencia de la complejidad, advierten de algo más que coincidencias, cuyas apreciaciones en realidad no solo nos avisan de las limitaciones de la ciencia, también de la necesidad de dialogar de manera abierta con otras formas de entendimiento y sabiduría.

                Abundaremos más adelante sobre esta cuestión en es te vuestro blog Ancile.

 

Francisco Acuyo



[1] Acuyo, F.: Fisiología de un espejismo. Sinestesia, cincel del pensamiento. Entorno Gráfico Ediciones, colección Exagium ciencia. Granada, 2023.



Conciencia e imaginación como fundamento del mundo. Francisco Acuyo


miércoles, 13 de septiembre de 2023

EL MECANICISMO MÍTICO Y LA ILUSORIA "TÉKHNE" DE LA CIENCIA MODERNA

 El mecanicismos mítico y la ilusoria "tkéhne" de la ciencia moderna, es el título de esta nueva entrada del blog Ancile, para la sección de Ciencia.


EL MECANICISMO MÍTICO

Y LA ILUSORIA TÉKHNE DE LA CIENCIA MODERNA


 

El mecanicismos mítico y la ilusoria "tkhne" de la ciencia moderna, Francisco Acuyo

No podemos negar que el mecanicismo de la ciencia tradicional tiene un fuerte arraigo en una suerte de mítica propia que hace de sus artefactos autónomos (relojes, calculadoras, ordenadores…) una fuente de inspiración para su dogma de fe, en que el cambio y el progreso que conlleva es la fuente de la felicidad y del bienestar del hombre. Todos sabemos que pese a que facilita la vida en muchas de sus tareas, no es modo alguno cierta tal aseveración. Creemos que la aplicación de la técnica o tecnología (tékhne) no es sino la aplicación estricta de la ciencia, como producción o fabricación material, mediante la cual podemos transformar lo natural en lo artificial, olvidando, no obstante, que, en realidad, es el arte lo que el demiurgo platónico utilizó para la creación del Kosmos, como totalización de la naturaleza.

                La cuestión es que la tecnología es, en nuestra contemporaneidad, una potencia individualizada en la que las dinámicas del espíritu no tienen ninguna cabida (véase la IA -inteligencia artificial-) y la naturaleza está totalmente desprovista de vida propia y mucho menos de cualquier clase de conciencia. El temor a la potencial esclavitud que podría traer esta creencia técnico progresista es manifiesta ante la pleitesía rendida a las tecnologías, como la ya mencionada IA, paradójicamente pensada para liberarnos de muchas cargas de trabajo.

                La magia de estas nuevas tecnologías son en realidad un grave obstáculo para la imaginación que requiere cualquier ejercicio creativo, amordazan, con su fiel mecanicismo y literalidad, el necesario impulso del alma que precisa crear, para subsistir con sentido en su tránsito existencial, y donde la metáfora, la analogía, el símbolo, como vías de proyección imaginativa, e incluso el propio divagar imprescindible de lo inconsciente, ya no tienen cabida para la explicación del ser en el mundo.

                Cuál es, si no, el triunfo más resonante de la tecnología de las nuevas ciencias si no el de la propia IA. La inteligencia, la emoción, no digamos la imaginación necesaria para ser creativo, no existe sino en virtud de la experiencia adquirida (el hardware adquiere sentido por el software que, mediante el patrón digital de programación, dará dinamismo supuestamente autónomo a la máquina).

El mecanicismos mítico y la ilusoria "tkhne" de la ciencia moderna, Francisco Acuyo

                El extraño (extraño digo, para la ciencia tradicional mecánica) procedimiento de equilibrio mediante el que la seis fuerzas estándar de la física -o sus correspondientes relaciones- han llevado a término la vida y, se dice (nosotros lo dudamos) que finalmente, la conciencia, acaso dictan mucho de ser mecánicas. Así cabe deducirse en el ámbito inquietante del mundo cuántico, que precisa un ajuste óptimo con el que inferir (de la virtualidad de unas partículas del potencial vacío en el que se encuentran), una energía capaz con la que mostrar que dicha virtualidad o potencia solo puede ser dinámicamente creativa.

