viernes, 28 de abril de 2023

EL ALGORITMO Y LA CONCIENCIA DE LO SUBJETIVO

Como no deja de resultar muy interesante  la cuestión de la IA y los procesos a los que está sujeto el pensamiento humano, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez bajo el título: El algoritmo y la conciencia de lo subjetivo.



EL ALGORITMO Y LA CONCIENCIA DE LO SUBJETIVO



El algoritmo y la conciencia de lo subjetivo. Francisco Acuyo


 

Abundando sobre la exacerbación del dominio informático y de la IA (inteligencia artificial) de la que participan no pocos científicos, y a fuer de no poder encajar sus presupuestos mecánico digitales en el funcionamiento del cerebro, hablan de este como una máquina cuántica. Y lo hacen a medida que observan que hay una mayor parte de las funciones del propio cerebro que no pueden explicarse mediante la producción de algoritmos.

                Así pues, se habla de emulación ventajosa de la computadora en relación con el cerebro. No obstante, la dificultad para explicar sensaciones, experiencias, sentimientos y otras cualidades subjetivas parecen hacer vacilar su insistente cantinela, ora abrazando teorías, ora supuestos de grandes matemáticos (que, por cierto, no entraban por uvas en estos menesteres),[1] así, los bits se convierten en qubits cuánticos mediante los que tratar de esclarecer la complejidad de los procesos neuronales más íntimos del individuo. Así, se hace de los qualia un elemento presuntamente explicable con el fin de justificar la informatización de nuestros centros neuronales y explicar el misterio de la conciencia, eso sí, siempre como un epifenómeno cerebral, cosa que, como ya hemos visto en otros post de este medio, es mucho más que discutible, y aún más cuando se la presenta como un producto evolutivo propio únicamente de nuestra especie.

                No es extraño que la IA se venda como la excelencia mecánica capaz de imitar, aprender y procesar las funciones mentales del ser humano e, incluso, del mismo lenguaje. Todo se remite para conseguirlo al proceso de datos y a la búsqueda de patrones de información para su realización última, para, finalmente,  emular las capacidades neuronales de nuestro cerebro.

El algoritmo y la conciencia de lo subjetivo. Francisco Acuyo
        Con la reducción mecánica  a datos de nuestros procesos intelectuales, emocionales y o sentimentales se pretende, en fin, conseguir la emulación (mecánica) de un sistema orgánico no lineal y altamente complejo como es el  propio de nuestro sistema cognitivo y sensitivo centralizado en nuestro cerebro.

La ley de rendimientos acelerados[2] impone su imperio en una sociedad inerme (si está sujeta a la fascinación de los avances tecnológicos y a su propia ignorancia sobre la naturaleza de los mismos), como si de una ley biológica se tratara, tratando de interaccionar con el entorno, de nuevo, de manera mecánica mediante una SIM[3] que haría que el sujeto en cuestión dejara de ser una persona capaz de interactuar con el mundo externo. Según estas corrientes debemos prepararnos para la homocibernidad como dimensión nueva de futuro casi inmediato.

En cualquier caso, a día de hoy, es claro que los sistemas complejos integrados y autoadaptados (que somos) divergen de manera necesaria e inevitable de cualquier aproximación digital. La lógica interna de cualquier supercomputador no puede reproducir la compleja dinamicidad de las redes neuronales de un sistema orgánico vivo.

El intento continuado de convertir a la mente humana en una máquina de Turing, a pesar de su insistencia cansina y reiterativa, acaba por resultar inaceptable en virtud de una serie de presupuestos altamente discutibles que pueden resumirse en: presupuestos evolutivos, lógico matemáticos y también, paradójicamente, computacionales.[4]

Seguiremos dando cuenta de estas cuestiones sobre la vieja insistencia mecanicista de explicar el mundo por los no menos viejos pensamientos positivo mecanicistas de la ciencia clásica, en los próximos capítulos de este blog Ancile.

