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martes, 28 de febrero de 2023

LA HOMONIMIA COMO PARADIGMA DE LA COMPLEJIDAD DE LOS SIGNIFICADOS

 Para la sección de Ciencia del blog Ancile, traemos un nuevo post que lleva por título: La homonimia como paradigma de la complejidad de los significados.



LA HOMONIMIA COMO PARADIGMA

 DE LA COMPLEJIDAD DE LOS SIGNIFICADOS



La homonimia como paradigma de la complejidad de los significados.. Francisco Acuyo

 

Los casos de homofonía (palabras con significados distintos e idéntica realización fonética: asta / hasta) y homografía (palabras que se escriben igual pero que tiene significados distintos: paso: sustantivo / paso, verbo) que sustentan la homonimia, se fundamentan -dizque- en la economía del código, en atención a la diferente función sintáctica, o bien por el contexto, por lo que las confusiones suelen ser raras en la transmisión de mensajes. En cualquier caso, no se niega que es un defecto de perspectiva que sólo se ha de producir aislando artificialmente una unidad lingüística homónima.

                Personalmente, como investigador del fenómeno lingüístico y como aficionado a la astronomía, siempre me cautivó un caso: la traslación de la constelación Osa mayor (en acadio eriq(q)u: que significa igualmente carro u osa), y que los griegos acabarían por elegir Osa, que en esta lengua no era el significado que le correspondía, que muy bien puede considerarse error del traductor helénico, y que sin embargo ha permanecido. Precioso y singular caso de homonimia.

                Estas avenencias y desavenencias de los significados, a parte de llevar a intricados juegos de ingenio, lleva a plantear no pocas controversias que tratan de dilucidar la Semántica, y que afectará inevitablemente al fenómeno de la sinonimia. Es aceptado que no pueden existir sinónimos estrictamente idénticos, por lo que la pureza de significados no es considerada posible. Todo lo antecedido, son ejemplo entre otros fenómenos lingüísticos que aderezan muy a la sazón del polemista estas problemáticas: veáse cuando una palabra puede poseer a lo largo de la historia significados contrapuestos (antónimos), o sentidos, de manera simultánea, activos y pasivos, formando curiosos binomios léxicos: el género femenino de la palabra mano, y el masculino pie, o el masculino día, frente al femenino noche.

                Sin entrar en profundidades sobre este fenómeno, viene al punto para seguir con la cuestión de los significados en determinados ámbitos de difícil solución. En el dominio de lengua literaria, tenemos la poesía como ejemplo más evidente en el manejo (¿extravagante?) de dicha lengua, donde la ambigüedad, e incluso la ausencia de referentes, no es cosa particularmente extraña. En el ámbito de la ciencia y de la filosofía de la ciencia se abre también una vertiente nada fácil a la hora de desentrañar significados a la realidad física que tratan de describir los propios científicos.

La homonimia como paradigma de la complejidad de los significados.. Francisco Acuyo
                Pero atendiendo a lo que ya llevamos investigando desde hace bastantes capítulos, reiteraremos sobre los significados lingüísticos o simbólicos, que atañen a lenguaje propiamente dicho, y aquellos significados provenientes de la vivencia existencial (empírica), y que centran su atención al significado vital de aquello que se investiga. Señalar por ahora sólo, que esta última manera de significar, tiene una relevancia fundamental en la expresión poética, en tanto que está vinculado subjetivamente a lo vivido del que se busca un significado o valor de propósito. Ambas fórmulas de significado son trascendentes en tanto que van más allá de sí mismas (de las palabras, en el primer caso), y la segunda porque va más allá de la propia vida para extrapolarla al contexto universal.

                No es difícil inferir que estamos ante dos propuestas de significado que se enmarcan en disciplinas diferentes de aprehensión y entendimiento, a saber: filosófica, la primera; psicológica o espiritual, la segunda.

                Es claro que es muy distinto hablar de algo que tiene significado que experimentar ese algo que significa. El poeta, muchas veces poniendo patas arriba la norma, entra a saco en la búsqueda de un significado profundo que habla de sí mismo y de su relación con el mundo, yendo un paso más allá de la razón lingüística.

                Al teórico de la ciencia le sucede algo parecido que le sucede al poeta cuando tiene que expresar significados sobre el mundo extravagante (para el sentido común) del territorio cuántico. Nunca en el mundo de la ciencia ha sucedido que el significado debe implicar una relación significativa entre el sujeto que experimenta y la cosa que se está experimentando. Quizá por eso no es extraño el recurso al lenguaje metafórico y analógico de la retórica poética.

                Este ámbito de búsqueda de significado que pone en relación el mundo de la ciencia y  la matemática en sus aspectos dinámicos, orgánicos y no lineales, con el no menos activo, emprendedor, vívido de la poesía, es realmente fascinante y, aunque su complejidad inicial pueda suponer una barrera intelectiva, merece la pena el intento de acceder a sus entresijos, pues no es, sino el de entrar en el orbe más profundo que dinamiza y conecta a cada cual con el cosmos.

