lunes, 27 de junio de 2022

PRIMERA CARTA A DOLARIA, POR ANTONIO CARVAJAL

Para la sección de métrica del blog Ancile, De la métrica celeste, traemos una nueva lección magistral del poeta y profesor de Métrica Antonio Carvajal sobre las sutilezas del verso endecasílabo, y que lleva por título Primera carta a Dolaria.


PRIMERA CARTA A DOLARIA,

POR ANTONIO CARVAJAL



Primera carta a Dolaria. Antonio Carvajal




   Mi querida Dolaria, este año se adelanta la humuvia y, en vez de fruir tan delicioso aroma, tememos lo que recelan viejos labradores, pues lluvia por san Juan quita vino, aceite y pan. Retumba el trueno, golpetea la lluvia en los cristales y distraigo mi encierro con la lectura del prólogo que Pedro de Cáceres puso a los poemas que recogió de Gregorio Silvestre y, en especial, atiendo a las palabras que me subrayaste. Una afirmación hay que me hace sonreír: Gregorio Silvestre descubrió el ajuste del endecasílabo por yambos y, al ser el primero que lo hizo, los españoles le debemos más que los griegos a Homero y los latinos a Virgilio, pues se encontraron los hexámetros ya ajustados. “Raro inventor” podemos decir con Cerbantes. Y tan raro. Si el propio prologuista limita el alcance de su afirmación con un “tan comúnmente”, supongo que quiere decir que no todo son yambos. Silvestre los tiene en mayor cantidad que otros, es cierto, son más escasos que sus endecasílabos acentuados en 2ª, 4ª, 8ª y 10ª sílabas, alternando con los que tienen los acentos dominantes en 6ª-10ª y, por lo que he visto, sin acentuar en 5ª y con poquísimas contracadencias de 7ª, acentuaciones estas dos últimos que hace siglos que nuestros metricólogos más campanudos tachan de antirrítmicas. Lo que va a pares parece que Pedro de Cáceres lo asimila al yambo, pues nada dice de las frecuentes acentuaciones con dominante en 6ª y presencia de 1ª y 3ª tónicas. Y hace bien para lo que le interesa, pues el 1 y el 3 son marcas de troqueo, 3-6 del espondeo y 1-4-7 del dáctilo, entendidos tales términos en uso romance, no clásico. Al prologuista parece interesarle distanciar el endecasílabo yámbico de toda posible concomitancia con el arte mayor castellano, verso que, si suprimimos su primera sílaba como propone Nebrija, da el endecasílabo dactílico (no sé por qué gaitas hay quien lo llama anapéstico), y si suprimimos la primera sílaba del segundo hemistiquio, también a la nebrisense, no nos resulta un precioso sáfico, sino otra vez el verso gaitero. Claro que si marcamos todos los acentos en las pares que no los llevan no rompemos el compás aunque nos resulte el bodrio con el que ejemplificó su llamado “acento intelectual” un metricólogo autor de este contradiós: “el dúlce lámen tarde dóspas tóres”.

Primera carta a Dolaria. Antonio Carvajal

   Dante, Petrarca, López de Mendoza, Laso, Hurtado, mezclan versos con dominante en 7ª a los “yámbicos”. Don Íñigo López de Mendoza hizo sus sonetos al itálico modo un siglo antes que su pariente lejano Garcilaso, antes de que el Bembo, amigo de Garcilaso, editara con primor a Petrarca, antes de que su biznieto Diego Hurtado de Mendoza anduviera de embajadas por Roma y Venecia y de chicoleo y puterías con Bembo, Aretino y otras gentes postineras. Poco antes de la muerte de Gregorio Silvestre recalaron en Granada Hernando de Acuña y, desterrado, don Diego Hurtado; vivos ellos, no sé si hubieran tolerado la afirmación de Pedro de Cáceres; quizá sí si entendieron que el ajuste de Silvestre lo era de compás binario progresivo, con posibilidad de mezclarlo con el tiempo doble (peón 4ª), y sin mezclar con el dactílico. Dicho de otra manera, en el endecasílabo español moderno es indiferente que haya acentos previos a las dominantes si estas recaen en 4ª (los llamados comúnmente sáficos) salvo en 3ª, pero esta sílaba sí puede acentuarse si la dominante es la 6ª, que excluye la tonicidad de 5ª y 7ª. No sabemos leer los sonetos de López de Mendoza, marqués de Santillana, ni sabemos cómo los leía él, pues lo acusaron de hablar como extranjero al volver a Castilla tras servirle copas al rey de Aragón, pero los de su biznieto y colegas no nos presentan demasiadas dificultades, salvo alguna aspiración, tal hiato, la imprevisible errata o la pedante ultracorrección de algún editor actual (o próximo pasado).

