martes, 28 de mayo de 2024

EL ALGORITMO DEL SUFRIMIENTO

Cerrando ya, no por agotamiento del tema, que da para mucho más, la cuestión de las últimas tecnologías de la información en el ámbito del conocimiento,  expondré unas pocas aproximaciones al respecto, y lo haré para la sección de Ciencia, del blog Ancile, y bajo el título: El algoritmo del sufrimiento.


EL ALGORITMO DEL SUFRIMIENTO


El algoritmo del sufrimiento. Francisco Acuyo



A fuer de insistente en las reflexiones sobre la inteligencia (tanto natural como artificial) a lo largo de no pocas entradas o capítulos en este medio, y debido a las apreciaciones de estas llevadas a cabo por propios y extraños sobre esta temática de candente actualidad, no he podido resistirme a un acercamiento al mundo que hace de reflejo diametralmente opuesto sobre el artificio aséptico (emocionalmente estéril) de la computación y tratamiento de datos a través de más o menos sofisticados procesos algorítmicos, y el enfrentamiento diario de nuestra inteligencia ¿emocional? en el continuo y tantas veces tortuoso tránsito de las criaturas en el medio que absorbe nuestra existencia: el dolor en sus más diversas manifestaciones.

¿Qué pude decir del sufrimiento la IA? ¿Podría inferir que este, el sufrimiento, es probablemente la causa más misteriosa que intriga y convulsiona la vida de los hombres? ¿Por qué sufrimos? ¿Por qué es inevitable el sufrimiento? ¿Cómo se puede convivir con él sin perder la esperanza, y cómo afrontarlo con la misma naturalidad con la que aparece en nuestras vidas? ¿Puede considerarse la IA una inteligencia completa si no es capaz de procesar algo tan genuino en la vida de todas las criaturas inteligentes?

Estas cuestiones no son baladíes en modo alguno porque están en el centro mismo de nuestras preocupaciones últimas (también primeras), y sobre las que ninguna IA podrá satisfacer la necesidad de empatía, compasión, comprensión del que sufre, porque el dolor está arraigado en lo más hondo de nuestra experiencia vital, y no pude ser emulado, sino en virtud de la vivencia de esa experiencia misma. Aquí, en este dominio del dolor, es donde se levanta la frontera más radical y profunda del proceso mecánico y de la vivencia integral orgánica del ser consciente.
El algoritmo del sufrimiento. Francisco Acuyo
La innegable utilidad del árbol de las potentes herramientas producidas por la IA, acaso nos hacen perder de vista el complejísimo bosque de las sensaciones, percepciones, emociones de toda criatura consciente, y de la profundidad del misterio mismo de la conciencia que trascienden ampliamente el potencial fascinante de aquellas herramientas. Esto plantea un nuevo reto a la humanidad, que no es otro que el de la convivencia con estos artificios e ingenios de las nuevas tecnologías, sobre todo porque estos serán sin duda utilizados no solo para la manipulación de las conciencias, también para el inútil intento de olvidar que somos hijos del dolor y tratar de olvidar el sufrimiento, que será sin duda la peor opción para la búsqueda de sentido y significado a nuestras vidas, siendo este, el sufrimiento, paradójicamente, acaso uno de las más importantes vías para la búsqueda y la realización de la belleza, y el desarrollo del instinto de lo trascendente, ambos pilares básicos para el sustento del impulso fundamental de la creación humana.

La automatización de nuestras vidas, que marcha a una velocidad de vértigo, amenazan con abotargar nuestras conciencias, perdiendo la noción fundamental de la capacidad del que tiene conciencia y que nos distingue de cualquier ingenio informático: la capacidad de autodeterminación para labrar nuestro destino, a pesar del del dolor y del sufrimiento. Capacidad digo, de rebelarnos contra cualquier intento de manipulación para llevar a cabo su singular realización.

Seguiremos indagando en este punto en próxima entrada del blog Ancile.



