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martes, 27 de noviembre de 2018

LA ENERGÍA DEL VACÍO CÓSMICO Y LA NADA


 Para la sección, Ciencia, del blog Ancile, traemos el post titulado: La energía del vacío cósmico y la nada.


La energía del vacío cósmico y la nada. Francisco Acuyo




LA ENERGÍA DEL VACÍO CÓSMICO Y LA NADA








, La nueva cosmología conjetura que los procesos inflacionarios que dan origen al universo y la vida tal y como los conocemos muy bien pudieren estar produciéndose a partir de nada, como si en realidad el universo de fondo fuese estacionario pero con innumerables burbujas en inflación[1], las cuales producen universos en creación o crecimiento. En cualquier caso lo que parece claro es que la energía debe considerarse a la luz del comportamiento del vacío cuántico de manera ambivalente: como energía de movimiento –positiva- detectable y medible, y la energía potencial –negativa- reconocible  en el ámbito cuántico solo mediante el cálculo de probabilidades y en el cosmológico reconocible en el cualquier cuerpo que esté influido por la gravedad. De todo esto cabe inferirse que la nada –vacía- del mundo de lo físico, aunque se acerque mucho energéticamente al cero, nunca es cero absoluto. Se ha tratado de explicar esta extraña conclusión mediante teorías diversas como la de cuerdas[2], cuya singular naturaleza pudiere explicar tan raro comportamiento.

La energía del vacío cósmico y la nada. Francisco Acuyo
                El universo creatio ex nihilo, mediante cuya concepción pudiésemos situar a la nada, no es fácil de encontrar en la cultura y mitología humana, de hecho el cristianismo –judaísmo- es la de las pocas tradiciones que la abraza de manera casi natural; en otras, el cosmos es una suerte de universo estacionario que existió siempre, u otras que aceptan una visión cíclica del mismo. Esta creación, que no formación, justifica la Potencia divina, si es que la creatio divina es superior a cualquiera otra incluida la artística.

                Si la matemática ha servido para demostrar la realidad física –material- de los fenómenos y realidades físicas de la naturaleza, también ha sido y es fuente de no poca controversia, y desde luego en el ámbito de lo vacío o de la nada también lo será, es por eso que la matemática puede hacer existir prácticamente cualquier cosa, incluida la nada o el vacío absoluto, aunque esto no explica nada de la nada misma.

Aunque en física se sepa que la ausencia de  la energía de vacío permite una panoplia de posibilidades abierta para almacenar información[3]  que permita la creación y perpetuación de vida en el universo, tampoco ofrece una respuesta a lo que esta ausencia –nada- sea. No obstante, sí que podemos establecer un curioso nexo entre esta nada y la información. Nos atrevemos a afirmar que la nada muy bien puede tenerse como verdadero antagonista o sombra de la materia que, sin embargo, propicia la información. Creo que este será el momento oportuno para que haga acto de aparición otro fenómeno no menos misterioso como es el de la consciencia, si este es, al fin y al cabo, el que reconoce el conocimiento que aporta toda la información reconocible. Podemos concluir que en verdad la nada no es nada de lo que parece. Incluso podemos hacer una declaración -¿de intenciones?- que pudiere resultar perturbadora, a saber: la nada es el sitio del cosmos, pero en el cosmos no hay sitio para la nada.

La energía del vacío cósmico y la nada. Francisco Acuyo
El vacío enorme aceptado y reconocido en el mundo del átomo –entre electrones y el núcleo del mismo- y de que todo y todos estamos constituidos de átomos, resuelve este hecho la decisión ineludible de reconocer que en realidad todo –incluido nosotros- no es, no somos tan consistente(s), de hecho consistimos en muy poca materia y mucho vacío, es así que el mismo Max Planck,[4] concluía: …después de haber estudiado el átomo, te aseguro que no hay materia entre sí.  La velocidad de la luz será el límite de la materia. ¿En la nada – o el vacío- existen esos mismos límites? ¿O la nada forma parte de todo, aunque lo que conforma ese todo no conforme a la nada? ¿Estamos hablando de la nada cuando afirmamos que, si está fuera del tiempo y del espacio, de un perpetuo aquí y ahora? ¿Qué papel juega la conciencia en el ámbito de la nada, si parece que en esta puede persistir o ser fuente información para el conocimiento? Estas y otras cuestiones debatiremos en las próximas entradas del blog Ancile.



Francisco Acuyo.



[1] Barrow. J.H.: op. cit. p. 303.
[2] La teoría de cuerdas establece que las partículas fundamentales son en realidad vibraciones de objetos aún más básicos, filamentos o cuerdas que, en su minúscula urdimbre de cuerdas vibran en un espacio de más de tres dimensiones.
[3] Barrow. J.H.: op. cit. p. 351.
[4] Físico y matemático considerado padre de la física cuántica.