Van ejemplos de Silvestre: Y empiezo por este, que es un verso deficiente a todas luces y sones, por el acento en 5ª y el hiato para ajustar la medida: “Con verdad tan clara, y tan patente”( p 383v), verso cojo al que no le hace falta prótesis de ripio sino un delicado toque: “con tan clara verdad, y tan patente”. Pero nótese cómo fluyen los tercetos de su “Epístola a doña Mayor, hermana de doña María”:

 

Salud de mi salud-y bien del mío,                    2-6-8-10

2          si puedo yo, teniendo tú la mía,                      2-4-6-8-10

envïarte salud, yo te la envío.                          3-6-7-10

Mi vida, y mi salud, y mi alegría,                     2-6-10

5          y todo mi contento está en tu mano                2-6-8-10

por ser el alma tú de mi María.                       2-4-6-10

¿Por qué, pastoras mías, de Silvano                2-4-6-10

mudanza imagináis, fundáis olvido                 2-6-8-10

y faltas en amor tan soberano?                           2-6-10

10        Pensara que olvidarme habéis querido            2-6-8-10

si viera ser posib!e el olvidaros,                      2-4-6-10

de quien nunca memoria habéis tenido.          3-6-8-10

 

   Todos los versos tienen acento dominante en 6ª que, con el definitorio en 10ª, garantiza la “sensación yámbica” aunque solamente el verso 2 es un yámbico pleno, diez versos tienen acento en 2ª, seis en 8ª, cuatro en 4ª. Solamente el verso final y el tercero escanden sus seis primeras sílabas en dos anapestos (3+3) y solamente el tercero presenta diéresis necesaria para el ajuste de su primer tramo y una cadencia adónica, acentos en 7ª y 10ª, que no solamente no es antirrítmica sino que sirve para enfatizar la dádiva del poeta que, como buen músico, sabía que la eufonía reclama al menos un tiempo débil entre dos fuertes, y que tal tiempo débil puede ser un silencio como el que presenta este su verso tras la 6ª. Aunque he modernizado la ortografía hasta donde el buen sentido me lo permite, he mantenido el comeo del cuarto verso para detener el paso rápido del polisíndeton y subrayar el énfasis que propician las cesuras.

 

 

                                                                                                                              Antonio Carvajal

                                                                                                                              Motril, 20 junio 2022




Primera carta a Dolaria.

viernes, 24 de junio de 2022

FABULILLA PARA ALFREDO ARREBOLA, DE ANTONIO CARVAJAL

 Para la sección de Poesía del blog Ancile, y de la mano del Maestro Antonio Carvajal, traemos un poema en homenaje a nuestro común amigo Alfredo Arrebola, bajo el título de Fabulilla. Podrán acceder al versión cantada de Arrebola cliqueando al final del post.



Fabulilla, para Alfredo Arrebola, Antonio Carvajal
Alfredo Arrebola








FABULILLA



                        dedicada al maestro Alfredo Arrebola

para que la cantara mientras se afeitaba

en su casa de Villanueva Mesía

 

 

                        El Genil lava el rostro

                        de Villanueva

                        y lo orean los sotos

                        con un remoto

                        frescor de ausencia.

 

                        En las ramas le cantan

                        dos pajaritos

                        y se los lleva el agua

                        sobre las ramas

                        y en medio el río.

 

                        No me cuentes tus penas

                        que con las mías

                        ya tengo yo bastante

                        para nublarme

                        la luz del día.

 

                        Cántame tu esperanza

                        y tu alegría

                        y verás en mi boca

                        la luz jugosa

                        de tu sonrisa.

