viernes, 30 de junio de 2023

DEL FERVOR MÁS HERMOSO

 Para la sección de Poesía del blog Ancile, este poema intitulado: Del fervor más hermoso, observando a mi gato Horus, de noche, en lo alto de una colina.



DEL FERVOR MÁS HERMOSO

 

(LUNA NEGRA)

 

Del fervor más hermoso. Francisco Acuyo

-Horus (mi gato) en la colina-

  

[…] du suchst auf diesem erden runde

edler geist¡ umsont dein Element!

 

[…] en vano buscarás por esta tierra

tu elemento, oh espíritu preclaro.

 

F. Hölderling

 

 

Del fervor más hermoso. Francisco Acuyo





 


SOBRE el alcor al que ascendió meseta

del felino la sombra diligente,

si a negra luz sujeta, residente

natural de la noche

parece su silueta.

 

Trazó zigzagueante

el iris de Horus en la oscuridad

la trayectoria que un instante

con fulgor rutiló la eternidad.


 Cada alma mira el fuego

azul, perpetuamente peregrina,

de las pupilas luego

celeste el resplandor

estampa en la retina

una luz que impresiona con dolor.

 

En la colina Horus no perdona

la luz que al descubierto su silueta

pone, cuando la zona

muerta la sombra fusionó un segundo

su figura entre luces indiscreta.

 

Sonoro es el color que inunda el mundo

de los muertos: mirad azul el cielo

que en un sueño modula el infinito

concierto de su anhelo

aquí, en la tierra, y ved la identidad

del que escucha su cántico inaudito,

 y a Horus, cuando clama: ¡despertad!

 

 Arde la noche y entre las sombras arde

 mal definida, cuando no borrosa,

 la comitiva de almas en su vuelo,

 al caer de la tarde,

 claridad que deslizan vaporosa.

 

  Mas nunca la memoria

 el ánima recobre

 francamente ilusoria,

 o recuerde la carne pobre-

 mente la forma etérea


de su otra vida donde,

quieto escucha e impávido responde

Horus viendo cinérea

pátina el cuerpo que amargura esconde.

 

Cuando no sea en soledad

collado y origen cierto de piedad,

sea fuente de fervores cristalina,

o la deidad felina

que a su poder sumiso

dejó al espectro, si un instante quiso

paliar su sufrimiento,

y sienta el juicio y piense el sentimiento.

 

 A las almas atiende en su quebranto

 Horus amable luego de sacudir

 el letargo entre tanto

 del lúgubre contorno,

 y marcar del cenit a su nadir

el círculo infinito de su entorno.




                                                    Francisco Acuyo

 

                                              


                                              

 

                                              

                                              

Del fervor más hermoso. Francisco Acuyo

                                              

 

 

 

martes, 27 de junio de 2023

EL ETHOS PARA LA SUPERACIÓN Y ENTENDIMIENTO DEL MAL EN EL MUNDO

Para la sección de Pensamiento del blog Ancile, traemos un nuevo post que pretende ser una nota añadida o adenda a pie de página del nuevo libro que se prepara para su edición y que se titula, El mal, aroma de la nada. El problema del mal en el mundo, y que para la ocasión de esta entrada se intitula: El ethos para la superación y entendimiento del mal en el mundo                                 



EL ETHOS PARA LA SUPERACIÓN Y


 ENTENDIMIENTO DEL MAL EN EL MUNDO


 

El ethos para la superación y entendimiento del mal en el mundo.  Francisco Acuyo

El concepto de este ethos, debe entenderse un paso más allá  de la acepción de costumbre o conducta. Acaso debe  enmarcarse como el modo de ser racional que no olvida lo emotivo que lleva al ethikos que nos enfrenta a la vida, y esta como una manifestación del dolor, del sufrimiento. Esta idea se entiende como afronte y expresión de esta realidad dolorosa del mundo y como parte integrante sustancial de la misma. Esta noción no debe considerarse como obligación moral, ya que traspasa los patrones de tiempo y espacio sociales y por tanto convencionales. No es un código de normas éticas a las que debe seguir el adepto. Tampoco un ideal mediante el que debería comportarse el que fuese sensible a este ethos. No se trata, en fin, del suum cuique tribue (lo que pertenece a cada uno como suyo). Su fuente no es religiosa o divina, aunque sí puede encontrar cierto parentesco con la idea de Dios, pues, aunque Éste presupongamos que no existiera como tal, la idea de Él mismo sí permanece. Algo parecido sucede con este ethos tan singular.

Así las cosas, no es esta una ley moral como la concibiera Kant, aunque sea también necesaria y universal y trascienda lo empírico, y su imperio o imperativo provenga de ser este ethos un fin en sí mismo, por lo que carece de instrumentalidad. No obstante, no puede considerarse que haya un deber y una voluntad que lo fundamente, por lo que su imperativo trasciende la propia voluntad en su demanda, y es universal aún en ausencia de esa voluntad, siendo la libertad un hecho que trasciende el determinismo natural, pues su ley meta-ética se presupone de esa misma libertad necesaria.