 

Francisco Acuyo

 



[1] Es el caso de Roger Penrouse, traído al cabo cuando interesa a través de su célebre libro La nueva mente del emperador.

[2] Ley inventada por Raymond Kurzweil que trata de explicar el crecimiento exponencial de los avances tecnológicos que suceden y sucederán en un futuro muy próximo.

[3] Substrate-independent mind.

[4] Nocolelis, M.: El verdadero creador de todo, Paidós, Barcelona, 2022, pág. 148.


El algoritmo y la conciencia de lo subjetivo. Francisco Acuyo



martes, 25 de abril de 2023

DE LA ORGANIZACIÓN AL CAOS, ¿EL ABISMO ABIERTO PARA LA IA?

 Buscando nuevos argumentos sobre el fundamento de la organización del pensamiento y la IA, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez, bajo el título: De la organización al caos: ¿El abismo abierto para IA?



DE LA ORGANIZACIÓN AL CAOS,

¿EL ABISMO ABIERTO PARA LA IA?


 

De la organización al caos: ¿El abismo abierto para IA?, Francisco Acuyo





Que un organismo de organismos como es el ser humano y su centro neurálgico de reconocimiento del mundo y de sí mismo como es el cerebro, se resista a los argumentos reduccionistas de la IA, puede argumentarse, entre otras razones, porque dicho organismo es el resultado de un proceso evolutivo altamente complejo que viene a suceder en muy diferentes niveles no establecidos previamente, como sí sucede con el algoritmo diseñado para la codificación mecánica de sus funciones, el cual, además, puede ser sometido a ingeniería inversa[1]. Los organismos están estrechamente vinculados a su entorno sin plan previo y de manera aleatoria. Esto sin contar con que estos organismos están en contante modificación en virtud de que todo lo que acontece para el cambio se sucede fuera del mismo. Resulta, además, que la entidad orgánica es imposible de dividir o separar de la propia información que la modifica, a diferencia del hadware-sofware de la máquina de computación.

De la organización al caos: ¿El abismo abierto para IA?, Francisco Acuyo
                Es necesario que, desde una óptica estrictamente lógica, clarifiquemos también unas diferencias extraordinariamente importantes como el de la impredecibilidad e irreversibilidad del organismo, que se verá enfrentado a la aleatoriedad de lo que suceda en su entorno. Así lo habría de advertir Kurt Gödel con su teorema de la incompletitud.[2] Se infiere que el pensamiento, emociones, afectos etc… que componen la actividad de la conciencia humana no pueden reducirse a sistemas digitales algorítmicos. Así pues, son variados y contundentes los argumentos lógico matemáticos en sistemas naturales que son dinámicos, no lineales y que puedan ser o no caóticos,[3] frente a los mecánicos computacionales.

                Es, también, constatable que los sistemas dinámicos complejos[4] no pueden reducirse en conjuntos de ecuaciones diferenciales simples que llevarían a magnitudes infinitas (Henri Poincaré)[5], amén de que estos sistemas son muy sensibles a las condiciones iniciales y, por tanto, sujetos a la impredecibilidad y el caos.

