jueves, 15 de junio de 2023

SINESTESIA: GÉNESIS Y GENEALOGÍA DE LA CONCIENCIA

Debido a la presentación del libro recién editado, Fisiología de un espejismo. Sinestesia: Pincel del pensamiento, editado por Entorno Gráfico Ediciones en su colección Exagium, y que tendrá lugar el 16 de este mes en la librería Picasso de la calle Obispo Hurtado de Granada, llevaré a a cabo unas entradas donde hablaré de aspectos de interés del título y que serán motivo de disertación en dicha presentación, las cuales pueden resultar, sino extrañas sobre esta temática, sí cuando menos algo extravagantes. La interdisciplinariedad con la que se estudia e investiga dicho fenómeno quizá atenúe algo la perplejidad del lector. En cualquier caso, irán estos apuntes  a la sección de Ciencia del blog Ancile, y bajo el título de: Sinestesia: génesis y genealogía de la conciencia.


SINESTESIA: GÉNESIS Y 

GENEALOGÍA DE LA CONCIENCIA

 

 

Sinestesia: génesis y genealogía de la conciencia. Francisco Acuyo



Los siguientes párrafos quizá sirvan de guía de perplejos para muchos, sobre todo por conclusiones a las que llegué tras la investigación y las consiguientes reflexiones sobre el fenómeno de la sinestesia. Me enseñó que es posible una manera de mirar, de observar el mundo distinta y mucho más profunda. Me hizo comprender que en realidad lo que observamos e interpretamos del mundo se lleva a cabo de manera fragmentaria. Aprendí que hay una manera de percibir que es vivir (más allá de las fragmentaciones de la razón y sus interminables hermenéusis y logomaquias conceptuales), y que este vivir es un flujo constante conformado por acciones íntimamente relacionadas entre sí. A través de la contemplación de la sinestesia, en el ejercicio poético, sobre todo, pude intuir una percepción que se ofrece en un movimiento total y continuo que facilita una comunicación que trasciende el verbo mismo con el que en principio nos comunicamos, porque ya no es comunicación, sino integración, comunión, diría yo, que revoluciona nuestra percepción del mundo y la psicología (que es lo mismo que decir la conciencia) en la que se basa.

            Nos enseña la sinestesia, en primera instancia, que el observador y lo observado acaso sean la misma cosa, participando de una conciencia unívoca donde lo consciente y lo inconsciente son planos que han de contemplarse sin juicios ni propósitos y que, a través del proceso de relación sinéstesico, se manifiestan para que lo más profundo de nosotros mismos sea revelado. Por eso tengo que decirles que la sinestesia se produce en un estado de alerta vigilante en el que no procede lo intelectual o conceptual, porque se basa en una percepción directa de la realidad donde toda fragmentación intelectual tiende a diluirse. Así lo manifiesta la supuesta mezcla de sentidos que, en realidad, nos habla de uno solo: el que participa la conciencia única que no distingue entre observado y observador. Es esta una percepción que se sitúa más allá incluso de cualquier experiencia, porque esta vía empírica no es necesaria para ver la luz. Por eso, para mí, la sinestesia es, además de una figura literaria o retórica muy singular, un proceso psicológico profundo de percepción, de meditación contemplativa.

Así pues, si al principio, mi fascinación por el fenómeno sinestésico hubo de provenir de la indagación en el mundo trópico, donde la retórica trataba de establecer parámetros de aproximación a su fenomenología literaria y, sobre todo, poética. Aquella trasposición de sensaciones de un sentido en otro que supuestamente no le corresponde, y que diera lugar a maravillas enigmáticas del sentido que diríanse trascender el concepto mismo de lo que cada sentido atribuye y significa, no dejaron nunca de

Sinestesia: génesis y genealogía de la conciencia. Francisco Acuyo
fascinarme, así: el alma que hablar puede con los ojos // también puede besar con la mirada, que diría Bécquer; o aquel cielo que se le acercaba hasta comunicarle el tacto azul, acariciándole como un esposo, de Gabriel Miró, ponían en entre dicho a la metáfora misma en su tradicional consistencia como procedimiento lingüístico y literario, si aquella consiste en designar una realidad con el nombre de otra con la que mantiene alguna relación de semejanza.[1] El besar con la mirada, como el tocar el azul del cielo, me parecía traspasar el ámbito metafórico. Cada sentido perceptual, a través de la palabra escogida, tiene su atribución lingüístico semántica, pero si atendemos en profundidad, a su dominio post a ante conceptual y atendemos a su trasfondo expresivo, desde luego que se sitúa más allá de una mera atribución de semejanza metafórica.

            De hecho, la metáfora sinestésica, como supuesta atribución propia de toda sinestesia, ofrece una de las primeras disputas y controversias en el ámbito de los estudios literarios de la retórica y de la teoría de tropos. Rétores y teóricos harto avisados no convenían que todas las sinestesias, ni por mucho fuesen o tuviesen que ser metáforas,[2] así, las metonimias, sinécdoques o hipálages…, cuyas relaciones de semejanza (semántica), que son o pueden ser discutibles, tienen mucho que advertir sobre esta cuestión, e incluso las vinculaciones con la metáfora pueden llegar a ser en algunos momentos bastante controvertidas, véase el subtítulo de nuestro libro: sinestesia: cincel del pensamiento. En principio extraña metonimia que establece el concepto de sinestesia, que se funda en unas no menos extrañas relaciones de causalidad y procedencia de los significados de ambos términos, de la sinestesia y el pincel, donde este último es capaz de pintar o dibujar y, por tanto, de ofrecer colores y grafías fuera de todo lugar de semejanza del supuesto significado metafórico de la sinestesia, pero como se verá siendo una sinestesia perfectamente justificable. Así mismo, el propio título Fisiología de un espejismo, anda también por los derroteros sinestésicos, más allá del oxímoron que puede conllevar el dar cuerpo perceptivo y perceptible (fisiología) a algo que es inconsistente en su materialidad (espejismo). Y es que, en la sinestesia, veremos, que las fronteras sensoriales no tienen una cesura precisa, sino que se diluyen entre sí, e incluso pueden dan forma, materialidad a lo que de consuno es abstracto. Esta última apreciación, también ha sido y es motivo de debate entre los estudiosos sobre la retórica de la sinestesia.


Francisco Acuyo




[1] Estébanez Calderón, D.: Diccionario de términos literarios, Alianza, Madrid, 1996, pág. 661.
[2] Antonio Carvajal, eximio poeta y profesor de métrica y retórica de la Facultad de Letras de Granada, es de esta opinión.





Sinestesia: génesis y genealogía de la conciencia. Francisco Acuyo


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