martes, 18 de marzo de 2025

ESPERIENZA (VIVENCIA), POEMA TRADUCIDO POR ROSARIO TROVATO

Para la sección de  Traducciones del blog  Ancile, me complace traer la espléndida traducción del profesor Rosario Trovato del poema, Vivencia, labor llevada a cabo magistralmente y por la que me siento muy honrado agradecido. Poema, digo,  extraído de una antología que, a su vez, extrajo de mi libro Vegetal contra mosaico, editado por La fundación Jorge Guillén de Valladolid, haya por el año 1994.



ESPERIENZA (VIVENCIA), 

POEMA TRADUCIDO POR ROSARIO TROVATO



Esperienza (Vivencia), poema trducido por Rosario Trovato, Francisco Acuyo




ESPERIENZA


             Per Antonio Carvajal


Trasfigurato il mare.

Cuore senza fortuna.

Mai mano tanto secca

darà sì fresca spuma.


Del paesaggio il diagramma

declina nella palpebra.

Burattini di vetro.

Riflesso in lontananza.


L'idea si nutre strana,

c’intriga il cardellino

e sui vetri si ubriaca 

di verità esaurita.


La terra verde scopre

solchi bianchi di perle.

La morte sopra un fulmine

da un cerchio si sigilla.



Traducción de Rosario Trovato



VIVENCIA


            Para Antonio Carvajal


EL mar transfigurado. 

Corazón sin fortuna.

Jamás enjuta mano 

diera tan fresca espuma.


EL diagrama del paisaje 

por el párpado declina.

Marionetas de cristal. 

Un resol en lejanía.


SE nutre extraña la idea, 

el jilguero nos intriga

y se embriaga en los cristales 

de la verdad consumida.


LA tierra verde descubre

los surcos blancos de perlas.

La muerte sobre el relámpago

desde un círculo se cierra.




Francisco Acuyo







viernes, 14 de marzo de 2025

EL QUE HABLA, NO SABE, EL QUE SABE, NO HABLA

El que habla, no sabe, el que sabe, no habla, es el título de la nueva entrada que traemos para la sección de Pensamiento del blog Ancile. En ella seguimos indagando sobre consideraciones varias sobre el lenguaje poético.  



EL QUE  HABLA, NO SABE, EL QUE SABE, NO HABLA



El que habla, no sabe, el que sabe, no habla, Francisco Acuyo


Si para Heidegger la palabra, el lenguaje, es la casa del ser, la palabra poética cobra audacia abriendo una nueva sintonía cuya frecuencia excede en su conventículo el mismo lenguaje, porque se sitúa en un umbral eufónico donde el ser puede escuchar el silencio de la nada. 

Mas será ese esfuerzo musical, rítmico, eufónico y expresivo el que nos da una suerte de imagen silenciosa de lo que se encuentra más allá de cualquier representación o de expresión verbal: nos pone una vez tras otra ante el espejo de unas percepciones que nos engañan y muestran el reflejo de una realidad que escapa una vez tras otra a nuestro entendimiento. Es la poesía el ámbito donde lo inconsciente, entendido como ausencia atávica, quiere salir a flote, esta vez estructurado muy singularmente por un silente lenguaje, para que nos hable del silencio del origen. Origen que no es otro que el silencio de la nada.

El que habla, no sabe, el que sabe, no habla, Francisco Acuyo
El lenguaje poético es la evidencia lingüística del vasto dominio del silencio que circunda infinidad de sentidos vinculados a su propio origen silencioso. El sentido parece querer elevarse por encima del propio texto, del mismo signo escrito, como si el sentido o sentidos potenciales del mismo estuvieran en contacto directo con la presencia ausente de la nada del silencio, como sabiendo, desde su solio paradójico, aquello de que: El que habla, no sabe, el que sabe, no habla. *

En fin, pude, en virtud de la praxis poética intuir ese silencio primigenio universal y el vacío a través de ella, intuir una teoría, si es eso es posible, sobre la nada como una conciencia sin contenido que, no obstante, sustenta todo y que escapa a cualquier intento de nominarla y de hacerla objetiva y que, la poesía, en su ejercicio creativo, de algún modo experimenta de ella en los límites mismos del lenguaje.