 

            Antonio Carvajal (extraído de Granada, aires y estampas. Atarfe (Granada), Entorno Gráfico Ediciones, 2016; colección Ciclos del Torno Gráfico nº 2, p 124)


Versión de Alfredo Arrebola

 








Fabulilla, para Alfredo Arrebola, Antonio Carvajal


jueves, 23 de junio de 2022

IDEALES DE JESÚS DE NAZARET, POR ALFREDO ARREBOLA

  Ha fallecido nuestro entrañable amigo, excelso cantaor, flamencólogo y teólogo Alfredo Arrebola. Este post que hoy ofrecemos en nuestro blog Ancile, me fue enviado en mayo, y que fue escrito ya con serias dificultades debido a su enfermedad y donde exponía con evidencia su sincera devoción religiosa. Alfredo Arrebola creía, pero con la fe que da la razón más adusta y reflexiva, la razón del conocimiento profundo extraído de la filosofía de los doctores, fueren o no de la Iglesia. Hombre extremadamente culto y a la vez cercano que se hacía querer por su simpatía y por su erudición, por su compromiso con los demás, por su generosidad, todo lo cual le llevaba a gozar del atractivo, la  cordialidad y buen entendimiento con todo aquél que con buena (y a veces no tan buena) voluntad se le acercara. Dejo aquí a disposición de los lectores de este blog la sección Apuntes histórico teológicos de nuestro blog, que ha estado a su disposición hasta el día de hoy, y que dejo para quien quiera ilustrarse con su sabiduría y siempre compasivos sentimientos. Los que le quisimos y gozamos de su amistad sincera no le olvidaremos.

 


                    IDEALES  DE JESÚS  DE  NAZARET



                                                 

Ideales de Jesús de Nazaret, de Alfredo Arrebola

 

         Hoy, leyendo el evangelio de San Juan, mi espíritu se ha llenado de alegría y satisfacción  espiritual: “Yo soy la luz del mundo; el que me sigue no camina en tinieblas, sino que  tendrá la  luz de la vida” (Jn 8, 12), les decía Jesús  a aquellos  endemoniados fariseos. La luz nos hace ver muchas cosas feas dentro de nosotros que no  queremos  ver: vicios, soberbia, nuestro espíritu mundano…, algo que nos ciega y,  lógicamente, nos aleja de la luz  de Jesús.

       La lectura cotidiana de los  evangelios - lo digo con la mayor honestidad y sinceridad posibles -  me da la suficiente luz para seguir, días tras día, el camino que nos trazó el “Divino  Maestro” de Nazaret.  Y eso no lo hace ninguna  palabra humana, sino la de Jesús, venida desde  lo más alto. Hoy precisamente – de manera especial en nuestra “querida” España -, donde por indolencia nos dejamos arrastrar por un progresismo rabiosamente laicista, cuya indisimulada aspiración no es otra que marginar cualquier signo cristiano que se manifieste públicamente.

   Creo que no hay un momento más idóneo para hablar de los “Ideales de Jesús de Nazaret”, como el de Semana Santa – tan hipócritamente vivida en nuestro propio país – porque,  teológicamente  analizado, Jesús es la Vida y la Resurrección, ya que con su amor crucificado venció  la muerte. En Jesús, Dios nos da la vida eterna, la da a todos, y gracias a Él todos tenemos la esperanza de una  vida  más auténtica que ésta. “La vida que Dios nos prepara – afirma el Papa Francisco – no es un sencillo embellecimiento de la vida actual: ella supera nuestra imaginación, porque Dios  nos  sorprende  continuamente con su amor y con su misericordia” (cfr. “Evangelio 2022”, pág. 123).

  Jesús, nuestro “Hermano Mayor”, es el único  mediador entre  nosotros y Dios. Por eso los creyentes cristianos mantenemos la mirada fija en Jesús porque la fe nos viene de Él. El Evangelio de los apóstoles sobre Jesús de Nazaret  y de lo que había acontecido en la  Pascua, escribe el Teólogo  Paul M. van Buren (1924 – 1998),  fue proclamado como la noticia de un acontecimiento que valía la  pena fuera escuchada por todos los  hombres (cfr. “El significado secular del Evangelio”, pág. 167). Y no olvides, estimado lector, que la fe cristiana requiere un mínimo de  conocimiento de los relatos de los Evangelios. He aquí, pues, el fundamento histórico y ontológico de mi diaria lectura del Nuevo Testamento.