El ethos para la superación y entendimiento del mal en el mundo.  Francisco Acuyo

                Este ethos, aunque no se basa en factores pasajeros, tampoco se ampara exclusivamente en la razón, pues su valor también se apoya en lo emocional, no impidiendo un pensamiento crítico sobre lo que el mal significa cuando impregna su ser en el mundo. Este valor es libre en tanto que, sin adoctrinamiento o condicionamiento, conduce la necesidad creativa de un intento de modificar ese mal inevitable.

                La contemplación del dolor y el sufrimiento deben conducir a la autorreflexión, y con ella al intento de la superación de la inevitable crisis personal que supone dicho enfrentamiento, crisis que se puede manifestar incluso con la sensación de ignorancia de lo que somos realmente. La fragmentación de nosotros mismos es la realidad más clara que manifiesta la contemplación del dolor y la necesidad, por eso se debe, si no de superarlo, al menos de aceptarlo y aprender a convivir con él.

                La pregunta inevitable: ¿Quiénes somos?, que es lo mismo que decir: ¿Qué y quién es el hombre?, me lleva a una repuesta que bien puede resultar inquietante: Es el ser que es consciente del (y de su) sufrimiento. Lo que hace de su esencia humana un absoluto devenir en el sufrimiento. Esta paradójica situación lleva al hombre más allá de la característica definición del animal racional, que precisa la superación del proverbial dualismo cartesiano, pues, necesita, a su vez, de la superación (pascaliana) del ser pensante que nos induce a la intuición de que, a pesar, o gracias a esa vivencia del sufrimiento, podemos intuir un agente que la naturaleza no contiene y que, no obstante, lo emparenta a las otras criaturas con las que convive, y de cuyo sufrimiento común, no puede desertar, pues, es consciente de sí en virtud de ese común sufrimiento.

                La emotividad, más que la razón es el nexo de unión entre las criaturas en este ethos, aunque el hombre aspire al espíritu a través de su capacidad simbólica, de cuyo universo seminal se nutre el lenguaje poético, el mito, el arte, la religión. Es así que ese conocerse a sí mismo vive o se configura más que en un acto intelectual de pensamiento lógico abstracto, en la relación emotiva con el mundo que sufre y que posibilita la decisión creadora de cambiar y construir y comprometerse con ese constructo y cambio.

                Es por tanto ese ethos un valor que conforma la actividad creadora, aquella con la que se medirá la calidad que el mismo valor encarna. Ese ethos está, sin embargo, más allá de cualquier búsqueda o experiencia vital. Se eleva como valor en virtud de la contemplación del sufrimiento mismo, sin la emisión de juicios, de conceptos, de logomaquias o ejercicio intelectual, ya que radica en la observación atenta del dolor, el cual  nos llevará a la unión del que sufre con el propio objeto del sufrimiento sin distinción, siendo el que padece el mismo sufrimiento.

 

Francisco Acuyo



                 

El ethos para la superación y entendimiento del mal en el mundo.  Francisco Acuyo


jueves, 22 de junio de 2023

SINESTESIA: GÉNESIS Y GENEALOGÍA DE LA CONCIENCIA, TERCERA PARTE

Cerramos la introducción al libro Fisiología de un espejismo. Sinestesia: pincel del pensamiento, con la tercera parte de: Sinestesia: Génesis y genealogía de la conciencia, para la sección de Ciencia del blog Ancile.


  SINESTESIA: GÉNESIS Y   GENEALOGÍA DE LA

 CONCIENCIA, TERCERA PARTE



tercera parte de: Sinestesia: Génesis y genealogía de la conciencia, Francisco Acuyo



Pero, atención, la percepción poética, en su potencial panestesia, no significa fisiológicamente, ya que el topos externo, exterior, puede fundirse y no distinguirse del tactus íntimus de lo interno. Por todo esto verán en los primeros capítulos del libro, en desigual desfile, a la écfrasis y la sinestesia, en primera instancia, deslindar sus fronteras conceptuales y desde luego semánticas, para fundir la poesía y la pintura en un único y singular discurso.

            Seguidamente verán que el término conciencia y sinestesia tienen una recurrente aparición analógica. Sinestesia y conciencia se vierten como realidades estrechamente vinculadas, pero que se verán enfrentadas, al menos en principio, a la dualidad (cartesiana) tradicional de la mente y cuerpo, como entidades desemejantes, e incluso contradictorias, donde los procesos cerebrales son la causa y la conciencia y el efecto.

            No obstante, el fenómeno de los qualia muy bien pudo poner patas arriba estas convicciones, si estos nos hacen preguntarnos cómo es que unas señales de naturaleza física objetivable y cuantificable son causa de experiencias internas subjetivas, y que tiene relación directa con la sensación. Verán a lo largo de estas páginas que las dudas llegan hasta extremos que pueden resultar al lector no avisado,  cuando menos, extravagantes, como si la conciencia debe buscarse en ámbitos que vayan más allá del ámbito estrictamente neurológico (recuerdo que para algunos es más un fenómeno cuántico).