                Más adelante seguiremos discurriendo y discutiendo con otro post sobre temática de tanto interés y atractivo intelectual y, ya veremos que, emocional, psicológico y espiritual también.

 

Francisco Acuyo


La homonimia como paradigma de la complejidad de los significados.. Francisco Acuyo


               

lunes, 27 de febrero de 2023

INAUGURACIÓN DE LA BIBLIOTECA DE LA ENCINA CENTENARIA

Para la sección de Noticias del blog Ancile, traemos un texto que escribí con motivo de la Inauguración de la biblioteca de la Encina Centenaria, y que, como suele sucederme, no leí porque movido por la emoción y el entusiasmo de la ocasión, hablé e improvisé durante el tiempo que tuve para expresar la significación de aquel acto. Aprovecho la coyuntura para mostrar mi agradecimiento a los que intervinieron solidariamente en dicha inauguración: al maestro Ángel Alonso, quien con su excelso virtuosismo nos regaló momentos inolvidables a la guitarra; a Paco Pérez, que recitó e interpretó con maestría los poemas que seleccionó para esta oportunidad; a Luis Gualda, que hizo vibrar al auditorio con sus interpretaciones y nos hizo recordar vivo a Carlos Cano; a Quico Carrillo, responsable de la Casa de Campo, que lo tuvo todo a punto y compartió simpatía y el buen hacer que le caracteriza; a Juan Francisco Navarro que, con la competencia y bonhomía que le caracteriza, mantuvo todo el aparato técnico en su justa medida y perfecta disposición; a Cristobal Carpio por su buena disposición y los libros donados; a Entorno Gráfico Ediciones, en la persona de José Antonio Rodríguez, con gran generosidad, donó muchos libros a esta biblioteca; a todos los que están, o mejor forma parte de la familia de la Asociación TOC Granada que nos acompañaron personalmente, y a los que lo vieron vía YoTube, y a los que no pudieron asistir, porque gracias a todos ellos tienen ocasión de surgir proyectos y realidades como esta, a todos los donantes presentes y futuros que harán de esta biblioteca un referente de humana solidaridad. Un abrazo grande para todos.


Clicar en este enlace para ver la grabación del acto:






 INAUGURACIÓN DE LA BIBLIOTECA 

DE LA CASA DE CAMPO DE LA  ENCINA CENTENARIA



Inauguración de la biblioteca de la Encina Centenaria. Francisco Acuyo


LA ETIMOLOGÍA de las palabras bien pudieren servirnos para acceder a una definición inicial con la esclarecer su significado. Así pues, en virtud de su valor etimológico, podemos adelantar, si no un dictamen riguroso y amplio de lo que sea una biblioteca, sí una descripción competente mediante la que saber con aproximación, al menos, de lo que hablamos. Si desglosamos la composición de la palabra en su raíz y desinencia del griego: bliblíonthéke (biblíon, libro, théke, armario o caja), podemos concluir que será el apropiado lugar donde han de guardarse con garantía de reserva los libros en su amplia variedad. En la antigüedad, se guardaban como escritos primitivos singulares, así se custodiaban en Babilonia las tablas de escritura cuneiforme; o en Egipto, cuyo formato especial de papiro, se conservaban cuidadosamente en los recintos adecuados; después, en el mundo grecolatino será el codex, el que habría de recogerse y administrarse en espacios apropiados; hasta la aparición de la imprenta, cuya invención daría lugar a su vez a la configuración actual reconocida por todos del libro impreso y encuadernado, y con él la biblioteca para el acopio y orden de los ejemplares que habrían de constituirla.

Así las cosas, la biblioteca pasa por ser una colección de libros organizada para el uso de determinados usuarios. No obstante, se establecen diversas normativas para su reconocimiento y desarrollo, a saber: según la ALA (American Library Association) se define la biblioteca como una Colección de material de información organizada para que pueda acceder a ella un grupo de usuarios. Tiene personal encargado de los servicios y programas relacionados con las necesidades de información de los lectores. La norma ISO 2789-1991 (Norma UNE-EN ISO 2789) sobre estadísticas internacionales de bibliotecas que la define como: Organización cuya principal función consiste en mantener una colección y facilitar, mediante los servicios del personal, el uso de los documentos necesarios para satisfacer las necesidades de información, de investigación, de educación y ocio de sus lectores.

Inauguración de la biblioteca de la Encina Centenaria. Francisco AcuyoPodemos decir que la antigüedad de las bibliotecas se remontan a más de cuatro mil años, surgiendo a la par de los primeros documentos dignos de reserva y archivo: véase las bibliotecas mesopotámicas como las de Mari Lagash y Ebla, así como la del rey asirio Asurbanipal; o las egipcias, donde se guardaban con no poco primor los papiros en su escritura jeroglíficahierática o demótica; o en la antigua Grecia, en su período helenístico, donde destacan las legendarias bibliotecas de Alejandría o de Pérgamo; o las de Roma, como la Octaviana y Palatina, creadas por Augusto, y la Biblioteca Ulpia, del Emperador Trajano. Ya en la Edad Media, las bibliotecas se ubicaban en los monasterios y escritorios catedralicios, como Saint GallFuldaReichenauMonte CasinoSanto Domingo de SilosSan Millán de la CogollaSahagún o Santa María de Ripoll en España, que acabarían convirtiéndose en los centros de saber y de conocimiento de su tiempo.