   Como creyente, estoy totalmente  convencido de que signifique “Dios” lo que signifique – como la meta de la existencia humana, como la verdad  sobre  el hombre y el mundo, o la clave para el sentido de la vida – debe encontrarse en Jesús, que es “el Camino, la Verdad y  la Vida. Nadie  va al  Padre sino por mí”  (Jn 14, 6). Porque, a la verdad, no tenemos idea alguna de qué es lo que confirma o contradice la aseveración de que quien ha visto a Jesús ha visto al Padre. Si no conocemos de antemano la palabra “Padre”, ¿cómo podremos demostrar, verificar o refutar esta pretensión?. El Nuevo Testamento y el Evangelio de Juan especialmente, insisten, además, en que aparte de Jesús, sólo podemos  tener falsas concepciones de “Dios” (cfr. Mt 11,2; Lc 10, 22; 1Cor 1,21; Jn 1, 18; 8,19; 17, 25). Y a la inversa, “con” Jesús, uno no tiene necesidad de buscar una concepción de Dios, idea ya defendida por  Martín  Lutero ( 1483 – 1546).

Ideales de Jesús de Nazaret, de Alfredo Arrebola
  Jesús de Nazaret  fue un hombre libre en su propia vida, que atrajo a seguidores y produjo enemigos según la dinámica de su personalidad y de una forma comparable al efecto que otras  personas liberadas en la historia sobre los hombres a su alrededor. Murió como resultado de la amenaza que semejante hombre libre plantea a los hombres inseguros y encadenados. A causa de la nueva perspectiva en que los discípulos le vieron y a causa de lo que les había acontecido, la Historia tenía que incluir el acontecimiento de la Pascua, que hemos recordado en estos días de Abril. Al narrar la historia de Jesús de Nazaret, por lo tanto, la relataron como la historia del   hombre libre que había hechos libres. Esta fue la historia como el Evangelio para todos los  hombres.

  Ahora bien, todo ser racional tiene ineludiblemente  sus correspondientes ideales, los cuales no son más que proyectos intelectuales que le llevan a realizar  sus acciones humanas. Jesús de Nazaret nos dejó bien definidos  cuáles fueron  sus principales ideas: el Amor y la Misericordia. El único hombre del que se pudo decir “pasó por este mundo haciendo el bien. Una brevísima reflexión nos hace decir que frente a la violencia tan profunda de nuestro mundo, hoy  es más necesario que nunca el amor fraterno: que nos sintamos hermanos, hijos de un Padre común como leemos en la liturgia del Jueves Santo. El evangelista Juan nos define a Dios como “amor” (1Jn 4, 16), y Jesús murió por amor. Y, ¿qué rasgos definen ese amor? Está, sin la menor  duda, más cerca de las obras que de las palabras; no impone nada al otro, sino que escucha y dialoga con él; respeta  al otro, valora su dignidad, y no lo utiliza nunca en  su propio  beneficio; es servicio; y -¡cómo no! - es auténtico sacrificio por el otro para lograr su plenitud. Ese es el amor que llevó a Cristo a la cruz.

  El “Discípulo amado! - Juan – nos dirá: “Hijuelos míos, no amemos de palabra y con lengua, sino con obra y de verdad” (1Jn 3, 16).En la mente de todo cristiano  está bien fijo que Jesús de Nazaret hizo  opción por los pobres y fue consecuente con su amor por ellos, cuando podía haber optado por los poderosos, vivir bien y olvidarse del  clamor de los débiles; entonces no hubiera  tenido  problemas. Se hizo  pobre, y asumió la  causa de los  pobres, y por eso su vida fue puesta siempre  en entredicho, hasta   que acabaron con ella (cfr. IDEAL, 14/04/22).

