jueves, 13 de noviembre de 2025

PARADOJAS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL Y LA LITERATURA DEL ABSURDO

Abundando en las cuestiones que atañen a la era de la IA y la propia producción literaria, proseguimos con la  reflexión sobre sus paradojas, para la sección de Ciencia del blog Ancile, y todo bajo el título de: Paradojas de la IA y la literatura del absurdo.


PARADOJAS DE LA INTELIGENCIA ARTIFICIAL

 Y LA LITERATURA  DEL ABSURDO


Paradojas de la IA y la literatura del absurdo. Francisco Acuyo


John Von Neuman y su primera computadora (y su célebre arquitectura -de Von Neuman-) programable fue el primer paso material positivo para hacer realidad lo que conocemos como ordenador. Al fin, habría de hacer aparición la IA en sus dos vertientes, las cuales habrían de revolucionar la información y sus capacidades lógicas para resolver problemas y realizar tareas.[1]

Puede servirnos esta ya larga introducción a la IA iniciada en entregas posteriores, para establecer parámetros críticos suficientes con los que elaborar un mapa sobre el que establecer criterios para analizar la situación del pensamiento actual, así como desvelar la estructura de una suerte de nueva filosofía del absurdo que, acaso, con su ironía y sarcasmo, quiera y pueda salvar a la humanidad de sus potenciales y nefandas derivaciones .

Hasta qué punto la IA en la actualidad no se ha convertido en una estrategia narrativa para poner en jaque la realidad, puede observarse en el empuje y vigor la negación de sentido a todo aquello que no provenga de aquella, claro está, ya que se ofrece encubierto con el atavío de su lógica indiscutible. Lo cierto es que a través de su prisma singular se pretende ofrecer una óptica en la que el sentido único o derivables razonables, han de devenir de su lógica.

La paradoja de esta forma de entender el mundo por la IA proviene de dos enfoques, por un lado, una forma de razonamiento o pensamiento racional similar al humano (la IA clásica o simbólica); en contraste con la segunda, que basa su enfoque en base a los datos (en cantidades masivas) que maneja y las potenciales herramientas de aprendizaje de las máquinas que se rigen por este procedimiento estadístico (la IA estadística), que permiten hallar patrones en aquellos datos manejados, todo lo cual que nos lleva a la previsión (según la IA) de que la computación tendrá la misma potencia de cálculo que el cerebro humano.  De esta derivada paradójica ha de devenir forzosamente el absurdo.

Paradojas de la IA y la literatura del absurdo. Francisco Acuyo
Los sistemas lógicos expertos de la IA clásica han de confrontar necesariamente con los ofrecidos por la IA estadística, de hecho, ya comienzan a evitarse los primeros por los segundos, aunque en cierto modo el avance de la robótica y el procesamiento del lenguaje que recurre al primero, pudiera hacernos parecer lo contrario. Así, desde 1990 las limitaciones de la IA clásica fue lo que hizo decantarse a la nueva IA que maneja las técnicas estadísticas.

Para una consideración del influjo de IA, por ejemplo, en el arte, tendríamos que atender a factores considerados clásicos en la historia del pensamiento. Véase los límites (kantianos) para el conocimiento pleno, y los límites de los sentidos para una consideración estética adecuada, si esta  excluye lo racional y lo sustituye por intuiciones puras con las que superar los límites sensoriales (que nos llevan a intuir el tiempo y el espacio) y que, por cierto,  y que la concepción mecánica de la IA elude en su emulación del funcionamiento cerebro humano, llevándonos a una situación de absurdo acaso no suficientemente ponderada por el pensamiento o la filosofía actual. La pérdida de la noción del tiempo y del espacio en virtud de la ingente cantidad de datos, puede llevarnos al absurdo por el embotamiento inevitable a los que puede llevar la conciencia del que pretende asumir la cantidad inmensa de información aquellos.

Paradojas de la IA y la literatura del absurdo. Francisco Acuyo
La obcecada atención al aspecto cuantitativo (del dato) nos lleva a la confusión cualitativa sobre aquello sobre lo que tratamos de acceder, ya que pone al sujeto ante otra paradoja inaudita que nos avoca a la pérdida del principio de identidad, donde el sujeto y el objeto llegan a ser indistinguibles para encontrar un sentido: la identidad (cuantitativa) de la IA se confunde con la necesidad cualitativa del
sujeto que la consulta o la refiere para cualquier tarea de resolución de problemas o en la ejecución de tareas. Podíamos reflexionar sobre esto con elementos de juicio más que suficientes atendiendo a la  la utilización de la IA aplicada a la realidad virtual y el metaverso, y las consecuencias de su mala interpretación, que no marca o pretende no marcar diferencias entre la realidad vivida y la virtual.


 Si decíamos que los elementos comunes en la ficción del absurdo incluyen la sátira, el humor negro, la incongruencia, la degradación de la razón y la controversia sobre la condición filosófica de ser "nada", y si tenemos como uno de los pilares de esta literatura el chiste, la burla la comicidad a veces desgarradora, no estaría mal plantearse sino vivimos un momento idóneo para un renacimiento  de esta literatura, habida cuenta de las situaciones peligrosamente ridículas a que nos vemos expuestos en la sociedad de la nuevas tecnologías, amparadas en los principios de la lógica de la ciencia y la razón tecnológica, las cuales pueden llevar, primero al individuo, a lo grotesco, lo extravagante e incluso irrisorio, para después hacer lo propio con la sociedad misma.






[1] La IA débil y la IA fuerte. La primera es capaz de realizar tareas específicas de la más diversa índole siguiendo patrones de referencia para hacer cálculos matemáticos, jugar muy diversos juegos, traducir, etc… La fuerte, sin embargo, es la que se situará de manera equiparable a la humana y tendría conciencia, con todo lo que ello implica desde una óptica legal, ética, filosófica…



Paradojas de la IA y la literatura del absurdo. Francisco Acuyo


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