                No obstante, de todos estos argumentos, prevalece una idea entre no pocos científicos que, como ya vimos en anteriores post y veremos en los siguientes, puede resultar, cuando menos, contradictoria en relación a todo lo anteriormente expuesto, a saber, el concepto de información prevalece como fundamento del mundo, desplazando la dimensión física amparada por la materia y su derivado la energía. Las matemáticas y la lógica, como productos mentales, son la génesis, si no del mundo, sí de lo que podemos entender y acercar del mismo, esto incluye a la vida, necesariamente extrayendo para este fin la posibilidad de una computación analógica. Era inevitable que, al fin, tuviera que aparecer una serie de terminologías que, o bien trascienden el ámbito significativo de lo retórico, o bien están mal utilizadas para la ocasión, es el caso del denominado ordenador orgánico, frente al comúnmente reconocido como computador digital. Sobre esto y otras aproximaciones daremos cuenta en la próxima entrada del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Nicolelis, M.: ob. cit. pág. 148.
[2] Decía Gödel: …mis teoremas solo demuestran que la mecanización de las matemáticas, es decir, la eliminación de la mente y de las entidades abstractas, es imposible si queremos establecer un fundamento claro.
[3] Otro ejemplo podría ser el problema de la parada (No existe un algoritmo que pueda predecir si un programa informático seguirá funcionando perpetuamente), descrito por Hilbert, o por las apreciaciones del propio Turing en relación a su máquina Oráculo, capaz de reaccionar a lo que no se pueda acceder mecánicamente, de la cual llegaba a afirmar que no podía tener las características de una máquina (por lo que no se podría construir), y en consecuencia cualquier ordenador será limitado en relación a lo que puede acceder y responder un cerebro humano.
[4] Esta misma dirección argumentativa era expuesta en el ámbito de la organización estructural métrica en el discurso poético (Acuyo, F.: de la proporción en lo diverso, Universidad de Granada, 2007.
[5] Poincaré las denominaría funciones integrables.




De la organización al caos: ¿El abismo abierto para IA?, Francisco Acuyo


viernes, 21 de abril de 2023

¿GENEALOGÍA DE LA INFORMACIÓN, DE LA MATERIA-ENERGÍA, O DE LA CONCIENCIA?

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile traemos un nuevo post sobre la temática de la IA y su incidencia en los distintos ámbitos científicos y sus consecuencias en la concepción, no sólo de lo que sea el pensamiento, también la misma génesis del mundo, y todo esto bajo el título e interrogante: ¿Genealogía de la información, de la materia-energía, o de la conciencia?


¿GENEALOGÍA DE LA INFORMACIÓN,

DE LA MATERIA-ENERGÍA O DE LA CONCIENCIA?


 

¿Genealogía de la información, de la materia-energía o de la conciencia? Francisco Acuyo

 

Bien es cierto que algunos físicos estiman que antes del Big Bang, lo que existía únicamente era información. Otros científicos utilizan, no sabría decir si más allá de la metáfora, o como una desmesurada hipérbole que el universo es un inmenso computador (cuántico) que calcula su misma evolución dinámica,[1] y los patrones a crear y recrear (el programa) vendría(n) a acontecer por la misma naturaleza computacional del universo. Lo mismo cabe decir de la vida en el cosmos, la cual no tendría sentido sino es en virtud de la información constituyente o deducible de la misma. Así pues, las entidades vivas serán sistemas ordenados de baja entropía con elevada información, susceptibles de ser entendidos bajo la luz de las directrices de la lógica matemática que conforma el lenguaje binario digital (0-1).

                Es muy curioso que algunos de estos científicos, no obstante, vienen a reconocer que la información en las biomoléculas y su codificación peculiar, existe una información analógica, cuya codificación bien puede parecerse a los códigos lingüísticos y escritos, cuyos componentes codificadores exponen un proceso en el que es necesario un emisor, un generador de códigos y, desde luego, un receptor de esta información.

                La contradicción de esta última apreciación sobre la información orgánica o vital no es baladí. No en vano, estos mismos científicos no saben decir cómo fue que la información, desde los átomos, moléculas a las biomoléculas tuvo lugar, sin embargo, no tienen el más mínimo empacho en afirmar que dichas biomoléculas son auténticos chips que procesan la información muy a su sabor, amparándose en procesos mecánico-cuánticos para su formación, eludiendo cualquier referencia al proceso en el que suceden dichos procesos y la fundamental importancia del observador en los mismos, o lo que es igual, el factor de la conciencia.

