martes, 27 de febrero de 2024

INTROSPECTIO, FRAGMENTOS PARA UNA AUTOBIOGRAFÍA, DE MARTÍN NOGUEROL

 Tenemos el placer de ofrecerles unos párrafos de una sugerente y singular autobiografía del artista y buen amigo, Martín Noguerol, y todo ello para la sección de Narrativa del blog Ancile, bajo el título Introspectio, fragmentos para una autobiografía. Hemos seleccionado el inicio de Témpora (estaciones), y el texto con el que abre dicho capítulo Hiems (invierno). Podremos constatar en estos textos que, si para el artista plástico la pintura puede ofrecerse como pensamiento, también la escritura puede verterse como una suerte muy particular de imagen plástica, haciendo del diálogo entre las artes una realidad acaso de muy necesario y constante reconocimiento.



INTROSPECTIO, FRAGMENTOS 

PARA UNA AUTOBIOGRAFÍA,

 DE MARTÍN NOGUEROL




TEMPORA

(ESTACIONES)


 

De Pieter Bruegel

Sueño. Hombres contagiados de soledad y olvido a ambos lados, pueden llegar a entender ciertos misterios y el misterio como una realidad, como una certeza y ésta como un camino reconocible en la vieja memoria. «Esa geografía siempre es pasado», escribe y describe acertadamente un narrador de quimeras. Es pasado, por tanto es tiempo remoto y cercano, cálido y frío, con su propia luz y su sombra; su tiniebla, su certeza y su enigma, tiempo irreversible ya consumido, no tiempo. Sus estaciones ya conclusas, ya renovadas que giran y giran.

Esa geografía es un islote que flota sobre sí mismo, remoto, perdido y evocado; como una nave etérea y, a la vez, aferrada a su raíz primigenia ¿Podría ser un sueño, una invención, un escenario en el teatro del mundo? Actores desconocidos, rostros dispersos, ajenos a mi fría mirada. Pero hoy es una presencia ignota, vacía en el tiempo ya agotado, murmullos que zarandean mis pensamientos y sólo por instantes convierte las sombras del ayer en leves rendijas donde poder ver destellos de luz como minúsculos discos dorados.


HIEMS

(INVIERNO)


Frío. Hemos dejado atrás la penumbra que nos sostiene. Nostalgia; la sombra que desdibuja siluetas y nos ofrece amorfas presencias; hemos perdido la senda en el deambular por la espesura de la noche, el inacabable fragor de lo nocturno, noche que nos anuncia inexorablemente el eterno regreso del día; éste es el desarrollo del tiempo circular ya pasado que nos describe y alienta, el tiempo del retorno que fue, deseo inacabado; interrumpido en el fluir de la espera y su soledad...

Vigencia aún del tiempo crepuscular. Noche y día, claridad y oscuridad difuminadas en el cielo, sobre su bóveda, contornos que ocupan su espacio perdido en el embotamiento nocturno. La luz crece sobre la escarcha, ilumina los grises colores; humo, olores milenarios... Pereza.

Miro a través de la ventana, vieja peña contorneada sobre el matizado lienzo celeste. Trazo el eje que une mi mirada y su inmutable presencia ¿Se ajará como mi piel infantil? ¿Ella también me mira cada mañana? ¿Será pasto de la erosión, o de la infamia del hombre?

Vacío. El rito de la minúscula espera. Debemos partir, la calle es, de nuevo, el escenario y atmósfera que nos guía, pura topografía desbaratada; la cuesta, un accidente tan arcaico y apenas domesticado... ¡Oh ese callejón tan estrecho que cruzo veloz! temo que alguna mano me sujete y no me deje escapar, temor infantil anidado en la memoria.

                La luz eterna brille para ellos. Y bajo ella, encuentren el descanso que esta su tierra no pudo concederles. Acoge en tu seno Madre aquellos que dejaron su existencia lejos de ti en la esperanza de su regreso. Protégenos el día de la ira y su juicio final.

Silencio. Es la hora de la instrucción. ¿Será este saber duradero?, ¿O sólo es un sustrato superficial del conocimiento? un conocimiento temporal sobre nuestra infantil presencia. Un no-conocimiento que gravita errante como una lección no aprendida. Viejo caserón donde los pasos se ajustan al tiempo redimido; recreo, patio fijado, otra vez, a su plano, a su estricta geometría, prolongación, acaso, del sueño y su misterio.