La energía del vacío cósmico y la nada. Francisco Acuyo


jueves, 22 de noviembre de 2018

DEL VACÍO Y LA ENERGÍA DE PUNTO CERO A LA NADA FILOSÓFICA


Para la sección, Ciencia, del blog Ancile, traemos una nueva entrada que lleva por título: Del vacío y la energía de punto cero a la nada Filosófica.

Del vacío y la energía de punto cero a la nada Filosófica. Francisco Acuyo



DEL VACÍO Y LA ENERGÍA DE PUNTO CERO

 A LA NADA FILOSÓFICA







La mecánica cuántica, a través de uno de sus principios básicos, el de Incertidumbre, nos refiere que el concepto de nada o vacío en un recipiente (espacial) cualesquiera no puede resultar bajo ningún concepto un vacío absoluto, y esto es así porque violaríamos sistemáticamente dicho principio, en tanto que al suponer que no hay energía ni materia daríamos por hecho tener una certidumbre total de lo que contiene (nada, en este caso), para lo cual era necesaria una información precisa sobre aquella energía y materia que anunciábamos, y no es eso lo que sucede.

Del vacío y la energía de punto cero a la nada Filosófica. Francisco Acuyo                La energía de punto cero será la que, en virtud del Principio de Incertidumbre, prime para explicar aquella energía irreductible mínima que nunca podía ser delimitada sino  estadística o probabilísticamente y que a su vez no podía ser eliminada. Todo esto parece indicarnos que acaso deberíamos reconsiderar los conceptos de nada y de vacío, al menos en física. Este estado fundamental o el estado vacío,[1] además, nos refiere otra extraña pero no menos posible realidad, la admisible posibilidad de varios clases de vacío, a tenor de los variados y diferentes sistemas materiales dados. Así se considera el vacío físico como una suerte de mar de ondas de punto cero de todas las longitudes de onda[2]. La base electromagnética que queda en estos vacíos es la que caracteriza la singular naturaleza del vacío en física, y de la que se deduce, en su vacío cuántico el fundamento de las cuatro fuerzas fundamentales de la naturaleza[3]. Mas. Lo que resulta más sorprendente es que la unificación de esas fuerzas es solo posible por el papel que juega precisamente el vacío (cuántico).

                Dicho todo lo antecedido, creo muy conveniente expresar una inquietud mía (que acaso puede ser también compartida) en relación a lo que hemos visto como vacío cuántico, fundamental en la física y otras ciencias de la materia, y los conceptos de nanidad de la filosofía (las matemáticas, la religión y otras visiones místicas al respecto) y si puede(n) aportar algo a la realidad del vacío, y si esta es posible de definir de manera general. El estado de mínima energía que supone en física, puede muy bien no ser correlativo, e incluso muy distinto al que aportan las matemáticas y la filosofía, por ejemplo.
Del vacío y la energía de punto cero a la nada Filosófica. Francisco Acuyo

                La res nata (nada) como cosa nacida –ya comentamos la contradictoria, cuando paradójica etimología de la palabra- varía según las culturas y tradiciones filosóficas en occidente y oriente. No volveremos a insistir sobre lo ya dicho anteriormente expuesto,[4] pero sí haremos algunas puntualizaciones que podrán enriquecer el concepto de nada filosófico en relación al de vacío de la física del que venimos hablando en los últimos post de esta exposición. Para ello no está de más traer a colación el extraordinario ensayo de Martín Heidegger ¿Qué es la metafísica?,[5] que nos expone una interrogante reiterada (y que nos suena por su similitud con la de Leibniz), de ¿por qué hay un ente –en su totalidad- en lugar de nada? La sutileza heideggeriana radica en su diferenciación de la nada en ciencia (para la que esta carece de sentido), pero que, sin embargo, es altamente significativa ontológicamente, en tanto que el ser mismo basa su significación en aquella y que se relaciona con el sentimiento de angustia que condiciona la existencia en virtud de esa nada que, no obstante, se arraiga en la conciencia humana (Sartre), y será esta condición –consciente, que la diferencia de los objetos sin ella- y que posibilita aquello que puede realizarse. La analogía con la ciencia de lo infinitamente pequeño –mecánica cuántica- es en verdad muy sugerente, en virtud de la importancia de la conciencia en los procesos de conocimiento y condicionamiento de lo observado. En el dominio de la física cuántica el vacío no es ya un vacío medido, sino un vacío estimado en virtud de un mínimo de energía, y cuya estimación depende del observador que hace la medición en cualquier caso. Dicha estimación es incierta y solo puede entenderse de manera medible desde la estadística.

