martes, 13 de junio de 2023

EL HIPNOTISTA

Para la sección de Poesía del blog Ancile, y como inciso y descanso y sosiego de tanta teoría, aparato y argumento de la ciencia,  este poema inédito que lleva por título: El hipnotista.





 EL HIPNOTISTA







   CON cargo a sus ganancias
y todo de su parte,
el hipnotista puso
excéntrica heredad
de sueños y fragancias,
nunca por ciencia imaginada ni por arte.


   Más allá de cualquier tiempo supuso,
en audaz conjetura, la verdadera edad 
del infinito que el instante aguarda:
su mente de alquimista
en tarros, potes, frascos y redomas
de pensamientos insondables guarda.


   En recuento de aromas
esotérico, las celestes flores
de su origen extrajo en una lista:
rosas, nardos, jazmines, peonías,
mimosas y jacintos, jerarquías
arcanas que el grimorio
apunta de su mente 
en raro repertorio
que contaba y callaba, de repente.


   Al neófito ofrece presto
vida de suavidades, pompa y jarcia,
transformando trabajo en placeres,
si cuando duro, fácil sus deberes
le parecen, y en gesto
embelesado muestra la labor
penosa, como grata
tarea de una realidad dichosa,
cuando en verdad lugarteniente o portaestandarte
sea del sueño engañoso inmediata,
que merced a su canto silenciosa
suena como la luz de un nuevo, enigmático arte.


   Mas, sin auxilio de palabra alguna, reposa
del semblante del hipnotista una suerte de mudo
y expresivo lenguaje 
que la razón anula en un menudo
bisbiseo que brilla
en el silencio con fulgor salvaje.


   Al dormido la contrición
 pide de lo que nunca hizo,
y a llevar una vida inmaculada
requiere y, con extraño esmero,
del delirio seguro prisionero,
al durmiente de su región 
luciente extrae y del hechizo
con un chasquido de sus dedos;
                       al
mundo sus ojos aturdidos real
abre, y la luz del sueño, asaz mentida, 
florece ahora, que a gustar convida.


    Levantado quedó el extraño sortilegio.
La luna en el jardín derrama elegio
el caudal de una fuente, cuyo canto
recorre en soledad
silente el cauce de la eternidad
que juega con instantes, entretanto.




Francisco Acuyo 





No hay comentarios:

Publicar un comentario