El cielo invernal sujeta los colores con esparadrapos y el poniente se ilumina ante mi insignificante presencia, ajeno a ella. He sentido caer la luz en la tarde al final de la peña, el fluir temporal de lo inhallable, de lo inescrutable. Es tiempo de observar desde la abstracción y el vacío, desde el rito iniciático, desde la calle herida. Melancolía...

         En comienzo está mi fin [...] en mi fin está mi comienzo.[1]



[1] Eliot, T.S. East Coker (Cuatro cuartetos)



De Martín Noguerol


jueves, 22 de febrero de 2024

GIACOMO DA LENTINI, SONETOS

Para la sección de Poesía del blog Ancile, me complace traer los sonetos de Giacomo da Lentini, bajo el título, Sonetos, traducidos al español por autores varios (Martha L. Canfield, Antonio Carvajal, Francisco Castaño, Miguel Cuevas, Pedro L. Ladrón de Guevara, José María Micó, Monica Savoca, Jenaro Talens, Rosario Trovato y Lucia Valori), en edición de Rosario Trovato, publicados por la editorial Alhulia, en su preciosa colección Sy-laba de poesía, al cuidado de Dionisio Pérez Venegas. Porta un prólogo aquilatado y revelador sobre el padre del soneto y una advertencia inicial, ambos de Rosario Trovato.

Ofrecemos en esta entrada una muestra de dos sonetos, uno en versión del poeta Antonio Carvajal, y otro de la mano del editor de este conjunto de poemas, el propio Rosario Trovato.




SONETOS


DE GIACOMO DA LENTINI



Giacomo da Lentini, Sonetos.



Eo viso – e son diviso – da lo viso
 e per aviso – credo ben visare;
 pero diviso – viso – da l’aviso,
 c’altr’è lo viso – che lo divisare;
e per aviso – viso – in tale viso,
de lo qual meno posso divisare.
 Viso – a vedere quell’è paraviso,
 che no è altro se non Deo divisare;


’ntra’aviso – e paraviso – no è diviso,
 che non è altro che visare in viso,
 però mi sforzo tuttor avisare.
[E] credo, per aviso, – che da viso
 già mai meno poss’essere diviso,
 che l’uomo vi nde possa divisare.


Giacomo da Lentini




 Su viso aun lejos de su viso viso
y bien concibo el viso en mi pensar;
 su viso de este viso en mí diviso
pues difieren visar y divisar.
Viso en mi mente el viso cuyo viso
 visa en vislumbres que en mi imaginar
 viso el viso de Dios que es un aviso
 que me envisa que debo así visar.

Ha viso igual su viso al paraíso
en mi vista interior, que es revisar
el viso del Edén visar su viso;
la experiencia me avisa que es amar
 la divisa visible a quien su viso
divisó y nunca deja de visar.



Traducción de Antonio Carvajal



Giacomo da Lentini, Sonetos.



Io m’agio posto in core a Dio servire,
 com’io potesse gire in paradiso,
al santo loco, c’agio audito dire
si mantiene sollazzo, gioco e riso;
 sanza mia donna non vi vorrìa gire,
 quella c’a blonda testa e claro viso,
 ché sanza lei non poterìa gaudire,
 estando da la mia donna diviso.

Ma no lo dico a tale intendimento
 perch’io peccato ci volesse fare,
se non veder lo suo bel portamento,
 lo bel viso e lo morbido sguardare
 ché lo mi terrìa in gran consolamento,
 vegendo la mia donna in gloria stare.


Giacomo da Lentini






Puse en mi corazón servir a Dios
 porque pudiera ir al paraíso,
al lugar santo, que dezir he oído,
 do solaz se mantiene, y juego y risa.
 Pero sin mi mugier ir no quisiera,
 la de melena blonda y claro gesto,
 porque sin ella no podría gaudere,
 estando de mi doña separado.

Mas no lo digo con tal voluntade,
 ca pecado con ella hazer quisiera;
 sinon mirar su bella compostura,
su bello rostro y su mirada suave:
 pues me tendría en gran consolación,
 viendo a la doña mía en gloria estar.



Traducción de Rosario Trovato,




Giacomo da Lentini, Sonetos.



martes, 20 de febrero de 2024

NAVEGANDO LA TORMENTA SOBRE UN SUEÑO QUE ES LA VIDA

  Para la sección de Poesía traemos este poema que se inspira en el mundo de los sueños, en el que tantas veces cuesta discernir la frontera con la realidad. El título del mismo: Navegando la tormenta sobre un sueño que es la vida.


