Para la sección de Noticias del blog Ancile, traemos un nuevo post en el que anunciamos la exposición de pinturas de Mª Teresa Martín Vivaldi en la galería de arte Ceferino Navarro, en la calle San Matías 2, Granada 18009, que se inaugurará el día 10 de diciembre y que permanecerá abierta hasta el 20 de enero del próximo año 2022. En esta entrada ofrecemos una muestra de la excelencia artística de Martín Vivaldi, acompañada de un texto de nuestro querido y admirado amigo, escritor, poeta y colaborador de este dominio virtual Francisco Silvera. La exposición lleva por título: A la espera de un jardín, naturaleza confinada, muestra singular que recomendamos vivamente a todos los que puedan acudir porque será para su seguro deleite.
Mesas de invernadero: 122 x 82 cm. Acrílico/lienzo |
A LA ESPERA DE UN JARDÍN (NATURALEZA CONFINADA),
DE Mª TERESA MARTÍN VIVALDI
El patio: 100 x 100 cm. Acrílico/lienzo |
Marite Martín-Vivaldi es una fiesta de luz. Uno podría
prendarse de los colores que exhalan sus cuadros pero, si se fija bien, expelen
luz como una estrella pulsante que sacara de su espacio a las tonalidades para
hacerlas brillar con matices distintos, más vivos de lo que solemos percibir
sin su aportación.
Su trayectoria profesional ya es larga y ribeteada con
premios, reconocimientos y una multitud de exposiciones dentro y fuera de la
Península Ibérica, además de trabajar como cartelista (Festival Internacional
de Música y Danza de Granada) e ilustradora para poetas más que consagrados o
para portadas de discos, estampadora en sedas, presente en importantes
colecciones permanentes en grandes museos... No es difícil encontrar estos
datos en la Red.
A mí lo que me gusta de esta pintora es que su mirada con
filtro alotrópico transforma lo que ve en un prodigio luminoso; y he de
confesar que me impresionó tanto conocer su obra, hace muchos años ya, que la
tengo presente cuando contemplo, leo o escribo... la primavera pasada me detuve
en el monte frente a una retama de sol potente como una explosión, y no pude
contenerme porque me parecía estar delante de un cuadro suyo.
Coge Marite una flor y la analiza dejándola expuesta en sus
componentes básicos. Para mí la abstracción tuvo su momento histórico
necesario, oportuno y auténtico, un poco como la atonalidad o el dodecafonismo.
Pero no entiendo una pintura (o una música) que se avergüenza de lo real,
cuando una parte muy importante del hiperrealismo es abstracción más pura que
las telas grafiadas sin contenido ni justificación que se nos venden como
contemporáneas; nótese, el Arte de nuestro tiempo necesita esa rotura de la
gravedad newtoniana, pero ¿por qué descartar hoy las técnicas o los resultados
del pasado? Hacerlo es ignorancia que suele ocultarse en la ingeniosidad, mi
sospecha es que hoy pagamos las taras (o virtudes) de la personalidad de los
grandes vendedores, no Arte.
Carmen Laffón abstrae pero es una muestra de honradez
intelectual soberbia, es una artista de verdad, ejemplo de lo que quiero decir;
en la Andalucía occidental es el matiz, los grises, los blancos, la sombra o el
perfil... Y Martín-Vivaldi es Arte igual, como un contrapunto oriental, su obra
es un proceso de expresión cromática que se ha ido formando a lo largo de una
vida para construir un lenguaje con mil influencias diferentes, presencia de
Sorolla innegable sin parecerse; naranjas, rosas, añiles, rojos, esmeraldas,
violetas, turquesas, púrpuras, amarillos... sus flores constituyen paisajes,
sus paisajes son ciudades celestes, sus ciudades son luminarias de pétalos, sus
pétalos: flores.
Me encantan su reflejos acuáticos en las series “De frondas
y aguas (2015-2017)” o “Venecia (2009-2011)”, porque ofrecen dos realidades: la
retratada y la onírica fluctuante por debajo, como una especie de deformación
del narcisismo en la que el reflejo no nos muestra lo que es (somos) sino lo
que parece (parecemos) a la mirada otra. Hay mucho de juego psicológico en esos
cuadros, quizá el ardor del colorido nos implica en sus interiores como un sol
nos traspasa los párpados cerrados, en la gracia de una siesta a la que nos
entregáramos en letargo dulce bajo un árbol.
Antes he citado al valenciano universal pero la presencia de
Miguel Ángel (Buonarroti) en sus arquitecturas o, sobre todo, en la carnosa
cuadratura de los cuerpos humanos es patente; igual que el de Caprese reinterpretó
el canon griego, la de Granada relee las proporciones y nos ofrece dioses
perfectos que parecen geometría, semblantes que con su gravedad nos piden el
cálculo y la medida, la trayectoria de una vida que se lanza como saeta y que
busca destino, quién sabe si en nuestra mirada interrogante.
Les recomiendo por puro placer sensual visitar la web: https://martinvivaldi.com/ donde
encontrarán una exposición virtual, organizada por series o por soportes materiales
que, sin alcanzar el mérito de la presencia, satisface. Su blog: http://mteresamvivaldi.blogspot.com/
también repleta la sed de bellezas que, a veces, nos ataca.
La pintura de Marite Martín-Vivaldi García-Trevijano, por su
singularidad, por su lógica interna, por su hermosura evidente sin alardes, por
su técnica fabulosa aparentemente sencilla, merece toda la atención y debe ser
una referencia, clásica ya.
Francisco Silvera
Crisantemos y hojas: 27 x 30 cm. Tec. Mixta/papel |
Lirios: 35 x 99 cm, Acrílico/lienzo |
Rosal trepador: 80 x 80 cm. Acrílico/lienzo |
Alocasias y palmeras: 100 x 100 cm. Acrílico/lienzo |
Trepador blanco: 80 x 80 cm. Acrílico/lienzo |
Invernadero I: 160 x 122 cm. (Díptico), Acrílico/lienzo |
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