Francisco Acuyo



El algoritmo del sufrimiento. Francisco Acuyo


viernes, 24 de mayo de 2024

LA CONCIENCIA POÉTICA Y SU REALIDAD INMARCESIBLE (MÁS ALLÁ DEL SIGNIFICADO)

 Abundando sobre la singularidad del lenguaje poético y la emulación de este por la lA, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia, del blog Ancile, bajo el título: La conciencia poética y su realidad inmarcesible (más allá del significado).



LA CONCIENCIA POÉTICA Y SU REALIDAD

INMARCESIBLE (MÁS ALLÁ DEL SIGNIFICADO)



La conciencia poética y su realidad inmarcesible (más allá del significado). Francisco Acuyo

 



Recordamos que en el lenguaje poético toda aquella cadena de significantes que caracterizan dicho lenguaje devienen por la experiencia, razón por la que someterlas al mero cómputo de datos es un propósito que resulta inverosímil, inferimos pues, que la mera emulación de dicho lenguaje (poético) por uno o varios algoritmos seleccionados para tal fin, limitados siempre al manejo de datos, fuera de toda experiencia, queda en eso, en una emulación.

                No obstante, la  tarea del manejo en el ámbito de la emulación de la IA de este lenguaje singular aunque sea para su imitación, es extraordinariamente compleja, pues, va más allá de que dicho lenguaje resulte transparente, (no solo  pretende es transmitir una idea), que al estar dirigido hacia sí mismo (Tzvetan Todorov) es opaco. Este lenguaje y sus figuras llegan a situarse más allá del uso común de la lengua, siendo este desvío el rasgo distintivo del mismo. No hará falta hacer aquí una descripción de todas u cada una de las anomalías que pueden detectarse y que provienen de lo más genuino de la experiencia de aquel que las usa, ya sean anomalías de sonido-sentido, sintácticas, semánticas o las que tiene que ver con la ruptura del signo y su referente, y esta especialidad será así, incluso en los casos que intentan una poesía (pura) en la que no aparezcan figuras (si es que este no es también un ejercicio retórico siempre subjetivo, personal e intransferible).

                Si entendemos el lenguaje como algo vivo, lo será también, aunque de manera muy singular en el lenguaje poético. Y cuando advertimos de que está vivo, lo hacemos atribuyendo las características propias de lo que lo está: su organicidad sistemática está llamada a sostenerse por sí misma y a replicarse y a evolucionar y sobre todo dispuesta para crear.

La conciencia poética y su realidad inmarcesible (más allá del significado). Francisco Acuyo

                Así pues, el lenguaje poético impone su ley de creación que, más que oponerse a la presencia de las cosas, busca su sustitución abstracta, la cual se sustenta en lo que se dice o se supone que es ficción, y que yo digo que es conciencia. Conciencia que está presente en el que concibe el discurso poético, así como en el espíritu avisado que lo lee o transcribe o interpreta, y que sabe en el fondo le es común, como es común y a la vez distinta cualquier conciencia y que, no obstante participa del rasgo misterioso que la hace, aun en su invisibilidad, real e indiscutible, acaso más que cualquiera otra cosa que sobre el mundo exista.

                La conciencia poética se hace inmarcesible en virtud de que crea y se sustenta en la consecución de la belleza. Esta se distingue y se crea no solo en virtud del manejo del tropo, también de la música (métrica) del verso que estará íntima (orgánicamente) configurada y por tanto viva, y del tratamiento peculiar de su gramática, vinculados a todos y cada uno de estos elementos a la secuencias experienciales que se traducen en su peculiar discurso poético.