            El cruce intersensorial de la sinestesia acaso es una muestra extraordinaria de la disolución de fronteras indiscutibles (en principio en el ámbito de la retórica, recordamos que solo interesa el significado), pero también del mapa neurológico tradicional, del que se puede inferir una potencial capacidad cartográfica global que se ve representada por la potencia simbólica del pensamiento y sus muchos derivados abstractos, todo lo cual nos hace pensar que la sinestesia puede llegar a ir más allá de la experiencia sensorial, en cuanto que afecta o invade el ámbito de otras formas de conciencia que son del mundo abstracto, como pueden ser lo números, las letras… y otras simbologías genuinas de este tipo de pensamiento.

tercera parte de: Sinestesia: Génesis y genealogía de la conciencia, Francisco Acuyo
            En virtud de estas y otras aproximaciones podrá, el lector interesado, acercarse a aspectos en los que la sinestesia se sumerge en el arte y en las apreciaciones estéticas del mismo que tienen su residencia en la abstracción deducida de los elementos sensoriales que mezcla la sinestesia.

            Se verá como la palabra poética, a través de la sinestesia, supera o va más allá del mero aspecto comunicativo del lenguaje y de la mera logomaquia del mismo, pues aspira a ser en la belleza a través de lo sensorio y más allá del significado, para ser en sí, en la verdad que se aprecia en aquella belleza conseguida, pues esa palabra poética, más que decir, nombrar, integra al observador con lo observado, y donde la sinestesia poética se sitúa un paso más allá de los límites semánticos de la retórica. 

            La sinestesia nos advierte que, en realidad, los sentidos son solo un sentido. Veremos dónde y por qué esto es así. En la relación de la poesía y las artes plásticas, decíamos la écfrasis, es donde se diluían las fronteras espacio temporales de una y otra arte, pero también se disuelven las fronteras entre la sensación expresa en la realidad externa y su incidencia con la interna, todo lo cual acabará por expresar la capacidad y naturaleza de lo que denominamos conciencia humana, y que puede constatarse en ese fenómeno pamsiquista expreso en la obra de algunos poetas.

            La limitaciones de la ciencia exponen, no solo la incapacidad de esta para desarrollar un conocimiento sobre determinados asuntos, manifiestos en la física cuántica, en la relatividad, o en la teoría de la complejidad y de la matemática y su incompletitud, dejando abierto el campo para un entendimiento de aquello que nos impulsa a ser creativos (poiesis). Será la poesía, como impulso creativo, el dominio desde donde poder integrar lo fenoménico y lo abstracto, y donde se manifiesta el plus ultra de la imaginación capaz de llegar donde no puede la ciencia empírica.

            La aspiración integradora (totalizadora) del discurso poético ofrece vías de entendimiento complementarias para la compresión de lo que la realidad sea, porque deduce algo de un interés capital: la realidad no es del todo física, es un fenómeno participativo que precisa de la conciencia para entender la realidad última. Mucho podemos extraer de este conocimiento a través del estudio de la sinestesia poética.

            Una de las consecuencias más sorprendentes del sinésteta es la capacidad de refracción sobre la misma naturaleza de sus impulsos creativos, que rompe con toda lógica categorial y casuística, que que quebranta los patrones convencionales de la percepción misma. En la fusión y cruce de los sentidos se elevan entidades abstractas y simbólicas que adquieren un valor físico excitable. Nos encontraremos ante una lógica que va más allá de la razón y la convención y se sujeta a una suerte de discurso paradójico que evidencia que las estructuras que conforman dichas paradojas no son mecánicas y computables, sino orgánicas y analógicas y que el todo que conforma es más que la suma de sus partes.

tercera parte de: Sinestesia: Génesis y genealogía de la conciencia, Francisco Acuyo
            El ámbito sinestésico poético es un sistema orgánico, vivo y en movimiento continuo. Y expone, de ser cierto, que el cerebro es el origen único de la conciencia (cosa que dudo) que se sitúa más allá de una mera adaptación evolutiva al medioambiente, en razón a los peculiares fines incorporadores y creativos de los que es susceptible. Es necesario superar el localismo neuronal reinante en el ámbito neurocientífico, pues la sinestesia nos da una muestra más de la neuroplasticidad del cerebro y su capacidad para fusionar o sustituir sensorialmente un sentido.

            Las cosas no son nunca lo que parecen. Lo que determinamos como cierto no es más que una realidad fragmentaria de lo que puede ser la realidad. La sinestesia invoca nuestra atención a través de su propia lógica que es la de la aporía, la de la inexistencia de un camino único, pues cuestiona incluso la división entre sujeto y objeto, y nos expone ante la paradójica realidad de que no sabemos percibir. A través de la sinestesia abrazamos el engaño para reconocer la realidad profunda de las cosas. Ofrece una lógica arcana, primitiva, donde la aquella todavía no se había segregado del entendimiento mágico integrador.

            La sinestesia socava hasta destruir la convención perceptivo cognitiva cuestionando las convenciones del sentido común y poniendo de relieve hasta qué punto es aleatoria; por ejemplo: la significación de un color en relación con un determinado número. Expone, en fin, el hecho de hasta qué punto son estériles las convenciones para una comprensión penetrante de la realidad del cosmos y, por supuesto, de la misma conciencia.

            La sensación de que todo acontece mediante un progreso lineal y determinado y, por tanto, sujeto a la causalidad, se pone en duda en la percepción sinestésica, ya que cuando esta sucede que entramos ante un proceso holístico, no lineal y plenamente orgánico donde todos los sentidos son finalmente uno solo.

