jueves, 30 de diciembre de 2021

POEMA DE FIN DE AÑO: LA TEORÍA DE LOS NÚMEROS

 Para la sección de Poesía del blog Ancile, traemos este poema de fin de año intitulado: Teoría de los números, del libro inédito La fábula de Euclides y otros poetas, deseándoles una conclusión gozosa y tranquila de este 2021.



POEMA DE FIN DE AÑO: 


LA TEORÍA DE LOS NÚMEROS


Teoría de los números, Francisco Acuyo

 

 

 

El 2, el 3, el 5, el 7, el 11…,
la orquídea, el crisantemo, la azucena;
el clavel, la caléndula y la cadena
de rosas y jazmines en el gonce
 
   viviente de la puerta del color
y del aroma, o de la música áurea
o del vívido número en la láurea
cifra triunfante siempre del amor.
 
   El 13, el 17, el 19…,
la gema, la esmeralda, el amatista;
el jaspe, el lapislázuli o la nieve
 
   del cisne que navega interrogante
signo: 
   y la intemporalidad conquista
del infinito número, un instante.
 
 
 
 
Francisco Acuyo






Del libro inédito

La fábula de Euclides y otros poetas.



Teoría de los números, Francisco Acuyo



jueves, 23 de diciembre de 2021

LA TEORÍA CUÁNTICA: UNA NUEVA SEMIOSIS DEL MUNDO

A la búsqueda de las claves del significado de la teoría cuántica en esta nuevo post del blog Ancile para su sección de Ciencia, y bajo el título de: La teoría cuántica: una nueva semiosis del mundo.


LA TEORÍA CUÁNTICA:

UNA NUEVA SEMIOSIS DEL MUNDO



La teoría cuántica: una nueva semiosis del mundo. Francisco Acuyo



Sin entrar en la compleja problemática de las relaciones entre la filosofía del lenguaje y la semiótica, y esta como una prolongación de la retórica y de la misma filosofía, pero siendo indiscutibles sus nexos con disciplinas tales como la sociología, la antropología, la lógica, la psicología… todos los estudiosos del signo y de este y sus diversas relaciones, coinciden, digo, en que la semiótica detecta el funcionamiento de esos signos como una sistema formal mediante el que aquellos (los signos) son fundamentales para la comunicación (Sausurre), pero que también se ofrecen  como una suerte de de singular y potente lógica (Peirce) mediante la cual dar sentido al mundo.

                El bayesianismo cuántico nos habla (véanse entradas anteriores)  de una realidad compuesta por el observador y la experiencia que este tiene de lo que le rodea: la probabilidad bayesiana trata, mediante su cálculo probabilístico, como representación en tanto que su aproximación se deposita como una medida del grado de confianza que depositamos en un en la descripción de un determinado suceso, por lo que su probabilidad, lejos de ser frecuentista, rehúye ser verificable para otros experimentos, es decir, está basada en lo subjetivo, y ofrece una semiosis muy cercana a la que se pretende (en lo que se refiere a su representación integradora y subjetiva) a las artes literarias y sobre todo a la poesía.

                Las aproximaciones a la realidad ofrecidas por el signo expreso en las abstracciones matemáticas (como la función de onda, recordamos), pretenden más que averiguar qué es la naturaleza, qué podemos decir de ella (Bohr), por lo que, igual que en el ejercicio de interpretación semiótico lingüístico literario, el resultado de dicha interpretación, hasta que no se experimenta,  no existe, o lo que es lo mismo, lo que puede medir o representar cada cual libremente, hace que perfilemos (en singular ejercicio creativo) el mundo, porque en realidad somos agentes activos de la continua creación del universo.[1]

La teoría cuántica: una nueva semiosis del mundo. Francisco Acuyo

                Es, en fin, el caso, que si bien hay objetos más evidentes para ser considerados objetos semióticos (el relato, la imagen visual, el poema… cuyo objeto es la lengua y la lingüística con su particular metodología), también lo serán los objetos matemáticos, y buena prueba de ello la dan las abstracciones matemáticas utilizadas en el mundo de las representaciones cuánticas.

