Para la sección, Editoriales amigas, del blog Ancile, hemos querido traer la reciente edición del libro titulado, Harmonices mundi, del poeta peruano Eduardo Chirinos, publicado póstumamente, ya que falleció este mismo año 2016, en febrero; titulo extraído del tratado de mismo nombre de Johanes Kepler, donde se establecen los movimientos de los planetas según criterios geométricos, del que extrae muy apropósito para la temática y fines poéticos del poemario también una cita que encabeza el conjunto de poemas: Deus nihil sine Geometrica pulchritudine constituerit (Dios no hace nada sin una belleza geométrica). Libro muy recomendable no solo por la calidad de sus contenidos, también por la primorosa edición en la que viene envuelto tan precioso regalo, edición digo, a cargo de la editorial sevillana Point de Lunettes (en una impecable impresión de Entorno gráfico), en su bella colección Los abisos de Point, de cuya producción impresa, además de la tirada habitual, se han hecho 115 ejemplares en una edición especial en rama para suscriptores; colección dedicada a voces de escritores hispanoamericanos, y que está regida bajo la supervisión de Inmaculada Lergo, quien hace también la presentación de este título con un breve pero luminoso prólogo. El libro se cierra, en forma de epílogo, con Diez instantáneas de Eduardo Chirinos, escritas por Fernando Iwsaki. Ofrecemos una muy breve muestra de esta nueva publicación de Point de lunettes , con un fragmento de la introducción de Inmaculada Lergo y unos pocos poemas que sirvan de muestra para que la adquieran y disfruten en todo su esplendor poético y editorial.
PRESENTACIÓN
“Un día como hoy mataron a John Lennon. / Fue hace
veintisiete años. Extraño número, / impar y terminado en siete. [... ] / Yo
tenía veinte, mi hermano / diecinueve. Los dos nos encerramos a escuchar / sus
canciones y lloramos en silencio”, dice Eduardo Chirinos en uno de sus poemas.
Un día impar, y terminado en siete, el cáncer lo mató a él; y hemos sido
muchos los que nos hemos encerrado con sus versos a llorar. En abril de 2014,
en sus Medicinas para quebrantamientos de
halcón, confesaba haber estado “prisionero” de “un inquilino” resuelto a
suplantarlo, a apoderarse de lo más íntimamente suyo y a alborotar tenazmente
su biblioteca. Era el inquilino que lo echó finalmente de su propia casa.
Chirinos suele poner mucho de sí mismo cuando escribe, pero en este libro se
rasgó la piel para ofrecernos abiertamente su herida, en un despliegue
simbólico enormemente rico. Las palabras se le mostraban entonces
“agujereadas”, no querían el orden sino el desconcierto, caían al suelo de
donde debía recogerlas, tenían alas y le picoteaban los párpados. En su
momento, sobre este poemario dije: “Está escrito fundamentalmente de silencios,
todos los silencios de la vida y de la muerte, del estupor, del amor y del
dolor, de los recuerdos... están instalados entre cada una de sus letras, en
cada verso, en cada estrofa, en cada página..., y caen sobre el lector
mansamente como copos de nieve, deshaciéndose al contacto de nuestro calor.
Porque la nieve cae también en el poemario, cae ‘sin otra misión que
deshacerse. Que morirse sin significar nada’. La muerte está muy presente y
cercana, pero no se muestra trágica, ni omnipresente, ni aliviadora... es la
muerte, sin más. Por eso, a veces, por la mañana, se tropieza con la palabra
‘Entusiasmo’, y se la guarda en un bolsillo; por la tarde, encuentra
‘Indiferencia’, y se la guarda en el otro; y de madrugada...: ‘Tres de la
mañana. Los faros de un coche / iluminan por un instante la habitación. La / ráfaga
es breve y dolorosa como el aletazo / de un cuervo’[...]
Inmaculada
Lergo
HARMONICES MUNDI, DE EDUARDO CHIRINOS
ACONTECIMIENTO
Veinte puntos marcan la suerte del diamante,
veinte puntos de plata sobre fondo negro.
Eso acontece en tu vida. Cuatro rombos
entran y salen del rectángulo. El primero
se llama misericordia y gira cada noche
en su cavidad orbitaria. El segundo se llama
indiferencia y arroja un astro en el
destino.
El tercero se llama dolor y duerme sobre
un manto azul y rosa. El cuarto no tiene
nombre. Su ojo es una esfera solar,
un largo
desierto inacabable. Eso acontece en tu vida.
MÚSICA DE LAS ESFERAS
No las ostras estelares que viajan al Poniente.
No las manchas del leopardo que tachonan
el firmamento de estrellas. No los ojos del
titán que vigilan sombríos desde lo alto. Sólo
el huso de espinas que danza sobre su eje
y dibuja círculos concéntricos. Sólo el gran
erizo que ordena sus crías, roza el aire y pinta
de verde la música para quien sepa escucharla.
NAZCA
Nazca es una camisa a cuadros tendida en el desierto.
Nazca es un sol a cuadros que se ahoga en el desierto.
Nazca es una cruz de agua que florece en el desierto.
Nazca es un lobo marino en celo. Nazca es una luna
azul y roja pintada en el desierto. Nazca es una
flecha
que viaja sin rumbo en el desierto. Nazca es un
cadáver
dormido en las arenas del desierto. Nazca es una loma
donde muere y renace un lobo marino en celo.
SUEÑO DE VICENT
Una cuchara de plata
cortando una nube,
peces anémona atravesando
el cielo,
una mano amarillenta
esperando la luna. Eso
Sueña Vincent. Sombrillas
de verano sobre
rocas celestes, agua
turquesa donde flota
una cámara de fotos.
Cielos color naranja. Eso
sueña Vincent. Un zeppelin
cruzando cables
de teléfono, un tornillo
curvo, un pez
extraviado en un mar de
papeles. Eso sueña
Vincent. Una corbata op
art, un sombrero de
paja, un plano de
Vancouver.
NUNCA PUEDES SABER
Votas musicales o secuencia de grapas?
El pentagrama va a lo suyo: le interesa el color,
el celo barroco de la cebra, la batería muerta de
un teléfono. Más allá la alfombra persa, los
techos caprichosos de una ciudad oscurecida y
distante. Afuera un astro azul deflagra en rosa.
Adentro un girasol se hunde irremediablemente
en una bolsa de mercado.
Eduardo Chirinos