¿Genealogía de la información, de la materia-energía o de la conciencia? Francisco Acuyo

      La prosopopeya de estos científicos en relación al funcionamiento y realidad del mundo llega a ser en verdad extraordinariamente retorcida y arrogante. El antropocentrismo parece no tener límites, pero este acontece de manera tácita, casi imperceptible, disimuladamente científica y lógica para el que la propone, sin darse este cuenta que lo que se excusa detrás del concepto de información es un antropocentrismo profundamente positivo- materialista y mecanicista. Es una acción profundamente inconsciente que podríamos llevarla al más rudimentario animismo cavernario y prehistórico, pero resueltamente, como digo, mecanicista, donde la máquina moderna adquiere dimensiones subrepticiamente sobrecogedoras.

                La afirmación de que el cerebro es un computador biológico, no es una paradoja, sino una flagrante contradicción que quiere explicarse de nuevo con la potencial visión cuántica de su naturaleza. Llegan incluso a intentar rebatir a los detractores de estas aseveraciones diciendo: que da igual que los cerebros ejecuten o no algoritmos, pues, al fin y al cabo, todo es una mera cuestión semántica. ¿Saben realmente el que afirma qué es la semántica? ¿Qué es un significado? ¿Mucho menos, qué es un significante?

                Que se puedan reducir e implementar algoritmos en determinadas funciones, que podíamos identificar como computables, no significa que el procedimiento general de nuestra capacidad intelectual, vital, emocional, afectiva, se rijan por estos procedimientos neta y estrictamente computables. Para estos científicos la consideración del cerebro como una computadora no es, como decía, una metáfora, sino un hecho (hiperbólico) indiscutible.

                Algunos de ellos, admitiendo los procedimientos analógicos de nuestro cerebro, insisten en estas apreciaciones que, como veremos, nos parecen insostenibles. Pero eso será en próximos capítulos del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

 



[1] Así lo afirma el científico del MIT S. Lloyd.


¿Genealogía de la información, de la materia-energía o de la conciencia? Francisco Acuyo


lunes, 17 de abril de 2023

A UN ERUDITO ACLARADOR DE GÓNGORA, DE ANTONIO CARVAJAL

Para la sección de Poesía del blog Ancile, traemos un poema del poeta Antonio Carvajal, sobre el célebre soneto de Luis de Góngora dedicado al Greco, y traído al caso por unos comentarios de erudición al respecto, y todo ello bajo el título de: A un erudito aclarador de Góngora.

 


A UN ERUDITO ACLARADOR DE GÓNGORA


 

A un erudito aclarador de Góngora. Antonio Carvajal


para José Antonio González Núñez

 

 

Aclarar a Góngora, enderezarle sus hipérbatos
y convertir sus sueños en discurso, supone hacer-
se cómplice de la muerte y negarle al mundo
la pluma más süave que ha existido.

 

Humberto Huergo Cardoso
[«Góngora y la estética del borrón.
 
Otra vez el soneto al Greco»]

 

 

Náufrago en el discurso proceloso
donde la erudición huelgos retrata,
del funeral árbol sabeo trata
no del humo el olor, sí lo cremoso.

A mano tuvo el leño, al ojo el foso
del desliz y se hundió nefelibata
del color en borrones de la errata
si no en silencio del olvido umbroso.

Del leño con espíritu desdeña
dado por el pincel del Griego ilustre
comentar si equipara en suave al lino.

La morbidez de la subida ciencia
niega a la talla el evocado lustre
que refirió el poeta, oh peregrino.


 

 

ANTONIO CARVAJAL


A un erudito aclarador de Góngora. Antonio Carvajal



viernes, 14 de abril de 2023

¿SUSTANCIALIDAD DE LA INFORMACIÓN, O DE LA CONCIENCIA?

 Seguimos indagando para la sección de Ciencia del blog Ancile, el ámbito de la información al albur de la IA (inteligencia artificial); esta vez bajo el título: ¿Sustancialidad de la información, o de la conciencia?



¿SUSTANCIALIDAD DE LA

INFORMACIÓN, O DE LA CONCIENCIA?



¿¿Sustancialidad de la información, o de la conciencia?