          Parece cada vez más claro (y la interpretación semiótica del mundo cuántico también puede dar buena cuenta de ello) de que lo subjetivo representado por la conciencia juega un rol enormemente importante en la configuración del universo mismo, y que incluso nuestra mente -y la conciencia- bien pudieran ser resultado de procesos cuánticos. Mas, ¿qué podría aportar al respecto la semiótica y las teorías de interpretación sobre el asunto?

                Si aceptamos el valor epistemológico de la semiología y sus indudables aportaciones al mundo de las ciencia cognitivas, nos encontraríamos en la antesala fundamental para una valoración harto positiva de la semiótica en el ámbito que nos ocupa, donde la frontera entre la conciencia y el mundo de lo denominado objetivo, cada vez se encuentra más diluida. Las fronteras del objeto y del sujeto se ofrecen en ocasiones solapadas siendo muy complicado trazar delimitaciones estrictas.

                El diálogo de la semiótica con otras disciplinas del saber humano llega hasta territorios que pueden resultar insospechados, como es el caso que nos ocupa. Si es la significación el nexo común de muchas ciencias y parcelas del saber, será este postulado el centro que equilibre y vertebre el conocimiento de esos potenciales significados, dando una justificación clara de la semiótica para ostentar el marchamo de metateoría.[2] No obstante, es tal la singularidad de significado que ofrece la teoría cuántica, que en modo alguno ha de pasar de soslayo en su interpretación semiótica, si esta ha de confluir con una representación de lo que la realidad del mundo sea.

                Seguiremos indagando sobre estas cuestiones más adelante en la páginas de este nuestro, vuestro, blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Baeyer, H. C. von: opus. cit. Pág. 75.

[2] Klinkenberg, J.M.: Manual de semiótica general, Universidad de Bogotá Jorge Tadeo Lozano, Bogotá 2006, Pág. 22.




La teoría cuántica: una nueva semiosis del mundo. Francisco Acuyo


miércoles, 22 de diciembre de 2021

LA NAVIDAD DEL 2021, POR ALFREDO ARREBOLA

 Para la sección Apuntes histórico teológicos del blog Ancile, traemos un nuevo post de nuestro amigo y colaborador Alfredo Arrebola, bajo el título: La Navidad del 2021.

 

                                               LA  NAVIDAD  DEL 2021

                                                   

 

La Navidad del 2021, Alfredo Arrebola

 

“Misterio  de carne nuestra,
¡misterio!,
palabras de Aquel que sabe
más allá de las palabras,
palabras juntadas todas
en la Palabra encarnada

¡Palabra!.
Está gimiendo en el heno,
¡gimiendo!,
que si por fuerza  sufriera,
dejara de ser quien es,
Señor de cielos y tierra,
¡Dios nuestro”

 (Misterio de carne  nuestra.

Capuchinos Editorial. Diciembre 2021).

 

    Estamos en las postrimerías de este “horribilis annus” 2021 a causa de una de las más terribles pandemias  que ha  sufrido la humanidad: COVID-19. Vivimos, por desgracia, terriblemente preocupados y angustiados con tantos y variados acontecimientos que quitan el sueño a cualquiera. Los que tenemos, por fortuna, muchos años notamos cómo ha cambiado la fiesta de Navidad. Desde hace años las fiestas de Navidad arrancan en noviembre, cuando los grandes centros comerciales intentan crearnos un ambiente idóneo para sus propios intereses económicos. Igualmente en quienes se sirven de la Navidad, al tiempo que se burlan de nuestras tradiciones y, sobre todo, de una fiesta tan carismática entre los creyentes cristianos. Hasta la misma Unión  Europea se ha atrevido a formular un documento en el que se recomendaba  eliminar las menciones a la Navidad en pos de un  supuesto uso políticamente correcto del lenguaje, lo que provocó una polémica que obligó a su retirada. ¡Europa  está olvidando  lo  mucho  que debe al cristianismo! Informado el Papa, el incombustible Francisco, respondió: “La UE debe asumir los ideales de los padres fundadores, que eran ideales de unidad, de grandeza, y tener cuidado de no dar paso a las colonizaciones ideológicas. Esto podría acabar dividiendo a los países y hacer fracasar a la Unión”.