                ¿Resulta acaso inevitable recordar el principio hermético que exige un universo vivo, en proceso continuo de transformación que, por cierto, coincide con la idea de algunos filósofos y científicos de la modernidad como Theillard de Chardin, que veía en el cosmos un propósito, el de la vida que tendría como consecuencia final el de la conciencia?

                Es inevitable que vengan a mi memoria las advertencias de la tradición hermética y su distinción entre el alma y el espíritu: este último, a diferencia del primero, devenía de la propia personalidad, del yo, y era el acervo de las fuerzas psicovitales que constituyen lo material corpóreo de lo que no es material (como la conciencia) y que serán, en fin, las que dinamicen el anima mundi

                Hasta que punto es nuestra ciencia deudora de aquella visión tradicional hermética está todavía por describir con suficiente detalle, y hasta qué punto es posible superar la visión mecánica del mundo gracias a sus presupuestos, algunos iniciadores de la propia ciencia, y si es posible la superación mecanicista de aquella a través de un acercamiento a aquella hermética sabiduría.

                Seguiremos indagando con interés y fruición en estos y otros asuntos en este blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo



El mecanicismos mítico y la ilusoria "tkhne" de la ciencia moderna, Francisco Acuyo


               

lunes, 11 de septiembre de 2023

DE LOS DIOSES VISIBLES E INVISIBLES EN LA NUEVA CIENCIA

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, proseguimos bajo el título de: De los dioses visibles e invisibles en la nueva ciencia, con un nuevo post que indaga de nuevo sobre consideraciones varias sobre la ciencia y la vieja sabiduría hermética.



 DE LOS DIOSES VISIBLES E

INVISIBLES EN LA NUEVA CIENCIA




De los dioses visibles e invisibles en la nueva ciencia, Francisco Acuyo



Si en la tradición hermética existía una estipe de dioses visibles e invisibles (por ejemplo, Ra, Sol, perceptible a los sentidos, también los había invisibles, como Atum que acontecería por mor de la existencia del dios visible, siendo el invisible el centro de la creación, y el visible el centro del cosmos), se me ocurrió una analogía nada desdeñable en relación a la ciencia moderna que, también tiene sus dioses visibles en la materia perceptible, e invisibles en aquellas fuerzas que son necesarias para la configuración del universo tal y como lo conocemos, así acontecen la materia y la energía oscuras.

                Si para la tradición hermética Atum es el universo que está dentro y la energía que se sitúa fuera del mismo y lo trasciende, ¿hasta qué punto aquella energía y materia oscuras no ofrecen un parentesco similar?; y lo que es más interesante, de la misma manera que el dios invisible exhala creativamente para la configuración del mundo, también inhala la fuerza de los individuos en la vuelta a sus orígenes: en el mundo subatómico, es el observador quien colapsa la materia potencial haciéndola posible materialmente, es lo que nos enseña la mecánica cuántica. Parece ser que los dioses invisibles necesitan de los seres conscientes para su realización divina.

                La física y la cosmología hermética y su tradición milenaria egipcia pudo, y así sucedió en obras y teorías de Bruno a Newton, tener una influencia desde luego nada desdeñable. También nos parece que esta tradición hermética es fundamental para la configuración de la ciencia, y que esta no nace por una reacción contra la visión religiosa del mundo[1], sino que fue la reacción paradójica contra aquella tradición (alentada por la iglesia en un momento histórico concreto) la que produjo el método científico en los términos mecanicistas y reduccionistas que hoy conocemos.

De los dioses visibles e invisibles en la nueva ciencia, Francisco Acuyo
                Las leyes inmutables de la física, a través de las limitaciones apreciadas por el propio método científico para explicar aspectos muy concretos de la dinámica y estructura del universo, parecen no poder explicar ni el papel ni el significado del observador en el dominio de lo infinitamente pequeño, ni en la propia dinámica del macrocosmos, que diríase indicar el rol fundamental de la inteligencia en el diseño del universo: el principio antrópico para la explicación de su estructura, ha sido uno de los esfuerzos de la propia física para encontrar sentido a las limitaciones del método  tradicional de la ciencia.