 




SE viene afirmando por ciertos sectores de la ciencia que la información no es tanto una magnitud como un fundamento sustancial del universo. Llega a considerarse incluso que la materia y la energía son meras propiedades de la información, o no más que expresiones informatizadas.

                El hecho de que la información - no teniendo sustrato material en sí- pueda medirse y cuantificarse en su uso y almacenamiento, llevará a  que su unidad el bits -binary digit-, llegue a considerarse como magnitud fundamental donde se sustancia en el soporte de la materia y la energía. No sé hasta qué punto puede considerarse una hipervaloración esta realidad de la información, y si  acaso en verdad le corresponde.

                En cualquier caso el hecho de que pueda expresarse en valores binarios, traducidos por la lógica matemática, algunos valores del universo que, por otra parte, residen en el reducto racional de nuestra conciencia, puedan estimarse, digo, como la vía (¿ilusoria?) de que todo puede construirse y reconstruirse con esta (a mi muy modesto juicio) rudimentaria herramienta, me parece un franco y pernicioso error. Razonaremos este punto.

                Que este adminículo lógico matemático sea capaz de relacionar cuantitativamente algunos de los valores de lo existente, y extrapolarlo a fundamento de toda realidad,  es equivocar, enredar, trastocar la información misma. Nos parece que el sustrato de donde ha de partir cualquier aproximación a cualquier información, es la conciencia. La conciencia, no solo en el sentido lato y extraordinariamente complejo que afecta al ser humano (y de la manera harto profunda que esta en él interviene, pues incluye no sólo los procesos racionales conscientes, también los que son propios del inconsciente), si no también extrapolando la conciencia a un fenómeno que para no pocos tiene visos de sospecha de tener carácter universal. En definitiva, nos parece que lo que en realidad relaciona entre sí todo lo que hay en el universo no es la información que se infiere lógica y matemáticamente, si no la conciencia de donde parte la potencia de esa deducción lógica. La manifestación de la información es un instrumento de enorme utilidad sin duda para muchos avances tecnológicos, pero también debería servir para apercibirnos de que esta capacidad lógica de cuantificación y orden, es una parte más de lo que constituye a la misma conciencia.

¿Sustancialidad de la información, o de la conciencia? Francisco Acuyo
                Si alguna vez, como algunos cosmólogos, auguran, el universo acaba por extinguirse en una supuesta muerte térmica, lo que bien pudiera salvarla no será tanto la información reducto del mismo (como aseguran algunos de estos entusiastas de la información), como la conciencia capaz de interpretar cualquier género de información, o de crear otra nueva en semejanza de lo que una vez fue manifestación de energía y materia.

                Cuando Claude E. Shannon advertía de que la entropía no solo determina la aleatoriedad de aquella en un sistema, y de la relación de información extraíble de este (cuanta más información, menos entropía) también advierte que el supuesto receptor de esa información, ha de saber interpretarla para ser correctamente almacenada, y el fundamento para esa interpretación y almacenamiento se encontrará inevitablemente en la conciencia, la cual ofrecerá, al fin y al cabo, las herramientas lógico matemáticas digitales (bits) o analógicas (comparaciones, relaciones de semejanza, procedimientos lingüísticos diversos para acomodarlos a un determinado modelo morfológico) para su entendimiento.

                La utilización de los modelos cuánticos para justificar la prepotencia y sustancialidad de la información no deja de ser otra flagrante falacia, pues olvidan que la intervención del observador (la conciencia) son fundamentales para su comprensión y realidad física.

                También se mal interpreta que la codificación de cualquier información precisa de una sistemática normativa que no viene incluida en la información misma, sino que se establece como señal para su comunicación, cuyo canal (el sitio por donde ha de circular) no es otro que el de la conciencia.

                Quizá, el aspecto teórico en el que pueda encontrar un grado de conformidad por mi parte en relación a los defensores de la teoría de la información a ultranza sea, que el universo puede ser una uniforme u homogénea entidad, pero no sólo de de información, también de conciencia  que pueda hacer colapsar las diferentes realidades potenciales de materia y de energía, en lo que hoy reconocemos como tales.