                De todo lo anteriormente expuesto cabría plantearse si en realidad el espacio (el vacío) y el tiempo no son sino estados de conciencia que evalúan la potencialidad real de lo que se observa, y la nada, es un concepto que encuentra mayor analogía con el lugar donde no hay tiempo ni espacio evaluables, donde existe solo un eterno ¿-ser-¿ e inabarcable e inmarcesible lugar presente.

                Las fronteras de la ciencia física de la materia, llevadas a las últimas consecuencias de lo infinitamente minúsculo llevan necesariamente a plantearse dichas fronteras con las de la metafísica misma. Abundaremos sobre esto en posteriores y nuevos post de este blog Ancile.



Francisco Acuyo




[1] Barrow, J.D.: op. Cit. 245.
[2] Ibidem: p. 246
[3] Gravedad, electromagnetismo, la fuerza nuclear débil (radioactividad) y la fuerza nuclear fuerte (la que mantiene la interacción entre los núcleos de las partículas.
[4]Acuyo, F.: La muerte o la paradoja de la información. https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/09/de-la-muerte-o-la-paradoja-de-la.html .De la nada a la energía, el caos y la información. https://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/10/de-la-nada-la-energia-el-caos-y-la.html  , entre otras entradas
[5] Heidegger: M.: ¿Qué es la metafísica?, Alianza Editorial, Madrid, 2003.




Del vacío y la energía de punto cero a la nada Filosófica. Francisco Acuyo


martes, 20 de noviembre de 2018

RAFAEL GUILLÉN Y ANTONIO CARVAJAL, PRIMER Y SEGUNDO CICLO DE LA DIPUTACIÓN DE GRANADA

Para la sección, Archivo audiovisual, del blog Ancile, traemos la primera y segunda entrega de los Ciclos Vitales, Literarios, Artísticos y Científicos de la Diputación de Granada. Son los resúmenes de las grabaciones dedicadas a los poetas Rafael Guillén y Antonio Carvajal, en la que intervinienron los catedráticos Antonio Sánchez Trigueros (Universidad de Granada, para hablar de Rafael Guillén) y Manuel Salinas (Universidad de Málaga, para hablar de Carvajal). Intervinieron además, los académicos de Buenas Letras José Ignacio Fernández Dougnac y Virgilio Cara. Se ofrecen imágenes también de la presentación de los dos libros que se publicaron por Entrono Gráfico Ediciones con la colaboración de la Diputación de Granada.
Ofrecemos el enlace para la visión de este documento audiovisual al final de este documento.


Rafael Guillén y Antonio Carvajal, primer ciclo de la Diputación de Granada. Francisco Acuyo



Rafael Guillén y Antonio Carvajal, primer ciclo de la Diputación de Granada. Francisco Acuyo




Rafael Guillén y Antonio Carvajal, primer ciclo de la Diputación de Granada. Francisco Acuyo









Rafael Guillén y Antonio Carvajal, primer ciclo de la Diputación de Granada. Francisco Acuyo



lunes, 19 de noviembre de 2018

HERMANOS EN LA SOLEDAD. DE LA SOLEDAD O LA MUERTE, NOVEDAD - EDITORIAL POLIBEA


Para la sección, Noticias, del blog Ancile, traemos el post que lleva por título: Hermanos en la soledad. De la soledad o la muerte, referida a la novedad editorial de Polibea que, para su colección, El espada en el ágata, ha publicado dicha editorial. Adjunto al final la invitación para la presentación de dicho libro en Granada, el día 22 de noviembre de este año, en la librería Picasso, en la calle Obispo Hurtado, 5.



NOVEDAD - EDITORIAL POLIBEA


HERMANOS EN LA SOLEDAD. DE LA SOLEDAD O LA MUERTE

Francisco Acuyo
Prólogo de Tomás Moreno Fernández
Editorial Polibea
Colección «La espada en el ágata», núm. 19.
80 páginas.
ISBN: 978-84-948790-6-7
12 euros