       También existen grupos ultracatólicos,  convencidos  de ser los depositarios de la esencia cristiana, que pueden hacer daño al sentido trascendental de la Navidad. El suceso ha tenido lugar en Granada, donde un grupo, que portaba crucifijos y realizaba cantos y oraciones de desagravio, ha considerado que las cruces invertidas, que iluminan la Plaza del Carmen, son símbolos masónicos  y satánicos, y han arremetido contra el  alcalde y el arzobispo por permitirlo:¡ Qué mala es la ignorancia!. Todavía no han tenido tiempo estos “ultracatólicos” de saber que la cruz invertida o “Cruz de San Pedro” es un símbolo  cristiano que evoca la terrible muerte del apóstol Pedro, que deseó ser ejecutado cabeza abajo.  Espontáneamente se me vienen  a la memoria las palabras del famoso orador y filósofo romano Marco Tulio Cicerón (106 – 43 a. C): ¡O tempora, o mores!(¡Oh, tiempos, oh, costumbres!)

            Esto me está diciendo que la incivil guerra de 1936 no ha terminado. España sigue hoy dividida en dos facciones irreconciliables: el odio y el desprecio impiden lógicamente la reconciliación.

            Pues bien, si analizáramos detenidamente nuestro entorno social, notaríamos “ipso facto” (al instante) que  el egocentrismo, la hipocresía, el materialismo, la vanidad, etc. que nos invaden, son algunos de los  elementos que impiden una convivencia armónica y pacífica. No cabe, pues, la menor duda de que estamos sumergidos en una crisis global y nacional que nos está alienando y deshumanizando  día tras día. En este sentido, así se expresa el Profesor y escritor Antonio Luís García: “… El problema actual de España, no es sólo el fracaso escolar, ni el informe PISA, sino “Juego de tronos”, “El  juego del calamar” y otras muchas series y programas que triunfan en internet y en la tele basura. Así las cosas, nos estamos olvidando de Dios, abandonando la Filosofía, suprimiendo las Humanidades y pisoteando la Ética. Igualmente, hemos sustituido la lucha de clases por la lucha de género, la natalidad por la mortalidad, la historia objetiva y total por la historia sesgada  y parcial, la verdad por la mentira, la benevolencia por la intolerancia, el amor por el odio, etc. Además, estamos legislando para que desaparezca el poco respeto que queda a los padres, profesores, médicos, policías, etc., cfr. IDEAL,9/12/21, pág. 19. Esta es la Navidad que vamos a recoger en este maldito 2021, y no la de aquellos tiempos de íntima convivencia familiar, recordando el nacimiento de un  niño especial, el Niño Jesús, nacido en Belén de  Judá. Y como magistralmente nos dice el  Profesor Jesús Fernández Bedmar, un niño que venía con intenciones más universales, más fraternales y de más cambio en la sociedad: incluso, en el evangelio de Mateo se le llama también “ENMANUEL”, que viene a significar “Dios con nosotros” (Mt 1, 23), lo  que conociendo el valor que  para los judíos tenía el nombre no deja de  ser significativo, cfr. “Reflexiones para creyentes”, pág. 310 (Granada, 2013).

            Yo  quisiera, estimado lector, decirte que la Navidad es, sin la menor duda, una de  las festividades  más importantes del cristianismo, después de la  Pascua de Resurrección y Pentecostés. Esta solemnidad se viene celebrando el 25 de diciembre en la Iglesia católica, en la  Iglesia anglicana, en algunas comunidades protestantes y en la mayoría de las  Iglesias  ortodoxas.

La Navidad del 2021, Alfredo Arrebola

            Llevo sobre mis espaldas, desde hace muchos años, la misma pregunta e inquietud: “El misterio de Navidad” y, sobre todo, el sentido pagano  que, por desgracia, viene tomando.  Lo que me lleva ineludiblemente a preguntar: ¡Católicos de tres cuartos!, ¿estáis preparados para  recibir, comprender y aceptar a ese Niño, anunciado a los pobres (Lc 2, 8-12) y buscado intensamente por los paganos (Mt 2, 1-2), en tanto  que es  ignorado por los representantes de la religión (Mt 2, 5-6) y perseguido por la autoridad política, el Rey Herodes (Mt 2, 13-23)?. Hoy, siglo XXI, ¿creemos esto – ¡pero de verdad! -  los que nos llamamos cristiano-católicos?