  Es cierto: la vida, en su continuo devenir, nos depara muchas ironías, tantas que algunas nos cambian de mentalidad en el decir y en el obrar. Todos sabemos perfectamente que la vida  a  veces nos hiere y nos aleja de Dios, pero Jesús nos explica las Escrituras  (Lc 24, 15) y vuelve a  encender en nuestros corazones el calor de la fe y de la esperanza: ¡sublimes ideales del  Divino Maestro!. En una de sus últimas alocuciones  a los fieles, les decía el Papa Francisco: “Cuando vemos a una  persona  generosa y servicial, mansa, paciente, que no es envidiosa, que no parlotea, que no se jacta, que no se hincha de orgullo, que no falta al respeto, en definitiva, que ama, esta persona construye el  cielo en la tierra” . Esos fueron precisamente los ideales de Jesús: Amar, servir a los demás y hacer en bien. Su recompensa: ser entregado a la terrible y escandalosa  muerte de la cruz por las autoridades  civiles y religiosas. ¡Cuántas  ironías – aunque nos cueste admitirlas -  nos ofrece la  existencia  humana!



Alfredo Arrebola

 

 

                                                 Villanueva  Mesía -  Granada, Abril de 2022.




Ideales de Jesús de Nazaret, de Alfredo Arrebola




 

 

miércoles, 22 de junio de 2022

LUZ QUE REGRESA, DE JOSÉ LUIS VIDAL CARRERAS

 Para la sección Editoriales amigas, del blog Ancile,  traemos un nuevo post con la primicia poética editorial que lleva por título Luz que regresa, de nuestro muy querido amigo y no menos estimado poeta José Luis Vidal Carreras, que ha sido publicada por la editorial Renacimiento, con el primor que siempre caracteriza a esta editorial sevillana. Libro de aquilatados y hermosísimos versos que no habrán de dejar indiferente al buen lector de la mejor poesía y que su autor nos muestra aquí en brevísima pero espléndida antología. Desde esta plataforma nuestra, vuestra sin duda, recomendamos la adquisición de la preciosa edición, joya que anunciamos con un contenido lleno de sugestiva belleza y vibrantes emociones. 


Luz que regresa, de José Luis Vidal






LUZ QUE REGRESA,
 
DE JOSÉ LUIS VIDAL CARRERAS





Luz que regresa, de José Luis Vidal





Como la nieve,
todo se cae,
no tan deprisa.

 

 

*

 

 

Elas albercas
las golondrinas
hilan el agua.

 

La luna llena
ronronea dormida
junto a las brasas.

 

Elos canastos
de la colada duermen
recién nacidos.

 

 

*

 

 

Mllama es pobre.
No tiene tiempo
ni de qué arder.

 

Amable  realidad
que vuelve siempre
sin llamarla yo.

 

Teñida de su afán,
Tu luz regresa
de cualquier cosa.

 

 

*       

 

 

Soy un añico
de algo más grande
que se ha caído.




Luz que regresa, de José Luis Vidal


martes, 21 de junio de 2022

LA CANTIDAD MEDIBLE Y EL ENTENDIMIENTO DE LA REALIDAD

Para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: La cantidad medible y el entendimiento de la realidad, para seguir con anteriores reflexiones sobre la naturaleza de la realidad.


LA CANTIDAD MEDIBLE

 Y EL ENTENDIMIENTO DE LA REALIDAD


 



En tiempos donde la verdad de lo que presuponemos real reside únicamente en el factor contable, y cuyas cantidades se expresan y entienden como el exclusivo lenguaje del verdadero conocimiento, no obstante, parece no concluir o satisfacer las necesidades del espíritu del que indaga con el celo suficiente para satisfacer su afán, más profundo, más genuino de significados y de entendimiento. Así puede decirse que en esta inquietud tiene su origen este nuevo espacio de reflexión que ofrecemos en este lugar de cavilación y advertencia.

                En otros momentos y espacios de este soporte hubimos de cuestionar los conceptos y presupuestos convencionales de la materia misma, fundamento de todo conocimiento científico, cuyo basamento primordial serán las estructuras abstractas de la matemática y de la misma física. Que dichos fundamentos sean estructurados y explanados desde la abstracción no deja de resultar paradójico, en tanto que será la conciencia, la mente, la(s) que en definitiva den fe de vida a través de sus datos estadísticos y contables de los supuestos objetos que se sitúan fuera de la conciencia misma.