            El sinésteta se manifiesta en conexión material con el mundo, en el ámbito incluso de las ideas. La sinestesia puede ser un arte, pero también una ciencia que pone en perplejidad y angustioso dilema a la razón, pero que aspira a ser cultura de una comunidad avisada de la importancia del ser en el tiempo, si es que esa comunidad está integrada de personajes verdaderamente libres.

La atención sinestésica nos enseña que hay una conciencia que trasciende el concepto mediante la alerta de los sentidos: no hay tiempo ni espacio para razonar su realidad plena,  sólo hay el aquí y el ahora. Tomamos conciencia de imágenes, sonidos… más allá de la argumentación racional.  Accedemos al mundo en un grado de igualdad porque todo goza y tiene inteligencia, pues la supuesta realidad de nuestra mente tampoco es nuestra,  es como si no hubiera nada que comprender porque ya estaba dentro de nuestra conciencia, las percepciones que nos llegan y se expresan en la sinestesia, son las semillas de lo extraordinario que ya albergábamos dentro.



Francisco Acuyo



tercera parte de: Sinestesia: Génesis y genealogía de la conciencia, Francisco Acuyo


martes, 20 de junio de 2023

SINESTESIA: GÉNESIS Y GENEALOGÍA DE LA CONCIENCIA, SEGUNDA PARTE

Traemos la segunda parte de Sinestesia: Génesis y genealogía,  para la sección de Ciencia del blog Ancile, que tratará de completar las aproximaciones a la publicación de Fisiología de un espejismo. Sinestesia: cincel del pensamiento.


SINESTESIA: GÉNESIS Y   GENEALOGÍA DE LA

 CONCIENCIA, SEGUNDA PARTE 


segunda parte de Sinestesia: Génesis y genealogía, Francisco Acuyo


Desde una óptica estrictamente retórica, el supuesto que la sinestesia sea una forma específica de metáfora prevalece: se considera sólo sinestesia el cruce real o irreal (objetivo o subjetivo) de dos impresiones en un sintagma semánticamente pertinente, por lo que se admitirá solo el aspecto conceptual, no el intersensorial, el que determine la existencia del fenómeno retórico de la sinestesia, diferenciando la sinestesia no literaria de aquella otra de aspectos estrictamente psico- fisiológicos.[1]

            Siguiendo estas directrices, se colocan las pseudosinestesias (perceptivas, valorativas, lexicalizadas o no) como meros sucedáneos de la sinestesia conceptualizada, ya que su valor polisémico puede verse subordinado a, no solo las sensaciones externas, también a las internas, todo lo cual las lleva a ser consideradas no como sinestesias de pleno derecho, sino como asociaciones, las cuales nos hablan de traslaciones sensoriales a impresiones internas.

            Llegamos, por fin, a lo que los analistas y teóricos denominan como asociaciones abstractas, para diferenciarlas de las sinestesias, dixit que genuinas por propiamente semánticas, si las notas del dominio externo ceden a la sensibilidad interior a conceptos abstractos, por lo que, ni siquiera admitiría la denominación de sinestesia.

            Parece claro, en resumidas cuentas, que la sinestesia, según esta visión retórico semántica, no ofrece mayores dificultades, si atendemos a los significados solamente, o lo que es lo mismo, a su dimensión estrictamente semántica. No es el caso, desde luego, lo que contempla en su desarrollo este libro.

segunda parte de Sinestesia: Génesis y genealogía, Francisco Acuyo
           En esta fisiología de la sinestesia, nos embarcamos en un estudio completamente heterodoxo para la óptica estrictamente semántica, e incluso general de la retórica. También en las semblanzas teóricas que llevamos a cabo en la interpretación de casos concretos de algunos poetas, como es el de Elena Martín Vivaldi, veremos desbordar aquellos límites conceptuales y de significado.

            Así las cosas, nos vimos obligados a establecer unos parámetros de estudio y de análisis necesariamente interdisciplinares. Así, la psicología, la neurociencia, las ciencias cognitivas o del conocimiento (epistemología), la medicina, la física, la filosofía, las artes plásticas, las ciencias de la información… pueden hacer desfile singular en estas páginas sin el mayor disimulo, pues así lo exige la complejidad y profundidad del fenómeno sinestésico, exponiendo además que, desde una óptica estrictamente poética, puede ofrecerse una ventana de observación y entendimiento muy especial de esta fascinante fenomenología.

            Así pues, la poesía puede considerarse el eje vertebrador de todas y cada una de las reflexiones de este título, que acaban por extrapolarse a otras vías de investigación y entendimiento del fenómeno sinestésico.

            Tendríamos que empezar hablando de la materialidad de la poesía, susceptible de aprehenderse a través de los diversos resortes y organismos sensoriales del que es capaz el poeta de poner en marcha en la concepción de un poema, y los mismos que ha de saber establecer el lector para su sensibilidad y entendimiento. La materia y su trascendencia radican en esos elementos básicos de percepción y sensibilidad que ya se ponen en marcha desde el mismo ritmo del verso que, veremos, también puede tener un carácter plenamente sinestésico y sensorial, que integra tanto al poeta como al lector en la organicidad del mundo que describe y que llega a trascender.