En la contemporaneidad podemos enumerar algunas portentosas, impresionantes como la a George Peabody Library,  La biblioteca barroca del Klementinum, The Library of Birmingham, Real Gabinete Portugués de Lectura, The New York Public Library, The Old Library – Trinity College, Stuttgart City Library, entre otras muchas.

Pero esta brevísima enumeración, definición e historia de las bibliotecas no es más que una semblanza aproximada y harto gélida de lo que en profundidad encierra cada biblioteca. Las taxonomías de los ejemplares y su organización, es solo la superficie de lo que cada habitáculo con libros entraña, comprende y recoge. Muchas veces, tienen un aspecto enigmático, sobre todo para el que no lee con frecuencia, no obstante, esa traza, compostura, presencia, misteriosas, la sabemos desentrañar muy bien los que amamos los libros y todo el dominio inabarcable que, por cierto, inútilmente pretenden confinar los que sólo ven papel encuadernado, legajos maltrechos y documentos añosos y oxidados.

Aún conservo mi carnet de la Biblioteca Pública de Granada. Contaba siete tiernos, pero muy inquietos y curiosos años de edad, y cuando comenzaba, además, a adquirir con el poco dinero del que podía hacer acopio (a través de las pagas semanales exiguas que mis padres podían hacerme llegar, para ir al cine o a tomar un refresco) y que utilizaba para comprar mis primeros y muy vibrantes ejemplares, que todavía conservo. Esta precocidad que puede parecerles exagerada, es tan cierta que todavía ahora parece verme recorriendo los pasillos y escrutando los anaqueles de la biblioteca, experimentando lo que acaso todos aquellos que yo suponía sabios, escribieron en sendos y, muchos de ellos, lujosos volúmenes, que curioseaba con grande avidez. Supe que aquellas redacciones no solo eran la tarea literaria de escribir con corrección académica, ya fuese investigación, historiografía, taxonomías científicas varias o creación literaria o poética, sino que implicaba un sentir y entender en profundidad, que conllevaba la pasión y la curiosidad sobre lo que incitó a sus autores a escribir.

Inauguración de la biblioteca de la Encina Centenaria. Francisco Acuyo

Entrar en una biblioteca es mucho más que recreo y entretenimiento lector. Es abrirse a tantos mundos y conciencias como escritores hubo, hay o puede haber. Es más que aprender, educarse, adquirir conocimientos: es vivir muchas vidas, hacer muchos viajes y compartir el enigma mismo de la existencia con los autores que llenaron aquellas páginas. Es trascender el propio conocimiento que los libros aportan, es crecer interiormente para elevarse incluso sobre uno mismo y comprender que la conciencia es algo que nos distingue y al tiempo nos iguala. Cada libro es un ser vivo. Por tanto, con conciencia, voluntad, emociones y deseos. Por eso amo tanto los libros, porque con ellos dialogo sobre lo más inmenso del universo, pero también con lo exiguo, pequeño y hermoso que pueda portar una diminuta flor, o una austera y silenciosa piedra.

Que no os cause extrañeza este relato, porque lo que quiero decir es que lo que aquí hay, entre estos libros, no es sino pasión, reverencia, entusiasmo, profundo agradecimiento hacia aquellos que cada día salvan mi vida con sus ficciones, sapiencia, emociones, con el rigor de su ciencia o la fantasía de sus proposiciones literarias o verdades poéticas. Además, cada libro lleva el sello del artificio más sublime que se manifiesta en una pulcra impresión, en un diseño cuidado, en una encuadernación acertada. Todo esto conforma el cuerpo de cada libro, mas, la sangre, la sangre es la emoción, la curiosidad, el anhelo de entender de cada lector, quien aviva, al fin, cada anaquel como las venas de la biblioteca y que palpita corazón en cada libro. Y el espíritu inmortal de la conciencia se respira como aliento perpetuo de autor a lector y con ellos vive en este espacio infinito, en este eterno instante que constituye el acervo todo de cada biblioteca.

Una biblioteca tiene espíritu, un espíritu ecuménico que abarca lo más selecto del ser humano en el mundo. Por eso merece el mayor de los respetos, pues, en cierto modo está allí, aquí, lo más granado y excelente de cada cual que quiere acercarse a la fuente donde mana el agua más fresca, para saciar la curiosidad, el ansia de saber, que va más allá del conocimiento, pues, quiere, a través de este espíritu singular, merecer el entendimiento de nuestro devenir en el mundo. Eso lo aportan los libros y está encerrado en cada biblioteca deseando abrirse para todo aquel que quiera beber las excelencias de sus aguas cristalinas.

 

 

Francisco Acuyo

 

 

 

Inauguración de la biblioteca de la Encina Centenaria. Francisco Acuyo

viernes, 24 de febrero de 2023

LA INFORMACIÓN O EL SIGNIFICADO: PARA UNA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

 A vueltas con los significados de los descubrimientos de la nueva física y sus potenciales aportaciones para una teoría del conocimiento, traemos una nueva entrada para la sección de Ciencia del blog Ancile, que lleva por título: La información o el significado: para una teoría del conocimiento.