                Se nos dice que la ciencia, sin embargo, funciona a la perfección para la descripción y medida del mundo, que se nos ofrece como algo exclusivo e independiente de la conciencia misma, abstracta, que mide y estructura en modelos matemáticos y físicos para su comprensión y correcta medición, cuyos datos, decimos,  son fundamentales para la comprensión de lo que la realidad (¿objetiva?) natural sea.

                En cualquier caso, conceptos como espacio y tiempo, básicos para el entendimiento de lo que sea la realidad medible del universo, parecen (el mismo Kant así lo argüía), no son en modo alguno un efecto especular (reflejo) seguro de lo que existe en la propia realidad, son más bien tamices, membranas cognitivas, que cuelan o filtran muy parcialmente lo que podemos o no conocer. El experimento científico cuántico nos lleva, así, a cuestionar nociones básicas y convencionales como el espacio, el tiempo y la causalidad misma. Y todo porque la materia ofrece en su expresión más íntima una realidad que nos hace cuestionar lo que la materia sea, en tanto que diríase que esta puede ser cualquier cosa menos material.

                Entonces, visto lo anteriormente expuesto, ¿por qué restringimos o reducimos todo al ámbito espacio temporal? Acaso para poder tener unos parámetros contables mediante los que medir lo que supuestamente sea la materia como estructura de la realidad organizada estadísticamente, donde el sentido y los significados no tiene ninguna relevancia.

                Este reduccionismo es muy gráfico en lo que estimamos como realidad humana que, como todos creemos saber, es una entidad material biológica estructurada a través del ADN, módulos cognitivos, masa cerebral, neuronas, sinapsis o señales eléctricas, etc… que serán, en definitiva, el origen del fenómeno más extraño inmaterial, la conciencia.

                En verdad que cuando tratamos de expresar mediante nuestras herramientas lingüísticas la realidad del mundo, encontramos no pocas dificultades para entender cómo es posible, no ya que reconozcamos la realidad a través de las diversas computaciones y cálculos de la más diversa índole, sino que no nos interroguemos sobre la funcionalidad de aquél adminículo fundamental mediante el que contamos y con el que podemos hacer muchas más cosas, claro esta que es la conciencia y su enigmática naturaleza.

                El positivismo empírico racional ha impuesto sus directrices de interpretación en datos, datos sensoriales cuantificables que se imponen linealmente en los parámetros de la triunfante ciencia contable moderna.

La cuestión ha debatir será, si en verdad estamos ante una herejía para la supuesta infalibilidad de la ciencia si planteamos tan sólo la intención de explicar algo material y no tan claramente material como la conciencia, fuera de los parámetros de la estadística y la medición reduccionista de la materia, olvidándonos que esta contabilidad pretende ante todo ofrecer una realidad pragmática que, no tiene por qué ser exacta o exhaustiva, que sitúan a la conciencia (como herramienta de interpretación estructural y estadística) al margen de los parámetros contables fundamentales como son el espacio y el tiempo.

De todo ello trataremos de dar cuenta con más detalle en el siguiente post del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo

               



viernes, 17 de junio de 2022

EL MEDIUM

 Para la sección de Poesía del blog Ancile, traigo el poema  titulado El medium, del libro inédito Criaturas de frontera.



EL MEDIUM

 

 

El medium, Francisco Acuyo

 

    Soledad es certeza

que vacila en lo oculto.

 

La misteriosa voz

eleva su conjuro

y, una luz clariestésica

marca el ritmo sin rumbo

 

   fijo de su sonido

luminoso en murmullo

que de otra vida muestra

invisible atributo.

 

   Si la vida invisible

no es  materia que un mundo

de verdad solicita,

será porque es un muro

 

   de ilusión la sustancia,

y la mente telúrico

espíritu que el médium

traslada del trasmundo  

 

   al sueño de lo físico;

será, en fin, el desnudo

confín de lo infinito

que ofrece con sus frutos

 

   el árbol de la vida

completa ya maduros.