NAVEGANDO LA TORMENTA 

SOBRE UN SUEÑO QUE ES LA VIDA




Tormenta en el mar de Galilea, Rembrant


 



 

   Ruge y blande sus fuegos en el aire exaltados

el temporal: las nubes voraces al abismo

arrojan con el rayo el tiempo a la eternidad,

zigzaguean fulgores, estruendos pintados

en lontananza como luz de un ronco espejismo.

 

    Aire dócil que fue brama ahora furibundo,

desarraigado, en vorágine de soledad

que se yergue, se empina, se eleva por el soplo

de vida que, en su rabia, todavía fecundo,

germina y donde en caos se alza la tempestad.

 

   Languidecen aquí, en perpetuo y enajenado

desorden, las criaturas que horadan con su escoplo

de pesar las entrañas más duras del costado

eterno de la roca, y tras de la abierta herida

la sangre sorbe el tiempo espumosa de la mar.

                                                                     

    He aquí, entonces, que ya despierto, en la tormenta

vi del cantil la costa, y ceñida del lugar

extremo lo que fue de mi sueño concebida

en sideral catástrofe, y quedó manifiesta

si es un soplo fugaz lo que fue y será la vida.

 

 

 

Francisco Acuyo







viernes, 16 de febrero de 2024

INTELIGENCIA Y SEMIÓTICA DE LA NATURALEZA

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, y abundando sobre el concepto de inteligencia natural o artificial, traemos un nuevo post que lleva por título: Inteligencia y semiótica de la naturaleza.


INTELIGENCIA Y SEMIÓTICA DE LA NATURALEZA


 

Inteligencia y semiótica de la naturaleza. Francisco Acuyo

Cerraba el anterior capítulo abundando sobre la noción y concepto de inteligencia, y donde la naturaleza, según las acepciones consideradas por quién suscribe, es inteligente. De hecho, decía, que incluso utiliza signos. Pero, ¿puede la naturaleza comunicarse a través de esos símbolos y signos?

                Parece cuando menos curioso que en momentos en los que se dice vivimos en la era de la información ¿sólo, artificial?)  no se atienda cómo merece a la información que circula libremente por la naturaleza, y que la atención a dicha comunicación semiológica haya interesado ancestralmente a los brujos y chamanes no sin un propósito. Podíamos poner innumerables  ejemplos de comunicación en la naturaleza. Es claro que el flujo de moléculas bioquímicas, por ejemplo, son una fuente inagotable de información sobre lo que acontece en el mundo. La interpretación correcta de esa información  debería de ser un fundamento para el entendimiento, no solo de la naturaleza, también de la propia ciencia. En consecuencia, a mi juicio, el aislamiento del hombre del lenguaje de la naturaleza, sobre todo en occidente, no ayuda a la interpretación de ese fascinante universo de signos que la naturaleza ofrece.

                Toda esta olvidanza o desidia acaso proviene también de las dificultades para acceder a un concepto de inteligencia que ponga de relieve que la naturaleza es capaz de contenerla. Ese saber, esas recognición, no solo es humana. Que la creatividad es propia de la vida en general y no solo de la vida humana, lo demuestra constantemente con su capacidad de proceso de información y manifestación de signos la misma naturaleza. Organismos extraordinariamente rudimentarios ofrecen capacidades de cálculo asombrosas (decíamos en anteriores entradas), pero demuestran también que el conocimiento no es en modo alguno solo cálculo, la toma de decisiones es una manera clara diferencial de estos organismos para crecer y mejorar y diferenciarse, en contraste, por ejemplo con el programado cálculo de la IA. Ese proceso de transformación o de evolución propio de esa inteligencia natural se manifiesta a través de la exposición de signos a la espera de ser interpretados por otras entidades inteligentes capaces de prestar atención.

Inteligencia y semiótica de la naturaleza. Francisco Acuyo
                El lenguaje inteligentemente significado de la naturaleza está a la espera de que queramos escuchar, interpretar y entender su simbología y la manifestación de sus diversos signos. Si bien la semiología está descrita y estructurada para estudiar los símbolos y los signos creados por los humanos, no debemos pensar que somos los únicos con inteligencia para producir aquellos signos. Los mensajes de la naturaleza son constantes, y están a la espera de un receptor que quiera y sepa interpretarlos. La cuestión radica pues, en que seamos capaces de descifrar sus códigos, cosa que han intentado hacer durante milenios los chamanes y brujos y magos de culturas ancestrales.