LA INFORMACIÓN O EL SIGNIFICADO:

PARA UNA TEORÍA DEL CONOCIMIENTO


La información o el significado: para una teoría del conocimiento. Francisco Acuyo


 

Si el informare (dar forma) es la acción de dar conocimiento, en tanto que da forma, ordena y organiza, debemos reconocer que la información, como tal, nos lleva a una autorreferencia inacabable que acabará por ser poco coherente, tanto para definir lo que sea el conocimiento, como lo que atañe a la propia información. El hecho es que la semántica en la que se mueve el concepto de información es bastante tenebrosa. Así, en la teoría de la informática y de la teoría matemática de la información, al margen de las interacciones descritas a través de los conceptos de software- hadware, y la expresión bits (como dígitos binarios) trata de hacerse inteligible con éxito en su ámbito; otras ciencias no describen un concepto tan claro de ella, teniendo, además, por evidente que lo no tiene esos bits es precisamente significado.

La información o el significado: para una teoría del conocimiento. Francisco Acuyo
                No en vano la propia matemática se refiere a la información en virtud de lo que ésta puede medir con exactitud o probabilidad emitiendo señales o símbolos mediante un canal de comunicación, sin que estos símbolos contengan ningún conocimiento o significado, por lo que todo parece indicar que no podemos caer en el equívoco de que ambos conceptos, información y significado, son iguales o siquiera sinónimos.

                Así las cosas, no debe parecernos cosa rara establecer interrogantes sobre cómo se imprime la forma y significado en el lenguaje, y cómo este hace referencia a fenómenos tan distintos como la materia y la energía y su naturaleza en dominios tan extraños como el que nos ofrece la física moderna (la relatividad, la teoría de la complejidad y el caos y, sobre todo, la física cuántica) y sus implicaciones en el ámbito del conocimiento y de los significados.

                La polisemia, como fenómeno lingüístico bien estudiado, puede, no obstante, servirnos para entrar en el complejo mundo de la significación, y si este puede ser llevado a los territorios de la ciencia o de la filosofía de la ciencia, para establecer unos instrumentos de entendimiento y comunicación mediante los que atacar lingüísticamente estos fenómenos extravagantes, tan difíciles de explicar más allá de la simbología cuantitativa matemática.

                Los factores psicológicos (establecidos para la economía del código) o evolutivos (para significar técnicamente de manera diferente en determinadas lenguas), no nos sirven de demasiado para establecer significados coherentes con lo que resolver expresivamente aquellos fenómenos tan complicados de comunicar y, en definitiva, de significar.

                Las acepciones de significado nos llevan a una ambivalencia que atañe al lingüista y al filósofo, en tanto que están centradas en el estricto significado de las palabras. Pero hemos de reconocer la otra vertiente que atañe al aspecto existencial de significado, que no podemos diluir, en tanto que afecta al aspecto fundamental del sentido vital y que debemos reconocer como de interés inevitable. Pero, ¿podremos hacer una distinción plenamente excluyente de una y otra acepción?

                Así, cuando inferimos de la fenomenología cuántica un mundo donde el tiempo y el espacio carecen de sentido porque son inexistentes, ¿cómo debemos significar dicho fenómeno, si este forma parte de nuestra realidad física? Los significados que pueden extraerse sobre esta cuestión no son fáciles de dilucidar, en tanto que la significación lingüística o simbólica que pudiésemos colegir, no será excluyente sobre el sentido que pueda tener esta realidad cuántica para el significado que pueda, así mismo, contener para la comprensión y entendimiento de un mundo que, al fin y al cabo, forma parte de nosotros y que, sin embargo, no comparte las convenciones, por ejemplo, del espacio y tiempo, mediante las que los seres humanos convergen y conforman ordenadamente para hacer coherente sus vidas.

                En estudios y reflexiones sobre la sobre la homonimia llevados a cabo por quien suscribe, le llevaron a conclusiones bastante peculiares, espero que no escandalosas, que se obtuvieron en virtud de las apreciaciones de significación lingüística y vital (evolucionista), de las que hablaremos en próximos post de este blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo



La información o el significado: para una teoría del conocimiento. Francisco Acuyo


 

 

martes, 21 de febrero de 2023

SUSTANCIALIDAD Y CONCIENCIA: MATERIA Y FORMA (¿LINGÜÍSTICAS?)

 Seguimos indagando sobre los significados en las nuevas aportaciones de la ciencia, para la sección de Ciencia del blog Ancile, y todo bajo el título: Sustancialidad y conciencia: materia y forma (¿lingüísticas?)


SUSTANCIALIDAD Y CONCIENCIA:

MATERIA Y FORMA (¿LINGÜÍSTICAS?)