Sería esta situación continuada la que acabaría ofreciendo la poesía como iatromantis sanadora en los peores momentos, y traspasar el umbral de su cubículo sería sintonizar un nuevo espectro de entendimiento que será como entrar en otro estado de conciencia, donde será posible escuchar los registros inaudibles del silencio.



Francisco Acuyo



*Lao Tse



El que habla, no sabe, el que sabe, no habla, Francisco Acuyo


martes, 11 de marzo de 2025

LA CASA DEL SER Y LA POESÍA

Para la sección de Pensamiento del blog Ancile, traemos un post nuevo que lleva por título, La casa del ser y la poesía, prosiguiendo las reflexiones sobre el silencio y la palabra poética.


LA CASA DEL SER Y LA POESÍA



La casa del ser y la poesía, Francisco Acuyo



La poesía me enseñó (cuando reflexionaba sobre cosas diversas) y exhalaba mi aliento curioso hacia nubes extrañas, que el silencio de la nada no podía ser era sino conciencia. La intuía. Si no hay conciencia es imposible cualquier intuición. Ese orbe intuitivo creo que nos permite ver el límite del uso lingüístico, sostenido por sus reglas de convención y nos abre a cauces no hollados en ámbitos de expresión i-lógicos que, a su vez, abren parámetros de expresión que nos hablan de una necesidad de adopción a un cambio lingüístico para un uso no previsto.  Cambio, transfiguración que trasciende la razón estrictamente lógico formal, y que, en no pocas ocasiones, pone evidencia la profunda potencia del pensamiento salvaje (que no participa de las leyes del pensamiento lógico, sino que es dueño de una proyección en el mundo que participa).  A su vez nos muestra que hay también una necesidad perentoria de expresarse sin reglas: expone la condición ontológicamente incompleta de todo sistema formal o informal, que incluye no solo a la matemática, también al sistema de reglas mismo lenguaje.

La casa del ser y la poesía, Francisco Acuyo
Si el lenguaje está vivo, el lenguaje poético extiende su vitalidad allende a cualquier carácter normativo, pues su compromiso vital excede cualquier encorsetamiento de uso convencional. Una muestra de ello es precisamente su implicación en el orden del silencio lingüístico como prueba de su compromiso, al situarse entre la palabra y el silencio, entendiendo este como una panoplia infinita y silenciosa de posibilidades de expresión y entendimiento, superando el rol de vehículo de información y articulador social, donde lo innombrable puede ser en la nada del silencio que siempre le ronda.

    ¿Cómo significar por extenso, o mejor por intenso, nuestra afección por el silencio de la nada a través de la palabra, sino es a través de la palabra poética? ¿Qué son sino las analogías, las metáforas, las equivalencias, los elementos expresivos y eufónicos del verso que quieren ir al origen, al silencio, precisamente en su reafirmación expresiva, aun a costa de andar sobre el filo de las simas que están más allá del lenguaje? ¿Qué son en realidad estas maneras características de la poesía si no sendas y recursos que están más allá de la convención lógica del lenguaje? Es verdad que el poeta renuncia en muchas ocasiones a lo que es evidente en el lenguaje, pues renuncia a lo explícito, y esta renuncia es una ausencia, un vacío, un silencio que quiere rellenar con lo que no es posible hacer a través del concepto, para dar sentido y entendimiento a la incógnita de su origen (que bien pude ser la de cualquier origen) aunque esto lleve a imponer el principio de realidad de lo simbólico que se resiste a lo explícito   de los términos. Es algo casi proverbialmente reconocido que la ambigüedad del significante en poesía abre un amplio abanico de sentido que parece no poder ser encasillado para poder fluir en los límites mismos del lenguaje. La palabra poética se sumerge en lo subjetivo para expandirse en una infinidad de sentidos que se diría tratan de escapar a su vez de las diversas posibilidades de significación.