Francisco Acuyo




Doetsch Kraus, U.: La sinestesia en la poesía española, un enfoque semántico, Eunsa, Navarra, 1992.




Doetsch Kraus, U.: La sinestesia en la poesía española, un enfoque semántico, Eunsa, Navarra, 1992.


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jueves, 15 de junio de 2023

SINESTESIA: GÉNESIS Y GENEALOGÍA DE LA CONCIENCIA

Debido a la presentación del libro recién editado, Fisiología de un espejismo. Sinestesia: Pincel del pensamiento, editado por Entorno Gráfico Ediciones en su colección Exagium, y que tendrá lugar el 16 de este mes en la librería Picasso de la calle Obispo Hurtado de Granada, llevaré a a cabo unas entradas donde hablaré de aspectos de interés del título y que serán motivo de disertación en dicha presentación, las cuales pueden resultar, sino extrañas sobre esta temática, sí cuando menos algo extravagantes. La interdisciplinariedad con la que se estudia e investiga dicho fenómeno quizá atenúe algo la perplejidad del lector. En cualquier caso, irán estos apuntes  a la sección de Ciencia del blog Ancile, y bajo el título de: Sinestesia: génesis y genealogía de la conciencia.


SINESTESIA: GÉNESIS Y 

GENEALOGÍA DE LA CONCIENCIA

 

 

Sinestesia: génesis y genealogía de la conciencia. Francisco Acuyo



Los siguientes párrafos quizá sirvan de guía de perplejos para muchos, sobre todo por conclusiones a las que llegué tras la investigación y las consiguientes reflexiones sobre el fenómeno de la sinestesia. Me enseñó que es posible una manera de mirar, de observar el mundo distinta y mucho más profunda. Me hizo comprender que en realidad lo que observamos e interpretamos del mundo se lleva a cabo de manera fragmentaria. Aprendí que hay una manera de percibir que es vivir (más allá de las fragmentaciones de la razón y sus interminables hermenéusis y logomaquias conceptuales), y que este vivir es un flujo constante conformado por acciones íntimamente relacionadas entre sí. A través de la contemplación de la sinestesia, en el ejercicio poético, sobre todo, pude intuir una percepción que se ofrece en un movimiento total y continuo que facilita una comunicación que trasciende el verbo mismo con el que en principio nos comunicamos, porque ya no es comunicación, sino integración, comunión, diría yo, que revoluciona nuestra percepción del mundo y la psicología (que es lo mismo que decir la conciencia) en la que se basa.

            Nos enseña la sinestesia, en primera instancia, que el observador y lo observado acaso sean la misma cosa, participando de una conciencia unívoca donde lo consciente y lo inconsciente son planos que han de contemplarse sin juicios ni propósitos y que, a través del proceso de relación sinéstesico, se manifiestan para que lo más profundo de nosotros mismos sea revelado. Por eso tengo que decirles que la sinestesia se produce en un estado de alerta vigilante en el que no procede lo intelectual o conceptual, porque se basa en una percepción directa de la realidad donde toda fragmentación intelectual tiende a diluirse. Así lo manifiesta la supuesta mezcla de sentidos que, en realidad, nos habla de uno solo: el que participa la conciencia única que no distingue entre observado y observador. Es esta una percepción que se sitúa más allá incluso de cualquier experiencia, porque esta vía empírica no es necesaria para ver la luz. Por eso, para mí, la sinestesia es, además de una figura literaria o retórica muy singular, un proceso psicológico profundo de percepción, de meditación contemplativa.

Así pues, si al principio, mi fascinación por el fenómeno sinestésico hubo de provenir de la indagación en el mundo trópico, donde la retórica trataba de establecer parámetros de aproximación a su fenomenología literaria y, sobre todo, poética. Aquella trasposición de sensaciones de un sentido en otro que supuestamente no le corresponde, y que diera lugar a maravillas enigmáticas del sentido que diríanse trascender el concepto mismo de lo que cada sentido atribuye y significa, no dejaron nunca de

Sinestesia: génesis y genealogía de la conciencia. Francisco Acuyo
fascinarme, así: el alma que hablar puede con los ojos // también puede besar con la mirada, que diría Bécquer; o aquel cielo que se le acercaba hasta comunicarle el tacto azul, acariciándole como un esposo, de Gabriel Miró, ponían en entre dicho a la metáfora misma en su tradicional consistencia como procedimiento lingüístico y literario, si aquella consiste en designar una realidad con el nombre de otra con la que mantiene alguna relación de semejanza.[1] El besar con la mirada, como el tocar el azul del cielo, me parecía traspasar el ámbito metafórico. Cada sentido perceptual, a través de la palabra escogida, tiene su atribución lingüístico semántica, pero si atendemos en profundidad, a su dominio post a ante conceptual y atendemos a su trasfondo expresivo, desde luego que se sitúa más allá de una mera atribución de semejanza metafórica.