 

 

Sustancialidad y conciencia: materia y forma (¿lingüísticas?) Francisco Acuyo

En más de una ocasión, al estudiar y reflexionar la lingüística como ciencia que atiende al fenómeno del lenguaje, y aunque pueda parecer algo sacado fuera de lugar, pensé, que, si la palabra (el lenguaje) aspira a ser una representación de lo físico, material, en sus diferentes aspectos parciales, objetivos de las cosas que supuestamente lo conforman, el universo que las compone no puede tener sentido (significado) por sí solo. Ante todo al albur de que la materia (y su manifestación energética), como entidad(es) supuestamente objetiva(s), con todas sus características dinámicas, al tratar de buscar su linaje más profundo, aquella(s), materia (y energía), acaban diluyéndose en conceptos del lenguaje. Y esto sucede incluso en la aproximación de aquellas al lenguaje matemático, porque, según la metodología científica, no guarda ningún parentesco La lengua, el lenguaje, la palabra, con nuestra experiencia. Lenguaje, al fin, que habrá de ser la  manera no perceptiva que exponga lo que de objetivo supuestamente tendría(n) la materia (y la energía).

                La significación del lenguaje, de la palabra, en ámbitos como los que nos referimos (y aún en otros), para explicar la materia y la energía, ofrece un cariz extraño, en tanto que los aspectos denotativos, es decir objetivos, por ejemplo, un electrón, e incluso una mesa, una casa… y los valores secundarios (connotativos) de las denotaciones objetivas, parecen diluirse. Esto es así, si, como todo parce indicar, la materia, o en el caso que referimos, la energía manifiesta en el electrón, es (son) una(s) conceptualización(es) que trata(n) de poner en valor la capacidad de trabajo, nada menos, que del universo.

                Así las cosas, todo parece complicarse desde la óptica del significado. ¿Cómo puede la ratio conceptual, constituir la objetividad sólida de una casa, de un árbol (no entraré en la cuestión del electrón, que puede ser mucho más escabrosa), si está fundamentada en una producción abstracta? Recordemos que estamos en el mundo de la ciencia física que estructura sus fundamentos en lo estrictamente empírico. Acaso la respuesta está en que físicamente la energía puede medirse. Pero, ¿cómo, la materia y energía objetivas, pueden relacionarse con la conciencia subjetiva que pretende explicarlas?

Sustancialidad y conciencia: materia y forma (¿lingüísticas?) Francisco Acuyo
                Si ya, en en el dominio lingüístico resulta complicado explicar los planos fónico y significativo por la relación arbitraria que los conforma, nada tienen que ver los elementos fonéticos de una palabra, pongamos p-i-e-d-r-a, con el significado de la misma piedra, y como ley general de cualquier lengua (con sus excepciones onomatopéyicas), ¿cómo, en el ámbito de la ciencia física (no digamos matemática) podemos encontrar significados coherentes, sobre todo en el territorio paradójico de lo infinitamente pequeño, donde el tiempo y el espacio (como convenciones fundamentales para el entendimiento de la realidad), no es que se relativicen, es que parecen brillar por su ausencia?

                El carácter convencional o natural de la lengua, y si bien estuvieren los elementos fonéticos ligados naturalmente a sus significados, o si son simplemente convenciones, no se ofrecen como respuesta totalmente coherente a la cuestión última de los significados, pues se mantienen con grandes contradicciones en ámbitos como el científico filosófico en el extraño mundo cuántico y, no digamos en el literario, y sobre todo el poético.

                Dicho esto, parece vernos irrevocablemente inclinados a entrar en el territorio siempre problemático del simbolismo. Y no digamos en el no menos controvertido de la fonética y su relación sensorial con lo que designa o trata de designar (ya que entramos, inevitablemente, en el mundo de la retórica, con figuras tan sugestivas como la aliteración; recuerden los paradigmáticos versos garcilasianos: En el silencio sólo se escuchaba // un susurro de abejas que sonaba).  y para extremos y  colmo de los fenómenos semánticos, véase la ambigüedad (sintáctica o léxica) y los contextos y situaciones en los que aplicamos esta o aquella palabra o determinados sintagmas.

                Es así que la contextualización y situación de determinadas expresiones en los territorios de la poesía (o de la física cuántica, como otro ejemplo claro de ambigüedad), donde las relaciones no son ya exactas entre lo que quiere significarse, muchas veces ni aproximadas, no están exentas de problemática, la cual preocupa no sólo a lexicólogos o lexicógrafos y lingüistas en general, si no a todo lo que tenga que ver con la comunicación humana.

                Seguiremos insistiendo en esta temática para los interesados en próximas entradas del blog Ancile.

 

 

 

Francisco Acuyo

 

 

 

Sustancialidad y conciencia: materia y forma (¿lingüísticas?) Francisco Acuyo

martes, 14 de febrero de 2023

EXTRAVAGANTE ANALOGÍA: SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO: DUALIDAD ONDA-PARTÍCULA

Seguimos indagando en el mundo de las paradojas y los significados de las mismas, ahora bajo el título de: Extravagante analogía: significante y significado: dualidad onda-partícula, y para la sección de Ciencia del blog Ancile.


