miércoles, 30 de diciembre de 2015

ROSALÍA DE CASTRO, AMOR Y POESÍA

Para la sección, Amor y poesía, del blog Ancile, llevamos a término esta selección mínima de sus versos amorosos; siempre conscientes de su segura limitación, los ofrecemos  para el merecido y necesario recuerdo de la poeta de Santiago de Compostela, y esta temática universal para manifiesto deleite en el que inundarse con tan extremada sensibilidad y profunda inteligencia poética. 



Rosalía de Castro, Amor y poesía, Ancile




ROSALÍA DE CASTRO, AMOR Y POESÍA



Rosalía de Castro, Amor y poesía, Ancile



UNHA VEZ TIVEN UN CRAVO




Unha vez tiven un cravo
Unha vez tiven un cravo
cravado no corazón,
i eu non me acordo xa se era aquel cravo
de ouro, de ferro ou de amor.
Soio sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto me atormentóu,
que eu día e noite sin cesar choraba
cal choróu Madalena na Pasión.
“Señor, que todo o podedes
-pedínlle unha vez a Dios-,
dáime valor para arrincar dun golpe
cravo de tal condición”.
E doumo Dios, arrinquéino.
Mais…¿quén pensara…? Despois
xa non sentín máis tormentos
nin soupen qué era delor;
soupen só que non sei qué me faltaba
en donde o cravo faltóu,
e seica..., seica tiven soidades
daquela pena…¡Bon Dios!
Este barro mortal que envolve o esprito
¡quén o entenderá, Señor!…








UNA VEZ TUVE UN CLAVO




Una vez tuve un clavo
clavado en el corazón,
y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo
de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé que me hizo un mal tan hondo,
que tanto me atormentó,
que yo día y noche sin cesar lloraba
como lloró Magdalena en la Pasión.
“Señor, que todo lo puedes
-pedile una vez a Dios-,
dame valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición.”
Y diómelo Dios, arranquelo.
Pero... ¿quién pensara?... Después
ya no sentí más tormentos
ni supe qué era dolor;
supe sólo que no sé qué me faltaba
en donde el clavo faltó,
y tal vez... tal vez tuve soledades
de aquella pena... ¡Buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el espíritu,
¡quién lo entenderá, Señor!...








CANDO ERA TEMPO DE INVERNO 




Cando era tempo de inverno 
pensaba en donde estarías, 
Cando era tempo de inverno 

cando era tempo de sol 
pensaba en donde andarías. 
cando era tempo de sol 

¡Agora... tan soio penso, 
meu ben, si me olvidarías! 




CUANDO ERA TIEMPO DE INVIERNO



Cuando era tiempo de invierno,
pensaba en dónde estarías;
cuando era tiempo de sol,
pensaba en dónde andarías.
¡Ahora... tan sólo pienso,
mi bien, si me olvidarías!







CO SEU XORDO E CONSTANTE MORMORÍO




Co seu xordo e constante mormorío
atráime o oleaxen dese mar bravío,
cal atrái das serenas o cantar.
“Neste meu leito misterioso e frío
-dime-, ven brandamente a descansar”.

   El namorado está de min... ¡o deño!,
i eu namorada del.
Pois saldremos co empreño,
que si el me chama sin parar, eu teño
unhas ansias mortáis de apousar nel.








CON SU SORDO Y CONSTANTE MURMULLO




Con su sordo y constante murmullo
me atrae el oleaje de esa mar bravía,
al igual que de las sirenas me atrae su cantar,
que en medio de mi fría soledad,
parece decirme, ven... ven a descansar.
el de mí enamorado está...¡maldito!
y yo enamorada de él.
Pues saldremos con el capricho,
que si él me llama sin parar, yo abrigo
unas ansias mortales de reposar en él.








CANDO PENSO QUE TE FUCHES




Cando penso que te fuches,
negra sombra que me asombras,
ó pé dos meus cabezales
tornas facéndome mofa.

Cando maxino que es ida,
no mesmo sol te me amostras,
i eres a estrela que brila,
i eres o vento que zoa.

Si cantan, es ti que cantas,
si choran, es ti que choras,
i es o marmurio do río
i es a noite i es a aurora.

En todo estás e ti es todo,
pra min i en min mesma moras,
nin me abandonarás nunca,
sombra que sempre me asombras.








CUANDO PIENSO QUE TE FUISTE  


Cuando pienso que te fuiste,
negra sombra que me asombras,
a los pies de mis cabezales,
tornas haciéndome mofa.