                Mantendremos este pulso discursivo y de controversia en nuestra apreciación de que, lo primero y sustancial no pudo ser la información, si es que la entendemos como una de las propiedades de la que es acreedora la conciencia. Seguiremos en próximos posts indagando sobre esta interesante cuestión.

 


Francisco Acuyo




¿Sustancialidad de la información, o de la conciencia? Francisco Acuyo

miércoles, 12 de abril de 2023

ELOGIO DEL TELÉFONO PORTÁTIL, DE ANTONIO CARVAJAL

 Editamos en este nuevo post para la sección de Poesía del blog Ancile, un poema traído para la ocasión de la mano magistral de nuestro más querido  poeta y amigo verdadero Antonio Carvajal, que me dice de publicarlo como ejemplo de juego y gozo de la amistad, y de esto en su entrañable relación con  Mª Teresa Martín Vivaldi, amiga muy querida de nuestro poeta, y todo ello bajo el título de Elogio del teléfono portátil.




ELOGIO DEL TELÉFONO PORTÁTIL

en sus benéficas aplicaciones


 




Agradezco a la ciencia este instrumento 

que permite el contacto de las almas   

y transmite la imagen del afecto

con sus fluir de luces y sonidos.

Juguemos, sí, juguemos a llenarnos  

con la vívida imagen que otros ojos  

ofrecen a los nuestros, con los sones 

que otros oídos captan y regalan

a los nuestros, movidos por la huella

que el dedo del cariño impulsa limpia

hacia un sentir de grata compañía.



Antonio Carvajal






lunes, 10 de abril de 2023

MARINA DE INSOMNIO, DE DIONISIO PÉREZ VENEGAS

Para la sección de Poesía del blog Ancile, traemos un hermosos poema de nuestro querido amigo y magnífico poeta, Dionisio Pérez Venegas, cuyo título es Marina de insomnio.





 MARINA DE INSOMNIO









He vuelto a caminar bajo este cielo 
en los acantilados sobre el mar
y no encuentro respuestas a mi duelo
cuando hay tanta belleza en el lugar.

Por los acantilados sigo el vuelo 
del arimez e inclino mi mirar
y a las aguas de mil colores velo
con la sombra de un águila en la mar.

Acumula mansiones la codicia,
quebrantador hidráulico de piedras,
porque el poder ampara la avaricia.

Belleza tanta, y mar y cielo y piedras,
recortan tus perfiles sin justicia 
y donde aumenta el lucro tú desmedras.





Dionisio Pérez Venegas






viernes, 7 de abril de 2023

CONCEPTOS Y AFECTOS EN LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

 La IA de nuevo de en la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez bajo el título: Conceptos y afectos en la inteligencia artificial.



CONCEPTOS Y AFECTOS

EN LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

 

Conceptos y afectos en la inteligencia artificial. Francisco Acuyo

Reflexionando sobre el fenómeno de la sinestesia pude constatar que los procesos sensoriales y los de desarrollo abstracto pueden mantener una relación (que a muchos puede parecerles cuando menos) inquietante[1]. Así,  observamos, que los mismos procesos mentales se cursan analógicamente. Estudiando el fenómeno lingüístico también comprobamos que los conceptos mediante los que pretende representarse el mundo, parecen estar estrechamente integrados en el entorno sensorial mundano. Además, la fase afectiva está irremediablemente unida a cualquier abstracción o proceso lingüístico natural, en virtud de que esta está imbricada en una totalidad que necesariamente parece situarse antes que los mismos conceptos, las ideas y, por cierto, la información derivada de ellos. Acaso esta experiencia vital es clave para encontrar las diferencias más notorias entre una inteligencia artificial y la humana.