            No sé si yo  tengo “autoridad moral” para hacer esta pequeña exhortación: ¿Por qué no reflexionamos sobre qué es lo verdaderamente valioso en estas fiestas, en nuestra vida? ¿Por  qué  no  aprovechamos la Navidad para repasar todo lo bueno  que Dios  nos ha dado en el año, repasar en qué momentos nos ha protegido y cuidado y agradecer también por los familiares y amigos que tenemos cerca?. El evangelista Marcos nos  dice que “Dios lo puede todo” (Mc 10,27). Por eso la  Navidad sólo pudo hacerla  Dios. Pienso que no es ninguna herejía decir que la Navidad es lo más y mejor que Dios, en su infinita misericordia, pudo y supo hacer. Por ello es la  BUENA NOTICIA, el anuncio de la  gran alegría. “… Y les dijo el ángel: No temáis, pues he aquí que os traigo una  buena  nueva, que será de gran  alegría para todo el pueblo” (Lc 2, 10). 

            Hacer esto puede ser  una manera de vivir unas Navidades más plenas y centradas en lo que  de  verdad nos importa: JESÚS  DE NAZARET, “Camino, Verdad y Vida”, tal como lo afirma el evangelista Juan.


Alfredo Arrebola

Villanueva Mesía-Granada, Diciembre de 2021.




La Navidad del 2021, Alfredo Arrebola



lunes, 20 de diciembre de 2021

RAFAEL GUILLÉN, "PARA DECIR AMOR, SENCILLAMENTE"

 Para la sección de Noticias del blog Ancile, traemos en gozosa ocasión el libro homenaje dedicado al poeta y amigo Rafael Guillén, que lleva por título: Para decir amor, sencillamente, con todo primor y delicadeza editado (impecablemente) por el servicio de Publicaciones de la Diputación de Granada, y al cuidado y meticulosa custodia de Juan José Castro Martín, Javier Gilabert, Fernando Jaén y Gerardo Rodríguez Salas, e introducido, al fin, con pulcritud y refinamiento por Juan Carlos Friebe. Traemos para este post el poema pórtico de Francisco Brines, intitulado, Al lector, así como el poema que incluye el hermoso verso que da título a esta antología que pertenece al soneto: Pronuncio Amor, y que hubo de situar temática y fraternalmente a los numerosos y entregados poetas que componen este libro singular que, a la sazón, está divido en cuatro secciones: I: Nada pido. Yo nada pido, amigos; II: Mi amor, causa y efecto del deslumbramiento; III: Las maneras del tiempo; IV: Hay instantes que giran; cada una de estas secciones están integradas por los diferentes autores que componen esta espléndida antología. Por todas las condiciones brevemente introducidas recomendamos vivamente la edición de este homenaje, que hará las seguras delicias de los amantes de la poesía, la literatura y la dedicación fraternal que sólo procura la amistad verdadera.



Para decir amor, sencillamente, Rafael Guillén



PARA DECIR AMOR, SENCILLAMENTE


 

Para decir amor, sencillamente, Rafael Guillén

 



AL LECTOR



 
En las manos el libro.
Son palabras que rasgan el papel
desde el dolor o la inquietud que soy,
ahora que  todavía aliento bajo tu misma noche,
desde el dolor o la inquietud que fui,
a ti que alientas debajo de la noche
y ya no estoy.
Crees que me percibes en estas manchas negras del papel,
en ese territorio, ya no mío, de la desolación.
 
 
pude mudarlas por silencio,
y ahora serían ellas el espejo de mí, no de vosotros.
Esta es mi herencia sórdida,
fue un gesto que amé en otros, y en ellos aprendí
este vicio secreto que os transmito,
Las saqué del vacío,
por si el dolor que padecéis no os fuese suficiente,
o acaso preciséis de un dolor que pervive sin carne.
 
Agotadme, cegadme con vosotros, en la muerte que os
habrá de llegar,
y decidme, si acaso lo sabéis, ¿quién nos hizo?

