viernes, 16 de abril de 2021

EJEMPLOS DE VERSOS TRIDECASÍLABOS, POR ANTONIO CARVAJAL

 Abundando en el verso tridecasílabo, el poeta profesor de métrica Antonio Carvajal, expone otras caracter´siticas singulares del verso, y todo ello para integrarse en la sección De la métrica celeste del blog Ancile; esta vez bajo el título que nosotros hemos señalado como:  Ejemplos de versos tridecasílabos.




Ejemplos de versos tridecasílabos, Antonio Carvajal



 EJEMPLOS DE VERSOS TRIDECASÍLABOS,

POR ANTONIO CARVAJAL



Querido Francisco Acuyo: Dar ejemplos de versos con líneas orales aisladas y aplicarles pesas y medidas, como si fueran ristras de ñoras, es propio de la métrica de prejuicios. En un mismo poema, Rubén Darío mezcla tres tipos de verso, siendo los tridecasílabos los más abundantes; tiene uno zarrapastroso (¡tener que decir esto del padre y maestro mágico de nuestra modernidad!)

                        y por caso de cerebración inconsciente

                                                                         12ª

con un acento perdido que debería esforzar la 6ª, por lo que las cinco sílabas átonas contiguas provocan un desmayo sonoro; hay otro verso de melodía impecable, con los acentos fundamentales en su sitio (4ª / 8ª/ 12ª) más dos extrarrítmicos suaves que, en el dulce balanceo marcado por las leves pausas internas requeridas por la sintaxis, permiten su percepción como constituido por tres miembros eufónicos concatenados:

el chorro de agua de Verlaine estaba mudo

                     /                /    10ª    12ª 

y no se echa de menos el acento de 6ª (que a más de uno le gustaría para exhibir sus habilidades en el silabeo y declararlo tridecasílabo yámbico pleno) y si el verso citado anteriormente responde al compás ternario, este no va por binario sino por cuaternario, ese pie ignorado por la mayoría de nuestros metricistas y que el Dr. Miguel Ángel Márquez reclama para algunos modelos endecasílabos, como los llamados comunes y los sáficos. el corto con dominante en 6ª y con cadencia de 7 a 10, y el largo con su cambio de compás de 5 a 8. Parece que doy el horario de un estanco y los tipos de cigarrillos; en realidad rindo recatado homenaje a Miguel Agustín Príncipe que interrumpía sus lecciones de Arte Métrica Elemental para fumarse un habano.

Ambos versos proceden de este

Soneto autumnal al Marqués de Bradomín

 

13        Marqués (como el Divino lo eres), te saludo.

14        Es el otoño y vengo de un Versalles doliente.

14        Había mucho frío y erraba vulgar gente.

13        El chorro de agua de Verlaine estaba mudo.

 

13        Me quedé pensativo ante un mármol desnudo,

14        cuando vi una paloma que pasó de repente,

13        y por caso de cerebración inconsciente

15        pensé en ti. Toda exégesis en este caso eludo.

 

13        Versalles otoñal; una paloma; un lindo

14        mármol; un vulgo errante, municipal y espeso;

14        anteriores lecturas de tus sutiles prosas;

 

13        la reciente impresión de tus triunfos… prescindo

13        de más detalles para explicarte por eso

13        cómo, autumnal, te envío este ramo de rosas.

Mirados con los ojos de la carne, vemos ocho tridecasílabos, un pentadecasílabo y seis alejandrinos, metro este último que imponen los canonistas por modelo de todo el soneto. Cumplamos las normas. En el 8º,

pensé en ti. Toda exégesis en este caso eludo.

que nos parece de 15 sílabas, hacemos magia, realizamos pausa tras “exégesis”; como es palabra esdrújula ante silencio no contamos la postónica, y el verso nos queda compuesto de 7+7: ¡ajustado! La mayoría de los tridecasílabos cuadran sus hemistiquios si cumplimos la regla española de no hacer sinalefa entre ellos, así en 5º, 13º y 14º, y la de añadir una sílaba en el silencio tras palabra aguda cuya sílaba final es la 6ª del verso (9º y 12º). Nos quedan tres sin ajustar. El 1º ,