                La IA puede emular este lenguaje, sí, y ofrecer un simulacro más o menos conseguido del mismo en virtud de la complejidad e ingenio del matemático que configure sus algoritmos, e incluso, a través de la emulación métrica y de rima, proponer la ilusión de dislocar el paralelismo fono-semántico del discurso genuino poético, pero jamás sustituirlo, y es que, a diferencia del poeta, o del lector avisado de poesía, jamás podrá tomar conciencia de su propio funcionamiento y advertirlo y sujetarlo a su propia experiencia vital, hacerlo, en fin, autorreflexivo, y como la vida misma moverse en la ambigüedad que acaba por relajar las conexiones lógicas para decantarse por las emocionales y subjetivas, aunque luego tengamos que volver al código para hacerlas inteligibles, aunque se sostenga siempre un aura enigmática que va más allá del significado y que acaso conecta a la poesía con el lado más profundo de lo que la vida manifiesta de manera más enigmática, que es la conciencia misma.

 

 

Francisco Acuyo

 

La conciencia poética y su realidad inmarcesible (más allá del significado). Francisco Acuyo




martes, 21 de mayo de 2024

PINTURA DE UN SATORI*

 Para la sección de Poesía del blog Ancile traemos un poema que lleva por título: Pintura de un Satori.


PINTURA DE UN SATORI*


Pintura de un Satori. Francisco Acuyo





                                                            Al artista Ignacio Antonio y a su esposa, Irene Emilia,




Me encontré con la muerte.
Prado mortal de tierra.
Una muerte pequeña.

F. García Lorca



   Despliega universal la brisa una distancia

que, a mi mejilla, como un temblor de luz apenas

llegó caricia azul sostenido en su fragancia:

instantes no vividos que serán azucenas

de tiempo en donde eterna es y libre su sustancia.

 

    Así, no distinguía la tierra que pintaba,

ni el monte de mi mano ágilmente dibujado,

ni el árbol, ni la piedra, ni el cielo, pues quedaba

en mi alma todo como de sí misma conformado:

mas ¿yo, quién era?, ¿y quién el paisaje que pintaba?

 

   Al fondo del paraje: el monte, el árbol, el cielo,

la piedra, el resplandor de un cosmos jamás hollado

esplende; dibujó entonces mi mente en vuelo:

pintó un retrato o mundo que no supe, llegado

aquel momento, quién pintor era y quién modelo.

 

 

 

 

Francisco Acuyo




 *       En el budismo Zen, momento de No-mente, de comprensión total o constante suceder sin fin último.

 

 

Pintura de un Satori. Francisco Acuyo

viernes, 17 de mayo de 2024

EL LENGUAJE POÉTICO Y LAS ESQUIZOIDES RELACIONES IRREPRODUCIBLES DE AQUÉL EN EL PROCESO DE DATOS

Para la sección de Ciencia del blog Ancile, traigo un nuevo post que prosigue las indagaciones anteriores sobre el lenguaje y las herramientas tecnológicas de última generación, y todo bajo el título: El lenguaje poético y las esquizoides relaciones irreproducibles de aquél en el proceso de datos.


EL LENGUAJE POÉTICO Y LAS ESQUIZOIDES

 RELACIONES IRREPRODUCIBLES DE AQUÉL

 EN EL PROCESO DE DATOS


El lenguaje poético y las esquizoides relaciones irreproducibles de aquél en el proceso de datos. Francisco Acuyo


 El proceso de datos a través de herramientas sofisticadas y potentísimas como la IA, ha llevado al arte, a la literatura, a la misma poesía, a una situación inédita en la actualidad. El manejo del acervo inmenso de datos, como nunca antes la humanidad había tenido a su disposición en tiempo de vertiginoso, ha llevado a la utilización de estas herramientas de información como emulaciones creativas de aquellas artes, llevando a situaciones de enorme confusión.

Nada tengo que objetar en el uso de aquellos útiles digitales como apoyos para la creación literaria, musical y artística. Pero, ¿podemos atribuir a estos procesos de datos dirigidos por complejos algoritmos, el valor de creativos? En anteriores ocasiones en este mismo medio reflexionaba al respecto. No voy a reiterar los mismos argumentos generales en este debate, pues me voy a centrar en el lenguaje poético y determinadas características del mismo que me parecen lo suficientemente genuinas que, incluso en el proceso de deconstrucción y reconstrucción del lenguaje poético ensayado por las máquinas de cómputo, no pude ser comparable, al menos por el espíritu avisado en este vasto y a veces imprevisible dominio de la lengua poética.