                De hecho, era imposible explicar, mediante el supuesto comportamiento azaroso de la naturaleza, uno de los productos más sorprendentes y fascinantes del universo: la conciencia y su expresión singular en forma de inteligencia. 

                Claro está que aceptar que la inteligencia no es objeto azaroso por improbable, acabaría por resultar un anatema para el propio método científico en el que el suceso accidental era la única explicación a la conciencia, sobre todo si tenía que dejar lugar a un propósito diseñado para este extraño pero fascinante resultado, como es, digo, el de la inteligencia.

                En cualquier caso, para ciertos sectores muy importantes de la ciencia es preferible una visión profundamente nihilista que, según el propio Weinberg puede traducirse en la frase: Cuanto más comprensible parece el universo, menos sentido tiene.

                El hecho de traer a colación la visión hermética coherente del mundo, por tener el mismo un significado manifiesto en su estructura y dinámica particulares, viene muy a propósito por los intentos de ciertos sectores de la nueva ciencia que comparten unos principios similares.

                Seguiremos indagando en esta cuestión para la siguiente entrada de este blog Ancile.

 

Francisco Acuyo



[1] Picknett L. y Prince, C.: ob. cit. pág. 196.



De los dioses visibles e invisibles en la nueva ciencia, Francisco Acuyo

sábado, 9 de septiembre de 2023

OTOÑO, DE FRANCISCO SILVERA

 Para la sección de Poesía del blog Ancile, traemos nuevos poemas de nuestro querido amigo, poeta y escritor Francisco Silvera, con el título genérico de Otoño.


OTOÑO, 

DE FRANCISCO SILVERA



Otoño. Francisco Silvera



Otoño, 1

 

 

 

Y desearíamos

que resucitaran,

que alzaran sus cuerpos

siendo todavía

 

mundo.

             Pero no,

el otoño llega

probando la angustia

en la inercia calma

 

de lo frío.

                 Vemos

la quietud, sabemos

que ya es para siempre,

 

todo sigue vivo

con el movimiento,

y qué quieto estás.


Otoño. Francisco Silvera




Otoño, 2

 

 

Con apuntes de A. Carvajal

 

 

Y la vida siempre sigue

por más que detenga el paso

aparentemente a veces

aherrojada en el silencio,

 

con quietud de muros gruesos

posa el campo en un aguardo

para que nazca, se arropa

con el frío nuevo y espera.

 

Aquí setiembre nos llega

con polvo de aguas calladas

y vagas nubes sedientas,

 

la brisa leve apagada

más tarde quizá tormenta

que alegre al fin la mirada.

 

 

Otoño. Francisco Silvera

 

Otoño, 3

 

 

 

Otoño naranja

tras el sol oculto

cuando va la noche

hacia el horizonte

 

de sangre.

                 Otoño

que alberga la sombra

fría que desciende

y nos da la vida.

 

El viaje de invierno

que empieza en las aguas

de septiembre acaba

 

en la luz lontana

de una primavera

que es aún ficción.

 



Francisco Silvera



Otoño. Francisco Silvera



jueves, 7 de septiembre de 2023

LA "GRAN OBRA" HERMÉTICA Y LA TEORÍA DE "LA GRAN UNIFICACIÓN" DE LA FÍSICA MODERNA

 No pudiendo dejar de indagar sobre la vieja ciencia y arte hermética y sus conexiones con las más recientes indagaciones de la modernidad, para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: La gran obra hermética y la teoría de la gran unificación de la física moderna.


LA GRAN OBRA HERMÉTICA Y LA TEORÍA

DE LA GRAN UNIFICACIÓN DE LA FÍSICA MODERNA



 

La gran obra hermética y la teoría de la gran unificación de la física moderna. Francisco Acuyo



El sueño de la ciencia actual moderna está emparentado muy estrechamente con el principio de Uno el todo, a su vez vinculado con la Gran Obra hermética. La teoría de la gran unificación es el sueño de la física moderna, donde la gravedad, por fin, pudiese, sin controversias ni contradicciones, encajar con las fuerzas elementales y fundamentales de la naturaleza, a saber: la fuerza nuclear débil[1], la fuerza nuclear fuerte[2] y la electromagnética.