            De hecho, la metáfora sinestésica, como supuesta atribución propia de toda sinestesia, ofrece una de las primeras disputas y controversias en el ámbito de los estudios literarios de la retórica y de la teoría de tropos. Rétores y teóricos harto avisados no convenían que todas las sinestesias, ni por mucho fuesen o tuviesen que ser metáforas,[2] así, las metonimias, sinécdoques o hipálages…, cuyas relaciones de semejanza (semántica), que son o pueden ser discutibles, tienen mucho que advertir sobre esta cuestión, e incluso las vinculaciones con la metáfora pueden llegar a ser en algunos momentos bastante controvertidas, véase el subtítulo de nuestro libro: sinestesia: cincel del pensamiento. En principio extraña metonimia que establece el concepto de sinestesia, que se funda en unas no menos extrañas relaciones de causalidad y procedencia de los significados de ambos términos, de la sinestesia y el pincel, donde este último es capaz de pintar o dibujar y, por tanto, de ofrecer colores y grafías fuera de todo lugar de semejanza del supuesto significado metafórico de la sinestesia, pero como se verá siendo una sinestesia perfectamente justificable. Así mismo, el propio título Fisiología de un espejismo, anda también por los derroteros sinestésicos, más allá del oxímoron que puede conllevar el dar cuerpo perceptivo y perceptible (fisiología) a algo que es inconsistente en su materialidad (espejismo). Y es que, en la sinestesia, veremos, que las fronteras sensoriales no tienen una cesura precisa, sino que se diluyen entre sí, e incluso pueden dan forma, materialidad a lo que de consuno es abstracto. Esta última apreciación, también ha sido y es motivo de debate entre los estudiosos sobre la retórica de la sinestesia.


Francisco Acuyo




[1] Estébanez Calderón, D.: Diccionario de términos literarios, Alianza, Madrid, 1996, pág. 661.
[2] Antonio Carvajal, eximio poeta y profesor de métrica y retórica de la Facultad de Letras de Granada, es de esta opinión.





Sinestesia: génesis y genealogía de la conciencia. Francisco Acuyo


martes, 13 de junio de 2023

EL HIPNOTISTA

Para la sección de Poesía del blog Ancile, y como inciso y descanso y sosiego de tanta teoría, aparato y argumento de la ciencia,  este poema inédito que lleva por título: El hipnotista.





 EL HIPNOTISTA







   CON cargo a sus ganancias
y todo de su parte,
el hipnotista puso
excéntrica heredad
de sueños y fragancias,
nunca por ciencia imaginada ni por arte.


   Más allá de cualquier tiempo supuso,
en audaz conjetura, la verdadera edad 
del infinito que el instante aguarda:
su mente de alquimista
en tarros, potes, frascos y redomas
de pensamientos insondables guarda.


   En recuento de aromas
esotérico, las celestes flores
de su origen extrajo en una lista:
rosas, nardos, jazmines, peonías,
mimosas y jacintos, jerarquías
arcanas que el grimorio
apunta de su mente 
en raro repertorio
que contaba y callaba, de repente.


   Al neófito ofrece presto
vida de suavidades, pompa y jarcia,
transformando trabajo en placeres,
si cuando duro, fácil sus deberes
le parecen, y en gesto
embelesado muestra la labor
penosa, como grata
tarea de una realidad dichosa,
cuando en verdad lugarteniente o portaestandarte
sea del sueño engañoso inmediata,
que merced a su canto silenciosa
suena como la luz de un nuevo, enigmático arte.


   Mas, sin auxilio de palabra alguna, reposa
del semblante del hipnotista una suerte de mudo
y expresivo lenguaje 
que la razón anula en un menudo
bisbiseo que brilla
en el silencio con fulgor salvaje.


   Al dormido la contrición
 pide de lo que nunca hizo,
y a llevar una vida inmaculada
requiere y, con extraño esmero,
del delirio seguro prisionero,
al durmiente de su región 
luciente extrae y del hechizo
con un chasquido de sus dedos;
                       al
mundo sus ojos aturdidos real
abre, y la luz del sueño, asaz mentida, 
florece ahora, que a gustar convida.


    Levantado quedó el extraño sortilegio.
La luna en el jardín derrama elegio
el caudal de una fuente, cuyo canto
recorre en soledad
silente el cauce de la eternidad
que juega con instantes, entretanto.




Francisco Acuyo 





martes, 6 de junio de 2023

MATEMÁTICAS Y LOS HECHOS DE CONCIENCIA

Las matemáticas son el orbe fascinante sobre el que trascribir la faceta de la conciencia más enigmática: la de la abstracción y sus potenciales relaciones con la realidad de nuestra experiencia material, en este contexto, para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos un nuevo post intitulado: Matemáticas y los hechos de conciencia.



MATEMÁTICAS Y LOS HECHOS DE CONCIENCIA



Matemáticas y los hechos de conciencia. Francisco Acuyo


 No debiéramos olvidar que conceptos  incuestionables en física, como el tiempo y el espacio, en matemáticas no son indispensables, sino perfectamente soslayables. Se dice incluso que traicionan la experiencia vivida. Cuestión esta que preocupó profundamente a Bergson y que, Norbert Wiener vino a señalizar, en relación al mismo tiempo y al espacio bergsonianos,  como hechos de conciencia.  Sin embargo, ¡qué gran utilidad aportan para el conocimiento físico del universo! Desde una óptica matemática, hubo constataciones verdaderamente  impresionantes, sirva de ejemplo,  la demostración  de Brouwer: las series fundamentales que servían para definir los números reales, no responden a un criterio de efectividad computacional.