El lenguaje poético y las esquizoides relaciones irreproducibles de aquél en el proceso de datos. Francisco Acuyo
Cuando se dice que el uso desviado del lenguaje usado por el poeta supone una ruptura con la convención del mismo, se sugiere acaso mucho más que una trasgresión de aquel, porque, además, propone una sutilísima manipulación en el proceso que lo constituye conceptualmente . Este procedimiento singular de por sí, es ya un enorme reto para el ingenio emulador de poemas, ya que su organización sutilmente reglamentada
(rítmica, sintáctica y retórica) ofrece una estructura que expone una relación entre los términos (lingüísticos) que la componen extremadamente singular. Dicha relación es el componte genuino que trasciende el significado común y lo lleva al mundo de la analogía y la metáfora y cuyo valor  connotativo es el que primará sobre el denotativo o prosaico.

Ahora bien, de lo expuesto lo anteriormente, cabe decir que aquellos términos entendidos como  poéticos lo serán en virtud de su singular entrelazamiento, pues aisladamente no podrán ser nunca poéticos. Serán precisamente aquellas infracciones del código (lingüístico) interrelacionadas las que serán imposibles de reducir a un proceso mecánico cuantitativo, ya que basan sus significados singulares en la reestructuración de otro orden que nos conceptual denotativo, sino plenamente connotativo y motivado por la emoción, la experiencia vital, el pensamiento profundo o  la indagación de lo intuitivo trascendente, que será, en fin, lo que llevará a adquirir un nuevo sentido, ligado subjetivamente al que lleva a cabo su discurso.

Serán estas afasias (Jakobson) de semejanza (metáfora), contigüidad (metonimia) o trasposición de sentidos (sinestesia) los que la máquina de cómputo no podrá relacionar, porque para ello ha de tener conciencia de su propia experiencia sensorial para poder establecer estas ¿extrañas? relaciones entre lo semejante o lo contiguo, o, la no menos rara relación, reunificación o trasposición  entre las diferentes percepciones sensoriales (propio de la sinestesia), que pueden ser llevas al ámbito mismo de la abstracción (estas últimas, mal denominadas abstracciones sinestésicas).

Como vemos estas complicaciones del uso del lenguaje poético llevan a la máquina poética (y sobre todo al que tiene que construir los algoritmos que describen su funcionamiento) a una situación en la que el dato se muestra insuficiente para construir aquellos patrones vivos que interaccionan creativamente y que no pueden ser emulados en el proceso de datos al uso, pues este está sujeto a su procedimiento mecánico.

Veremos algunas apreciaciones más en este ámbito del lenguaje poético y la realización de algoritmos de las máquinas de creación de versos, será en la próxima entrada de este blog Ancile.



Francisco Acuyo



El lenguaje poético y las esquizoides relaciones irreproducibles de aquél en el proceso de datos. Francisco Acuyo



martes, 14 de mayo de 2024

CONCIENCIA Y TRANSEXPERIENCIA: O LA CONFUSIÓN DE LA HERRAMIENTA CON EL SER CONSCIENTE QUE LA UTILIZA

Es muy posible que el instinto o intuición de lo trascendente, en una sociedad del imperio de lo material y del avance tecnológico, haya llegado al punto de no distinguir la propia tecnología y su indiscutible utilidad, con la propia conciencia que hubo de crearla, esto se relata en el siguiente post para la sección de Ciencia del blog Ancile, y todo bajo el título: Conciencia y transexperiencia: o la confusión de la herramienta con el ser consciente que la utiliza.