 

 

 

 

Francisco Acuyo

 


El medium, Francisco Acuyo


martes, 14 de junio de 2022

LAS MARCAS, DE PASTOR AGUIAR

 Bajo el título de Las marcas, traemos un nuevo post para la sección de Narrativa del blog Ancile, y bajo la diestra mano narradora de nuestro querido amigo Pastor Aguiar.



LAS MARCAS,

DE PASTOR AGUIAR

 

 

Las marcas, de Pastor Aguiar

Casi todo el mundo recuerda haber soñado. En mi caso, creo que sueño más que la mayoría. Tan pronto cierro los ojos, aún antes de abandonar la vigilia, ya estoy viendo paisajes a veces nunca vistos, me convierto en el otro, partícipe o testigo.

Pero de un tiempo a esta parte me está sucediendo algo insólito. Me despierto con evidencias físicas y mentales de lo que soñé.

Todo comenzó cinco meses atrás, cuando el reloj despertador me rescató de una batalla contra los mongoles. Me había acostado en la cama de abuela para reposar un rato antes de salir al campo. Recuerdo que me habían matado la cabalgadura con una lluvia de flechas, y a duras penas continué entre los troncos y la maleza bajetona, teniendo que cortar varios cuellos que surgían como paridos por la hojarasca. 

De repente desemboqué en un claro de cien metros de diámetro y los enemigos me rodearon con sus armas desenfundadas. En menos de un minuto tres de ellos corrieron hechos un mar de insultos para ultimarme. Me defendí lo mejor que pude, a pesar de que el brazo comenzaba a pesarme, de que una sed terrible me hacía polvo la boca. Sentí los filos rozándome la piel protegida por cuero de bueyes y supuse que el final era inminente, sin embargo, no tuve miedo. Entonces fue que el reloj vino en mi auxilio. 

Al levantarme con la intención de ponerme la camisa, quedé estupefacto ante el sinnúmero de heridas superficiales entre el cuello y el ombligo. La sangre brotaba haragana, por suerte. Además, todavía jadeaba y las piernas acalambradas se resistían como mulas. Aproveché que mi abuela trajinaba por el patio y me fui al botiquín de la sala, donde me apliqué una tintura y coloqué pedazos de gasa sobre los rasguños. Ya el cansancio iba desapareciendo.

_ ¿Te pasa algo, muchacho? Te veo con una palidez de matunguera_ Me dijo abuela a su regreso.

_ No, debe ser el calor. Con una taza de café se arregla. 

Aquella tarde no adelanté mucho en la siembra de frijoles. Como tenía que ir tapando los granos a patadas, los pies me pesaban como arrobas de plomo.

Aunque continué soñando de mil maneras, la semana siguiente no hubo grandes novedades; a no ser algún sofocón, ah, y orinarme en el pijama en vez de hacerlo sobre un sapo onírico.

_ Bueno, parece que lo de aquel mediodía fue caso único_ Me dije al halar la sábana para que los pies me quedaran libres. 

Era una noche de octubre y los relámpagos se filtraban entre las tablas de la pared oeste.

Así las cosas, se apareció Tobías con la risa descarada de siempre, pero ya hombrecito, con asomos de bigote.

Las marcas, de Pastor Aguiar
_ Sigues tan comemierda como siempre, ¿eh?

_ No tanto, tú me ganas tres veces, mentecato_ Le grité poniéndome en guardia.

Tobías era el hijo menor del viejo Solano, de quien fui peón al terminar la escuela primaria. A veces recordaba al muchacho por lo impertinente que era, por lo burlón, y cuando dejé aquel trabajo para irme a estudiar a otro pueblo, me quedaron las ganas de haberle aplastado la nariz. 

Ahora lo tenía al frente, al mismo Tobías, más pesado que nunca, con la misma voz de pito en un cuerpo mucho mayor. 

_ ¡Te voy a hacer tragar lo que dices, come pinga! _ Me soltó a boca de jarro. 

En vez de contestar con palabras le aterricé una trompada en el tronco de la oreja izquierda. Él se tambaleó, a punto de caer, y pensando que estaba liquidado, bajé la guardia con la intención de irme rumbo a la laguna, para ver si aún mis avíos de pesca se conservaban ocultos entre los yerbazales de la orilla. 