                Esto supondría poner fin a las contradicciones entre dos de las más importantes e influyentes teorías de la física moderna, la relatividad general y la mecánica cuántica. El intento de Einstein y Kaluza es uno de los más célebres, aunque todoshasta la fecha resultaron infructuosos. La gran unificación, en su esfuerzo teórico y matemático, quiere ser la solución para una teoría unificada que explique conjuntamente la complejidad estructural del universo cósmico y del cuántico, que permanecen en una suerte de tensión, que se me antoja análoga a la que el alquimista tenía ante la representación de la naturaleza como sub specie interioratis, la cual venía a reflejarse en la antítesis entre la materia y el espíritu, el mundo y el supermundo.[3]

                Ante la necesidad de extraer significados de los orbes de lo infinitamente pequeño (mundo subatómico) y de lo infinitamente grande (el cosmos), no podemos dejar de traer a la memoria el esfuerzo del Arte Hermético por iluminar un nuevo sentido de las analogías en pos de una búsqueda de la realidad de lo que quieren relacionar. ¿No será este intento de la nueva ciencia un velado esfuerzo por recomponer lo figurado frente a la literalidad mecánica de la antigua ciencia ante los enigmas expuestos por la nueva ciencia? ¿no será que se requiere un esfuerzo creativo, artístico, más que el supuesto imperio metodológico usado por la ciencia mecánica?

                La simbología, la analogía, la metáfora, la sinestesia… y otra suerte de manifestaciones trópico retóricas, resulta que pueden tener una importancia rara vez reconocida por la propia ciencia, aunque hagan uso de estas figuras en no pocas ocasiones y de manera constante. Los que utilizamos estas herramientas de manera habitual sabemos claramente que vivimos la palabra unida a lo que representa en el mundo (exterior e interior), y lo hacemos más allá del tiempo o el espacio, en virtud a las características singulares de los símbolos utilizados, pues nos conectan también, graciosamente, con las cosas invisibles, y nos hacen interactuar con los dáimones, genios y númenes que nos conectan a su vez con las dinámicas y fuerzas (ocultas) que determinan determinados procesos en la naturaleza. Es éste, para nosotros, un proceso resueltamente alquímico que conecta al poeta con la Gran Obra hermética.

                No puedo dejar de entrever que las almas más inquietas e inconformistas de la ciencia, cada vez con más frecuencia, hacen uso de estas herramientas tan poco ortodoxas para la ciencia convencional. Los fundamentos tradicionales del universo mecánico: tiempo, espacio, materia y causalidad, son invertidos destrozando aquellos principios básicos de dicha disciplina tradicional. De hecho, no sé si el propio Einstein era consciente de la revolución que supuso su teoría en el propio ámbito del mismo centro del método científico, pues exigía no ser literal, mecánico y absoluto. O, posteriormente, los científicos del cuantum, cuando concluían que la materia se diluye en los dominios del mundo subatómico, y esta misma y la energía se transforman e intercambian, y donde la sustancia desaparece por la probabilidad de ser y la causalidad  se diluye. O cuando la no localidad expone que las partículas mantengan una extraña interconexión entre ellas, dando igual la distancia a la que se encuentren, exponiendo una unidad del mundo que nos regresa a la ciencia y arte herméticos de la alquimia, que reconoce un anima mundi que todo lo relaciona.

                Si estamos o no en un momento crucial de la ciencia, lo está diciendo los propios límites de la misma sujetos a la visión mecánica, lineal, determinista y literal de su metodología que en su fracaso de explanación total, acaso clama por una revolución de sus principios.

                Veremos en próximas entradas esta situación, y será en las páginas de este blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

               



[1] La responsable de la radioactividad.

[2] La que une a los quarks para formar protones y neutrones.

[3] Evola, J.: ob. cit. pág. 41.



La gran obra hermética y la teoría de la gran unificación de la física moderna. Francisco Acuyo


martes, 5 de septiembre de 2023

CUANDO EL ARTE ES CIENCIA EN EL HERMETISMO

 Para la sección de Ciencia, y continuando con la genealogía más oscura de la ciencia, traemos un nuevo post que lleva por título: Cuando el arte es ciencia en el hermetismo.