 EXTRAVAGANTE ANALOGÍA: 

SIGNIFICANTE Y SIGNIFICADO:

 DUALIDAD ONDA-PARTÍCULA


 

Extravagante analogía: significante y significado: dualidad onda-partícula, Francisco Acuyo


 Si durante el siglo XX la investigación del lingüista por encontrar las relaciones entre la palabra y todos y cada uno de los elementos fonéticos que la constituyen, como sustrato de significación, y la realidad objetual a la que tienen por referente, fue de gran importancia, lo es también ahora, en pleno siglo XXI, aunque tampoco dejan de sugerir diversas preocupaciones, controversias y discusiones. De este debate, el ámbito de la poesía ha sido y es testigo de excepción. Acaso algo similar sucede en el dominio de los lenguajes que tratan de significar diversos y muy extravagantes fenómenos de estudio de las ciencias, sobre todo físicas y matemáticas. Echen un vistazo unos capítulos más  atrás en el tratado de esta misma temática, y verán que es proverbial la búsqueda de significados a los extraños comportamientos del dominio de la materia subatómica o de la misma cosmología, implicada en ellos inevitablemente.

                Las denominaciones tales como agujero negro o de gusano, se han hecho populares gracias a la ciencia ficción, aunque debemos decir que no siempre han sido acertadas, en tanto que dichas metáforas o analogías han sido dispuestas, en la mayoría de los casos, sin un conocimiento trópico suficiente. Señalábamos en anterior capítulo, que las figuras utilizadas se ofrecen más como mecanismos de interpretación que de significación o expresión, influidos por los sentidos cenestésico o visual, primordialmente, obviando que los tropos no tienen un marcado carácter cerrado sensorial , sino que invocan a una apertura o integración de sentidos (y emociones) mediante las que formular expresiones que se acerquen a la realidad viva y orgánica del mundo. La sinestesia puede ser un modelo paradigmático de todo esto.

Extravagante analogía: significante y significado: dualidad onda-partícula, Francisco Acuyo
                La entidad psíquica del signo lingüístico (Sausurre), en su dicotomía de significante y significado, sugiere que acaso no sea tan evidente y clarificadora su división como suele proclamarse en los cenáculos de la ciencia lingüística y aun de la semiosis. En el ámbito de la sinestesia podemos contemplar que el sentido aludido por la figura puede, y de hecho así sucede, diluirse o transformarse en otro sentido, e incluso identificarse con las ideas, emociones o expresiones más abstractas (véase los casos de las denominados abstracciones sinestésicas[1] que, por cierto, han causado cierta controversia entre sus estudiosos, que no acaban de considerarlas sinestesia, cuestión que hemos debatido con ardor en alguna que otra ocasión).[2]

                La huella psíquica del significante no está en verdad tan desvinculada de aquel que la percibe como concepto en su significado. De hecho, el objeto y el sujeto que se dice fundamentan dicha relación virtualmente separada, no está en modo alguno tan distante ni tan separada. En poesía, por ejemplo, las leyes que el signo lingüístico conforman (el carácter arbitrario en sus relaciones y el carácter lineal del significante), pueden verse conculcadas con la violación normativa del uso de determinados recursos, cuyas palabras no casan claramente con el referente en cuestión; así, las diferencias entre una y otra ley no son tan claras como pudiera pretender el lingüista ortodoxo. La arbitrariedad es puesta en cuestión en la metáfora sinestésica: si es que esta pretende unificar en fusión de sentidos, lo conceptual y normativamente aceptado, y donde el carácter lineal de dicho significado acaba por romperse para estar simultáneamente en dos significantes (por ejemplo, el sabor y el color: el sabor del amarillo).[3] Sabor y color ya son un único sentido que pone en cuestión la semántica usual de cada uno por separado.

                Parece inevitable acudir a una analogía con el mundo de lo infinitamente pequeño cuando el físico trata de explicar la paradoja de la simultaneidad en la dualidad onda partícula, y trata de encontrar significados en la misma.

                Si los signos que conforman cualquier lenguaje no están aislados, sino que se fundamentan en las relaciones que conforman su sistema, según esta extravagante analogía, puede que no esté tan clara esa indistinción y distancia entre la palabra y la cosa designada a representar. El triángulo de Odgen y Richards[4], (sentido, nombre y objeto referente)  aun con su flexibilidad (manifiesta en los casos de polisemia, homonimia o sinonimia),  acaso exija una revisión poliédrica en profundidad.

                Veremos próximamente hacia dónde nos llevan estas reflexiones en su discurso en próximas entradas del blog Ancile.

 

 

Francisco Acuyo



[1]  Doetsch Kraus, Ú.: La sinestesia en la poesía española: Desde la Edad Media hasta mediados del siglo XIX (Un enfoque semántico), Ediciones Universidad de Navarra, Pamplona, 1992.
[2] Acuyo, F.: Ob. Cit.
[3] Acuyo, F: Diez décimas decimales, Nueva Yok, 2000.
[4] Odgen y Richards:  El significado del significado (The Meaning of Meaning, 1923.