                Es claro, decíamos, que la disposición de pensar está sujeta a procesos anímicos. La interacción de estos (procesos) y los pensamientos obtenidos derivan del ánimo y de los afectos. A partir de aquí, podemos poner en duda que la IA piense, ya que todo el proceso de pensar debe hallarse fuera y no dentro, como sucede en el proceso de datos, pues todo está desarrollado para el cálculo y la contabilidad. Cualquier estremecimiento sería un obstáculo para el desarrollo de la máquina de cómputo.

                Lo mismo que sucedía en los procesos sinéstesicos, la analogía es la que dirige y manda en su desarrollo, tal y como sucede en los procesos conceptuales y abstractos de la mente humana. En lingüística, no en vano, los significados conceptuales deben estar en relación con el significante (imagen y sonido de lo referenciado). La IA no atiende a estos patrones integradores y totalizadores, pues está sorda, acaso también ciega. La palabra mantiene un estrecho marco relacional y organizador  con el entorno. ¿Qué serían las palabras sin esta relación analógica fundamental?

Conceptos y afectos en la inteligencia artificial. Francisco Acuyo

                El pensamiento consciente humano está sujeto al pathos (la pasión). La IA, sólo calcula, referencia y correlaciona datos: todo es predecible y determinista. ¿Habrá un conocimiento más rudimentario? Si salimos del orbe de la prosopopeya cibernética, en la que atribuimos a la máquina de cómputo (y a la IA) lo que es propio del ser humano, veremos que esta personificación es más una suerte de visión retórico metafórica que una realidad constatable de emulación. Cualquiera que, atentamente, considere el pensamiento, infiere sin demasiado esfuerzo que dicho pensamiento trasciende el cálculo y la resolución de problemas.

                Veremos que lo que en realidad seduce y nos parece fascinante de la IA, es su humanización prosopopéyica, así,  la personificación de los procesos algorítmicos, como si del ser humano surgieran, nos avisa que la verdadera seducción (inconsciente) proviene en realidad del pensamiento humano, inevitablemente imbuido del eros[2] que no estima el cálculo, y donde el logos es incomprensible sin su íntima relación con aquél.

                El pensamiento evoca, además, la relación con las cosas más allá de la misma representación y sus conceptuales e ideales significados, un ejemplo claro sería el pensamiento poético, que nos lleva, mediante la utilización de las palabras, a la búsqueda sensual de la corporeidad del poema que nos habla, o mejor, nos contacta con el otro, no mediante la interpretación, sino mediante el contacto sensorial que trasciende el dominio del concepto y sus supuestos significados, ya que el significante expone su preponderancia que no aspira a trasmitir información, sino pasión, emoción, intuición... y porque está un paso más allá del significado y de cualquier sentido traducible en bits para el cómputo y el desarrollo de datos.

                En siguientes post del blog Ancile, abundaremos sobre esta cuestión y sobre la IA como manera de emular el pensamiento humano, y cómo la idea de que el mundo es información proviene de esta singular prosopopeya.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Acuyo, F.: ob. cit.

[2] Byung-Chul han: Ob. cit.



Conceptos y afectos en la inteligencia artificial. Francisco Acuyo


martes, 4 de abril de 2023

SER, MATERIA Y CONCIENCIA VERSUS IA

 Abundando sobre la IA y la realidad de lo que nos rodea y su interpretación, ofrecemos esta entrada para la sección de Ciencia del blog Ancile, bajo el título: Ser, materia y conciencia versus IA


SER, MATERIA Y CONCIENCIA VERSUS IA


 

Ser, materia y conciencia versus IA, Francisco Acuyo

Que vivimos en el mundo de la información no es revelación extraordinaria. Sin embargo, parece que cuando expresamos términos tales como información, inteligencia y conciencia, nos sumimos en un extraño sueño de falseadas sinonimias donde no acabamos de distinguir claramente una de otras expresiones. Al tiempo surgen interrogantes turbadoras, por ejemplo: ¿Es consciente la información? O, ¿acaso es la conciencia la que hace que la información tenga un valor inteligente que pueda subsumirse lógicamente como un dato útil para el conocimiento de algo?