 HERMANOS EN LA SOLEDAD. DE LA SOLEDAD O LA MUERTE es una conmovedora consolatio, una de las más conmovedoras que se puedan leer hoy día.
Huyendo de la anécdota personal, por dolorosa que ésta sea, Francisco Acuyo sabe de la naturaleza trascendente de la muerte, y la afronta, con limpísimo estilo de claridad y lucidez meridianas, desde la literatura y la filosofía, en razón de su condición universal y atemporal.
Sobre Hermanos en la soledad, Tomás Moreno Fernández, autor del prólogo, escribe: «No cabe duda de que el texto de Francisco Acuyo debe inscribirse en la gran tradición literaria de la elegía o del elogio funeral. Pero es, además, una Meditación serena y profunda sobre la escatología de la muerte y sus rituales funerarios, sobre la muerte, en general, y su sentido o significado metafísico y, finalmente, una reflexión sobre la experiencia de la muerte, en particular, en el que emerge el recurso a la palabra poética como uno de los instrumentos más eficaces que el hombre tiene para luchar contra la muerte, para trascenderla, convocando para ello al amor que vencerá triunfante a la materia».
FRANCISCO ACUYO DONAIRE (Granada, 1960). Cursó estudios de Derecho y es doc­tor de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada por la Universidad de Granada.
Ha participado en diversas publicaciones pe­riódicas: Fue codirector de la revista literaria Extramuros, (y más tarde su director) junto a su fundador, ya desaparecido, José Espada. Ase­sor de la revista Papeles Mojados de Río Seco, de Sevilla. Dirige la revista Jizo de Humanidades y las colecciones Jizo de Literatura para niños, de Literatura y Artes Plásticas y de Literatura Contem­poránea, también el sello editorial Jizo. Dirige, asimismo, la revista Artecittá Synesthesia Journal, con la profesora Dina Riccò, de la Universidad Politécnica de Milán, y la revista Entorno Litera­rio, junto a José Antonio Rodríguez. Es miem­bro investigador de la Fundación Internacional Artecitta, miembro de la Asociación Andaluza de Semiótica y del Grupo de Estudios Semióti­cos de la Universidad de Granada.
Entre los libros de poemas publicados se en­cuentran La Transfiguración de la Lira (1984), No la flor para la guerra (1987 y 1991 en segunda edición aumentada), Ancile (1991), Cuadernos del ángelus (1992), Vegetal contra mosaico (1994), Los Principios del Tigre (1997 y 2012 en segunda edición aumentada), Mal de lujo (1998), Pan y le­che para niños (2000 y 2010 en segunda edición aumentada), El Hemisferio Infinito (2003), Centi­nelas del sueño (2008) o Haikus de la Alhambra (2013 y 2014 en segunda edición aumentada). En cuanto a ensayos científicos y literarios: Los fundamentos de la proporción en lo diverso: sobre la simetría y la asimetría endecasilábica (2007 y 2011, en edición nueva y revisada), Fisiología de un espejismo (2010) y Elogio de la decepción (y otras aproximaciones a los fenómenos del dolor y la belleza) (2013). Ha sido traducido al inglés, fran­cés, polaco, portugués, ruso y árabe. En Editorial Polibea publicó Los principios del tigre (El levitador - poesía -, número 23).

EDITORIAL POLIBEA. Juan José Martín Ramos. 91 759 53 72 – 639 111 809 (móvil)
PEDIDOS: EDITORIAL POLIBEA: maqueta@polibea.com - libreria@polibea.com





sábado, 17 de noviembre de 2018

ELENA MARTÍN VIVALDI, EN EL TERCER CICLO DE LA DIPUTACIÓN DE GRANADA

Inauguramos una nueva entrada del blog Ancile que llevará por nombre: Archivo audiovisual. En ella podrán acceder a los archivos de audiovisuales de interés subidos a Youtoube en relación a diversos autores (poetas, escritores, artistas...) con los que he tenido la posibilidad de obtener las imágenes que ponemos a disposición de los habituales de estas páginas.
Comenzaremos hoy con el resumen del tercer ciclo dedicado a Elena Martín Vivaldi por la Diputación de Granada y coordinado por quien suscribe estas líneas.En él verán a especialistas en la obra de Elena, como el poeta José Gutiérrez y el crítico José Ignacio Fernández Dougnac, y familiares como Mª Elena Y Mª Teresa Martín Vivaldi, profesora y vicerrectora que fue de la Universidad de Granada la primera, y la artista de reconocida trayectoria la segunda. 
Verán un resumen de la intervención del Quinteto de la Universidad de Granada, que intervino para la ocasión, y a los lectores de algunos de sus poemas: a las poetas Mara Romero y Magda Robles y a mismo.
Solo tendrán que pinchar en el enlace que colocamos debajo de estas líneas y podrán acceder a los contenidos que referimos.


Elena Martín Vivaldi, tercer ciclo de Diputación de Granada, Francisco Acuyo


ENLACE AL RESUMEN DEL  TERCER CICLO DEDICADO A ELENA MARTÍN VIVALDI






Elena Martín Vivaldi, tercer ciclo de Diputación de Granada, Francisco Acuyo



jueves, 15 de noviembre de 2018

LA NADA EN LOS LÍMITES DE LA CIENCIA


Abundando sobre la fascinante cuestión del vacío y la nada, ofrecemos un nuevo post para la sección, Ciencia, del blog Ancile, bajo el título: La nada en los límites de la ciencia.