Francisco Acuyo




La casa del ser y la poesía, Francisco Acuyo


viernes, 7 de marzo de 2025

ENGAÑOS DE LA PERCEPCIÓN Y EL SILENCIO DE LA NADA

 Bajo el título de: Engaños de la percepción y el silencio de la nada, traemos un nuevo post para la sección de Pensamiento del blog Ancile.


Engaños de la percepción y el silencio de la nada. Francisco Acuyo


ENGAÑOS DE LA PERCEPCIÓN

Y EL SILENCIO DE LA NADA


Muchas veces he pensado que la percepción no sólo puede engañarnos, sino que a través de aquella alcanzamos sólo representaciones de una supuesta realidad, aunque intuyamos que hay cosas que tienen presencia en el mundo. La poesía, nos muestra de diversas maneras (como la sinestésica) que de aquella presencia puede inferirse el silencio de la nada y el reconocimiento de lo distorsionado por la representación como prueba de que en su discurso poético estamos en el límite del mismo lenguaje, a un paso del silencio de la nada. En cierto modo, la sinestesia poética, en su singular percepción, hace que sepamos de aquello que nos rodea porque está nosotros, y no porque está fuera, en lo que nos rodea. 

La indagación poética, dada su rara singularidad, me enseñó que el silencio de la nada que advertimos andando por los límites del concepto y por tanto del lenguaje, que este tiene que ser antes que el ser mismo que constituye el concepto. En realidad es el impulso creativo que se mantiene vivo en particular potencia, es una nada que es conciencia y que siempre es y que se haya fuera de toda categoría para poder posibilitar todo lo posible.

A través de la música del verso pude entender que el silencio de la nada, aunque no pude ser escuchado, es posible sólo en virtud de su consistencia esencial, ya que es posible porque nace de aquel silencio potencial de cualquier música, el fondo inaudible o silencioso desde el cual podemos distinguir cualquier ritmo, cadencia o armonía. Pude así comprender que el silencio de la nada no es lo mismo que el vacío espacial (que no contiene materia), porque el silencio de la nada persiste aún sin el espacio que constituye el vacío. Pero también que la nada silenciosa está en todo lugar donde algo es o puede ser. El incógnito misterio de cómo o por qué surge el ser de esa silenciosa nada, es el que la poesía ronda constantemente, y es el marco inaudito sobre el que se debate el ser de la nada que es la conciencia, si es ver el ser mismo como el silencio de la nada instituido plenamente en su nanidad e intuido por la música del verso, que lo que hace es vaciarse de sus conceptos para imbuirse de la incertidumbre del conocimiento y relegar su conciencia en pos del culmen de la conciencia silenciosa en la que se sustenta cualquier conciencia personal. Pude concluir, en fin, que la poesía indagaba en la conciencia del silencio de la nada, ya que este silencio vacío es el origen de la misma música del verso, del número que es uno y posibilita los números que cuentan los ritmos que constituyen la eufonía del verso, porque en realidad el silencio de la nada es el que sostiene cualquier música



Francisco Acuyo


Engaños de la percepción y el silencio de la nada. Francisco Acuyo

martes, 4 de marzo de 2025

SI NO VEO MI ROSTRO, DE JUAN JOSÉ MARTÍN RAMOS

Para la sección de Editoriales amigas del blog Ancile, traemos un nuevo post dedicado al libro, Si no veo mi rostro, de mi querido amigo, editor, poeta y escritor,  Juan José Martín Ramos. Promotor de esa editorial madrileña  admirable en todos los sentidos, Polibea. Incluye en ella este título en su colección, El levitador, cuya cifra capicúa (palíndromo singular) 101,  augura signos de venturosa bonanza a esta iniciativa editorial. Traemos para la ocasión un breve fragmento de las palabras preliminares de José Ángel Cilleruelo, que pueden servir de óptima semblanza de nuestro autor. Decir, que este un libro de aforismos (recogemos una brevísima muestra)  que en verdad no tiene desperdicio y recomendamos vivamente desde nuestro blog, porque hará las delicias del lector inteligente y del amante del ingenio que exige este género tan particular.



