viernes, 28 de abril de 2023

EL ALGORITMO Y LA CONCIENCIA DE LO SUBJETIVO

Como no deja de resultar muy interesante  la cuestión de la IA y los procesos a los que está sujeto el pensamiento humano, traemos un nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez bajo el título: El algoritmo y la conciencia de lo subjetivo.



EL ALGORITMO Y LA CONCIENCIA DE LO SUBJETIVO



El algoritmo y la conciencia de lo subjetivo. Francisco Acuyo


 

Abundando sobre la exacerbación del dominio informático y de la IA (inteligencia artificial) de la que participan no pocos científicos, y a fuer de no poder encajar sus presupuestos mecánico digitales en el funcionamiento del cerebro, hablan de este como una máquina cuántica. Y lo hacen a medida que observan que hay una mayor parte de las funciones del propio cerebro que no pueden explicarse mediante la producción de algoritmos.

                Así pues, se habla de emulación ventajosa de la computadora en relación con el cerebro. No obstante, la dificultad para explicar sensaciones, experiencias, sentimientos y otras cualidades subjetivas parecen hacer vacilar su insistente cantinela, ora abrazando teorías, ora supuestos de grandes matemáticos (que, por cierto, no entraban por uvas en estos menesteres),[1] así, los bits se convierten en qubits cuánticos mediante los que tratar de esclarecer la complejidad de los procesos neuronales más íntimos del individuo. Así, se hace de los qualia un elemento presuntamente explicable con el fin de justificar la informatización de nuestros centros neuronales y explicar el misterio de la conciencia, eso sí, siempre como un epifenómeno cerebral, cosa que, como ya hemos visto en otros post de este medio, es mucho más que discutible, y aún más cuando se la presenta como un producto evolutivo propio únicamente de nuestra especie.

                No es extraño que la IA se venda como la excelencia mecánica capaz de imitar, aprender y procesar las funciones mentales del ser humano e, incluso, del mismo lenguaje. Todo se remite para conseguirlo al proceso de datos y a la búsqueda de patrones de información para su realización última, para, finalmente,  emular las capacidades neuronales de nuestro cerebro.

El algoritmo y la conciencia de lo subjetivo. Francisco Acuyo
        Con la reducción mecánica  a datos de nuestros procesos intelectuales, emocionales y o sentimentales se pretende, en fin, conseguir la emulación (mecánica) de un sistema orgánico no lineal y altamente complejo como es el  propio de nuestro sistema cognitivo y sensitivo centralizado en nuestro cerebro.

La ley de rendimientos acelerados[2] impone su imperio en una sociedad inerme (si está sujeta a la fascinación de los avances tecnológicos y a su propia ignorancia sobre la naturaleza de los mismos), como si de una ley biológica se tratara, tratando de interaccionar con el entorno, de nuevo, de manera mecánica mediante una SIM[3] que haría que el sujeto en cuestión dejara de ser una persona capaz de interactuar con el mundo externo. Según estas corrientes debemos prepararnos para la homocibernidad como dimensión nueva de futuro casi inmediato.

En cualquier caso, a día de hoy, es claro que los sistemas complejos integrados y autoadaptados (que somos) divergen de manera necesaria e inevitable de cualquier aproximación digital. La lógica interna de cualquier supercomputador no puede reproducir la compleja dinamicidad de las redes neuronales de un sistema orgánico vivo.

El intento continuado de convertir a la mente humana en una máquina de Turing, a pesar de su insistencia cansina y reiterativa, acaba por resultar inaceptable en virtud de una serie de presupuestos altamente discutibles que pueden resumirse en: presupuestos evolutivos, lógico matemáticos y también, paradójicamente, computacionales.[4]

Seguiremos dando cuenta de estas cuestiones sobre la vieja insistencia mecanicista de explicar el mundo por los no menos viejos pensamientos positivo mecanicistas de la ciencia clásica, en los próximos capítulos de este blog Ancile.

 

Francisco Acuyo

 



[1] Es el caso de Roger Penrouse, traído al cabo cuando interesa a través de su célebre libro La nueva mente del emperador.

[2] Ley inventada por Raymond Kurzweil que trata de explicar el crecimiento exponencial de los avances tecnológicos que suceden y sucederán en un futuro muy próximo.

[3] Substrate-independent mind.

[4] Nocolelis, M.: El verdadero creador de todo, Paidós, Barcelona, 2022, pág. 148.


El algoritmo y la conciencia de lo subjetivo. Francisco Acuyo



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