Cuando imagino que te has ido,
en el mismo sol te me muestras,
y eres la estrella que brilla,
y eres el viento que zumba.

Si cantan, eres tú que cantas,
si lloran, eres tú que lloras,
y eres el murmullo del río
y eres la noche y eres la aurora.

En todo estás y tú eres todo,
para mí y en mí misma moras,
ni me abandonarás nunca,
sombra que siempre me asombras.





DEIXA QUE NESA COPA EN DONDE BEBES




Deixa que nesa copa en donde bebes
as dozuras da vida,
unha gota de fel, unha tan sóio,
o meu dorido corazón esprima.
Comprenderás estonces
cómo abranda a delor as pedras frías,
anque abrandar non poida
almas de ferro e peitos homicidas.





DEJA QUE EN ESA COPA EN DONDE BEBES 




Deja que en esa copa en donde bebes 
las dulzuras de la vida,
Una gota de hiel , una tan sólo ,
mi dolorido corazón exprima .
Comprenderás entonces 
cómo ablanda el dolor las piedras frías,
Aunque ablandar no pueda 
Almas de hierro y pechos homicidas.





LÉVAME A AQUELA FONTE CRISTAIÑA



 Lévame a aquela fonte cristaiña 
onde xuntos bebemos 
as purísimas auguas que apagaban
sede de amor e llama de deseios.
Lévame pola man cal noutros dias... 
Mais non, que teño medo 
de ver no cristal líquido 
a sombra d’ aquel negro 
densegano sin cura nin consolo 
que antre os dous puxo o tempo.





LLÉVAME A AQUELLA FUENTE CRISTALINA



Llévame a aquella fuente cristalina 
donde juntos bebimos
las purísimas aguas que apagaban
sedes de amor y llama de deseos
Llévame de la mano como entonces... 
Mas no, que tengo miedo 
de ver en el cristal líquido 
la sombra de aquel negro 
desengaño, sin cura ni consuelo 
que entre ambos puso el tiempo.







TECÍN SOIA A MIÑA TEA





Tecín soia a miña tea,
sembrei soia o meu nabal,
soia vou por leña ó monte,
soia a vexo arder no lar.
Nin na fonte nin no prado,
así morra coa carrax,
el non ha de virm’a erguer,
el xa non me pousará.
¡Que tristeza! O vento soa,
canta o grilo ó seu compás...
Ferve o pote... mais, meu caldo,
soíña t’hei de cear.
Cala, rula, os teus arrulos
ganas de morrer me dan;
cala, grilo, que si cantas,
sinto negras soïdás.
O meu homiño perdeuse,
ninguén sabe en onde vai...
Anduriña que pasache
con el as ondas do mar;
anduriña, voa, voa,
ven e dime ond’está.





TEJÍ YO SOLA MI TELA




Tejí yo sola mi tela, 
sembré sola mi nabal; 
sola voy por leña al monte,
 sola veo arder el lar.
 Ni en la fuente ni en el prado
aunque muera de pesar
 no ha de venir a ayudarme,
 él ya no me sostendrá. 
¡Qué tristeza! El viento sopla,
canta el grillo su compás...,
 hierve el pote...,¡caldo mío,
 solita te he de tomar! 
Calla, tórtola: tu arrullo
 ganas de morir me da;
calla, grillo, que si cantas,
siento negra soledad.
El hombre mío perdióse, 
nadie sabe dónde va...
 Golondrina que pasaste
con él las olas del mar.
 ¡Golondrina, vuela, vuela,
 vuelve y dime dónde está!






OS DOUS, DA TERRA LONXE



Os dous, da terra lonxe
andamos e sufrimos, ¡ai de min!
Mais ti tan sóio te recordas dela,
i eu, dela e máis de ti.

Ambos errantes polo mundo andamos
i as nosas forzas acabando van.
Mais ¡ai!, ti nela atoparás descanso,
i eu tan sóio na morte o hei de atopar.





LOS DOS, DE LA TIERRA LEJOS



Los dos, de la tierra lejos
andamos y sufrimos, ¡ay de mí!
Mas tú tan sólo te acuerdas de ella,
y yo, de ella y además de ti.

Ambos errantes por el mundo andamos
y nuestras fuerzas acabando van.
Mas, ¡ay!, tú en ella encontrarás descanso,
y yo tan sólo en la muerte lo he de hallar.




Rosalía de Castro





Rosalía de Castro, Amor y poesía, Ancile




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