Para la sección de Noticias del blog Ancile, traemos en gozosa ocasión el libro homenaje dedicado al poeta y amigo Rafael Guillén, que lleva por título: Para decir amor, sencillamente, con todo primor y delicadeza editado (impecablemente) por el servicio de Publicaciones de la Diputación de Granada, y al cuidado y meticulosa custodia de Juan José Castro Martín, Javier Gilabert, Fernando Jaén y Gerardo Rodríguez Salas, e introducido, al fin, con pulcritud y refinamiento por Juan Carlos Friebe. Traemos para este post el poema pórtico de Francisco Brines, intitulado, Al lector, así como el poema que incluye el hermoso verso que da título a esta antología que pertenece al soneto: Pronuncio Amor, y que hubo de situar temática y fraternalmente a los numerosos y entregados poetas que componen este libro singular que, a la sazón, está divido en cuatro secciones: I: Nada pido. Yo nada pido, amigos; II: Mi amor, causa y efecto del deslumbramiento; III: Las maneras del tiempo; IV: Hay instantes que giran; cada una de estas secciones están integradas por los diferentes autores que componen esta espléndida antología. Por todas las condiciones brevemente introducidas recomendamos vivamente la edición de este homenaje, que hará las seguras delicias de los amantes de la poesía, la literatura y la dedicación fraternal que sólo procura la amistad verdadera.
PARA DECIR AMOR, SENCILLAMENTE
Son palabras que rasgan el papel
desde el dolor o la inquietud que soy,
ahora que todavía aliento bajo tu misma noche,
desde el dolor o la inquietud que fui,
a ti que alientas debajo de la noche
y ya no estoy.
Crees que me percibes en estas manchas negras del papel,
pude mudarlas por silencio,
y ahora serían ellas el espejo de mí, no de vosotros.
Esta es mi herencia sórdida,
fue un gesto que amé en otros, y en ellos aprendí
este vicio secreto que os transmito,
Agotadme, cegadme con vosotros, en la muerte que os
habrá de llegar,
Francisco Brines
Rafael Guillén con Fernando Jaén y Javier Gilabert |
PRONUNCIO AMOR
Vengo de no
saber de dónde vengo
para decir amor, sencillamente.
Para pensar amor, sobre la frente
sostengo qué sé yo lo que sostengo.
Para no
detener lo que detengo
siembro en surcos y versos mi simiente.
Para poder subir, contra corriente,
tengo sujeto aquí, no sé qué tengo.
Venir es un recuerdo, si se llega.
Pensar es una huida, si se toca.
Sembrar es una historia, si se siega.
Sólo acierta
en amor quien se equivoca
y entrega mucho más de lo que entrega.
Después, toda esperanza será poca.
Rafael Guillén
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