viernes, 16 de febrero de 2024

INTELIGENCIA Y SEMIÓTICA DE LA NATURALEZA

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, y abundando sobre el concepto de inteligencia natural o artificial, traemos un nuevo post que lleva por título: Inteligencia y semiótica de la naturaleza.


INTELIGENCIA Y SEMIÓTICA DE LA NATURALEZA


 

Inteligencia y semiótica de la naturaleza. Francisco Acuyo

Cerraba el anterior capítulo abundando sobre la noción y concepto de inteligencia, y donde la naturaleza, según las acepciones consideradas por quién suscribe, es inteligente. De hecho, decía, que incluso utiliza signos. Pero, ¿puede la naturaleza comunicarse a través de esos símbolos y signos?

                Parece cuando menos curioso que en momentos en los que se dice vivimos en la era de la información ¿sólo, artificial?)  no se atienda cómo merece a la información que circula libremente por la naturaleza, y que la atención a dicha comunicación semiológica haya interesado ancestralmente a los brujos y chamanes no sin un propósito. Podíamos poner innumerables  ejemplos de comunicación en la naturaleza. Es claro que el flujo de moléculas bioquímicas, por ejemplo, son una fuente inagotable de información sobre lo que acontece en el mundo. La interpretación correcta de esa información  debería de ser un fundamento para el entendimiento, no solo de la naturaleza, también de la propia ciencia. En consecuencia, a mi juicio, el aislamiento del hombre del lenguaje de la naturaleza, sobre todo en occidente, no ayuda a la interpretación de ese fascinante universo de signos que la naturaleza ofrece.

                Toda esta olvidanza o desidia acaso proviene también de las dificultades para acceder a un concepto de inteligencia que ponga de relieve que la naturaleza es capaz de contenerla. Ese saber, esas recognición, no solo es humana. Que la creatividad es propia de la vida en general y no solo de la vida humana, lo demuestra constantemente con su capacidad de proceso de información y manifestación de signos la misma naturaleza. Organismos extraordinariamente rudimentarios ofrecen capacidades de cálculo asombrosas (decíamos en anteriores entradas), pero demuestran también que el conocimiento no es en modo alguno solo cálculo, la toma de decisiones es una manera clara diferencial de estos organismos para crecer y mejorar y diferenciarse, en contraste, por ejemplo con el programado cálculo de la IA. Ese proceso de transformación o de evolución propio de esa inteligencia natural se manifiesta a través de la exposición de signos a la espera de ser interpretados por otras entidades inteligentes capaces de prestar atención.

Inteligencia y semiótica de la naturaleza. Francisco Acuyo
                El lenguaje inteligentemente significado de la naturaleza está a la espera de que queramos escuchar, interpretar y entender su simbología y la manifestación de sus diversos signos. Si bien la semiología está descrita y estructurada para estudiar los símbolos y los signos creados por los humanos, no debemos pensar que somos los únicos con inteligencia para producir aquellos signos. Los mensajes de la naturaleza son constantes, y están a la espera de un receptor que quiera y sepa interpretarlos. La cuestión radica pues, en que seamos capaces de descifrar sus códigos, cosa que han intentado hacer durante milenios los chamanes y brujos y magos de culturas ancestrales.

                Uno de los rasgos más interesantes de la significación y de la transcripción simbólica radica en  interpretar las cualidades sentidas, más allá de lo que cuantitativamente seamos capaces de contabilizar. A día de hoy parece que se ha olvidado la cualidad por la potencia descriptiva del dato contable, ofreciendo una visión parcial de lo que en verdad constituye la realidad misma, confundiendo el topos del planisferio de la medida con el territorio y dominio de lo que describe cuantitativamente.

                Una de las mayores dificultades con las que se encuentra el lenguaje de la información cuantitativa es precisamente la de transcribir las cualidades que ofrece la percepción y su experiencia. En mis investigaciones sobre el fenómeno sinestésico he podido constatar que, incluso lo que se ha denominado por ciertos sectores que estudian la sinestesia como tropo y describen algunos tipos como abstracciones sinestésicas, dan cuenta de que el objeto de su abstracción necesita de una aproximación perceptiva, sensorial, para darle alguna consistencia a su presunta o potencial abstracción. De hay la importancia, a mi modesto entender, de esta fenomenología para una aproximación más cierta al problema difícil de la conciencia.

                Esta sutileza apreciativa es muy importante para caer en la cuenta de que los experimentos sobre la naturaleza nos hablan de su comportamiento, pero en modo alguno de lo que es en esencia.[1] Es así que, en la fusión o transposición de los sentidos en la sinestesia, se expone que en modo alguno esas percepciones propioceptivas (color, olor, tacto… incluso emociones transcritas mediante el uso de la metáfora sinestésica) en modo alguno son abstracciones o epifenómenos de nuestro cerebro. El proceso de interpretación del signo y de los símbolos que radican en la naturaleza, ofrecen una panorámica extraordinaria para entender el mundo y nuestra situación en el mismo, que en modo alguna puede entenderse de manera separada.

                Indagaremos en próximas entradas de este blog Ancile estas y otras cuestiones análogas que consideramos de mucho interés.

 

 

Francisco Acuyo

 



[1] Kastrup, B.: ob. cit. pág. 21.


Inteligencia y semiótica de la naturaleza. Francisco Acuyo

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