viernes, 4 de octubre de 2013

LA POESÍA DE ANTONIO CARVAJAL EN LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA

Recogemos en esta ocasión del blog de La noche en blanco de Granada el último post dedicado al poeta Antonio Carvajal, con algunos de sus poemas más significativos y que nosotros recuperamos para nuestro blog Ancile.
Enlace al blog de La noche en blanco de Granada




Hoy tenemos el placer de presentar en el blog de La noche en blanco de Granada la poesía de Antonio Carvajal, acompañada de una breve reseña biobibliográfica, y todo para su inclusión en la sección de Poesía para la noche en blanco de Granada.





ANTONIO CARVAJAL, POETA

DE LA NOCHE EN BLANCO DE GRANADA





Antonio Carvajal Milena nació el 14 de agosto de 1943 en Albolote (Granada). Se doctoró en Filología Románica. Mereció los premios extraordinarios de licenciatura y de doctorado por la Universidad de Granada (donde hasta su jubilación fue profesor titular de Métrica en el área de Teoría de la Literatura y Literatura Comparada), el premio de la Crítica 1990, la medalla de honor de la Fundación Rodríguez-Acosta, la medalla al mérito de la Ciudad de Granada y los premios Ciudad de Baeza, Francisco de Quevedo -Villa de Madrid- 2005, Villa de Oria y el I Premio Internacional de la Academia del Ceppo de Pistoia (Italia). Es Miembro numerario de la Academia de Buenas Letras de Granada y de la Real Academia de Nobles Artes de Antequera, académico correspondiente de la de San Telmo de Málaga. Desde su juventud ha venido escribiendo y publicando una amplia obra poética, que consta ya de una veintena de títulos, iniciada con Tigres en el jardín (1968), pasando por Serenata y navaja (1973, Casi una fantasía (1975), Sitio de Ballesteros (1981), compilaciones de sus libros como Extravagante jerarquía (1983), y antologías de sus versos como Una perdida estrella, entre otros que suman hasta el momento más de veinte libros de poesía. Cuenta en su haber estudios ensayísticos de referencia en el ámbito de la métrica, como Metáfora de las huellas. Pese a la maestría formal que suele reconocerse en su obra, Carvajal no es un constructor de artificiosos artefactos retórico-verbales, sino un poeta de palabra y poética vivas, atentas a la vida misma, y con un sentido compromiso ético.






XXIV


COMO UN ASCUA DE ORO TE HEMOS VISTO EN LA AURORA,



Como un ascua de oro te hemos visto en la aurora,
como un trigal de cielo derramado en la vega,
y hemos sorbido el agua que tu contacto dora
y ese aroma de rosas que nos cerca y anega.

En este huerto el lirio es feliz. Sólo implora
libertad nuestra sangre, mientras la nube llega,
se riza y, leve, pasa. Da el chamariz la hora,
y el gozo de la sombra, como un rencor, nos niega.

Solos entre las dalias, entre cedros y fuentes,
tanto nos asediamos que nos cala hasta el hueso
este amor sin fruto y esta luz de los dientes.

Tigres somos de un fuego siempre vivo e ileso,
y te odiamos por libre, recio sol, mientras puentes
de plata ha levantado la muerte a nuestro beso.


                                            (De Tigres en el jardín)


ME ACODÉ EN EL BALCÓN




Me acodé en el balcón:
las estrellas giraban,
musicales y suaves, como los crisantemos
de las huertas perdidas.
Toda la noche tiene manos inmaculadas
que pasar por las sienes que el cansancio golpea,
húmedos labios trémulos para tantas mejillas,
corazones acordes al par de sus silencios.

Me acordaba de ti,
del que no fueras nunca,
casi flor, casi germen, casi voz, casi todo
lo que nombra un deseo.
Aquél que hundió en la tierra su planta generosa,
los olivos que ceden su fruto a las escarchas;
el que alzaba su mano como si fuera un grito
poderoso y maduro sobre el marchito júbilo.

Me acordaba de ti, 
como en noches pasadas,
tanto amor que se logra pero no se consuma
por no sé qué misterio,
y el corazón, tan lleno de flor y flor perenne,
de estrella y lunas fijas, de campo y campo abierto,
abría sus balcones hacia un paisaje oscuro
de paciencia y de adiós, de clemencia y de olvido.




(De Serenata y navaja)





NADA MÁS BELLO, PUES, QUE HACER UN BUEN POEMA



1

Confidencias de un hijo de este tiempo a Rafael León

Y moriré a lo menos confesado 


Nada más bello, pues, que hacer un buen poema.
Los poemas se hacen, ¿verdad? Y la poesía
se difunde por ellos como luz que no quema,
como en la risa pura suele estar la alegría.


«Como engendra el dolor la hermosura suprema
de la renuncia», díjeme una vez que sufría.
La palabra es un bien que se trabaja, gema
-me opuse- que me exige precisa orfebrería

para su exacto engaste; y declaro, humildemente,
que necesito estar descansado y consciente
para tan delicada y exquisita tarea,

con íntimo reposo y, hablando en puridad,
próximo a lo que el mundo llama felicidad,
vicarios los sentidos para tallar la idea.




                                                 (De De un capricho celeste)




            



Antonio Carvajal






No hay comentarios:

Publicar un comentario