Tobías, por arte de magia, me soltó un derechazo directo al ojo más cercano. Yo perdí la visión y me puse a manotear mientras el muy cabrón me pisaba la punta de los pies descalzos muerto de risa. Fui reculando para recuperarme, pero algo calló al piso de la cocina de casa despertándome.

Había sido un gato, y al ver la claridad del amanecer decidí vestirme mientras resollaba con la ira de la bronca reciente.

Después de tomarme un jarro de leche cruda me fui al espejo para peinarme, y fue cuando me vi el ojo y sus alrededores rojos, tipo tomate maduro, además un dolor en los dedos de los pies me obligó a bajar la vista. Estaban magullados, uno de ellos con la uña desprendida. 

_ Hijo de mala madre, deja que te coja esta noche_ Musité convencido de que no podría ponerme los zapatos. 

_ Pepito, qué te pasó en el ojo. No me digas que te fajaste con los fantasmas_ Preguntó abuela.

 -Casi casi; creo que me di contra los pies de la cama al buscar mis chancletas.

Al cabo de dos semanas desistí de la venganza, Tobías parecía haberse ido definitivamente, aunque no estuve a salvo de mis pesadillas.

Lo que en verdad me sacó de quicio fue lo del río San Lorenzo. Esa tarde había comido demasiada carne de cerdo e ido a dormir con el estómago a punto de reventar. Primero soñé con la maestra de cuarto grado, sus tetas despampanantes, sus muslos descuidados debajo de su mesa. Pero en el mejor momento parecí quedar en blanco, hasta que me vi con la vara y una lata de lombrices llegando al río San Lorenzo. La luz era escasa, como en esos días de temporal, pero nada mejor para una buena pesquería. Cuando divisé un recodo donde el agua oscura se entretenía con una gran rama de almácigo a medio podrir, me dije.

_ Carajo, antes de tirar los anzuelos voy a bucear allí, por si agarro una biajaca de esas ciegas de tan gordas, como hacía el galleguito Rivas.

Las marcas, de Pastor Aguiar

Me encueré y fui avanzando con el líquido sobre la cintura. Ya cerca del palo me zambullí manteniendo los ojos como faroles, en busca de cualquier signo de peces. En medio de esta faena sentí que un pie se me había enredado y comprobé que eran alambres. Al bracear hacia la superficie, otros alambres me lo impidieron y quedé preso igual que en telas de arañas, como en las escenas que tantas veces observaba en la arboleda. La mariposa envuelta y la araña empezando a chuparla. 

El aire me faltaba y todo se puso negro. Supuse que iba a morir allí, convulsionando con la agonía de quienes se ahogan. 

Esta vez sí tuve miedo y quise gritar, pero el agua sucia me inundó los pulmones y tosí desesperadamente, con la sensación de cada alveolo explotando. Ya iba a perder la conciencia cuando otra vez el reloj armó su escándalo de las cinco de la madrugada, aunque yo no lo escuché; fue abuela quien, al rato, se asomó a mi cuarto con una taza de café que rebotó contra el cemento al verme desnudo y mojado de pies a cabeza. Ella trató de despabilarme infructuosamente, hasta que salió corriendo en busca del vecino Gerónimo, un bombero retirado.

_ ¡Gerónimo, mi nieto está muy mal, no me explico cómo, pero lo único que hace es boquear como un ahogado!

_ Vamos a ver. Eso sí que es extraño.

Al instante estaba Gerónimo lanzándome al suelo y exprimiéndome el pecho, sacándome grandes cantidades de agua enlodada con fragmentos de hojas y renacuajos por la boca abierta de par en par.

Un tiempo más tarde, ya en la sala y yo protegido por un acolchado, abuela no acababa de explicarse la novedad, y Gerónimo se me acercó arrente a una oreja. 

_ A ver, de qué manera me explicas esto, digo, si es que tiene explicación.

_ El problema es ese, don Gerónimo, que no tengo una respuesta lógica, nada de este mundo.

 A tales alturas decidí evitar dormir a toda costa, y como sé que ello es imposible, pues me mantengo con vida gracias al despertador, con su escándalo de salvación cada media hora.

 

 



Pastor Aguiar




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