miércoles, 1 de junio de 2022

LA CIUDAD CONSTELADA, CON POEMAS DE FRANCISCO ACUYO Y FOTOGRAFÍAS DE ALEJANDRO MARTÍNEZ

 Para la sección de Editoriales amigas del blog Ancile, traemos el post dedicado al libro que lleva por título: La ciudad constelada, con poemas de Francisco Acuyo y fotografías de Alejandro Martínez para la ocasión. Es el número dos de la colección Imago Veritas, de Entorno Gráfico ediciones. Porta poemas y fotografías singulares para un libro muy particular. Libro, decimos, muy personal que también adjunta,  junto a la edición en papel, la tecnología NFC y un código QR mediante los cuales podrán acceder a una exposición virtual de las fotos del libro y algunas no recogidas en el mismo. Sigue esta editorial con esta publicación nueva s como pionera al integrar estas tecnologías. Dicha exposición es totalmente interactiva, y podremos ver con total detenimiento cada una de las fotografías (ampliando o reduciéndolas), acompañados de música si lo deseamos, así mismo podrá escuchar los poemas en la voz de su autor a través de las indicaciones en la edición 3D. Puede verse en móviles, ordenadores, TV y si tenemos unas gafas de realidad virtual en un espectacular 3D que hará las delicias de los espectadores. Los diseños de la sala de exposiciones, así como de todo el conjunto de la exposición, ha sido llevado a cabo por el también fotógrafo y colaborador de Entorno Gráfico, Juan Francisco Navarro, en una labor creativa extraordinaria. Aportamos en esta entrada una breve muestra, un fragmento de la introducción, un par de poemas y algunas fotos que componen la totalidad de esta publicación

Incluimos en este post un enlace para que puedan verlo y disfrutarlo en su totalidad, sólo tiene que clicar en el siguiente enlace que colocamos seguidamente y al final de la entrada:




Exposición La ciudad Constelada

La ciudad constelada en Entorno Gráfico Ediciones





LA CIUDAD CONSTELADA,

CON POEMAS DE FRANCISCO ACUYO

Y FOTOGRAFÍAS DE ALEJANDRO MARTÍNEZ



Que no enmudece el pájaro nocturno de la creación, que su canto en figuras musicales aún hoy constante se derrama, muy bien puede ser muestra singular la miscelánea de imágenes y versos que comprenden estas páginas. Si la noche unas veces, o las soledades de la naturaleza, o la figura humana, o la línea arquitectónica ... en otras, diríanse que de iridiscentes flores siembran el útero de la nada, pues parecen ginestas, campanillas, caléndulas o rosas, y el tapiz del cielo tan remoto, los espacios naturales y urbanos, sin embargo, en ellas prenden, y no parece que fulguran, sino dentro del infinito espacio que enmarca en un instante la conciencia del que, en éxtasis, siempre las contempla. Pero la noche encuentra en el día y sus personajes y naturaleza, la otra cara de la realidad de lo que queda del tiempo. Aquí, en estas páginas, una semblanza.


Del prólogo Lo que queda del tiempo









 

 1

 

VED celestial la estela, que de brillo

ciñe esmaltado el pulso (azul o blanco,

purpúreo, a veces) de las horas sobre

la edad del cielo deslizando añil

la estela de la noche;

                                               se diría

imprecar a las sombras del paisaje:

 

   ¡Tú, conciencia, por fin regresa al único

mandato de tu ser a aquel espejo

en que se reconocen las miríadas

de estrellas, si pupilas de otro mundo!










YO MISMO

 

(GLOSA)

 

yo soy aquel que ayer no más decía

el verso azul y la canción profana,

 

Rubén Darío

 

 

   Yo mismo, aquel que ayer no más decía

el verso azul y la canción profana

soy, y cuyo venidero azar recuerda

en un futuro nunca sucedido,

donde el marco de su memoria olvida

el infinito devenido, donde

la fronda de sus valles estelares 

hace ubérrimos nuestros prados; sí,

aquel que, no nacido, no bebió

nunca de su agua viva, ni su música

escuchó entre la flor alerta en que

liba lascivamente algún insecto;

mas, rocé entonces la corola suave

de la espuma en la luz marina, cuyo

tiempo a la orilla, delicado, suena

por siempre acorde.

                                       Sí, a la orilla en que

soy yo, aquel, que ayer no más decía

en la infinita sima de esta orilla

sentir tan cerca el fraternal abrazo

de los astros, en cuyo resplandor

un ruiseñor había por la noche

que era alondra de luz por la mañana.


 





 

 




PLEGARIA

 

Egregias piedras de la noche son

animales del hombre familiares:

luz de míticos seres que proyectan

en un cielo las formas constelado.

 

   Después de que la arena del reloj

de nuestro devenir hubiera casi

por completo pasado; cuando un poco

más, y pronto estaremos al fin mudos.

 

   Si ministro mortal de este infinito

empíreo, a los que oyeren les propongo

oblaciones nocturnas a este dios

que hará de cada espíritu una estrella.





Poemas de Francisco Acuyo.

Fotografías de Alejandro Martínez




Exposición La ciudad Constelada

La ciudad constelada en Entorno Gráfico Ediciones










3 comentarios:

  1. Pilar Bueno Ferradas1 de junio de 2022, 12:17

    Bravo! Cómo disfruto con tú elevada poesia, es como un baño de rocio que te limpia de todo lo que estorba y solo queda Belleza para beberla a poquitos y te ilumine entera.Felicidades a ti querido poeta y esa ejemplar labor editorial. Las fotografías son arte puro.Un gran abrazo. Y besos a tus gatitos.

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  2. Alejandro Martínez Ferrer1 de junio de 2022, 12:36

    Un enorme agradecimiento a Francisco Acuyo por esta publicación que sin su apoyo no habría sido posible este libro. Me siento muy orgulloso de tener este grandísimo amigo y su sabiduría poética en la familia. Gracias.

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