SI NO VEO MI ROSTRO, 

DE JUAN JOSÉ MARTÍN RAMOS








ANTES de empezar a leer Si no veo mi rostro, tal vez merezca la pena evocar los diversos rostros de Juan José Martín Ramos (1961). Filólogo de formación, entre las opciones que la historia literaria le ofrecía al joven estudioso, detuvo la mirada en el Modernismo desde el principio. Leyó los poetas celebrados y descubrió otros en viejas ediciones cen­tenarias. Con el tiempo alcanzó a rescatar algunas páginas en el olvido de los periódicos de la época, reflexionó sobre sus secretos y las editó con primor.

El impulso que le animaba a estas tareas filológicas poco a poco le fue alejando de la figura del erudito impasible para conducirle hacia el espejo que mismo. Quiero decir, en sus lecturas y devociones literarias Juanjo Martín Ramos fue desvelándose. Su admirado Joris- Karl Huysmans (1848-1907) le había ofrecido, en La-Bas, la clave de bóveda del proceso. Lo supo cuando le escuchó decir que todos los fin de siglo se parecen. Y el joven Juanjo, por espíritu y vocación, se descubrió finisecular. Y en el espejo modernista aprendió el difícil arte de fundir opuestos: locura y elegancia, exceso y contención, belleza y sabiduría. Características que se pueden rastrear en todo lo que firma, sea un texto creativo o la cubierta de un libro en proceso de edición. Uno de los poemas fundacionales de su obra arranca con un principio amoroso alzado sobre un inquietante oxímoron: «Esta es la historia de dos personas que están juntas pero hacen y dicen cosas que las separan».




AFORISMOS



La vida transcurre sin mí.


*



A mí me ha tocado ser yo.


*



Cuando el intruso no es el otro.


*



La vida entendida como memorial de agravios.


*


¿Para qué vivir en un amor nuevo la inevitable vieja rutina?


*


Bien mirado, entre las fechas de nacimiento y muerte de una persona, el pequeño guión que las separa es toda la vida.


*


Cultivamos la desgracia con fervor acólito.


*



Le gustaba la Gramática como extensión de su propio orden obsesivo.


*


Cuando alguien dice «dios» yo pienso en el horóscopo.





Juan José Martín Ramos







viernes, 28 de febrero de 2025

UNA SOMBRA, UNA FICCIÓN, DE ROSAURA ÁLVAREZ

Bajo el título, Una sombra, una ficción, que es el mismo del último libro editado por nuestra querida amiga y admirada poeta Rosaura Álvarez, traemos un nuevo post para la sección, Editoriales amigas, del blog Ancile. Título editado impecablemente por la editorial de la Fundación Jorge Guillén de Valladolid, para su colección Cortaelaire, en su número 90, y que desde aquí recomendamos por la excelsitud de sus poemas y por la primorosa edición con la que nos acostumbra esta querida editorial vallisoletana. Una brevísima muestra damos con estos pocos pero hermosos poemas.






UNA SOMBRA, UNA FICCIÓN, 

DE ROSAURA ÁLVAREZ



ATARDECIDA


 
Porque le hurta la tarde
 lo que dice la mañana.

Luis de Góngora


 
 
Como espesa humareda en mi retina
que no me deja ver lo ya vivido
y fuese todo un lienzo desvaído
donde el trazo de nada se adivina.

Como orquesta que infausta desafina,
olvidadas las magias del sonido
de un tiempo que es pasado y pulso herido,
de un presente abocado a toda ruina.

