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martes, 11 de junio de 2024

LA AGONÍA DEL PENSAMIENTO Y LA FILOSOFÍA Y LA IRRUPCIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS DE LA INFORMACIÓN

 Bajo el título de: La agonía del pensamiento y la filosofía y la irrupción de las tecnologías de la información, traemos una nueva entrada para la sección de Ciencia del blog Ancile.


LA AGONÍA DEL PENSAMIENTO Y LA FILOSOFÍA

Y LA IRRUPCIÓN DE LAS TECNOLOGÍAS 

DE LA INFORMACIÓN


 




Si es cierto, como decía Sloterdijk, que la filosofía, desde hace un siglo, se está muriendo, pero que no puede hacerlo porque todavía no ha cumplido su función,[1] y si en verdad los grandes temas que poblaron los dominios que parecían inmarcesibles de la filosofía, ahora no son sino vuelos que ensayan sólo los marginados, que deben incluir al filósofo, al teólogo, al sociólogo (¿puede que también al poeta verdadero?), nos enfrenta ahora a la irrupción de la mayor potencia de registro de datos traducidos a conocimiento que jamás a conocido la humanidad, y cuyo referente más ilustre y también más inquietante es la IA.

    La philia, el amor al saber, producto de la reflexión y la indagación intelectual y emocional, parece diluirse para socavar los fundamentos más profundos de nuestras conciencias indagadoras de la verdad, pues esta ya no tiene relevancia si, al final, como todo indica, lo interesante es el poder. Hoy empezamos a caer en la cuenta de algo acaso nunca antes siquiera imaginado; que ese poder derivado del conocimiento bien podría estar ya en manos que no son humanas.

    Pero esto no es lo peor. Puede que lo catastrófico devenga de que dicho poder está en las cínicas manos de las ideologías que gobiernen ese poder. ¿Cuándo, como ahora, hemos estado en tamaño peligro de que todo el aprendizaje de ese inmenso acervo conocimiento vaya inevitablemente a la nada? Cada vez son más los que presuponen que no hay necesidad de saber nada y de indagar en la verdad de ese saber, la escolástica ha llegado a su fin, los problemas serán solucionados por quien tiene todo el conocimiento, la IA.

    Aquella época ilustrada que encontraba su fundamento en la célebre dialéctica del entendimiento y la sensibilidad hasta el desgarro[2], está ya en muy serio peligro de extinción. De hecho, el proceso de pensar lo sensible tiene construido el patíbulo perfecto para la ejecución final de la conciencia perceptiva y experimental. No es que no haya ruptura entre pensamiento y sensibilidad, es que ambas quedan diluidas en el procedimiento de datos que nos ¿facilitan la vida?, ¿para qué acarrear el dolor por la comprensión de lo indagado intelectual o emocionalmente, si todo ya está elaborado, masticado y prácticamente engullido por el procedimiento de prácticamente infinito número de datos que nos han de trasladar un supuesto conocimiento? Bien es cierto que, si reflexionamos un poco, el peligro no radica tanto en que tengamos que hacer un esfuerzo por distinguir la vida y su realidad experimental con la virtualidad de la IA, sino que esta última engulla definitivamente el ser y el estar del que quiere saber por sí mismo.

    La vieja dicotomía entre razonar y sentir está perdiendo su sentido, y aunque algunos sabemos que ambos son inseparables, también comprendemos que dicha dicotomía está apunto de desaparecer por no por el reconocimiento de que la physis y el logos operen conjuntamente, sino porque han sido absorbidos por la mayor máquina de mendacidad nunca antes conocida que ofrece el monstruo de la base de datos y emulación de realidad que amenaza con disolver lo más genuino de cualquier criatura consciente, la crítica como útil fundamental para la búsqueda de la verdad. Me parece evidente que nunca antes hemos tenido un momento en la historia de la humanidad en que este juicio crítico este más ausente y por tanto en peligro. ¿no estamos ya en un proceso de autorrenuncia a este fundamental ejercicio crítico? ¿qué factor ejercerá estas tecnologías de la información en aquella autorrenuncia?

    Veremos en próximas entregas del blog Ancile algunas nuevas aproximaciones a esta peligrosa situación.

 

 

Francisco Acuyo



[1] Sloterdijk, P.: Crítica de la razón cínica, Siruela, Madrid 2019, pág. 13.

[2] Ibidem, pág. 19.




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