 

 

 

Francisco Brines



 

Para decir amor, sencillamente, Rafael Guillén
Rafael Guillén con Fernando Jaén y Javier Gilabert





PRONUNCIO AMOR



Vengo de no saber de dónde vengo
para decir amor, sencillamente.
Para pensar amor, sobre la frente
sostengo qué sé yo lo que sostengo.

Para no detener lo que detengo
siembro en surcos y versos mi simiente.
Para poder subir, contra corriente,
tengo sujeto aquí, no sé qué tengo.

Venir es un recuerdo, si se llega.
Pensar es una huida, si se toca.
Sembrar es una historia, si se siega.

Sólo acierta en amor quien se equivoca
y entrega mucho más de lo que entrega.   
Después, toda esperanza será poca.



Rafael Guillén






sábado, 18 de diciembre de 2021

EN EL NACIMIENTO DEL SALVADOR HABLO CON MARÍA, POR ROSAURA ÁLVAREZ

 Para la sección de Poesía ofrecemos en estas señaladas fechas un poema muy a propósito de la poeta y entrañable amiga Rosaura Álvarez, que lleva por título: En el nacimiento del Salvador hablo con María. 


En el nacimiento del Salvador hablo con María.  Rosaura Álvarez.


EN EL NACIMIENTO DEL SALVADOR

HABLO CON MARÍA

 

 

CUMPLIDA ya tu luna, era el momento

que el ángel anunciara, y no tenías

ni tan siquiera un techo. ¿Pensarías

que fuese plan divino el nacimiento

 

   de Dios en un establo? ¿O, solo atento

el amor en tu pecho mantenías?

Sosegada te pienso, en alegrías

selladas, permanente el pensamiento

 

   puesto en tu Niño, en el Señor cercano,

verbo en tu vientre. Tendrías, incluso,

paz en aquel difícil trance -¡santa

 

   providencia en tu comportar humano

se advertía!

                               Y nació, cual Dios dispuso,

el Hijo amado, entre pobreza tanta.

 

 

 

 

Rosaura Álvarez

 



En el nacimiento del Salvador hablo con María.  Rosaura Álvarez.


jueves, 16 de diciembre de 2021

UNA SEMIÓTICA COMÚN: DE LA INUTILIDAD DE LA POESÍA Y DE LA TEORÍA CUÁNTICA

 Siguiendo la línea de anteriores entradas, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile que lleva por título: Una semiótica común: De la inutilidad de la poesía a la teoría cuántica.



UNA SEMIÓTICA COMÚN: DE LA INUTILIDAD 

DE LA POESÍA A LA TEORÍA CUÁNTICA 


 

Una semiótica común: De la inutilidad de la poesía a la teoría cuántica, Francisco Acuyo



A pesar del poderoso libro de recetas para construir todo tipo de artilugios[1] que supone la mecánica cuántica, sobre a los significados de la misma poco parece decirse, hasta tal punto que muy bien puede opinarse que es totalmente inútil para la vida cotidiana y su devenir ordinario. Esto ha llevado a contemplar el significado del universo cuántico bajo una necesidad de reinterpretación de uno de los fundamentos matemáticos (y de su signo) de la teoría cuántica, a saber, la tan traída y llevada en estas páginas función de onda.

                Si una partícula material u objeto como puede ser un electrón queda necesariamente caracterizado por su expresión matemática (función de onda), sabemos que para saber de las propiedades de dicho objeto o partícula, se exige un cálculo de cómo va a funcionar dicha función de onda en el espacio. A tenor de los cálculos extraídos de esa función matemática podremos establecer una serie de probabilidades para poder observar una u otra propiedad de la partícula.

Una semiótica común: De la inutilidad de la poesía a la teoría cuántica, Francisco Acuyo
                Si veíamos en el post anterior que la función o abstracción matemática podía considerarse con la misma realidad que la del propio objeto material a observar, cabe también la posibilidad de hacer una consideración contraria, es decir: que el signo matemático expreso en la función de onda, en absoluto pueda considerarse que está en relación con una realidad objetiva, por lo que la relación semiótica y de significado se hace aún más oscura. En realidad la abstracción matemática no deja de ser sino un mero instrumento mediante el que tomar decisiones acertadas sobre el mundo que nos rodea. Así las cosas, un observador, guiado por el signo o abstracción matemática llega a una visión personal de las propiedades del objeto cuántico, y esto de manera tal que otro puede llegar a un alcance de dichas propiedades totalmente distinto. La interpretación desde una óptica lingüístico-literaria no puede ser más poética.