CONCIENCIA Y TRANSEXPERIENCIA: O LA CONFUSIÓN

DE LA HERRAMIENTA CON EL SER

CONSCIENTE QUE LA UTILIZA



 

Conciencia y transexperiencia: o la confusión de la herramienta con el ser consciente que la utiliza. Francisco Acuyo


Visto y entendido lo expuesto en anteriores entradas, será de mucho interés que la búsqueda para la generación de entidades sintientes artificiales por parte de la IA, teniendo como sustrato básico de configuración la materia inanimada en la que tratan de sostenerse las ordenes algorítmicas y los datos que manejan, debemos de reconocer que será reducidos a una suerte de abiogénesis, mas si es posible la generación de vida artificial, debemos entender que esto será al fin biología y no meras emulaciones computacionales.[1] Mas, ¿esto implica que puedan ser susceptibles de tener conciencia?

                Para dar respuesta a esta interrogante, acaso deberíamos indagar en los ámbitos de la psicología evolutiva o de la misma paleopsicología, desde donde inferir los orígenes mismos de la conciencia a través del estudio de la mente y su evolución. O tal vez, en una aproximación mucho más audaz, si la propia existencia es un producto de la conciencia como fenómeno, o lo que es lo mismo, que bien puede ser que la conciencia sea algo que de por sí ya esté ahí fuera[2] que trascienda lo que entendemos como conciencia personal. Aunque esto puede sonar a cierto misticismo, bien pudiera ser que exista transpersonalmente una conciencia universal que acaso explique muchas cosas del ámbito de lo estrictamente físico que de otra manera no se puede sin caer en serias contradicciones, en cualquier caso, sabemos, con Schopenhauer, que el entendimiento de la naturaleza debe partir de un aprendizaje que parte de nosotros mismos y no a la inversa, es decir conocernos a nosotros a partir de la naturaleza.

Conciencia y transexperiencia: o la confusión de la herramienta con el ser consciente que la utiliza. Francisco Acuyo
                ¿Lo material es el resultado de la experiencia perceptiva? No es descabellado, al fin y al cabo, ser es ser percibido (Kant, Berkeley). De ser así (esto puede observarse en los fenómenos de la sinestesia), la fenomenología percibida son representaciones que interactúan desde nuestra capacidad personal y la potencial conciencia soporte que constituye la verdadera realidad. Verán ahora por qué me resulta tan interesante el aporte de la IA para atender a este constructo espacio temporal que creemos que es el mundo, y que acaso son mecanismos cognitivos que proyectamos en nuestras percepciones (cosa que aprendí de la observación de los fenómenos sinestésicos). La IA, en su afán de construcción de una realidad a través del cómputo de datos, nos ofrece una plataforma altamente interesante, no solo para divagar sobre la posibilidad de crear máquinas conscientes, ante todo, porque nos ofrece el prisma a través del cual, ver que lo que entendemos como objeto es una discreción nominal (sustentada en datos), mientras que lo que entendemos como conciencia independiente del mundo, bien pudiera ser una abstracción,  que será una fuente enormemente importante para comprender que aquellas abstracciones cuantitativas en forma de datos no pueden decir gran cosa sobre la conciencia misma, si esta es propia de entidades con capacidades que definen las cualidades que devienen siempre de la experiencia.

                Uno de los grandes temores que ofrece la IA es que con el tiempo, su gradual desarrollo, lleve a potenciar un mundo en el que las personas acaben por diluir sus capacidades cognitivas y de interacción social, dependientes de la IA, lo que pone en evidencia la enorme diferencia de interacción del ser consciente con su entorno que, a su vez, pone de relieve quién tiene conciencia y quién maneja datos para favorecer y hacer más cómoda una existencia sin esfuerzo (acaso sin dolor), siendo esto(s) aspectos fundamentales de la entidad consciente, para olvidar al fin, que la IA es una interesante herramienta, pero eso, nada más (y nada menos).