    Estos descubrimientos filosóficos y matemáticos  ¿acaso deben de obviarse por el mero hecho de  que las ciencias de la información estén interviniendo tecnológicamente la vida y las sociedades humanas? ¿Podrá un sector de la matemática desvanecer lo más profundo y creativo de la misma? ¿Hasta qué punto no afecta esto a la propia ciencia  en sus diversas manifestaciones disciplinarias? ¿Y al pensamiento crítico filosófico? ¿Y a la propia conciencia de nuestra intelectualidad?

    A veces creo que esta fe irracional en la teoría de la información expresa en la IA y otras vertientes derivadas de la misma, no es sino el último y estertóreo esfuerzo por mantener anclada un sector de la ciencia en el prejuicio reduccionista del mecanicismo positivo y determinista. ¿Se pueden obviar  descubrimientos como el de la inconmensurabilidad, en la propia matemática? Recordemos que este principio es el que nos hará verificar que lo que no se puede definir (numéricamente) no deja de ser siempre una relación (Simon Weil)  que atañe a la realidad, sea o no cuantificable o medible. 

 Este auge, apogeo diría yo, de la teoría de la información manifiesta en las tecnologías de la informática y la computación, no debe hacernos olvidar a Plotino cuando afirmaba que, cuando nos acercamos al concepto y realidad del infinito, no nos queda más remedio que establecer delimitaciones. El dígito binario, como lo fue la de los números enteros en otro tiempo, no es más que la tarea de encontrar circunscripciones, pero, atención, aún en lo que muy bien puede no tenerlas.

Matemáticas y los hechos de conciencia. Francisco Acuyo

Creo que esta fatuidad ilusoria del cómputo artificial como vía de autenticidad del número (dígito) y como vía de aprehensión virtual de la realidad es harto peligrosa, en tanto que hace que se pierda la perspectiva más fructífera del propio espíritu matemático, cual es la de la creación o el descubrimiento, que no puede perderse en el sueño de la completitud que, finalmente, acabará por diluirse en la propia realidad de la infinitud, que no contiene un número.

Tampoco sé hasta qué punto la evidencia de las paradojas en el realismo matemático, y la reacción escéptica del nominalismo lógico posterior, no ha dado lugar a esta confianza ciega en la que se ve inmersa la sociedad, dirigida hacia una cultura de la información que apenas comprende, pero que el matemático, el científico y el hombre de cultura no debiera obviar.

La virtualidad de lo real que nos ofrece la IA no puede ni debe negar bajo ningún concepto que también es real lo subjetivo y arbitrario, y que cualquier ley del pensamiento está hecha para establecer conexión analógica con todas las cosas en sus diversas correspondencias, y que, por cierto, sin esta capacidad de analogía no podría existir ningún tipo de pensamiento.

Decir, en fin, que la inclinación no meditada hacia la matemática aplicada y sobre todo hacia la computacional, pensada para la resolución de ecuaciones lineales, y aun reconociendo el error implícito que conllevan, quizá sea como el pecado original de su soberbia.(1)  Por eso, a día de hoy, tenemos que reconocer que la complejidad matemática es imposible de axiomatizar (Gödel) formalmente de manera completa. El reconocimiento de los límites de la propia calculabilidad es fundamental para entender que la IA convive en esos mismos límites matemáticos, y que su eficiencia es convencional, pero que la matemática encierra aspectos fundamentales y muy profundos que no lo son.

Quiero creer que estamos a tiempo de reconocer una vez más que el elemento perturbador por excelencia de las matemáticas cual es el infinito, sirve para entender que el impulso intelectual no puede desarraigarse del ser, y que sabremos distinguir la virtualidad de lo real, de la realidad misma, ya que el número, al margen o no de su infinitud, es claro que tiene una clara pertenencia a algo que sí es infinito, a saber, todo aquello que conlleva afectividad, esperanza, desasosiego, voluntad creadora, pasión.., es decir, conciencia.


Francisco Acuyo



  (1) Zellini, P.: ob. Cit. Pág. 154.


Matemáticas y los hechos de conciencia. Francisco Acuyo


jueves, 1 de junio de 2023

MATEMÁTICAS VIVAS Y MATEMÁTICAS COMPUTACIONALES

 La poesía es uno de los ejemplos más paradigmáticos de lenguaje vivo y organicista; las matemáticas ofrecen un singular parentesco con ella. En este post para la sección de Ciencia del blog Ancile, abundaremos sobre este asunto, y todo ello bajo el título de: Matemáticas vivas y matemáticas computacionales.


MATEMÁTICAS VIVAS Y 

MATEMÁTICAS COMPUTACIONALES


Matemáticas vivas y matemáticas computacionales. Francisco Acuyo

 

Parece claro que el desarrollo de la ciencia de los algoritmos y del cálculo computacional ha acabado por presentarse como una clara oposición contra toda aquella suerte de tensiones entre número y geometría, a las que Zenón adornaría con sus célebres paradojas. La eficiencia y aplicabilidad de la matemática parece haber obtenido un claro triunfo sobre aquella otra que nació de los profundos cuestionamientos de lo más básico de sus estructuras. El automatismo operacional campa por sus respetos en la actualidad y buena muestra de ello es la relevancia que obtiene la IA.