                Que el aporte matemático en el dominio de la física cuántica, desde el mismo Niels Bohr, se considerase como un mero formalismo simbólico, habida cuenta o, a pesar de su extraordinaria descripción del mundo de lo más íntimo de la materia y de sus aplicaciones prácticas en el ámbito tecnológico, no deja de causar estupor. El bayesianismo* es precisamente la opción que aporta fundamento matemático para aquella aseveración. El signo matemático como representación es aquí proclamado sin duda alguna para mayor gloriade otras interpretaciones semióticas en territorios anteriormente insospechados, así la estadística bayesiana establece la probabilidad como creencia subjetiva[2], tanto o más como pueda serlo la exégesis de los signos de este o aquel poema digno de referencia, trayendo a colación, la inutilidad per se para la realidad de dichas aportaciones subjetivas.

                Esta visión estadística o de probabilidad matemática nos lleva a que, aquellas paradojas anteriormente enunciadas en la física del cuantum, aparezcan, como también añadíamos con anterioridad en el ámbito de la interpretación literaria y sobre todo poética, como una vía de representación familiar en la semiosis de sus mundos particulares, no en vano a alguno de estos investigadores les han denominado pioneros de un nuevo estilo de literatura científica,[3] considerando a la filosofía como elemento de gran importancia para la evolución de la misma.

                Sobre esto indagaremos posteriormente en este blog Ancile para quienes pudiera interesar.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Baeyer, H.C. von: Bayesianismo cuántico, Investigación y ciencia, número especial sobre la mecánica cuántica, pág. 71.
[2] Ibidem. Pág. 72.
[3] Ibidem. Pág.73.
* Derivado del teorema de Thomas Bayes y su inferencia que manifiesta el papel fundamental de la subjetividad en la interpretación de cualquier probabilidad, y que manifiesta los grados de creencia de un individuo en relación a la toma de decisión sobre diferentes proposiciones.




Una semiótica común: De la inutilidad de la poesía a la teoría cuántica, Francisco Acuyo


martes, 14 de diciembre de 2021

EL SIGNO Y EL IMPULSO CREATIVO: EL SEGURO AZAR DE LA POESÍA

 Con el título: El signo y el impulso creativo: el seguro azar de la poesía, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile.


EL SIGNO Y EL IMPULSO CREATIVO: 

EL SEGURO AZAR DE LA POESÍA

 

El signo y el impulso creativo: el seguro azar de la poesía, Francsico Acuyo



Cuando Heidegger advertía de que el lenguaje poético (con todo su despliegue singular: lingüístico, semiótico,  retórico...) es una manera de encontrarse entre las cosas[1], exponía una vertiente conceptual y acaso fáctica de una realidad física descrita a través del signo lingüístico, matemático e incluso detectable a través del experimento científico, de donde caben también deducirse las implicaciones de la matriz de todo lenguaje cual es la conciencia.[2] El recurso a la simbología y al aparato retórico metafórico y poético nos ofrecen una muestra palmaria de que los sistemas que los conforman hacen y rehacen el mundo así como el recurso a las apreciaciones estéticas (también en las ciencias y particularmente en las matemáticas) son cognoscitivos, si en virtud de ellos manejamos los signos necesarios para obtener un conocimiento pertinente.