                ¿Seremos los humanos capaces de entender esta distinción primordial entre la inteligencia como útil importante y la conciencia misma que hubo de crear aquella sofisticada herramienta?

                Indagaremos sobre todo esto en próximas entregas del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

 

 

 



[1] Kastrup, B.: ob. cit. pág. 123.

[2] Ibidem, pág, 127.



Conciencia y transexperiencia: o la confusión de la herramienta con el ser consciente que la utiliza. Francisco Acuyo


viernes, 10 de mayo de 2024

LA SUSTANCIA DE LOS ÁNGELES

 Para la sección de Poesía del blog Ancile, traemos un nuevo poema del libro inédito Criaturas de frontera, que lleva por título: La sustancia de los ángeles.




LA SUSTANCIA DE LOS ÁNGELES

 


 

La sustancia de los ángeles. Francisco Acuyo

 

    IMAGEN era de inmortal legado,

pues, sin espejo, el universo todo

tuvo en la misma nada reflejado.

 

   Era el instante modo

de eternidad que tiende amable el puente

entre carne y espíritu, luciente

vínculo que entre el ser y toda forma

consistente en la nada se conforma.

 

   Era, en fin, todavía

entre la sombra luz innominada

u origen sin principio;

era estrella fugaz en rebeldía

que encontrase en la nada

cualquiera participio.

 

   De la luz era vívida sustancia,

era la voz del pino o del magnolio

cuando el viento no sopla,

era exquisita y límpida fragancia

que canta flor dormida en el expolio

del otoño, era el ritmo que no acopla

en el silencio siempre luminoso

la música callada

que suena en el reposo

del ser que forma el cuerpo de la nada.

               

    Era, en fin, sin espejo, el leal modo

de la imagen en inmortal legado

que el universo todo

tuvo en la misma nada reflejado.



Francisco Acuyo


La sustancia de los ángeles. Francisco Acuyo


martes, 7 de mayo de 2024

COMUNICACIÓN, TRANSFERENCIA DE DATOS Y POTENCIAL CREACIÓN DE LA IA

 Para esta nueva entrega, incluida en la sección de Ciencia del blog Ancile, seguiremos reflexionando sobre la IA, desde los ámbitos de la comunicación y la transferencia de datos, a los potenciales procesos de creación que pudieran capacitarla como creativa, y todo ello bajo el título: Comunicación, transferencia de datos y potencial creación de la IA.



COMUNICACIÓN, TRANSFERENCIA DE DATOS

 Y POTENCIAL CREACIÓN DE LA IA



Comunicación, transferencia de datos y potencial creación de la IA. Francisco Acuyo


En la anterior entrada resaltábamos una tendencia, a nuestro juicio errónea, al  confundir conceptos en relación con los procesos de transferencia de datos (a través de ingenios informáticos como los ChatGPT) con organismos genuinos, al denominarlos por algunos entusiastas de  IA como organismos virtuales. Es innegable que el proceso de datos es un mecanismo más o menos complejo, pero en modo alguno se comporta de manera tan singular a como lo haría un organismo vivo, en virtud de la estructura especial y la interrelación con el mundo exterior de estos últimos.

                Dicho esto, nos parece, por muy esmerada que se exorne su exposición, una ilusión establecer un parentesco serio (al menos por ahora) con un organismo vivo, pues, al definir el prompt inicial de condiciones para una conversación con uno de estos mecanismos de IA, más o menos elaborado en sus algoritmos de respuesta (extensión, estilo, tono, o cualquiera otro aspecto que al diseñador se le ocurra), estemos, digo, ante un organismo que interacciona orgánicamente, en realidad, cuando lo que hace es tratar e intervenir datos (muchísimos datos) que pueden acabar por generar la fantasía de mantener una relación viva con sos ingenios informáticos. Este espejismo o delirio se acrecienta cuando re-formulamos, o regeneramos una respuesta a la misma pregunta, y si modificamos algunos de los parámetros de nuestra interrogante (decíamos, extensión, estilo, tono…). Sin embargo, la extraordinaria potencia de la IA nos lleva un paso más allá para aumentar la ilusión de una interacción con un organismo vivo, a saber: la capacidad de aquellos ingenios de discusión de aceptar datos nuevos que pueden incorporarse a su ya ingente base de datos, ya que todo lo cual produce la fantasía de aprendizaje.