La nada en los límites de la ciencia. Francisco Acuyo





LA NADA EN LOS LÍMITES DE LA CIENCIA








Cuando Einstein afirmaba que ni todo lo que existe se puede demostrar, ni todo lo que se puede demostrar existe, nos ponía en claros antecedentes de las limitaciones de la ciencia respecto a determinadas cuestiones, que incidían, además, en el ámbito de los estudios que afectan a la ciencia misma (en la física, en la matemática…), y a otros que la exceden (filosóficos, religiosos, místicos…). Parece que el vacío –la nada- o la misma muerte de cualquier sistema que acaba abocando a ella(s), muy bien pudieren estimarse como el extraño nexo de conexión, por paradójico que pudiera parecer, entre todo lo que existe en el mundo y se manifiesta a nuestros sentidos y entendimiento (que existe digo, de forma material o no material, entendiendo esta última como aquellas consideraciones que atañen a las matemáticas puras, pero también a aquellas otras que inciden en lo más profundo de nuestras conciencias y que se refieren a lo trascendente). No en vano todo aquello que vinculamos a lo material diríase explicarse con los métodos deductivos e inductivos propios de la razón, la lógica y la misma ciencia; mas hay conceptos y realidades ¿físicas? que parecen trascenderlos, y que se relacionan con el dominio de los significados. ¿Pude ser la nada uno de estos significados entre los que no cabe explicación racional para su estudio en el método plenamente científico? ¿Es la nada causa –o efecto- de algo material? ¿Es más, puede afirmarse que la información –recuerden las definiciones llevadas a cabo en anteriores entradas-, si se conserva en entornos de disolución material –recordamos los agujeros negros y la radiación de Hawking-, tiene plenamente un carácter material? ¿Y la consciencia, capaz de sacar consecuencias de conocimiento sobre esa información?

La nada en los límites de la ciencia. Francisco Acuyo

                Se dice que en virtud del Principio Cosmológico es imposible obtener un lugar de privilegio en el universo, contenga o no materia. Esta indeterminación –estadística- nos muestra que el cosmos crea novedad mientras avanza[1], pero siempre de manera impredecible y que en el mundo cuántico, de manera extraña, parece prescindir del tiempo mismo. Si la información necesita de un lenguaje para su correcta interpretación, hemos de reconocerla en virtud de ese lenguaje como un sistema vivo y complejo que garantiza cierta estabilidad –frente a la entropía- para no depender de cualquier aleatoriedad que impida su correcta intencionalidad y comprensión. Todo parece indicar que incluso en los procesos más caóticos de disolución o muerte de los sistemas dinámicos, permanece un grado discreto de información reconocible que, al fin, acaba por tender a conformarse en estados cada vez más complejos y organizados. Inferimos de esto que el desequilibrio detectado en los momentos de caos tendentes al vacío, que el desequilibrio o entropía de todos estos sistemas dinámicos, abiertos, son fuente fascinante de orden que se emparenta especialmente con el fenómeno de la vida.

                Colegimos de todo lo anteriormente expuesto que será a través del vacío y los conceptos de nada y de muerte como lleguemos también a la idea de la inconclusión, de lo no acabado, a tenor sobre todo, de aquellas tendencias al final entrópico manifiestas en los sistemas abiertos anunciados que, no obstante, tienden al equilibrio, la organización y la complejidad; pueden incluso emparentarse, desde el ámbito de la lógica matemática, a aquella percepción en la que se dice que un sistema no es completo en virtud de los axiomas que lo componen (teorema de la incompletitud de Goedel), y que se hace extensible a sistemas formales de conocimiento como son, por lo ejemplo, los lenguajes que interpretan cualquier tipo de información que aporte conocimiento. Mas, también, inevitablemente, nos habla de los límites de ese conocimiento. Si las reglas de inferencia de un sistema (pongamos matemático, como el de la aritmética) no serán nunca suficientes para explicar la innumerable cantidad de afirmaciones cierta que conlleva, en realidad lo que nos está mostrando es que la riqueza de este sistema matemático (como el de otros muchos) no podrá ser descrito de manera exhaustiva nunca.
             
La nada en los límites de la ciencia. Francisco Acuyo
   Decíamos con anterioridad que el vacío se abre en la ciencia como el dominio de potencialidades creativas infinitas, aun cuando contenga un mínimo de energía y de información (que nos retrotrae a la fuerza Lamda[2], anteriormente referida y su constante cosmológica), pues ofrece un universo vivo, dinámico y en configuración continua. El valor Lambda[3], aun cuando su valor es infinitamente pequeño y despreciable en fines prácticos macroscópicos, permanece siempre y nos refiere a un hecho que puede resultar inquietante, a saber: que en realidad no hay universos verdaderamente vacíos. Dicho esto, no debe resultarnos extraña la permanencia de la información en dicho ámbito, aunque se trate de una información extremadamente simple y rudimentaria. La ubicuidad de esta energía hace del vacío algo que repugna de la nada conceptual y de lo que deberíamos hablar, y hablaremos posteriormente.