Extravagante analogía: significante y significado: dualidad onda-partícula, Francisco Acuyo


viernes, 10 de febrero de 2023

LA ACCIÓN A DISTANCIA Y LA POESÍA: OTRAS VARIADAS Y EXTRAÑAS ANALOGÍAS SOBRE EL LENGUAJE POÉTICO

Parece no tener fin la suerte de curiosidades que atañen al mundo de la significación, y que desde la óptica del lenguaje poético diríase abrir interpretaciones sin cuento, vean sino este nuevo post para la sección de Ciencia del blog Ancile que lleva por título: La acción a distancia y la poesía: Otras variadas y extrañas analogías sobre el lenguaje poético.



LA ACCIÓN A DISTANCIA Y LA POESÍA:

OTRAS VARIADAS Y EXTRAÑAS

ANALOGÍAS SOBRE EL LENGUAJE POÉTICO



La acción a distancia y la poesía: Otras variadas y extrañas analogías sobre el lenguaje poético. Francisco Acuyo



 

Las extrañas y variadas analogías que vamos estableciendo a través de estos capítulos en relación al mundo de los significados, alcanza su apoteosis ante los no menos sorprendentes fenómenos que tratan de denotar con algún sentido las ciencias en determinados ámbitos. Ofrecen estos intentos interpretativos un cierto parentesco con los intentados en la peculiar dimensión de la expresión poética. El fenómeno de la deslocalización cuántica[1] expone algo que rompe con toda concepción de sentido común al mostrar las conexión  invisible (fantasmal) de partículas más allá del tiempo y el espacio, violando el principio de localidad al que Einstein acudía para rechazar con vehemencia tal fenómeno. Esto raros acontecimientos fenomenológicos conllevan (al margen de lo que imaginaciones inquietas quieran o puedan inferir) una realidad para la que se necesita encontrar (si lo tiene) algún significado.

                Los experimentos llevados a cabo por los científicos que demuestran esta enigmática realidad física, ponen de relieve que los niveles de comprensión nuestros para el entendimiento de esta realidad transgresora de la sustancialidad de la que participa nuestro sentido común, necesitan de una explanación profunda para comprender cuál es la dimensión real de nuestra conciencia (y de nuestro lenguaje) a la hora de interpretar tales hechos.

La acción a distancia y la poesía: Otras variadas y extrañas analogías sobre el lenguaje poético. Francisco Acuyo
                La conciencia del tiempo y el espacio en poesía puede ser muy caprichosa. La subjetividad del poeta establece unas cualidades del ser poético que sobrepasan los contextos de la misma conciencia en cuanto a sus contenidos factuales, transportándonos a dimensiones extra espacio temporales donde las mismas sensaciones se diluyen unas en otras (véase el caso de la metáfora sinestésica). Aquí, en este ámbito, lo racional e irracional, se conjugan naturalmente porque el poeta más que hablar de cosas concretas, expone el mundo de relaciones entre las mismas. La conciencia poética se manifiesta más que con la nombradía de determinadas cosas, con la dinámica verbal de las mismas mediante las que encuentran relación, estableciendo el poema (y su lenguaje) como un singular proceso, donde las cosas que lo componen se relacionan en una suerte de acción dinámica a distancia que violan todas las leyes de correspondencia local, lineal y mecánica del lenguaje común. Quizá sea por esto por lo que resulta tan extremadamente difícil hallar una definición de lo que la poesía y ese proceso cognitivo poético sean.

                La atención poética no puede evitar ir más allá de un foco de atención cosificado sensorial o mentalmente, tiende a extenderse en la periferia que compone la dinámica del mundo. El proceso de cognición poético arrastra tanto lo que es consciente al poeta como todo lo que informa inconscientemente al mismo.

                La materia, como significante, adquiere rasgos extraordinariamente singulares en el discurso poético. Y sus relaciones con el significado, no hacen sino poner de relieve la dificultad de definir lo que aquella sea, al fin y al cabo, qué es lo material corporal y sensible sin la conciencia subjetiva de quien pretende aprehenderla. Las líneas de frontera entre la lingüística y la filosofía parecen diluirse. El lenguaje poético tiene mucho que decir de esta disolución o fusión de fronteras. Veremos en próxima entrada de este blog Ancile esta y otras curiosidades dignas de relevancia.


Francisco Acuyo



[1] Efecto separado en el espacio (y en el tiempo) de un suceso que se supone es su causa. O lo que es lo mismo: ¿cómo es posible que lo que sucede aquí a una determinada partícula subatómica pueda afectar a otra allí, sin ningún medio que la conecte, es decir, ¿su interacción se produce más allá del tiempo y el espacio?



La acción a distancia y la poesía: Otras variadas y extrañas analogías sobre el lenguaje poético. Francisco Acuyo


martes, 7 de febrero de 2023

LA MÁSCARA, DE PASTOR AGUIAR

 Para la sección de Narrativa del blog Ancile, traemos un nuevo post titulado, La máscara, de nuestro muy querido amigo y colaborador Pastor Aguiar.



LA MÁSCARA


 






Ya que me decidí a contarlo, tengo que empezar por un punto; aunque los hechos se desarrollaban sin un orden cronológico.