                ¿Hasta qué punto esta extraordinaria capacidad de la IA puede hacernos perder de vista la realidad de su formidable capacidad de tratar datos? En un principio todos convenimos en que la IA no tiene emociones, intencionalidad o conciencia, entonces ¿de dónde proviene esa ilusión inquietante de que tratamos con un ser vivo, no solo inteligente, sino incluso consciente? Acaso de nuestra propia capacidad creativa de ficción y de creación manifiesta en ingenios de la más diversa índole, que incluye a la propia IA.

Comunicación, transferencia de datos y potencial creación de la IA. Francisco Acuyo

                Hay otro relato que potencia todavía más esa fantasía de relación viva con la máquina: a saber, una posibilidad: la generación de ordenadores cuánticos capaces de potenciar, aún más si cabe, la capacidad de procesos de datos, y lo haría de manera exponencial. La superación del bits (en su procedimiento de 1-0 para la computación de datos) que nos llevaría  al cubits que, supuestamente (según establece la propia mecánica cuántica) es capaz de cosas increíbles. Por ejemplo: dichos cubits pueden estar en el estado 0 y 1 simultáneamente (superposición cuántica) o en combinación de ambos. Esta interconexión enigmática, extrañísima pero real en el mundo cuántico ha extrapolado toda una suerte de ficciones más o menos sugestivas que llevan a una realidad también muy sugerente: cada vez se depende menos del hardware y más de los algoritmos y datos de los que, en definitiva, se nutre la IA.

                Una duda no menos relevante (e inquietante) sobre la posibilidad de la gestión de datos a través de ordenadores cuánticos surge cuando se los pone en análoga disposición a un cerebro humano y sus singulares redes neuronales. Esta posibilidad, al fin, nos llevaría a la creación de los denominados robots blandos, capaces, supuestamente, de adaptarse, aprender y autorreplicarse; dichos artefactos, además, ponen de relieve nuevamente (y esto es lo más fascinante que nos proporciona la IA) las grandes interrogantes sobre qué es la vida y qué la conciencia. Esto es deducible de nuestra capacidad de crear máquinas cada vez más sofisticadas emulando los procesos inteligentes y de la vida.

                Acaso todo ese despliegue tecnológico de última generación, anima, sin duda, a la reflexión para poner en evidencia que la ciencia sabe de la estructura y comportamiento de la naturaleza, mas no tanto sobre la naturaleza intrínseca que constituye el mundo físico. De todas formas, lo que hemos aprendido es que nuestra percepción nos da noticias indirectas del mundo, y no necesariamente de su estructura, y que refleja a este siempre análogamente, pero no nos dice la realidad del sujeto mismo que da muestras de entendimiento, por lo que solo la conciencia y las entidades organizadas y vivas que la contengan pueden ser, no virtualmente, sino realmente conscientes. Al menos por el momento esto no incluye a los ingenios de la IA.

                No obstante, seguiremos en próximas entregas del blog Ancile discurriendo sobre las aportaciones interesantes que puede hacer la IA para el mejor entendimiento de la conciencia misma.

 

 

Francisco Acuyo



                

Comunicación, transferencia de datos y potencial creación de la IA. Francisco Acuyo


jueves, 2 de mayo de 2024

DE LA CONCIENCIA Y DE LA INTELIGENCIA (¿ARTIFICIALES?) AL PROCESO CREATIVO

 El problema difícil de la conciencia, como lo define la propia ciencia, es motivo de reflexión e indagación continuos, por eso, ofrecemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez bajo el título: De la conciencia y de la inteligencia al proceso creativo.