Mas tengo los sentidos tan abiertos
al goce de la luz, al suave tacto
de las rosas, el tono en dulcedumbre
 
de una voz..., que hago duelo los inciertos
y es abismo sin fondo el día exacto
en que mude mi tarde a podredumbre.








TIEMPO ANIQUILADO
(GLOSA)




Impresión de Tigres en el jardín
 de Antonio Carvajal



«Al tiempo aniquilado de la quieta hermosura»
me entrego. Puede tanto la palabra ignescente
que me quemo en su llama, mas déjame fulgente
 el pasmo de tu verbo, sin sombra ni fisura.

Después, es un silencio de laurel en altura
que solo el ave sabe —clausurada la fuente
que mana de tu mano — , pues no puede la mente
penetrar ardimientos de amor con su cordura.








RITUALES




Para José Manuel Ruiz

Así ruedan los días, alrededor de un gesto.

Rafael Juárez



Cada mañana, me levanto
solícita por un quehacer que oficie
el culto sacro de saber que existo,
disponiendo para ello
los viejos medios superlativos:
memoria, entendimiento, voluntad,
que, sumisos, ayudan
al cotidiano menester:
arreglos del jardín,
paseos alhambreños,
por algunas desposeídas horas
guisados de manjares deliciosos
o, en lirismo endiosado,
leer a Proust o a Juan Ramón,
manchar con lunas de mis noches
los lienzos impolutos;
en el crepúsculo, por la nostalgia,
— sobre piano antiguo — , 
ensoñaciones de Granados.
Y en álgido esplender de mi silencio
—huyendo de mi propia muerte —
 buscar el verso puro
 que nunca encontraré.





ALTOS MUROS



Para Francisco Acuyo



Muros..., mis altos muros,
mis altas tapias, sois
cerrazón en la carne;
la no luz que enceguece 
y duele, y a tientas camino
con ulcerado tacto, sin
saberme,
                  sin saberos,
                                sin saber.




Rosaura Álvarez















martes, 25 de febrero de 2025

ANTIKARIA, POR MANUEL VERGARA CARVAJAL

 Para la sección De juicios y apotegmas del blog Ancile, traemos una reflexión harto interesante de nuestro querido amigo,, Manuel Vergara Carvajal, escritor y poeta que intitula este apunte como Antikaria.


ANTIKARIA,

 POR MANUEL VERGARA CARVAJAL






  No puede uno sino darle la razón al arqueólogo municipal, Manuel Romero, cuando te resume el tema de su especialidad diciendo: “los romanos eran como nosotros”. La mejor prueba de ello, quiere uno pensar -y esto será a primera vista poco académico-, es que aún nos gustan las mismas. La Venus de Antequera (decir “de la estación” suena a renfe) es lo más exquisito que guarda el MVCA: está muy lejos de ser un retrato realista al estilo romano; es la expresión plástica de una “idea” en el sentido de modelo ideal, eterno e inmutable (canon), tal como lo teorizó Platón.

  Poner semejante figura en la isleta de un jardín inundado hace de la Villa de la Estación algo diferente a un pretencioso chalet por cuyo césped retozaran los siete enanitos: El orgulloso dueño romano (Dominus) de semejante “domus” podría ser todo lo rico en olivos que se quisiera, pero se remite modestamente a los griegos -pueblo conquistado por Roma tres o cuatro siglos atrás- como a sus auténticos maestros.

  A nosotros, veinte siglos después, nos siguen gustando esas crenchas de pelo levemente ondulado, la mirada melancólica, nariz recta, boca entreabierta, barbilla voluntariosa. Esto es así porque, a través de Roma… venimos  de padres griegos. Nunca se dirá lo bastante la importancia de este hecho: “La tarea de la cultura, quiero decir de la cultura antigua, es esencialmente una operación de nutrición” (Charles Péguy). Es como mirar,  en las viejas fotos de familia, desde qué raíces crecemos.



              Antequera 17/2/2025     Manuel Vergara Carvajal