                Decía Paul Ricoeur que la metáfora (y todo el complejo desfile semiótico que puede conllevar) es al lenguaje poético lo que el modelo al lenguaje científico[3] (en relación a lo real que cada cual quiere representar), pero, cuando además, los modelos (científicos) pueden basarse, para su comprensión e idónea interpretación, en elementos semióticos emparentados con los fenómenos metafóricos, se muestra además una potencia epistemológica en la que la poeisis creativa nos dice que la realidad no es nada sin la concurrencia de dicho impulso creativo,[4]  apreciación que de nuevo nos retrotrae a las reflexiones tan traídas y llevadas en estas entradas sobre el significado de la conciencia en el ámbito material más básico: el mundo subatómico con sus leyes tan particulares.
El signo y el impulso creativo: el seguro azar de la poesía, Francsico Acuyo

                Aquellas leyes que extrañamente nos hablan de comportamientos azarosos de los objetos cuánticos exponían, recordamos, el valor fundamental de las probabilidades como vía de acercamiento a la realidad última de aquellos objetos. La verdad es que a tenor de aquellas observaciones, y atendiendo a la semiótica del lenguaje más anárquico o desviado de la norma de la lengua, y por tanto, de cualquier teoría de signos como es la poesía, siempre anduve con mucha cautela a la hora de emplear el término azar en su dinámica y construcción. Intuí una suerte de leyes del caos que de algún modo habían de intervenir a la hora de escoger estos o aquellos signos (lingüísticos) equilibrados por el código singular que estructura el discurso poético. No pude dejar de emparentar este con los movimientos e impulsos que ordenan y hacen creativa a la propia naturaleza (de todo ello diserté ampliamente en lo que afecta al aspecto métrico de la poesía)*.

                Es el caso que, lo mismo que surgió con posterioridad una visión de la nueva ciencia de lo infinitamente pequeño que cuestionaba el papel del azar porque todo objeto ocupa un lugar concreto en el espacio, y que las leyes que le rigen son las mismas para todos los objetos del espacio,[5] observé que el azar (seguro) no se  constataba en los procesos de construcción del signo lingüístico y poético, por lo que aquella óptica no distaba mucho en verdad del extraño funcionamiento de la semiosis, que se hacía compartible y competente  en prácticamente cualquier ámbito de interpretación del mundo.

                Aún consciente de que esta apreciación del mundo conlleva un bagaje poco ortodoxo de entendimiento de la realidad, cada vez me siento más reacio a la resolución de que la realidad está constituida bajo las leyes (físicas) que rigen en dos categorías aceptadas convencionalmente: sistemas físicos que no se observan y cumplen dichas leyes y la de los sistemas que sí se observan, y que vienen a ser una versión más de la tradicional separación de objeto y sujeto. Mas ¿hasta qué punto las aproximaciones (representaciones y signos matemáticos e incluso lingüísticos)  físicas (como, por ejemplo, la función  de onda), son meras abstracciones sin relación física con los objetos que quieren representar?

                De todo ello reflexionaremos en la próxima entrada del blog Ancile.

Francisco Acuyo




[1] Heidegger, M.: El ser y el tiempo, FCE, México 1980.

[2] Mucho hemos debatido esta cuestión en el ámbito de la mecánica cuántica y el papel fundamental del observador.

[3] Ricoeur, P: La metáfora viva, Trotta, Madrid, 2001, p.316

[4] Acuyo, F.: blog Ancile, Lenguaje terapéutico: Metáfora y poesía, https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/02/lenguaje-terapeutico-metafora-y-poesia.html

* Acuyo, F.: De la proporción en lo diverso, de la simetría y la asimetría endecasílabica. Tesis doctoral.

[5] Nos referimos a la visión que planteó en momento el físico David Bhom.




El signo y el impulso creativo: el seguro azar de la poesía, Francsico Acuyo


jueves, 9 de diciembre de 2021

EL SIGNO MATEMÁTICO Y LINGÜÍSTICO : LA CONCIENCIA EN LO MATERIAL DEL MUNDO

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile traemos una nueva entrada para seguir incidiendo en el territorio de los signos y sus diferentes y sorprendentes apreciaciones, y lo hacemos en esta ocasión bajo el título: El signo matemático y lingüístico: la conciencia material del mundo.