CUANDO EL ARTE ES 

CIENCIA EN EL HERMETISMO



 

Cuando el arte es ciencia en el hermetismo. Francisco Acuyo


La literalidad es probablemente uno de los mayores enemigos no solo de las artes, también de la ciencia. El Ars Regia de los alquimistas era referida no solo a una ciencia física, pues, debe entenderse también como una sabiduría metafísica. Acaso el símbolo del árbol sea el que mejor expresa esta enigmática dualidad, si es que el árbol significa fuerza universal que se despliega desde las raíces invisibles al tronco, a las ramas, a las hojas y al fruto.[1]

                El Árbol de la vida y de la ciencia emparentan con el Ars Regia para mostrar la solución de continuidad que habría de dar lugar a las ciencias y las artes de la modernidad, seguramente hoy todavía no bien entendidas.

                Desde la visión de un mundo hostil de Monod, la naturaleza se convierte en enemigo de la conciencia (humana o no) que aspira a mejorar su condición, olvidando, contradictoriamente que el cosmos no puede ser hostil porque supone la propia ciencia que este es solo materia inerte. Pero la realidad que manifiesta el alquimista es bien distinta, al corroborar a través de sus disciplinas herméticas que estamos en un universo dinámico y bien vivo, olvidando que esa visión mecánica, inerte u hostil se alimenta de su propio mito, el mito de la heroicidad del científico como representación del ego heroico moderno.[2]

Cuando el arte es ciencia en el hermetismo. Francisco Acuyo
                No obstante, no debemos de perder de vista la visión de las creencias herméticas heliopolitanas que advertían de que el mundo que perciben nuestros sentidos es solo una sección de lo que en realidad es, y que comparten muy decididamente ciencias como la física que pone al descubierto un mundo enigmático y extraño como es el cuántico, y que es tan real (acaso más) que aquel con el que convivimos a través de nuestras convenciones.

                No es exagerado afirmar que la ciencia surge en virtud del mundo de lo hermético y oculto, y sin Hermes Trimegisto no hubiéramos alcanzado la era científica.[3] Nos parece que es hora de que valoremos hasta qué punto ha sido positivo separar su valor esotérico espiritual, metafórico y alejarlo de sus principios para vivir en esta literalidad actual que pervierte sus fundamentos.

                Con la expulsión de la conciencia, del alma, del espíritu, solo las artes prevalecen en esa necesidad de indagación de lo profundo, y estamos viendo que se trata también de erradicar en ellas esos principios.[4] La matemática, como fundamento de la ciencia, también adquiere un valor netamente aplicado y mecánico, olvidándose de su propios orígenes iniciáticos que inspiraban una naturaleza dinámica y viva, donde la imaginación podría ser, como así lo han demostrado matemáticos como Cantor en la infinitud que contiene otros infinitos, o en el caso de Gödel, que hizo tambalear los fundamentos de la misma aritmética y sus principios lógicos. Cuántos nuevos matemáticos se entregan a la indagación de estas sendas abiertas por el genio de sus creadores (o descubridores), y dedican su tiempo a la creación de algoritmos para la realización de una inteligencia artificial, que para colmo de males obtiene sus fundamentos de lo más básico y rudimentario de la misma matemática.

                En próxima entrega de este blog Ancile indagaremos sobre este asunto relevante, al menos a nuestro juicio.

 

 

Francisco Acuyo

 



[1] Evola, J.: La tradición hermética, Martínez Roca, Madrid, pág. 17.
[2] Harpur, P.: ob. cit. pág. 259.
[3] Picnett L. y Prince C.: ob. cit. pág. 191.
[4] Véase como en determinadas corrientes literarias de la modernidad se trata de desterrar lo más íntimo y fundamental de estos principios, rechazando palabras como espíritu, alma, Dios y no tardarán en censurar a la misma conciencia, acaso para que la ocupe la palabra inteligencia, tan peligrosa porque puede reducirse a un producto artificial.




Cuando el arte es ciencia en el hermetismo. Francisco Acuyo