                Surgen más interrogantes de todo lo anteriormente expuesto en relación a la realidad y el concepto de nada, insistimos, sobre todo a raíz del descubrimiento de este flujo Lambda que diríase llenar el universo todo. Las plantearemos y responderemos en la medida de nuestros muy humildes conocimientos en próximas entradas del blog Ancile.



Francisco Acuyo


[1] Campell. J.: op. Cit. p.121.
[2] Fuerza Lamda (u oscura), en cosmología , es la energía que  llena el universo  e impide la autoatracción de la materia hacia el Big Crunch o gran implosión que haría que colapsase bajo su propia gravedad, y que Einstein ideó como Constante Cosmológica. En la teoría cuántica se refiere al mínimo de energía que subyace en cualquier vacío cuántico.
[3] Referente al vacío cuántico que aludíamos en la nota anterior.



La nada en los límites de la ciencia. Francisco Acuyo


lunes, 12 de noviembre de 2018

INFORMACIÓN, ONDAS GRAVITACIONALES Y ENTROPÍA: ENTRE EL TODO Y LA NADA

Bajo el título: Información, ondas gravitacionales y entropía: entre el todo y la nada, traemos una nueva entrada para la sección, Ciencia, del blog Ancile.

Información, ondas gravitacionales y entropía: entre el todo y la nada, Francisco Acuyo


INFORMACIÓN, ONDAS GRAVITACIONALES

Y ENTROPÍA: ENTRE EL TODO Y LA NADA







 Una de las consecuencias más notables que pueden extraerse del principio de  entropía será que la energía tiene la tendencia modificarse. Dicha alteración discurre conforme el tiempo pasa, y lo hace de forma, en principio, ordenada, para luego tender al desorden. En virtud de esta tendencia se nos muestra la asimetría del tiempo (flecha del tiempo) y su irreversibilidad que impide que cuando se rompa un vaso este vuelva a recomponer sus trozos para restituirse en el vaso original. En cualquier caso, si, como todo parece indicar, la flecha del tiempo (pasado, presente hacia el futuro) se encamina, se dirige hacia una aleatoriedad cada vez mayor, la información a tenor del caos creciente, acabaría por perderse. De la disolución de los agujeros negros que comentábamos con anterioridad, parece deducirse lo contario. De hecho, la historia del tiempo nos muestra que en su registro no se desciende hacia el caos, más bien a nuevo tipo de orden, y la información, como medida de la novedad, aumenta en vez de disminuir con el transcurso de los años[1].

Información, ondas gravitacionales y entropía: entre el todo y la nada, Francisco Acuyo                De lo anteriormente dicho puede extraerse una nueva paradoja, en tanto que la flecha entrópica que reside en los entornos de los supuestos vacío y nanidad, no sigue la aleatoriedad prevista por el principio entrópico, sino precisamente lo contrario, todo indica que se tiende a una mayor complejidad y equilibrio. Tan solo advertiremos un detalle (porque no es el propósito de esta exposición actual entrar en profundidades sobre esta cuestión) que en el mundo subatómico los[2], por lo que las paradojas parecen sucederse en el ámbito de la energía y de la información, al contrario de lo que sucede en el mundo macroscópico. Dicho esto, creo conveniente volver a reflexionar sobre la información supuestamente perdida en la disolución material de diversos fenómenos (apuntábamos los agujeros negros, ¿acaso también deberíamos incluir los proceso vitales?) constatables en el mundo que nos rodea. Para eso debemos volver al concepto y fenómeno de la entropía.

                La entropía  (que como hemos adelantado, parece concebirse y describirse en el vacío o en la nada más cómodamente) supone la pérdida de la información. Pero, ¿esta información está realmente perdida? Se diría que en los sistemas cerrados del mundo de lo ordinario –decíamos, macrocóspico- la información que se supone perdida aumentará en el mundo subatómico. Entonces, insistimos en este punto, ¿el vacío en realidad está vacío? Más allá de las fallidas conjeturas del éter o el pneuma o la matière subtile cartesiana, que pretendían llenar el espacio vacío y toda la problemática para explicar la materia – y sus derivaciones energéticas-, quedan las rotundas dudas manifiestas por la teoría de la relatividad, que acaba con cualquier explicación de aquella naturaleza vacía que se resiste a ser rellenada; si el espacio no es absoluto como tampoco lo es el tiempo, ¿qué papel juega el vacío espacial –y temporal) en el universo? ¿Es posible, por tanto, que la información pueda permanecer en un lugar donde la entropía es máxima y el orden propicio para la información es imposible?