                La realidad identitaria del número parece reducirse al cálculo y la aplicabilidad del mismo. Acaso pretende olvidarse un factor esencial de la matemática como vía singular de conocimiento que trasciende o excede el de su eficiencia práctica. Aquella intuición (¿platónica?) de que el número tiene existencia propia exterior a nuestra mente, parece en serio declive. Sus abstracciones fuera de su eficiencia práctica diríanse periclitadas. El debate sobre la esencia o la existencia del número fuera de su aplicabilidad ya no tiene importancia.

                La lógica base de los fundamentos de la matemática ha pasado a ser una cuestión de curiosidad teórica, cuando no metafísica, que no aporta nada al discurso y el discurrir numérico. Nos parece increíble que cuando se llega a la conclusión de que los procesos lógicos no tienen por qué intervenir en la realidad del número (Frege, Russel), no sugiera nada hoy día, y aquel dilema lingüístico, que no ontológico, ya no cause ninguna desazón intelectual.

                Todo indica que nos interesa únicamente el cálculo automático para el proceso de datos, obviando aquella realidad orgánica de los entes matemáticos (¿conscientes?) de la que hablaba en anteriores entregas de este medio, y que abría al riquísimo debate de si, la creatividad matemática, exponía la autonomía y libertad de nuestro espíritu en relación con sus entidades abstractas; abstractas, sí, pero vívidas sin duda para algunos muy relevantes matemáticos.

Matemáticas vivas y matemáticas computacionales. Francisco Acuyo

                La inquietud de Simone Weil para definir lo real, ¿ha muerto? ¿Nos hemos quedado en la prerrogativa de la enumeración como único fundamento del  logos? ¿El hecho de que no haya una, sino muchas matemáticas, no tiene algo que sugerirnos? ¿Si la matemática, en verdad es un ejercicio del intelecto libre, solo será posible para el cálculo determinista? ¿Ya no nos interesa la curiosidad de Boezio en relacionar todo lo que existe con la forma matemática?

                La relación entre el número y la phýsis no tiene sentido ni curiosidad en el mundo donde el algoritmo computacional se supone va garantizarnos una vida mejor. Ya no interesa afrontar la supuesta realidad o irrealidad del infinito. Existe una insistente necedad en pretender ofrecernos las matemáticas como un objeto inerte para el determinismo calculista, obviando un fundamento ya advertido por Platón en el corazón mismo de las matemáticas: la posibilidad de la conversión del alma desde el mundo del devenir al de la verdad y del ser.[1]

                Es cierto que el panorama no puede ser más triste, el dígito binario ha sustituido cualquier inquietud por reconocer, a través de la misma matemática, las analogías (analogízein) entre las cosas que componen el mundo y que contempla el alma, y que hace posible el gnomon, como forma generada similar a otra primera.

                    Estamos en el momento quizá más oportuno por evidente, para establecer la diferenciación heideggeriana entre la poiesis como producción para el desvelamiento de la verdad, frente a la provocación de una téchne para la explotación industrial, y a la cabeza de todo este despropósito, el propósito del algoritmo cuantificador de la IA. ¿Se está apunto de perder uno de los intereses fundamentales de las matemáticas, es decir, el de la relación matemática con el mundo para la comprensión de las cosas reales, que no tiene que ser en sí cuantificables?

                   Es rigurosamente cierto que, vive el número, como entidad de eficacia en la actualidad, su momento más glorioso. La razón parece condenada a no acceder a la indivisibilidad imaginada por nuestro intelecto. Es una auténtica desdicha para nuestro entendimiento olvidar las controversias entre la infinitud y la continuidad que nos sobrexponen a las paradojas del ser frente a la pluralidad y que tanto han enriquecido en sus discusiones el espíritu humano.   

Mal estamos interpretando la realidad del número como mera reacción abstracta a lo indeterminado del continuo (al ápeiron), sino como una realización eficaz de la sustancia de las cosas.  Si proseguimos esta senda fundada en la eficacia cuantitativa del número olvidando las opimas reflexiones sobre las cualidades extraíbles también del seno más fructífero y creador de la matemática que discutía entre el límite y lo ilimitado, entre la inconmensurabilidad y el algoritmo, estaremos perdiendo acaso una de las potencias más importantes que animan cualquier impulso creativo, no sólo dentro del ámbito de las matemáticas, también del pensamiento general.

La IA, la realidad virtual, el ciberespacio, el metaverso… establecen una peligrosa confusión entre realidad y existencia, si es que lo real se acepta por necesidad y no por convención. Haremos un último esfuerzo en estos aspectos esenciales en el próximo capítulo, con el fin de cerrar uno de los  semblantes más interesantes de esta controversia generada por la base matemática de IA y los peligros que encierra para la propia intelectualidad matemática, será en el próximo post de este blog Ancile.



             



[1] Platón: República



Matemáticas vivas y matemáticas computacionales. Francisco Acuyo