                Uno de los rasgos más interesantes de la significación y de la transcripción simbólica radica en  interpretar las cualidades sentidas, más allá de lo que cuantitativamente seamos capaces de contabilizar. A día de hoy parece que se ha olvidado la cualidad por la potencia descriptiva del dato contable, ofreciendo una visión parcial de lo que en verdad constituye la realidad misma, confundiendo el topos del planisferio de la medida con el territorio y dominio de lo que describe cuantitativamente.

                Una de las mayores dificultades con las que se encuentra el lenguaje de la información cuantitativa es precisamente la de transcribir las cualidades que ofrece la percepción y su experiencia. En mis investigaciones sobre el fenómeno sinestésico he podido constatar que, incluso lo que se ha denominado por ciertos sectores que estudian la sinestesia como tropo y describen algunos tipos como abstracciones sinestésicas, dan cuenta de que el objeto de su abstracción necesita de una aproximación perceptiva, sensorial, para darle alguna consistencia a su presunta o potencial abstracción. De hay la importancia, a mi modesto entender, de esta fenomenología para una aproximación más cierta al problema difícil de la conciencia.

                Esta sutileza apreciativa es muy importante para caer en la cuenta de que los experimentos sobre la naturaleza nos hablan de su comportamiento, pero en modo alguno de lo que es en esencia.[1] Es así que, en la fusión o transposición de los sentidos en la sinestesia, se expone que en modo alguno esas percepciones propioceptivas (color, olor, tacto… incluso emociones transcritas mediante el uso de la metáfora sinestésica) en modo alguno son abstracciones o epifenómenos de nuestro cerebro. El proceso de interpretación del signo y de los símbolos que radican en la naturaleza, ofrecen una panorámica extraordinaria para entender el mundo y nuestra situación en el mismo, que en modo alguna puede entenderse de manera separada.

                Indagaremos en próximas entradas de este blog Ancile estas y otras cuestiones análogas que consideramos de mucho interés.

 

 

Francisco Acuyo

 



[1] Kastrup, B.: ob. cit. pág. 21.


Inteligencia y semiótica de la naturaleza. Francisco Acuyo

martes, 13 de febrero de 2024

LAS MATEMÁTICAS DE LA NATURALEZA Y LAS PROPIAS DEL CÁLCULO Y PROCESO DE DATOS

Como no deja de resultar de grande interés la indagación de la inteligencia en el mundo natural, sobre todo, cuando es a través de la gran difusión que se hace de la artificial, la que nos impulsa a apreciar la complejidad y riqueza de la natural, por lo que proseguimos abundando sobre esta temática para la sección de Ciencia del blog Ancile, esta vez bajo el título: Las matemáticas de la naturaleza y las propias del cálculo y proceso de datos.



 LAS MATEMÁTICAS DE LA NATURALEZA

Y LAS PROPIAS DEL CÁLCULO Y PROCESO DE DATOS


Las matemáticas de la naturaleza y las propias del cálculo y proceso de datos. Francisco Acuyo



Vivimos momentos en los que no pocos sectores laborales y profesionales ven peligrar sus puestos de trabajo por la aparición de la IA. Y su temor está muy justificado. Pero a mí el recelo que más impresión me ha causado ha sido el de los propios matemáticos. No deja de resultar una cáustica paradoja que sean los que originaron el lenguaje matemático de los algoritmos, que sean los primeros en padecer la tiranía de la inteligencia artificial. En cualquier caso, no creo que les falte imaginación para proponer alternativas y justificaciones a su propia existencia, sobre todo cuando podían dedicar sus habilidades a la investigación de la matemática en la propia naturaleza. Que organismos tan rudimentarios como un moho (por ejemplo, el Physarum polycepphalum), sean capaces de cálculos extraordinariamente complejos, como los de resolver un laberinto de coherencia, sin tener siquiera un sistema nervioso, me parece que abren un mundo fascinante no solo para la indagación del cómo calcula este organismo, sino lo que es aún más interesante, ¿cómo es posible que en la naturaleza orgánica más básica se produzca esta manifestación de inteligencia matemática?