                La digitalización y sus remanentes virtuales hacen de la cotidianeidad nuestra algo que cuando menos resulta inquietante. Hasta hace muy poco el mundo del ser estaba ubicado claramente en cada cosa, persona, ambiente, paisaje… y todos ellos se hacen indiscutibles para nuestra percepción material del mundo y de nosotros mismos. Incluso las demandas a la abstracción más pura de emociones, sentimientos, reflexiones y trascendencias se ubicaban en el ser mismo de nuestra corporeidad, y de ello nos han dado buena cuenta nuestros más subidos místicos.[1]

Ser, materia y conciencia versus IA, Francisco Acuyo
                Si Hanna Arendt ya nos avisaba de que la corporeidad de los objetos que nos rodean dan estabilidad a la vida humana, no cabe sino interrogarnos sobre la manera como actúa la era de la digitalización y la IA en nuestra visión y entendimiento de todo aquello que nos circunda, y de lo que alguna vez formó parte de nosotros mismos.

                Es evidente que buena parte de nuestras vidas ya no habitan el terreno mismo que una vez habitaron nuestros antepasados no muy remotos. El viaje a través de la red de redes, de los motores de búsqueda, de las redes sociales, de las plataformas digitales, la realidad virtual y el metaverso ocupan cada vez más tiempo en nuestras vidas. La avalancha de información convulsiona nuestra capacidad de asombro, de atención, de reflexión, de emoción de intuición de lo trascendente.

                La contingencia informática llena nuestra cotidianeidad de datos para llevarnos a la infoesfera[2] que ya forma parte de nuestras tareas más elementales. Ya advierten varios pensadores en la actualidad que el significado que proviene de la narración de nuestras vidas parece que no tiene sentido, porque lo que interesa es la acumulación de datos y no la cifra palpable de cada cosa que forma parte de nuestro tránsito existencial.

                Al algoritmo no le interesa la verdad, ya que no distingue lo verdadero, lo que se valora es la efectividad y velocidad del proceso que es capaz de desarrollar en su función informática. Ya no queda tiempo para reflexionar sobre el propio significado de este acopio de información donde, lo que menos interesa es el recuerdo o la memoria afectiva. Pero, ¿este inmenso acervo de información acabará con nuestras preocupaciones? ¿O serán los juegos digitales la distracción e incluso el placebo de nuestras más íntimas inquietudes dolorosas y placenteras? ¿No será esta era de la IA la más palmaria muestra del panem et circenses de nuestro tiempo?

                La inagotable fuente de estímulos  que oferta la era digital asfixia la creatividad que, por cierto, encuentra su fundamento en la analogía, ya que en su relación de semejanza nos lleva a la manifestación artística espoleada por la imaginación. Además, nos parece que nos relega a un peligroso autismo que desdeña la otredad y nos enfrenta con nuestros congéneres como seres antipáticos.

                La era digital convierte todo en datos, en relaciones numéricas concebidas para el cómputo y la velocidad de proceso, obviando algo fundamental: que no existe analogía entre los datos y la realidad y sus manifestaciones sensoriales y, por supuesto, entre las emociones y pensamientos en pos de interpretar y representar la realidad.

                Sí, la idea y la experiencia de realidad queda en suspenso por la IA, porque en verdad no le interesa a su inteligencia la correspondencia ni la semejanza con lo real, y en su hiperrealidad acaba generando una realidad inexistente, virtual y vacía.

                ¿Las diferencias entre la IA y la inteligencia humana son abismales, harto diferentes? Sobre cuestión estableceremos una base diferencial que desarrollaremos el siguiente post de este blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

 

 



[1] Allí me mostrarías // aquello que mi alma pretendía. San Juan e la Cruz, a través de la corporeidad del deseo amoroso habla de lo que está más allá del propio cuerpo.

[2] Byung-Chul Han: No cosas, Taurus, Barcelona, 2021.



Ser, materia y conciencia versus IA, Francisco Acuyo