Estaba yo en el laboratorio de pruebas de sueño, en el primer piso del hospital general, y de pronto una paciente colocándose la máscara por donde le llegaría el aire a presión desde la máquina cercana. Se supone que yo debía haberle colocado todos los sensores para monitorear su sueño y poder ir regulando la presión del aire según aparecieran los eventos obstructivos respiratorios. Pero no pareció preocuparme el hecho de encontrármela acostada y colocándose la máscara ella misma. Estaba cerca del borDe de la cama y me miró con la confianza de alguien conocido.

_ No siento suficiente presión de aire_ Me dijo.

_ No se preocupe, cuando esté dormida la iremos subiendo hasta la que necesite. Y la careta, ¿es suya?

_ Sí, aunque creo que no se me ajusta bien.

Yo traté de cubrirle nariz y boca con la máscara de plástico suave y transparente, pero ella pareció inquietarse y me la arrebató para metérsela en la boca totalmente, dejando el tubo alimentador afuera, tipo buzo. Entonces me habló masticando las frases.

_ Va toda dentro de la boca, la misma presión la acomoda en el interior de la cavidad, y se saca así.

Entonces haló para extraer la careta chorreando saliva.

_ Espere a que le traiga una toalla. Póngasela de nuevo, que voy a la computadora para calibrar.


Me fui al salón contiguo y allí estaba el jefe Toño sobre una silla rodante, tratando de organizar algo mientras regaba otras cosas. Yo me senté en una silla igual y con leves impulsos de los pies, le pasaba por detrás a Toño, para darme cuenta de que me había equivocado de computadora.

_ Iba a iniciar la número cuatro y resulta que la mujer está en el tres, déjeme pasar.

_ No te preocupes, hombre, haz lo tuyo. Yo recojo el reguero de ayer.

Efectivamente, pude observar la larga mesa frente a las cuatro computadoras repleta de objetos extraños, ositos de peluche, caramelos de colores, bolas de cristal como las que usan los magos y un equipo de música en el extremo izquierdo.

_ Parece que hubo fiesta_ Dije.

_ No, es ese técnico nuevo, tiene cosas de niño, y lo deja todo desordenado. Se piensa que es el único acá.

_ Bueno, Toño, mientras usted organiza, voy a buscarle una toalla a la paciente.

Me alejé rumbo a la ropería, olvidando la compu número tres, que continuaba apagada.

Anduve por el patio central del edificio hospitalario, donde gente que parecía del departamento de medicina interna jugaba balompié. La pelota vino a parar delante de mis pies y le di una gran patada, pero en vez de salir hacia delante, subió golpeándome la mandíbula. Yo caí sobre mis espaldas y de inmediato, como un cirquero, di un salto hasta la posición vertical, para verme al otro lado, junto al comedor. Agarré un jarro de leche que dejé vacío en un santiamén. Entonces tiré el recipiente contra los jugadores, que comenzaron a patearlo muertos de risa.

En aquel preciso instante me descubrí desnudo. El miedo fue atroz, y lo único que atiné fue a cubrirme las entrepiernas con ambas manos y a avanzar a pasitos cortos rumbo a la ropería, donde me puse a buscar una toalla para mi paciente, pero seguía desnudo y no me atreví a sacarme las manos del lugar crítico.

_ Por favor, necesito un ropón de esos que usan los cirujanos; no sé cómo quedé desnudo, perdónenme.

_ No se ve nada de nada, puede seguir así, que nadie lo va a notar_ Me dijo una haitiana que al momento se puso a conversar con una docena de compatriotas en su lengua nativa.

El reguero y el gentío eran tremendos, ni se podía caminar. Me desesperé cuando supuse que se habían olvidado de mi presencia.

_ ¿Dónde está la jefa de turno?

_ Soy yo_ Me dijo sonriente una gran mulata, rozándome con sus tetas descomunales_ Y aquí tiene lo que busca_ Con sus manos estrujaba el ropón verde oscuro.

Con el deseo fue suficiente para verme vestido, parecía un cirujano, pues hasta me colocaron un gorro del mismo color.

_ Apúrese, que lo esperan en el salón para una apendicitis.

_ Al carajo, que esperen sentados_ Dije en voz baja mientras me alejaba hacia el laboratorio donde la mujer debía estar durmiendo.

Pasé por el cuarto y la paciente, como supuse, estaba rendida, con el tubo saliéndole por la boca rumbo a la máquina que ronroneaba como un gato. Entonces fui hasta el lugar de las computadoras.

_ Todo listo_ Dijo Toño de pie, dispuesto a irse.

La mesa había quedado despejada y la computadora tres mostrando las gráficas del estado REM.

_ ¿Cómo lo hizo?

_ Fácil, la muy cabrona se puso a joder con lo de la careta y la presión de aire. Le soné un piñazo por la mandíbula y la dejé noqueada como un angelito. Ahí te la dejo.

La noche pintaba muy bien, le subí dos puntos a la presión y estiré las piernas sobre la silla que Toño acababa de desocupar. Entonces cerré los ojos y me dediqué a soñar.



 

Pastor Aguiar