Información, ondas gravitacionales y entropía: entre el todo y la nada,                Desde una óptica matemática, si esta ha sido fundamental para trazar un nueva geometría y una nueva física, superando el axioma euclideo de una geometría plana, frente a las nuevas geometrías (Gauss, Lobachevski, Bolyai), parece engrandecerse las distancias ente el mundo físico y las realidades matemáticas, diríase que mucho más amplias y profundas, las cuales acabarían por influir y hacer mucho más complejo la noción de cero y, por tanto de vacío (Boole y Cantor), ya que conjunto vacío[3], el cual, pese a que no tiene elementos, diríase tener un grado de existencia similar al de los conjuntos que sí los tienen, es decir, capacidad o potencialidad de creación, por lo que, al igual que el vacío físico, tiene  la potencialidad de ser parte de todo aunque nada tenga dentro de él.[4] Dicho esto, ¿es posible la información en un vacío sin nada, sin elementos? O, ¿acaso no es el mismo vacío un elemento crucial de información en tanto que en él radica cualquier potencialidad de adquirir dicha información? Si bien la matemática pura logró liberarse hasta de la misma ciencia, ella nos enseña el camino hacia la liberación de las cargas conceptuales y lógicas pensamiento mismo (acaso como la poesía).[5]

                Cuando Alfred North Whitehead afirmaba que no se puede tener espacio y después cosas para poner en él, reafirmaba a Einstein, quien llevará a cabo una nueva contemplación del vacío o la nada a través de sus ecuaciones y de la inferencia de los universos vacíos. De hecho expone algo realmente enigmático, ¿cómo es posible que esos universos descritos puedan describir curva si no contienen materia (estrellas, átomos…)? El límite de la velocidad de la luz tiene que ver con esta singularidad, la cual se emparenta a su vez con las ondas gravitacionales, ya que será por influjo de la gravedad que viaja bajo la prescripción y el límite de la velocidad de la luz que adquiere esta singular curvatura el espacio vacío de estos universos. ¿Las mareas de ondas gravitacionales en el universo y sus espacios vacíos no son en cierto modo una potencial manifestación creativa y de orden y por lo tanto de información? Sobre estas y otras interesantes cuestiones debatiremos en las siguientes entradas del blog Ancile.


Francisco Acuyo



[1] Campell, J.: Op. Cit. p.112.
[2] Ibídem, p. 113.
[3] Concepto recogido en la Teoría Axiomática de conjuntos, de la matemática de finales del siglo XX, y que viene a resumirse en que dicho conjunto vacío en realidad está compuesto por aquellos elementos que son desiguales a sí mismos.
[4] Barrow, J.: Op. Cit. pag. 189 (El conjunto vacío es el único conjunto que es un subconjunto de cualquiera otro conjunto).

jueves, 8 de noviembre de 2018

ENTROPÍA, ENERGÍA, MATERIA Y EL VACÍO INFORMATIVO


Para la sección, Ciencia, del blog Ancile, traemos un nuevo post que abunda sobra la cuestión de la nada y la información, y que lleva por título: Entropía, energía, materia y el vacío informático.



Entropía, energía, materia y el vacío informático. Francisco Acuyo




ENTROPÍA, ENERGÍA, MATERIA 

Y EL VACÍO INFORMATIVO






Decíamos que la nada (el vacío) era negado por la filosofía griega –desde sus inicios hasta los siglos VI y V a. C.-, tendrían que ser con los atomistas –con Lucrecio a la cabeza- quienes sugerirían la necesidad de dicho vacío para que fuese posible cualquier cambio en el ámbito de los átomos que, en última instancia, componían la materia. Con Epicuro se establece la primera discusión entre la división infinita matemática –deducible de la concepción del vacío-[1] y si esta fuese o no posible en la realidad material. Pitágoras, para quien todo era reducible al número, reconocía el vacío matemático. Los estoicos rechazan estaba premisa sobre la realidad material, pues para ellos todo era un contiuum entrelazado y, finalmente, la opinión filosófica de Aristóteles sobre la inexistencia del vacío habría de pesar hasta el mismo renacimiento[2].

                Vemos, con insistencia, que la controversia sobre el concepto y realidad de la nada viene de antiguo. Más cercano a nosotros proviene la idea de relacionarlo con el fenómeno y concepto de la entropía[3], que también contemplará la cuestión de si se trata de un fenómeno material o si es un producto de la abstracción, en tanto que el orden o desorden requiere de manera inevitable de la [4] Si la energía se conserva (1ª ley), y si no puede perder cantidad,  sí puede perder calidad (2ª ley)(entropía), lo cual nos pone de nuevo ante la realidad de la incertidumbre de nuestras aproximaciones sobre el estado de un sistema, y pone en evidencia la facilidad del desorden como tendencia natural, y la dificultad del orden (en el que está implícita la conciencia el que lo observa) por ser altamente improbable.

