martes, 3 de enero de 2017

DE LAS FORMAS Y OBJETOS –MATEMÁTICOS- A LOS SIGNOS Y SÍMBOLOS –POÉTICOS-

Para la sección, Poesía y matemática, del blog Ancile, traemos la entrada que lleva por título, De las formas y objetos -matemáticos- a las signos y símbolos -poéticos-, abundando en la misma temática del post anterior de esta sección.

De las formas y objetos -matemáticos- a las signos y símbolos -poéticos-, Francisco Acuyo




DE LAS FORMAS Y OBJETOS –MATEMÁTICOS-
A LOS SIGNOS Y SÍMBOLOS –POÉTICOS-






AQUELLOS objetos eternos (1, 2, 3…) como Formas aritméticas para Platón, junto a aquellas otras (Formas) geométricas (punto, línea, círculo…), establecieron (al margen de las discusiones interpretativas de aristotélicos y platónicos al respecto) un debate en verdad nada baladí para las matemáticas, ya que sobre las relaciones entre unas y otras Formas se acabaría derivando la distinción capital entre la matemática pura y la aplicada, es decir, entre aquellas proposiciones ciertas de la aritmética y de la geometría como necesariamente ciertas, y que describen relaciones invariables que no pueden ser captadas por los sentidos, sino por la razón[1] y las de la matemática aplicada, en tanto que esta está contenida en objetos sujetos a la experiencia sensible y a sus derivadas relaciones. Sin entrar en las diferencias expresadas por Aristóteles al respecto de aquellas Formas (para el discípulo de Platón, la Forma no era distinguible de la materia empírica a la que se aplicaba), no deja de resultar muy interesante la analogía con el mundo del lenguaje y, sobre todo, con el relativo al que se circunscribe el ámbito del lenguaje poético (y su descripción simbólico semiótica).

                El viejo problema tan debatido sobre cuándo y cómo interviene –la conciencia- en un proceso de reconocimiento (semiótico) frente a un fenómeno nunca antes (sensiblemente) reconocido, la doctrina de Peirce establece, casi como dogma, que el reconocimiento del signo deriva de un proceso perceptivo (en contra de cualquier intuicionismo matemático cartesiano), por lo que el signo poético u ordinario deriva siempre (hipotéticamente) de la experiencia o de conocimientos previos aportados por el elemento empírico. ¿Significa esto que debemos rechazar cualquier esquema, por frágil que fuese, anterior a la experiencia y propio de la Forma o la Idea proveniente de, digamos, un mundo de lo no perceptivo que es ampliamente aceptado en matemáticas?

                El elemento lógico en matemáticas, aun siendo controvertido en muchos aspectos que no detallaremos ahora, es un factor esencial para la deducción de las formas puras (aritméticas y geométricas) así como en su aplicación perceptiva, pero, ¿es posible encontrar un elemento análogo
De las formas y objetos -matemáticos- a las signos y símbolos -poéticos-, Francisco Acuyo
en el constructo lingüístico literario y sobre todo en el poético? ¿Puede inferirse una lógica poética (que vaya más allá de la que se infiere de las normas gramaticales, métricas, retóricas…) análoga a la que se implica en la ciencia matemática? Los axiomas, postulados, definiciones, teoremas se dice (Leibniz) que son verdades de razón, cuyas proposiciones idénticas implican que sus opuestos sean expresamente contradictorios; ¿es posible una razón –poética- (además de la reconocida en sus interacciones y reglas lingüísticas) que nos sirva de consideración expresa para dilucidar una similitud con la matemática?

                Parece inevitable que al tratar cuestiones de esta índole despunte en el horizonte filosófico la figura gigantesca de Kant y su Idealismo Trascendental, expreso en sus juicios o proposiciones (analítica-o-s[2] y sintética-o-s –a posteriori, o, a priori-), siendo estos últimos, los apriorísticos[3], los que encierran una peculiar singularidad, en tanto que no necesitan la experiencia para confirmar su existencia informativa y universal (como así sucede en las matemáticas puras y la física teórica). Discusión que no ha pasado desapercibida en el ámbito mismo de uno de los aspectos más profundos del lenguaje, cual es la misma semiótica, así se reconoce una semiosis implícita a la hora de distinguir entre juicios analíticos y sintéticos[4] (también en Antropología), y que llega a la conclusión, incluso, que se puede leer la misma Lógica desde esta óptica semiótica. Pero, ¿en qué media afecta a la poesía como fenómeno creativo expresivo literario y lingüístico? Está claro que en la misma que afecta a cualquier tipo de lenguaje y que viene a radicar (al margen de las peculiaridades que le son comunes a la poesía, de las que hablaremos más tarde) en la interrogante ¿cómo asignamos los nombres a las cosas?[5]

                Veremos en próxima entrada cómo las (dos) proposiciones a priori kantianas (intuitivas y discursivas)[6] inciden en el lenguaje en general y en el poético en particular, y de su estrecho vínculo con el mecanismo y dinámica de la matemática (pura).



Francisco Acuyo



[1] Körner, S. : Introducción a la filosofía matemática, Siglo XXI edt. México, 1967, p. 13.
[2] Las proposiciones analíticas, recordemos, exigen que su negación sea contradictoria, o lo que es lo mismo, el significado del concepto predicado está incluido en el sujeto y no añaden nada nuevo –no son extensivos- sobre el conocimiento que teníamos del sujeto (ejemplo: los triángulos tienen tres lados); las sintéticas, el concepto del predicado no está incluido en el del sujeto y añaden información, por lo que se dice que son extensivos, a posteriori, son las que son empíricas o necesitan de una confirmación perceptual, mientras que las a priori son independientes de la experiencia (matemáticas puras y la Física Teórica)
[3] Kant, E.: Crítica de la Razón Pura, Losada, Buenos Aires, 1973.
[4] Eco, U.: Kant y el ornitorrinco, De bolsillo, Barcelona, 2013, p. 93
[5] Ibidem, p.94.
[6] Las intuitivas se relacionan con la estructura de la percepción y del juicio perceptivo, y las discursivas con la función ordenadora de las nociones generales.



De las formas y objetos -matemáticos- a las signos y símbolos -poéticos-, Francisco Acuyo

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