martes, 27 de junio de 2023

EL ETHOS PARA LA SUPERACIÓN Y ENTENDIMIENTO DEL MAL EN EL MUNDO

Para la sección de Pensamiento del blog Ancile, traemos un nuevo post que pretende ser una nota añadida o adenda a pie de página del nuevo libro que se prepara para su edición y que se titula, El mal, aroma de la nada. El problema del mal en el mundo, y que para la ocasión de esta entrada se intitula: El ethos para la superación y entendimiento del mal en el mundo                                 



EL ETHOS PARA LA SUPERACIÓN Y


 ENTENDIMIENTO DEL MAL EN EL MUNDO


 

El ethos para la superación y entendimiento del mal en el mundo.  Francisco Acuyo

El concepto de este ethos, debe entenderse un paso más allá  de la acepción de costumbre o conducta. Acaso debe  enmarcarse como el modo de ser racional que no olvida lo emotivo que lleva al ethikos que nos enfrenta a la vida, y esta como una manifestación del dolor, del sufrimiento. Esta idea se entiende como afronte y expresión de esta realidad dolorosa del mundo y como parte integrante sustancial de la misma. Esta noción no debe considerarse como obligación moral, ya que traspasa los patrones de tiempo y espacio sociales y por tanto convencionales. No es un código de normas éticas a las que debe seguir el adepto. Tampoco un ideal mediante el que debería comportarse el que fuese sensible a este ethos. No se trata, en fin, del suum cuique tribue (lo que pertenece a cada uno como suyo). Su fuente no es religiosa o divina, aunque sí puede encontrar cierto parentesco con la idea de Dios, pues, aunque Éste presupongamos que no existiera como tal, la idea de Él mismo sí permanece. Algo parecido sucede con este ethos tan singular.

Así las cosas, no es esta una ley moral como la concibiera Kant, aunque sea también necesaria y universal y trascienda lo empírico, y su imperio o imperativo provenga de ser este ethos un fin en sí mismo, por lo que carece de instrumentalidad. No obstante, no puede considerarse que haya un deber y una voluntad que lo fundamente, por lo que su imperativo trasciende la propia voluntad en su demanda, y es universal aún en ausencia de esa voluntad, siendo la libertad un hecho que trasciende el determinismo natural, pues su ley meta-ética se presupone de esa misma libertad necesaria.

El ethos para la superación y entendimiento del mal en el mundo.  Francisco Acuyo

                Este ethos, aunque no se basa en factores pasajeros, tampoco se ampara exclusivamente en la razón, pues su valor también se apoya en lo emocional, no impidiendo un pensamiento crítico sobre lo que el mal significa cuando impregna su ser en el mundo. Este valor es libre en tanto que, sin adoctrinamiento o condicionamiento, conduce la necesidad creativa de un intento de modificar ese mal inevitable.

                La contemplación del dolor y el sufrimiento deben conducir a la autorreflexión, y con ella al intento de la superación de la inevitable crisis personal que supone dicho enfrentamiento, crisis que se puede manifestar incluso con la sensación de ignorancia de lo que somos realmente. La fragmentación de nosotros mismos es la realidad más clara que manifiesta la contemplación del dolor y la necesidad, por eso se debe, si no de superarlo, al menos de aceptarlo y aprender a convivir con él.

                La pregunta inevitable: ¿Quiénes somos?, que es lo mismo que decir: ¿Qué y quién es el hombre?, me lleva a una repuesta que bien puede resultar inquietante: Es el ser que es consciente del (y de su) sufrimiento. Lo que hace de su esencia humana un absoluto devenir en el sufrimiento. Esta paradójica situación lleva al hombre más allá de la característica definición del animal racional, que precisa la superación del proverbial dualismo cartesiano, pues, necesita, a su vez, de la superación (pascaliana) del ser pensante que nos induce a la intuición de que, a pesar, o gracias a esa vivencia del sufrimiento, podemos intuir un agente que la naturaleza no contiene y que, no obstante, lo emparenta a las otras criaturas con las que convive, y de cuyo sufrimiento común, no puede desertar, pues, es consciente de sí en virtud de ese común sufrimiento.

                La emotividad, más que la razón es el nexo de unión entre las criaturas en este ethos, aunque el hombre aspire al espíritu a través de su capacidad simbólica, de cuyo universo seminal se nutre el lenguaje poético, el mito, el arte, la religión. Es así que ese conocerse a sí mismo vive o se configura más que en un acto intelectual de pensamiento lógico abstracto, en la relación emotiva con el mundo que sufre y que posibilita la decisión creadora de cambiar y construir y comprometerse con ese constructo y cambio.

                Es por tanto ese ethos un valor que conforma la actividad creadora, aquella con la que se medirá la calidad que el mismo valor encarna. Ese ethos está, sin embargo, más allá de cualquier búsqueda o experiencia vital. Se eleva como valor en virtud de la contemplación del sufrimiento mismo, sin la emisión de juicios, de conceptos, de logomaquias o ejercicio intelectual, ya que radica en la observación atenta del dolor, el cual  nos llevará a la unión del que sufre con el propio objeto del sufrimiento sin distinción, siendo el que padece el mismo sufrimiento.

 

Francisco Acuyo



                 

El ethos para la superación y entendimiento del mal en el mundo.  Francisco Acuyo


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