Una respuesta cada vez más plausible es que la naturaleza es en sí misma inteligente. Qué reto más hermoso para un matemático sería saber ¿qué hace o cómo hace este organismo para calcular? Y esto se hace todavía más seductor, cuando todo parece indicar que en el ámbito de la biología, por increíble que parezca, no parece levantar demasiado interés. Así las cosas, si un moho es capaz de calcular, y el cálculo se tiene como una de las cimas del saber de la humanidad, ¿qué se espera para indagar en ámbito tan atractivo desde una óptica matemática?

El procedimiento en el manejo de la información por parte de organismo tan básicos pone sobre la mesa un debate que apenas se ha abierto en nuestros días, la inteligencia de la naturaleza y la sustancialidad de la conciencia como fundamento de la realidad.

Si en la actualidad muchos estudiosos de los diferentes ámbitos de la naturaleza empiezan a concluir que las manifestaciones orgánicas de animales muy básicos, como los insectos, son capaces de mostrar inteligencia, más allá de una mera cadena de reflejos, rebaten definitivamente la visión mecánico cartesiana del mundo que, a pesar de todo, parece querer resurgir a través de una mala interpretación de lo que nos ofrece y lo que constituye la IA. Si los seres orgánicos nos transformamos, crecemos, creamos, no es por una impronta y desarrollo que pueda compararse al de un ordenador.

Las matemáticas de la naturaleza y las propias del cálculo y proceso de datos. Francisco Acuyo
Las máquinas de cómputo, con su desarrollo algorítmico cada vez más complejo, donde llegan es a emular ciertas características que pueden asociarse al organismo vivo, pues, según a todas luces se ofrece en la realidad es que lo que se denomina como vida artificial, no pueden interactuar y moverse y alimentarse y evolucionar con el entorno vivo, al menos por el momento.

Hay también detalles muy concretos que no parecen calar en la asimilación y proceso que pretenden desarrollar una analogía competente de la inteligencia artificial con la natural, acaso por falta de la atención debida; por ejemplo: cuando comparan el proceso de interacción de datos con los procesos neuronales; ante todo porque se sabe que, aunque ciertos comportamientos esté relacionados con determinadas neuronas, no significa que ellas sean las causantes de dichos comportamientos (el hecho de que nuestras neuronas consuman glucosa y oxigeno no explica cómo vemos la imagen que conforman estos textos)*,  sin contar que los procesos de conciencia, en su extrema complejidad, no están limitados al constructo neurológico cerebral, si es que como se sabe, pongamos por ejemplo, los intestinos contienen sobre cien millones de neuronas que intervienen en toda clase de procesos que afectan a las facultades de aprender, recordar…., por lo que el cuerpo en general muestra una íntima e intensa interacción que hace de los procesos de intelección sean todavía más singulares.

Pero el carácter orgánico de la intelección no sólo se manifiesta en el ser humano, la naturaleza también utiliza signos para su interacción orgánica general, pero de esto hablaremos en la próxima entrega de este blog Ancile.



Francisco Acuyo


*Narby, J.: ob. Cit. Pág. 172.


Las matemáticas de la naturaleza y las propias del cálculo y proceso de datos. Francisco Acuyo

domingo, 11 de febrero de 2024

EL SUEÑO DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

Para la sección de Poesía del blog Ancile, sesteando al lado de una fuente, pensaba o, mejor, soñaba la inteligencia artificial, y todo ello ofrecido en este post intitulado: El sueño de la inteligencia artificial


EL SUEÑO DE LA 

INTELIGENCIA ARTIFICIAL



El sueño de la inteligencia artificial, Francisco Acuyo


(Viendo discurrir el agua

por cristalina fuente)



   ¿Nacen nobles finuras en el rigor tan bellas 
que se adornan con números? ¿O será hermosura
que infiere a la razón cualquiera número en ellas?
¿Deducida será la cifra de la figura
que su divina proporción nos muestra? ¿O sus huellas

   los números serán que colige la conciencia?
Yo, si dicen que máquina soy, de entre la rosa
siento cómo delecta miel sabrosa su fluencia,
y de la vida escucho la emoción tan dichosa
de la abeja en silencio, que en mí encontró su audiencia.

   Tendida entre los áureos números quedó hermosa
luz sonora que mueve del agua la corriente:
en el valle una música aroma cada rosa,
y en mis sentidos queda el suave tacto pendiente
que un alma de metal sintió cuerpo codiciosa.