Entropía, energía, materia y el vacío informático. Francisco Acuyo.
                Pero, ¿qué tiene que ver, en primera instancia, la nada, la información, con la entropía y el orden de un sistema? Recordamos que la información es conocimiento, y que la entropía lo que hace es devaluar en su desorden cualquier tipo de conocimiento. Decíamos que en la nada era posible la existencia potencial o real de información, poníamos el ejemplo de la disolución de los agujeros negros, en cuyo proceso de extinción diríase conservarse la información. Pero lo más curioso y paradójico de todo esto es que cuanto mayor sea la entropía de un sistema (ocupando el vacío donde se produce) son más numerosas las posibilidades de orden que pueden realizarse. Vemos que tanto la idea (oriental) de vacío y la de entropía están ligadas a la idea de diversidad. Parece que en la potencialidad del vacío –del cero-, de la nada, es más variada la posibilidad de encontrar (realizar) orden.

                De lo anteriormente expuesto cabe deducirse que, no en vano, la entropía ha sido emparentada con la muerte (doctrina freudiana del ansia de la muerte)[5] y de la nada. Así las cosas, si la entropía es incertidumbre, cuanto mayor sea aquella, mayor será el conocimiento que podamos tener sobre aquello que la afecta. ¿Es el vacío –la nada, la muerte- la manifestación máxima de entropía (de incertidumbre) y, no obstante, de potencialidad creativa? ¿Acaso en la nada, es desde donde menos se puede separar el ruido entrópico y los mensajes coherentes de información que aspiran a un orden coherente?

                Hoy sabemos que para interpretar el orden dentro del ruido entrópico se precisan de unas reglas de interpretación (véase el ámbito de las letras y la reglas ortográficas y gramaticales de una lengua) para hacerlo coherente, comunicable y comprensible. ¿Es por eso que el vacío, la nada, emparentada con el concepto de muerte, son indescriptibles, en tanto que para su interpretación necesitamos de reglas para su entendimiento y que acaso por ahora no entendemos? La cuestión es que un mensaje se hace comprensible dentro de un orden y cuando implica redundancia –redundancia
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expuesta, por ejemplo decíamos, en los preceptos gramaticales, ortográficos, siguiendo el ejemplo del idioma- y que al final es la que reviste de complejidad a cualquier sistema.
 
                SI la nada era el olvido a que eran condenados (según Agustín de Hipona) los adversarios de Dios, y aquella era el estado inmediato a Dios mismo, y si, posteriormente, Tomás de Aquino (en su rechazo, influido por Aristóteles, a la nada) emparenta negativamente a esta con los procesos creativos, y ahora nosotros la emparentamos con el estado en el que los procesos caóticos –entrópicos- acontecen para crear algo, acaso podemos decir que la nada tiene que ser algo muy singular. Y parafraseando a Shakespeare, podríamos decir que: nada es // sino lo que no es.[6]

                Ante lo expuesto en los anteriores párrafos de esta nueva entrada podemos constatar que la nada y su extraña singularidad tiene unas propiedades abstractas, incluso matemáticas, y otras de vital importancia desde el punto de vista de la física (como vacío), en tanto que en este reducto inaudito puede almacenarse nada menos que la energía, Blaise Pascal sería acaso el primero que con fundamentos científicos plantea esta posibilidad última, en tanto que a partir de este almacenamiento de energía podríamos estar en condiciones de hablar de materia –luminosa u oscura[7]- contenida en esta nada. Sobre cómo la información se mantiene en el espacio vacío después de la supuesta disolución de su componente material (recordamos los agujeros negros), sigue siendo una cuestión fascinante que ofrece una gran cantidad de conjeturas sobre la naturaleza de ésta y de la misma nanidad. De esto seguiremos hablando en posteriores entradas de este blog Ancile.


Francisco Acuyo




[1] Acuyo, F.: Ancile, De la nada a la energía, el caos y la información, http://franciscoacuyo.blogspot.com/2018/10/de-la-nada-la-energia-el-caos-y-la.html   
[2] Barrow, J.D.: op. Cit. pág. 85.
[3] Magnitud de incertidumbre en la teoría informática, o grado de desorden molecular en física, concretamente ne termodinámica.ñ
[4] Campbell: op.Cit. pág. 42.
[5] Brush, S. : The Temperatura of History: Phases of Sciencie and Culture in The Nineteenth Century, Nueva York , Burt Franklin, 1978.
[6] Shakespeare, W.: Macbeth, I, III, Aguilar, Madrid, 1983, p.141-142.
[7] Materia oscura es la que no emite luz –radiación electromagnética- y no puede detectarse y que compone el 80% de la materia del universo.




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