DE LA CONCIENCIA Y DE 

LA INTELIGENCIA (¿ARTIFICIALES?)

 AL PROCESO CREATIVO


De la conciencia y de la inteligencia al proceso creativo. Francisco Acuyo


Una de las características más singulares de todo arte creativo es sin duda el tratamiento e inferencia de las cualidades sobre las que basa su constructo de creación, de hecho, todo lo deducible cuantitativo y medible (por ejemplo, en poesía, la métrica) deviene de ese procedimiento, dignidad, cortesía y procedimiento especiales. La subjetividad de donde procede son claramente estados de experiencia que son netamente cualidades, y su descripción cuantitativa exhaustiva no es posible sino de manera aproximada. Es claro que ningún patrón o parámetro numérico mecánico puede expresar el sentir, la emoción de esta o aquella percepción, ideación o sentimiento.

    Esta apreciación descrita, creo, es uno de los rasgos más determinantes para limitar a la propia inteligencia artificial en el proceso de generación de potenciales formas de expresión artística, no hay manera de reducir a datos lo que se siente al ver un hermoso cuadro o al realizarlo, Esto es harto interesante porque, en los intentos de la IA por acercarse al proceso creativo consciente del ser humano, pone de relieve desde otra óptica no menos interesante, el problema de la conciencia.

De la conciencia y de la inteligencia al proceso creativo. Francisco Acuyo
    En verdad que los procesos creativos son los que más cerca están para alentar una reflexión y una indagación sobre lo que la conciencia sea y, acaso, cuál sea su origen y destino. Todo parece indicar, a día de hoy, que los estados creativos que devienen de la experiencia vital no pueden tratarse de manera análoga a cómo procesa datos un ingenio informático, es más, esos estados de experiencia, no pueden ser tratados de manera análoga a como lo hacemos con los procesos químicos y físicos[1].

            Nos parece igualmente claro que la emulación y procesado de una obra de arte es una representación de dicha obra, pero en modo alguno la estructura de aquella, o lo que es lo mismo, dice algo de cómo está representada, pero en modo alguno de lo que el sujeto hubo de sentir y percibir en la ejecución de la misma. El campo de subjetividad que supone la obra de arte realizada o por realizar no pueden construir esa subjetividad.

            Es muy importante, llegados al caso, no confundir la inteligencia (artificial) que, en su mensurabilidad es capaz de diseñar emulaciones mecánicas, con la conciencia que es algo muy diferente a la realización de una inteligencia artificial. Lo que venimos a decir no es más que la aparición de inteligencia manifiesta en el proceso de datos, no signifique que el ingenio informático tenga esa capacidad subjetiva privada, interior.

            Una de las razones por la que en la actualidad se tienden a confundir ambos términos deviene de la idea errónea de que el ordenador es un organismo virtual[2], así lo hemos podido comprobar en las apreciaciones de algunos interesados e incluso especialistas en el tema de la I: el ordenador es una estructura mecánica que responde a patrones mecánicos en virtud de los datos que dispone. Un organismo es cosa muy diferente, es estructura viva íntimamente entrelazada en sus componentes y de cuya complejidad se deduce una interrelación con el entorno y en un intercambio de materia y energía y, en algunos casos, capaces de experimentar privadamente sus percepciones y compartirlas con el entorno conscientemente.

            Productos de proceso de información extraordinariamente potentes como los deducidos de la IA, los ChatGPT, han contribuido a la ilusión de la interacción experimental privada de estos ingenios.

            Hablaremos y reflexionaremos sobre todo esto en próximas entradas del blog Ancile.

 

Francisco Acuyo

 



[1] Kastrup, B.: ob. cit. pág. 115

[2] Varios autores, La inteligencia artificial responde, Planeta, Temas de hoy, Barcelona, 2023, pág. 13.



De la conciencia y de la inteligencia al proceso creativo. Francisco Acuyo