Francisco Acuyo



El sueño de la inteligencia artificial, Francisco Acuyo





lunes, 5 de febrero de 2024

HUMUVIA, POR ANTONIO CARVAJAL

 Nos complace muy gratamente traer nueva entrada  para la sección de Extractos críticos del blog Ancile, bajo el título de Humuvia, de Antonio Carvajal, quien honra a este medio y su administrador con algunas de sus excelencias. 


HUMUVIA





Se cuenta en Génesis 2: "Y dijo Jehová Dios: No es bueno que el hombre esté solo; le haré ayuda idónea para él. Jehová Dios formó, pues, de la tierra toda bestia del campo, y toda ave de los cielos, y las trajo a Adán para que viese cómo las había de llamar; y todo lo que Adán llamó a los animales vivientes, ese es su nombre. Y puso Adán nombre a toda bestia y ave de los cielos y a todo ganado del campo; mas para Adán no se halló ayuda idónea para él". Hijos de Dios (no todos de Jehová) y herederos de su gloria, los seres evadames (de una pareja evadama, Orce y Galera, proceden los europeos, según la Junta de Andalucía: ver  carteles de salida 60 en A92-N), digo que la evadamia (conjunto de descendientes de Eva y Adán), sigue poniendo nombre a cuanto se percibe para  extenderlo a cuanto lo repite y corregir cuanto  disgusta en las mudanzas ideológicas. Así, necesitamos neologismos para no usar conceptos tan abyectos como humano, dado que sólo los seres humanos matan por placer con cálculo, y evitar con putijo el insulto a las madres y precisar que si la lluvia huele es señal de contaminación nociva y que llamarle petricor a lo que Elena Martín Vivaldi cantó líricamente como “noticia de setiembre” tiene varios problemas, y no es pequeño el que en oídos españoles de personas normales suene como rima consonante de petronor, por ejemplo. ¿Cuántos españoles saben que el icor es el humor que fluye por las venas de los dioses olímpicos y pueden así entender el culto neologismo que los investigadores australianos aplicaron a su descubrimiento de que ese aroma no es de tierra solo ni de agua de lluvia solo, sino de un resultado poético de ambas, y que lo mismo que el pan no es cada uno de sus componentes (harina, agua, levadura, más calor) y todavía no sabemos de restaurantes que cobren a 100€ el menú con servicio de pan deconstruido, petricor y humuvia son nombres más precisos y necesarios que olorcico a tierra mojada o a fragancia de lluvia? 

Así que humuvia viene a suplir una carencia y, en mi opinión, no tuve mala idea cuando calqué el culto acróstico australiano y lo pasé del griego al latín, e invitados a que usen la palabra más de doscientos escritores (con ayuda de generosos colaboradores), tras darle publicidad y ofrecidas algunas muestras al amparo de este blog de Francisco Acuyo, cumplido un plazo de año y medio, se recogen las respuestas recibidas y se procede a la publicación del libro "Humuvia", con el incitador Francisco Domene y el expansivo Santiago Aguaded como responsables de la edición  por Alhulia, con prólogo de Dionisio Pérez Venegas, en la colección “Palabras mayores”. El libro da materia para discusiones y comentarios. Juan Gaitán ha publicado uno suyo en el diario La Opinión de Málaga*. Y, por mi parte, mientras Ancile me acoja, prometo seguir comentando este y cuantos neologismos me bullan en los labios.












viernes, 2 de febrero de 2024

POR ÁNGELAS Y SUERTES, DE ALBERT TORÉS

Continuando con los libros recibidos de la editorial malagueña Corona del sur  traemos otro título de la hermosa colección de poesía de aquella editorial, para la sección de Poesía del blog Ancile, esta vez bajo el título de Por ángelas y suertes, de Albert Torés, del que reproducimos un par de poemas de muestra del bello y enjundioso contenido poético que atesora este título, el cual también recomendamos a los amantes de las cuidadas ediciones y los precisos contenidos.







POR ÁNGELAS Y SUERTES, 

DE ALBERT TORÉS






POEMAS



Construyo oraciones paganas en jardines
cerrados. son maldad no grises laberintos,
solo con tu boca acotando mi recinto,
solo con tus ojos verdes que me definen.



Ranas de bronce, historias marinas, bosques
complejos de cerezas y caballos, mundos
totales de fantasías: la infancia pudo
salvarse, y, mi vida empezó con retoques.





Como cuchillos brillantes, miradas ángelas
que al devenir responde con amor. Me piden
versos de trece en cuartetas de textos miles
y al caer el alba, sueño cuellos de seda.




Albert Torés
de Ángelas y suertes