Marqués (como el Divino lo eres), te saludo,

es una virguería, dos sílabas de vocativo, un paréntesis, y cuatro sílabas de cierre, lo que nos manifiesta un juego de dobles cadencias sintácticas, además de la versal. El divino poeta reparte proporcionalmente la materia sonora, nada de equidistribucíon, tan pesada, sino siempre el grato balanceo:

1ª, Marqués, te saludo ~ 2/4

2ª, como el Divino lo eres ~ 5/3; para que el verso conste debemos ejecutarlo evitando la sinalefa en “lo ‘ eres”.

3ª, la versal admitida comúnmente, eres / te saludo, ~ 2/4, que con exquisita manera contrarresta la depresión del inciso.

Nos quedan dos tridecasílabos que no responden a las pautas españolas. Este:

y por caso de cerebración inconsciente

que nos sonará a prosa hagamos lo que hagamos, porque serán juegos violentos con la palabra “cerebración” y contra nuestros hábitos de habla, sea con tmesis:

y por caso de cé / rebración inconsciente

o sea con diéresis:                 

y por caso de cerebracïón inconsciente.

Pues de métrica hablamos y no de preceptiva, este prosaísmo insertado entre tantas bellezas es una verruga en el labio superior de Nefertiti.

Este soneto nos está diciendo verdades de a puño que no queremos oír. Una de ellas, que al igual que aceptamos la versificación irregular española descrita por don Pedro Henríquez Ureña especialmente con versos de arte menor, hay una métrica irregular, de versos largos simples o compuestos y por cierto muy eufónicos, que conviven en dulcísima armonía, en este soneto de Rubén Darío, y en tantos poemas de don Vicente Aleixandre y otros poetas que cultivan el verso libre. (No se olvide: hablo de poetas y de versos). Oigamos el que nos resta, dándole preferencia a la sintaxis:

el chorro de agua de Verlaine / estaba mudo

                     /                /    10ª    12ª 

y suena bien porque como no hacemos la cesura en posición medial, la sinalefa entre segmentos del verso es fluida y no rompe la armonía. Sin embargo, es de notar que podemos ejecutar el verso con cesura fuerte y dos ramas, la primera de 9 sílabas y la segunda de 5, que nos da un catorcesílabo eufónico aunque parezca poco común.

Si lo decimos por clásulas cuaternarias ¿no produce en el oído la misma sensación de tiempo métrico que el alejandrino, pues al hacer dos cesuras compensamos el ruido de una sílaba con el ruido de un silencio inesperado?:

el chorro de agua / de Verlaine / estaba mudo

                      /                  /    10ª     12ª 

Finalmente, al silabearlo como alejandrino, ¡qué pena!, se le hace perder su compás de peon 4º (peón2 / Del lat. paeon, y este del gr. παιών paiṓn./ 1. m. Métr. Pie de la poesía griega y latina, que se compone de cuatro sílabas, cualquiera de ellas larga y las demás breves.DRAE). Alguien dirá que me quejo de hipócrita, pues yo mismo he usado la tmesis y he incrementado la intensidad por posición de alguna sílaba o palabra átona, sobre todo la preposición “de”, y paso por buen metrificador. Hagámoslo:

el chorro de agua de / Verlaine estaba mudo

                       6ª /                 10ª     12ª  

¡Menuda trampa semántica! Que el moscardoneo del vulgo municipal y espeso no permitiera oír ni el agua de las fuentes ni la música verbal de Verlaine no debería tener como consecuencia el ensordecimiento del elegante biendezir de Rubén Darío, aun con todas las concesiones al estilo humilde que desde Horacio a nuestros días, pasando por Garcilaso, parece exigir el decoro de las epístolas entre amigos. Pero ya que el mundo académico impone estas prácticas, te prometo aplicarlas a un poema de Unamuno, tridecasilabarlo y ya verás lo divertido que resulta.



Tuyo,

Antonio Carvajal

desde Motril, a 8 de abril de 2021



 


Ejemplos de versos tridecasílabos, Antonio Carvajal


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