EL SIGNO MATEMÁTICO Y LINGÜÍSTICO :

LA CONCIENCIA EN LO MATERIAL DEL MUNDO

 

 

El signo matemático y lingüístico: la conciencia material del mundo. Francisco Acuyo



Con el experimento de selección diferida (delayed choice),[1] John Wheeler, hubo de mostrar cuán diferente se manifiesta la realidad cuántica de la clásicamente descrita y apercibida:  un fotón puede estar simultáneamente en dos lugares a  la vez, pero además,  los observadores del experimento pueden decidir si el fotón está en los dos lugares o sólo en uno. La ciencia empírica constata un hecho sorprendente que sucede en el seno de lo más íntimo de la materia, mas, ¿qué quiere decir esto?, ¿cuál es el significado que encierra, si es que conlleva alguno?

                Que la materia corpuscular en el dominio de lo infinitamente pequeño muestre una realidad tan peculiar como paradójica encierra, no sólo la complejidad y extrañeza de su intrínseco funcionamiento, también la situación no menos sorprendente en la que dicha realidad cuántica es a todas luces superpuesta (al tiempo, decíamos,  el naipe cae a la derecha y a la izquierda, evolución unitaria en matemáticas, y según la ecuación demostrada de Schrödinger) hasta que el milagro de la consolidación (o colapso, caída a la derecha o a la izquierda del naipe)  de su realidad es provocado por el que observa, o lo que es lo mismo por la conciencia que altera dicha evolución unitaria.

El signo matemático y lingüístico: la conciencia material del mundo. Francisco Acuyo

                El signo matemático, e incluso el lingüístico, adaptado a las singularidades del mundo cuántico no hace sino ofrecer graves problemas a la hora de una obtención de significados coherentes para poder ser explicados a la luz de un lenguaje ordinario (empapado por la visión convencional de las relaciones de causa y efecto de la física clásica). El signo lingüístico ha de configurarse de manera distinta a la hora de representar realidades tan extrañas que ponen en cuestión la misma lógica que fundamenta su funcionamiento lingüístico común. Se precisa acaso de un lenguaje desviado (recuerden la poesía) del uso convencional del lenguaje (que traspase los límites de espacio y de tiempo del sentido común). El recurso a elementos retóricos que se sitúan en el límite mismo de la expresión racional son naturalmente aceptados en el modo desviado del uso poético de la lengua. No es extraño que muchos científicos recurran a las metáforas, las sinécdoques, las sinestesias, las metonimias y toda suerte de analogías para, no solo hacer entender su funcionamiento, sobre todo para dar un significado coherente al dominio de realidad en el que se mueve y estructura dicha realidad.

                Esta situación nos trae a la memoria la cuestión interrogada tiempo ha, de si los límites de nuestro lenguaje son los límites de nuestro mundo,[2] para derivar, finalmente  ¿hasta dónde los límites del conocimiento no son también los límites del lenguaje?[3], o lo que es lo mismo: ¿existe lo que no soy capaz de expresar con el lenguaje (ordinario, matemático, lógico, literario, metaliterario…)?[4] Todas estas y otras interrogantes nos devuelven a la necesidad de una nueva semiótica del espacio tiempo acorde con la realidad inaudita a la que nos enfrentamos.

                Las diversas concepciones relacionistas[5] del espacio tiempo comparten un principio de vinculación que, con Leibniz infieren que el espacio (y el tiempo) no son sino la interacción entre los objetos, y  interacción que en la nueva física cosmológica y cuántica (entrelazamiento cuántico) tienen una gran preponderancia. En cualquier caso, es harto interesante observar cómo el discurso retórico (y su cohorte de figuras literarias) hace que la búsqueda de significados en este ámbito básico de la materia entre a formar parte nada menos de aquello que denominamos función poética.

    Veremos que también la semiótica tiene que aportar mucho a estas consideraciones, esto será en próximas entradas del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Hablamos del célebre experimento de la doble rendija en la que los electrones pasan produciendo un patrón de interferencia.
[2] Wittgenstein, L.: Tractatus lógico-philosophicus, Alianza Universidad, Madrid, 1984
[3] Acuyo, F,: Blog Ancile, Retórica de los límites expresivos y conceptuales en la ciencia (¿y la filosofía?), https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/09/retorica-de-los-limites-expresivos-y.html
[4] Ibidem.
[5] Las basadas en el principio holográfico, la teoría de cuerdas





El signo matemático y lingüístico: la conciencia material del mundo. Francisco Acuyo